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Puede que las siglas HAARP (High Frequency Advanced Auroral Research Project) no les suene a algunos de los lectores, pero corresponden a un misterioso proyecto de la Fuerza Aérea norteamericana. En unas instalaciones militares situadas en Gakona, Alaska, se está desarrollando un proyecto que consiste en 180 antenas que, funcionando conjuntamente, equivaldrán a una sola antena emitiendo a 1 GW (gigavatio) =1.000.000.000 W (vatios), es decir mil millones de ondas de radio de alta frecuencia que penetrarían en la atmósfera inferior e interactuarían con la corriente de loselecrojets aureales o corrientes de Birkeland. El vatio o watt es la unidad de potencia del Sistema Internacional de Unidades. Es el equivalente a 1 julio por segundo y es una de las unidades derivadas. Expresado en unidades utilizadas en electricidad, un vatio es la potencia eléctrica producida por una diferencia de potencial de 1 voltio y una corriente eléctrica de 1 amperio. Hay una electricidad flotando sobre la Tierra llamada electrojet aureal, en que al depositar energía en ella se cambia la corriente y genera ondas de baja frecuencia (LF) o de muy baja frecuencia (VLF). Se supone que la tecnología HAARP tendría la intención de acercar el electrojet aureal a la Tierra, con el objetivo de aprovecharlo como una gran estación generadora. Entonces la tecnología HAARP enviaría haces de radiofrecuencia hacia la ionosfera. A causa de ello, los elecrojets aureales afectarían al clima global. Algunas veces durante una tormenta eléctrica llegan a tocar la Tierra, afectando a las comunicaciones a través de cables telefónicos y eléctricos, así como con la interrupción de suministros eléctricos e incluso produciendo alteraciones en el estado del ser humano. La tecnología HAARP actuaría como un potente calentador ionosférico. En este sentido podría tratarse de una sofisticada arma geofísica y climática. Curiosamente, en 1899, el genial científico e inventor Nikola Tesla ya descubrió que la temperatura general del planeta estaba subiendo lentamente, lo que conocemos hoy en día como calentamiento global. Tesla pensó que ello estaba siendo producido por condiciones naturales, así como por alguna interferencia artificial y extraterrestre.
Nikola Tesla nació en Smiljan (Croacia) en 1856, y murió en Nueva York en 1943. Tesla inventó la corriente alterna y el motor de inducción electromagnética, que tanto han ayudado a la evolución tecnológica de la Humanidad. Fue el primero en suministrar electricidad mediante corriente alterna procedente de la central hidroeléctrica de las cataratas del Niágara. Sus investigaciones abarcaron casi todos los campos de la ciencia, como la termodinámica, las radiaciones, la energía solar, los rayos X y cósmicos, la fotografía, la fluorescencia, la robótica, el electromagnetismo e, incluso, la radio, aunque no le fue reconocido oficialmente, ya que Marconi se apropiaría de la idea básica de Tesla. Tesla ya habló, hace más de un siglo, de la televisión, los satélites artificiales, o de la conquista del espacio. Uno de sus sueños era que todos los habitantes del planeta pudieran comunicarse e, incluso, proporcionarles energía gratuíta. En su laboratorio de Colorado Springs Tesla hizo una serie de experimentos y descubrimientos que, hoy día, continúan asombrando a los expertos. Un día captó unas ondas de radio procedentes del espacio, convirtiéndose en pionero de la radioastronomía. Pero hay otras fantásticas invenciones que poca gente conoce y que, supuestamente, Tesla fue capaz de llevar a cabo. Inventó un sistema de transmisión de energía inalámbrica. En sus experimentos de transmisión de energía sin cables, fue capaz de encender 200 lámparas de 50 vatios a casi 42 kilómetros de distancia de su estación. Pero el propio Tesla escribió que las señales se podían transmitir hasta una distancia de más de 900 km. Aparte del motor eléctrico de inducción, diseñó una turbina con un rendimiento del 60 %, frente a las demás, que apenas llegaban al 40 %. La diferencia revolucionaria de la turbina Tesla estriba en que el fluido trabaja en régimen laminar, mientras que las otras lo hacen en régimen turbulento, de ahí las menores pérdidas y diferencia espectacular de rendimiento de aquella frente a las turbinas convencionales. Otra particularidad de dicha turbina es su ausencia de hélices. En su lugar tenía una serie de discos metálicos muy finos, separados ligeramente entre sí, para crear un flujo laminar y minimizar las pérdidas por rozamiento. A mediados de la década de 1890 inventó un robot sumergible controlado a distancia. También construyó un motor de energía solar, diseñó un sistema de propulsión iónico, e investigó sobre las vibraciones. Fue el primero en poner en práctica el fenómeno de resonancia postulado por Lord Kelvin.
Pero, desgraciadamente, los asombrosos descubrimientos de Tesla también se están usando con fines militares, como el proyecto HAARP. Cuando murió Tesla, agentes federales del gobierno estadounidense confiscaron sus archivos con todos sus inventos, patentes y demás descubrimientos, y fueron declarados como documentación secreta. Dicha documentación sigue sin publicarse. Las bases de la transmisión inalámbrica de Tesla están en su descubrimiento de la resonancia Schumann. Esta resonancia es una especie de pulso electromagnético rector, definida como una serie de picos de muy baja frecuencia en el campo electromagnético de la Tierra. La Tierra se comporta como un enorme circuito eléctrico. La atmósfera actúa como un conductor débil, lo que permite que la electricidad prevaleciente no se disemine. Los relámpagos excitan la cavidad formada entre la superficie de la Tierra y la ionósfera, lo cual detona la resonancia Schumann en todo el planeta. Esto es lo que Tesla haría al disparar distintas frecuencias hacia la ionósfera, simulando relámpagos, con lo que obtendría un flujo de energía de baja frecuencia. La resonancia Schumann puede ser usada para monitorizar la actividad electromagnética incluso en otros planetas. Esta técnica ha sido adaptada para crear auroras artificiales. Para algunos científicos la resonancia Schumann es una especie de marcapasos global, el patrón de frecuencia que regula eléctricamente a todos los organismos del planeta. Calculada en 7,83 hertz es equivalente a las ondas cerebrales alpha, asociadas con estados de tranquilidad mental. Marca el ritmo del planeta.
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