Tan convencidos estaban de que el río Limia era el temido Leteo del inframundo que los soldados romanos se negaban a cruzarlo
En el norte de la península Ibérica fluyen las aguas de un río que regaba las pesadillas de las tropas romanas. Y no, no por su furioso caudal, ni por sus remolinos, ni por su longitud, ni por ser hogar de fieras salvajes o paso habitual de temibles guerreros. Qué va. Si el hoy conocido como río Limia era capaz de agitar los sueños de los legionarios enviados por Roma era por su leyenda.