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Así es la cabeza robótica en la que podremos verter nuestra conciencia y vivir eternamente

Una ejecutiva pionera en el ámbito de la inteligencia artificial crea un prototipo robótico de ‘cabeza inteligente’ como paso previo al desarrollo de la extrapolación de recuerdos, pensamientos y sentimientos humanos a una computadora que actuará como ‘clon mental’.

Martine Rothblatt, la ejecutiva mejor pagada de EE.UU., ha creado el prototipo de una cabeza robótica ‘inteligente’ –la llamada ‘Bina-48’– capaz de mantener una conversación a tiempo real y recopilar datos de la conducta de su interlocutor. Sus expectativas aspiran a que un día los humanos serán capaces de ‘verter’ su ‘yo’ creando una réplica mental que permanezca en el tiempoproporcionando una ‘vida artificial’ después de la muerte, informa la agencia Bloomberg.

«Creo que los ‘clones mentales’ serán la mayor invención de la humanidad. La oportunidad de mercado es ilimitada», afirma Rothblatt. «En definitiva, al igual que todos queremos tener un Smartphone y una cuenta en las redes sociales, todos querremos tener nuestro ‘clon mental’. Éste hará que todo en nuestra vida sea más útil y valioso. Nos proporcionará el doble de tiempo para hacer cualquier cosa», explica.

Rothblatt ha creado el robot a imagen y semejanza de su esposa, Bina, de la cual afirma ha adquirido «varias de sus características espirituales» a la vez que «reconoce la voz de sus amigos y familiares y tiene sentimientos hacia ellos» gracias a un código digital que sintetiza las características de la conciencia de la misma. «Bina jamás morirá. Quizá enterremos a la de carne y hueso, pero jamás al robot», afirma.

El proceso de funcionamiento de este prototipo que organiza información, crea emociones y posee conciencia de sí mismo se asemejaría a la interacción que realiza una persona en sus redes sociales cuando publica comentarios o fotos de manera regular y las pautas de actuación quedan recopiladas en bases de datos. Ese es ya el caso –y, quizás, el de muchas personas más en el futuro– de la mente de Bina-48.

domi FOTO DEMUESTRA QUE LOS SERES HUMANOS TIENEN UN ALMA INMORTAL

alma inmortal humanos

Los teólogos, filósofos, metafísicos, agnósticos y ateos: todos han debatido sobre el alma, su composición y propiedades, e incluso si realmente existe. Ahora los científicos afirman que no sólo tienen prueba que los seres humanos tienen un alma inmortal, sino que ya lo pesaron y fotografiaron dejando el cuerpo en el momento de la muerte.

El alma existe, afirman los científicos

Arthur Schopenhauer, un filósofo del 19 siglo, observó que el universo no es un lugar racional. Esa visión fue posteriormente confirmada por la famosa “teoría del caos” ahora aceptada por la mayoría de los físicos de hoy en día.

El universo es misterioso, contradictorio, místico, etéreo y a menudo muy, muy espantoso. Muchos humanos elegirian no vivir aquí si hubiera otro lugar para ir. Las religiones dicen que hay otros lugares, pero sólo puede ser alcanzados a través de la muerte.

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal

Quizas Patrick Swayze estaba en lo cierto cuando se marchó hacia el cielo en el final de ‘Ghost’.

El debate que se extendió durante miles de años es: ¿dónde está la prueba?

Ahora algunos científicos afirman que tienen la prueba.

La famosa máxima afirmación de Schopenhauer dice que “Toda verdad atraviesa tres fases: primero, es ridiculizada; segundo, recibe violenta oposición; tercero, es aceptada como algo evidente”.

Mientras la humanidad es empujada cada vez más cabeza abajo hacia el segundo milenio, la verdad de la vida después de la muerte (o la vida después de la vida) está captando mayor atención.

La tecnología ha alcanzado una etapa en la que permite echar una ojeada en dimensiones alternas, realidades, y universos… tentadores vistazos en lo que algunos llaman el cielo.

Los científicos afirman que el alma humana pesa 1/3.000ª de onza

Un increíble experimento realizado por investigadores en Dresden, Alemania determinó que el alma humana existe y pesa exactamente 1/3000ª de una onza. El estudio fue publicado en la revista científica alemana, Horizonte.

El coautor Dr. Becker Mertens escribió en un documento que acompaña el estudio diciendo que “la conclusión ineludible es que ahora hemos confirmado la existencia del alma humana y determinado su peso.

“El desafío que tenemos ante nosotros ahora es averiguar exactamente de que se compone el alma”, explicó. “Nos sentimos inclinados a creer que es una forma de energía”.

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
Alma egipcia pesada como es mostrada en una pared de una tumba. Los pueblos antiguos tenían pleno conocimiento de la existencia del alma.

Aunque algunos científicos criticaron inmediatamente los resultados del estudio, el físico Dr. Elke Fisher que formó parte del equipo de investigación respondió señalando que los científicos fueron cuidadosos para tener en cuenta todas las diferencias de peso entre el aire que sale de los pulmones.

“Se nos ocurrió que la pérdida de peso podría ser el resultado de un deterioro físico instantáneo,” dijo Fisher. “Pero después de un exhaustivo estudio estuvimos de acuerdo que no era el caso. La única explicación posible es que estábamos midiendo la pérdida del alma humana o algún tipo de fuerza vital”.

Después de considerar todas las variables, su escala (precisión de 1/100.000 de una onza) claramente midio una diferencia anómala de 1/3000.

Los experimentos de Watters con las almas

Ya en la década de 1940, los investigadores buscaban pruebas del alma. El Dr. R.A. Watters, en ese momento el director de la Fundación William Bernard Johnston para la Investigación Psicologica en Reno, Nevada – EE.UU. desarrolló una increíble hipótesis atómica del alma. Propuso que las almas (ya sea humano o animal) existen en un estado dentro del “espacio intra-atómico entre los átomos de las células humanas”.

Para probar su idea, Watters adquirido una cámara de niebla de expansión Wilson.

Para aquellos no familiarizados con una cámara de niebla, es un aparato científico utilizado sobre todo por los físicos para observar y seguir el paso de partículas tanto atómicas y subatómicas. Usando este dispositivo, Watters creia que, permitiría la observación y el seguimiento de un alma saliendo de un ser viviente precisamente en el momento de su muerte.

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
Cámara de niebla de Wilson, 1911. El diámetro de la cámara es de 16,5 cm, profundidad 3cm

Watters eligio un insecto como el tema de su experimento. Puso un saltamontes en el compartimiento de la nube y lo eutanasio con una sobredosis de éter. Una cámara fue estratégicamente colocada para tomar una foto en el momento que la fuerza vital deja a la criatura. El obturador de la cámara se disponía a disparar cuando se detectó una expansión del vapor de agua dentro de la cámara. Pruebas anteriores revelaron que en el momento de la muerte, el vapor de agua en la cámara se elevaría perceptiblemente.

La foto reveló un extraño e inexplicable “fenómeno de sombra” que coincidió con la forma de la criatura.

Watters continuo con más experimentos para ver si el mismo fenómeno aparecia con los animales en el momento de la muerte. Dirigió más de 40 experimentos con ratones y ranas en vez de saltamontes.

Los resultados fueron concluyentes. Cada foto mostraba claramente la sombra. Cada sombra siguió la forma del animal que murió.

Señaló que todos los experimentos que concluyeron con la muerte permanente de una criatura la sombra perduraría tanto como ocho horas. Si el animal sólo perdia el conocimiento, no obstante, y más tarde fuera resucitado, no aparecería ningún fenómeno de sombra.

Foto captura el momento preciso de la muerte mientras el alma se marcha

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal

La imagen tomada a través del método de visualización de descarga de gas (Gas Discharge Visualization), una técnica avanzada de fotografía de Kirlian, muestra en azul la fuerza vital de la persona gradualmente dejando el cuerpo.

Según Korotkov, el ombligo y la cabeza son las partes que primero pierden su fuerza vital (lo que sería el alma) y la entrepierna y el corazón las últimas zonas donde permanece el espíritu antes de navegar por la fantasmagoria del infinito.

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
El momento del desdobamiento astral en el que el espíritu deja el cuerpo ha sido capturado por un científico ruso, quien fotografió con una cámara bioelectrográfica a una persona en el instante de su muerte.

En función a otros casos Korotkov ha notado que “el alma” de las personas que mueren de una forma violenta e inesperada suele manifestar un estado de confusión en su configuración energética y regresan al cuerpo en los días subsiguientes a la muerte. Esto podría ser debido a un remanente de energía no utilizada.

La técnica desarrollada por Korotkov, quien es director del Instituto de Investigación de Cultura Física de San Petersburgo, es avalada como una tecnología médica por el Ministerio de Salud de Rusia y es utilizada por más de 300 médicos en el mundo para monitorera el estrés y el progreso de pacientes tratados para ciertas enfermedades como el cáncer. Korotkov dice que su técnica de visualización energética podría servir para observar todo tipo de imbalances biofísicos y realizar un diagnóstico en tiempo real y también para mostrar si una persona en realidad tiene poderes psíquicos o es un fraude.

Foto demuestra que los seres humanos tienen un alma inmortal
Cámara ‘GDV’ del Dr. Korotkov

Esta técnica, que mide en tiempo real y de forma amplificada la radiación estimulada por el campo electromagnético, es una versión más avanzada de la tecnología ideada por Semyon Kirlian para medir el aura.

Las observaciones de Korotkov confirmarían, según lo propuesto por Kirilian, que “la luminosidad estimulada electro-fotónica alrededor de las puntas de los dedos del ser humano contiene información coherente y comprensiva del estado de una persona, tanto físico como psicológico”.

En esta entrevista en video Korotkov habla del efecto en el campo bioenergético que tienen los alimentos, el agua y hasta los productos cosméticos. Y hace hincapie en beber agua de mananatiales y comida orgánica, particularmente notando que el aura de las personas en Estados Undios resiente los efectos negativos de tecnologización de los nutrientes tan distribuída en esa sociedad.

Korotkov también habla de sus mediciones en lugares supuestamente cargados de energía y de la influencia que tienen las personas en los campos bioenergéticos de otras personas. Comprobando el experimento de Rupert Sheldrake de la sensación de ser observado: puesto que el campo bioenergético de una persona se modifica cuando otra persona le dirige su atención, aunque ésta esté de espaldas y no la perciba conscientemente. Asimismo los campos de un lugar se ven alterados cuando existe una concentración de turistas.

También advierte sobre el uso de celulares y la radiación negativa que estos tienen siendo muchas veces cancerígenos, algo que diversos estudios parecen confirmar.

En conclusión

La realidad del alma está entre las cuestiones más importantes de la vida. Mientras que las culturas antiguas creían en su existencia (al igual que las religiones contemporáneas), tradicionalmente la ciencia ha desestimado el alma como un objeto de la creencia humana, o lo reducen a un concepto psicológico que da forma a nuestro conocimiento del mundo natural observable.

Por otro lado están los que sostienen que nuestras almas son más que la interacción de neuronas en el cerebro. De hecho, están construidos a partir de la trama misma del universo – y puede haber existido desde el principio de los tiempos, concluyendo que la esencia de una persona (el alma) persiste incluso después de la muerte. (18)

http://www.conspiracionesocultas.es/?p=4509

domi Escéptico neurocirujano después del coma: “Vi a Dios y el paraíso.”

Un descreído neurocirujano estadounidense asegura haber visitado el paraíso y haber visto a Dios tras haber permanecido en coma durante una semana como resultado de una meningitis.

Un escéptico neurocirujano -hasta entonces- de EE.UU., Eben Alexander, que cree haber visto a Dios mientras estaba en coma en una experiencia cercana a la muerte, ha explicado su historia en detalle en el programa ‘This Morning’, informa ‘Mirror‘.

Había almas bailando y orbes dorados que dejaban atrás unos rastros brillantes

Alexander ha dicho que cuando entró en coma como resultado de un ataque de meningitis bacterial hace seis años solo tenía un 10% de posibilidades de recuperación. «Los médicos dicen que no había ninguna manera de que pudiera recobrar cualquier tipo de conciencia, por no hablar de recuperarme, pero lo hice a las ocho semanas».

No obstante, el médico no solo se recuperó, sino asegura que las experiencias que vivió durante aquellos días cambiaron su vida. En concreto, dice que le ayudaron a entender mejor el cerebro, la mente y la conciencia.

El neurocirujano describe que se despertó con una luz blanca y una melodía, y vio un valle lleno de vida abundante y fértil, con flores y árboles que florecían. Añade que «abajo había almas bailando y orbes dorados que dejaban atrás unos rastros brillantes».

Asimismo, el neurocirujano también asegura haber visto a Dios durante esta experiencia, aunque no fue «el hombre con barba blanca», como todos solemos imaginarlo. «Esta deidad está más allá de cualquier palabra, hay una sensación irresistible de aquella presencia amorosa e infinita».

Curiosamente, antes de sobrevivir al coma el neurocirujano se mostraba claramente escéptico respecto a este tipo de ‘viajes’. En concreto, había afirmado que «mi conocimiento sobre el cerebro me dejó bastante seguro de que las experiencias fuera del cuerpo que ocurren durante experiencias cercanas a la muerte, son alucinaciones que surgen cuando el cerebro sufre un trauma».

Alexander ha añadido que los médicos no han podido explicar su experiencia con los parámetros de la ciencia. «Dijeron que debería haber sido un truco de un cerebro moribundo, aunque este es el misterio. ¿Cómo tuve una experiencia tan rica cuando la parte humana de mi cerebro estaba tan devastada?».

http://actualidad.rt.com/sociedad/view/145661-neurocirujano-esceptico-ver-paraiso-coma

domi Teoría de la reminiscencia (Fragmento del «Menón»)

En este conocido fragmento del «Menón» expone Sócrates la teoría de la reminiscencia, (apoyándose para la demostración de su validez en la inmortalidad del alma), como el único modo de superar el llamado «argumento polémico» que le presenta Menón, que plantea serias dudas sobre la posibilidad de seguir avanzando en la investigación emprendida sobre la naturaleza de la virtud.

«Menón», (79 a 7 – 82 b 2)

MEN.- ¿Y de qué manera vas a investigar, Sócrates, lo que no sabes en absoluto qué es? Porque ¿qué es lo que, de entre cosas que no sabes, vas a proponerte como tema de investigación? 0, aun en el caso favorable de que lo descubras, ¿cómo vas a saber que es precisamente lo que tú no sabías?

Sóc.- Ya entiendo lo que quieres decir, Menón. ¿Te das cuenta del argumento polémico que nos traes, a saber, que no es posible para el hombre investigar ni lo que sabe ni lo que no sabe? Pues ni sería capaz de investigar lo que sabe, puesto que lo sabe, y ninguna necesidad tiene un hombre así de investigación, ni lo que no sabe, puesto que ni siquiera sabe qué es lo que va a investigar.

MEN.- ¿No te parece que es un espléndido argumento, Sócrates?

Sóc.- No.

MEN. -¿Podrías decir por qué?

Sóc.- Sí; porque se lo he oído a hombres y mujeres sabios en las cosas divinas.

MEN.- ¿Y qué es lo que dicen?

Sóc.- La verdad, a mi parecer, y bien dicha.

MEN.- ¿Qué es, y quiénes la dicen?

Sóc.- Los que la dicen son cuantos sacerdotes y sacerdotisas se preocupan de ser capaces de dar explicación del objeto de su ministerio. Pero también lo dice Píndaro y otros muchos de entre los poetas, cuantos son divinos. En cuanto a lo que dicen, es lo siguiente: y fíjate en si te parece que dicen la verdad. Pues afirman que el alma del hombre es inmortal, y que unas veces termina de vivir (a lo que llaman morir), y otras vuelve a existir, pero que jamás perece; y que por eso es necesario vivir con la máxima santidad toda la vida;

«porque aquellos que a Prosérpina hayan pagado el precio
de su antiguo pecado, al sol de arriba a los nueve años
devuelve de nuevo las almas de ellos, de las que reyes ilustres
y desbordantes de fuerza y en sabiduría los más grandes
hombres saldrán; y para el tiempo restante héroes santos
los llaman los hombres».

Y ocurre así que, siendo el alma inmortal, y habiendo nacido muchas veces y habiendo visto tanto lo de aquí como lo del Hades y todas las cosas, no hay nada que no tenga aprendido; con lo que no es de extrañar que también sobre la virtud y sobre las demás cosas sea capaz ella de recordar lo que desde luego ya antes sabía. Pues siendo, en efecto, la naturaleza entera homogénea, y habiéndolo aprendido todo el alma, nada impide que quien recuerda una sola cosa (y a esto llaman aprendizaje los hombres), descubra él mismo todas las demás, si es hombre valeroso y no se cansa de investigar. Porque el investigar y el aprender, por consiguiente, no son en absoluto otra cosa que reminiscencia. De ningún modo, por tanto, hay que aceptar el argumento polémico ese; porque mientras ése nos haría pasivos y es para los hombres blandos para quien es agradable de escuchar, este otro en cambio nos hace activos y amantes de la investigación; y es porque confío en que es verdadero por lo que deseo investigar contigo qué es la virtud.

MEN.- Sí, Sócrates; pero ¿qué quieres decir con eso de que no aprendemos sino que lo que llamamos aprendizaje es reminiscencia? ¿Podrías enseñarme que eso es así?

Sóc.- Ya antes te dije, Menón, que eres astuto, y ahora me preguntas si puedo enseñarte yo, que afirmo que no hay enseñanza, sino recuerdo, para que inmediatamente me ponga yo en manifiesta contradicción conmigo mismo.

MEN.- No, por Zeus, Sócrates, no lo he dicho con esa intención, sino por hábito; ahora bien, si de algún modo puedes mostrarme que es como dices, muéstramelo.

Sóc.- Pues no es fácil, y, sin embargo, estoy dispuesto a esforzarme por ti. Pero llámame de entre esos muchos criados tuyos a uno, al que quieras, para hacértelo comprender en él.

http://www.webdianoia.com/platon/textos/platon_menon_frg.htm

vania Prueba Científica de la Existencia de Vida después de la Vida

El gran misterio de la existencia humana, si hay vida después de la vida parece haber dado un paso más hacia la comprensión de lo que muchos de nosotros consideramos un tránsito y no un final definitivo de la vida humana.

Recientemente se ha llevado a cabo un estudio médico sobre experiencias cercanas a la muerte y se ha descubierto que existe o permanece algún tipo de conciencia después de la muerte cerebral.

Científicos de la Universidad de Southampton, en el Reino Unido, han dedicado cuatro años al estudio de más de dos mil personas que habían sufrido paro cardiaco en quince hospitales del Reino Unido, Estados Unidos y Austria. Lo que han descubierto es que cerca del 40% de la gente que sobrevivió al paro cardiaco describieron o informaron de algún tipo de conciencia superviviente durante el tiempo que fueron declarados muertos clínicamente.

Uno de los pacientes estudiados afirmó haber abandonado su cuerpo completamente y haber observado, desde una esquina de la sala donde se encontraba, cómo los médicos le reanimaban. Además de haber estado inconsciente y clínicamente muerto durante tres minutos, este trabajador de 57 años de Southhampton describió con todo detalle las acciones llevadas a cabo por el personal médico para reanimarlo. Incluso describió el sonido de las máquinas.

El médico que condujo el experimento, el doctor Sam Parnia, que ahora trabaja en la State University of New York, afirma que el cerebro no puede funcionar cuando el corazón ha parado de latir. Pero en el caso de este hombre, una suerte de conciencia parece haber continuado después de que el corazón se detuviese. El cerebro suele dejar de funcionar aproximadamente entre veinte y treinta segundos después de que el corazón se detiene.

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Este hombre no solo describe un estado consciente sino que describe con toda precisión lo que sucedió en la sala de reanimación, incluso escuchó dos pitidos de una máquina que emite un sonido en intervalos de tres minutos. Así que pudimos medir con exactitud cuánto duró la experiencia.

De 2060 pacientes estudiados que habían sufrido un ataque al corazón, 330 sobrevivieron y 140 de ellos afirmaron haber experimentado algún tipo de conciencia después de haber sido resucitados.

Aunque muchos no pudieron recordar detalles específicos, uno de cada cinco dijo que había experimentado un sentimiento inusual de paz mientras que un tercio dijo que el tiempo se había ralentizado o acelerado. Algunos dijeron haber visto una luz brillante; un flash dorado o incluso el sol brillando. Otros afirmaron haber tenido sentimientos de miedo o sentir que creían que se estaban ahogando bajo unas profundas aguas. Un trece por ciento dijo que habían sentido que se separaban de sus cuerpos y el mismo porcentaje de personas dijeron que sintieron que sus sentidos se habían amplificado al máximo.

El doctor Parnia, después de este exhaustivo estudio cree que muchas personas podrían haber tenido experiencias cercanas a la muerte pero que las drogas y sedativos utilizados en el proceso de resucitación podrían haber hecho que olvidasen estas experiencias. Asegura que estos resultados tan alentadores implican posibles investigaciones en el futuro.

El doctor David Wilde, un psicólogo e investigador de la Nottingham Trent University, está actualmente recopilando datos sobre experiencias cercanas a la muerte en un intento de descubrir un patrón que conecte cada episodio experimentado por estos pacientes. Asegura que existe una evidencia real de que estas experiencias están sucediendo en personas que han muerto médicamente hablando y considera que este estudio arroja una gran luz en esta importante investigación.

El estudio fue publicado en la revista Resuscitation, la publicación médica del European Resuscitation Council, un comité europeo médico dedicado a investigar las técnicas más avanzadas en resurrección cardiaca. El doctor Jerry Nolan, Editor Jefe de Resuscitationafirmó que el doctor Parnia y sus colegas han de ser felicitados por completar un estudio fascinante que abrirá la puerta hacia una investigación aún más exhaustiva sobre lo que sucede después de la muerte.

http://www.mundodesconocido.es/prueba-cientifica-de-la-existencia-de-vida-despues-de-la-vida.html

domi La búsqueda de la inmortalidad

Y, sobre todo, nuestro deseo de inmortalidad. Dinero, científicos, instituciones de todo tipo e infinidad de individuos particulares unidos en la incesante búsqueda de la inmortalidad.

En esta sociedad a la que nos han conducido los logros del deseo podemos ver cómo nuestros ancianos llegan a tales a veces con muy buena calidad de vida y otras con peor, entendiendo por ésta salud y bienestar. Pero resulta dramático ver cómo se condena a infinidad de personas a vivir más, aun sin esperanza de mejorar su situación por sufrir alguna de esas terribles enfermedades que no tienen cura y someten a quien la sufre a un gran daño físico y emocional. Personas a las que quizá a lo largo de los años fármacos y medicina en general han hecho un gran servicio, pues han contribuido a que su vida se pueda realizar en mejores circunstancias, o incluso a no perecer, pero quienes, posteriormente, debido al deseo generalizado de vivir más a cualquier precio, o al miedo común a la muerte, viven largas temporadas, muchos años en algunos casos, atados a la vida mediante la ciencia y la tecnología, a veces a su pesar, extendiéndose en el tiempo el terrible sufrimiento que les produce su letal enfermedad, aun a sabiendas que nunca mejorarán y que sólo el natural desenlace de la muerte acabará con esa situación.

 

Evidentemente, nadie es quien para negar la vida a nadie, y todos nos sentimos bien colaborando en la mejora y bienestar de los demás. Salvar vidas es más que digno de elogio, admiración y satisfacción; pero, creo que no debemos hacerlo a cualquier precio, sobre todo teniendo en cuenta que nacimos mortales, con lo que ello comporta.

 

Ante ese deseo, el de descubrir la inmortalidad en vida de manos de la ciencia, deberíamos pararnos a reflexionar o, mejor dicho, a meditar, pues este aspecto necesita de una profunda comprensión.

 

En la vida, en el universo, al menos en el que podemos percibir con nuestro potencial, todo es movimiento. No hay nada que se encuentre en completa quietud, y nosotros no somos diferentes a esta ley. Y el movimiento conlleva transformación. Desde la leve sedimentación de una piedra hasta la mezcla de unas moléculas con otras movidas por el aire, todo implica movimiento en el transcurrir del tiempo, y por ende, transformación. Ya de entrada, el flujo de información que recibe nuestra mente a través de nuestros sentidos implica movimiento; aunque observemos la quietud de una pared, cada instante será distinto al anterior. Nuestra persona nada o muy poco tiene que ver cuando nace a cuando han transcurrido los años. El niño que fuimos no existe cuando nos hacemos adultos; aunque en nuestra memoria queden rasgos de su persona que nos caractericen, ya no somos aquel niño. El instante siguiente al que experimentamos, ya no somos exactamente la misma persona.

 

Imaginemos que la ciencia avanza tanto que, si enfermase fatídicamente uno de nuestros brazos, pudiésemos servirnos del que nos proporcionase, bien porque se trate de una prótesis, un trasplante, o una nueva técnica con células madre, aun así, podemos continuar viviendo y manteniendo la mayor parte de nuestra identidad. Igualmente sucederá con nuestros ojos, hígado, corazón, etc., todos tenderán a transformarse rompiéndose como tales. Aun así, la ciencia podría repararlos y pensar que seguimos viviendo, nosotros, aunque con esas modificaciones; pero, llegado el momento en que nuestras neuronas dejasen de funcionar ¿Cómo las repararíamos? ¿Dónde quedarían nuestros recuerdos y nuestra personalidad? ¿Quedaría algo de lo que, comúnmente, entendemos por nosotros? Llegado el momento en que enfermara esa parte de nosotros que más define nuestra identidad, regenerarla supondría desecharla, aunque fuese por partes, y la nueva tendría que aprender de las nuevas experiencias, no de las que vivieron las viejas, que habrían sido desechadas. Por lo tanto ¿qué quedaría tras el transcurrir de los años y repararnos una y mil veces de lo que consideramos nosotros? Pero, imaginemos que la ciencia inventa algo con lo que reparar una y mil veces nuestro organismo ¿Podríamos parar al universo? Pues, antes o después, en la Tierra dejaría de haber oxígeno, por citar un ejemplo.

 

No estoy en contra del estudio en pro de mejorar nuestra salud, todo lo contrario; pero hay barreras que los científicos no podrán saltarse como tales. Cuando los estudios revelan datos sobre el aumento de los casos de enfermedades para las que aún no se han encontrado solución, pasa inadvertido el hecho de que somos mortales, y, llegados a un punto, cuanto más se acoten unas causas de mortandad, necesariamente, más aumentarán otras. Aunque entre tanto hayan aumentado, afortunadamente, nuestras expectativas de vida, ésta no es ni con mucho ilimitada.

 

Paradójicamente vamos en búsqueda de lo que ya somos. Nuestros genes pasan a nuestros hijos en la generación de nuevos seres humanos, transmitiendo gran parte de los rasgos físicos y psicológicos que nos han identificado a nosotros; nuestros pensamientos los transmitimos a otros influenciándoles en alguna medida; nuestro cuerpo, en constante transformación, es utilizado por otros seres vivos, durante nuestra vida y en nuestra muerte, que se sirven de él, pasando a convertirse en parte de esos seres que a su vez serán parte de otros; nuestros actos, frutos de nuestros pensamientos, son una parte de nosotros que viaja en el tiempo a modo de onda expansiva que influye en el universo. Todo lo que podemos ver de nosotros se transforma una y mil veces en el universo.

 

Recuerdo una bonita canción que cantaba Freddy Mercury con el grupo Queen y que pertenece a la banda sonora de la película “Los Inmortales”, llamada “Who wants to live forever?” “¿Quién quiere vivir para siempre?”; un buen tema de reflexión.

 

Por todos estos motivos y muchos otros, creo que es verdaderamente necesario que aprendamos a comprender interiormente, profundamente, a meditar, a conducir nuestra vida, tal y como lo han hecho miles y miles de personas en todo el mundo a lo largo de la historia.

Extraído del libro «Meditación práctica, aquí y ahora».

http://delpanicoalaalegria.com/Labusquedadelainmortalidad.htm

DESPUÉS DE LA MUERTE… EL PARAÍSO

El increíble relato del doctor de Harvard que, después de sufrir un coma, aseguró haber conocido el Paraíso.

El doctor Eben Alexander, quien sufrió un coma por meningitis, afirma que vivió una experiencia extracorporal y cercana a la muerte, y se encontró con ángeles, nubes y parientes difuntos.

doctor Eben Alexander

En su edición de Octubre del 2012, la prestigiosa revista norteamericana Newsweek sorprendió a sus lectores con una portada y un titular que causó bastante impacto: “El cielo es real: La experiencia de un Doctor en el Más Allá”

El artículo en cuestión se refería a la supuesta e increíble experiencia vivida por el neurocirujano Eben Alexander, quien el año 2008 sufrió un ataque de meningitis que lo dejó en estado de coma durante siete días. Lo insólito del asunto es que, durante ese lapso, el facultativo, quien hace clases regulares en la Universidad de Harvard, aseguró haber vivido una experiencia extracorporal, durante la cual se encontró con algo bastante parecido a la imagen que tenemos del Paraíso, es decir, un apacible lugar con nubes, coros celestiales, ángeles y parientes difuntos.

Alexander, en la entrevista que le concedió a esta publicación, partió explicando que “crecí en un mundo científico y, como neurocirujano, no creía en el fenómeno de las experiencias cercanas a la muerte. Siempre había creído que había una buena explicación científica para los viajes celestiales fuera del cuerpo, descritos por aquellos que escapaban a la muerte por poco. El cerebro es un mecanismo sorprendentemente sofisticado, pero extremadamente delicado. Si se reduce la cantidad de oxígeno que recibe, así sea la cantidad más pequeña, este reaccionará. No era una gran sorpresa que las personas que habían sufrido un traumatismo grave regresaran de sus experiencias con historias extrañas. Pero eso no significaba que habían viajado a algún lugar real. Y aunque me consideraba un creyente cristiano, era más de título que de creencia real”.

El viaje al Paraíso

En el otoño de 2008 las rígidas creencias del doctor Alexander cambiaron de golpe. Una meningitis bacteriana fulminante lo dejó durante siete días en un profundo estado de coma y los facultativos que lo atendieron estimaron que sus pronósticos de vida eran casi nulos.

“Durante siete días estuve en un coma profundo, con mi cuerpo sin respuestas y mis funciones cerebrales superiores totalmente fuera de línea. Pero, en la mañana de mi séptimo día en el hospital, mientras mis médicos consideraban si se suspendía el tratamiento, mis ojos se abrieron de golpe. No hay una explicación científica para el hecho de que mientras mi cuerpo estaba en estado de coma, mi mente – mi conciencia, mi yo interior – estaba viva y bien. Mi conciencia liberada del cerebro había viajado a una diferente y mayor dimensión del universo, una dimensión que nunca había soñado que podía existir y que es la misma que describen incontables personas que han vivido experiencias cercanas a la muerte u otros estados místicos”.

Alexander agregó que “hacia el comienzo de mi aventura, yo estaba en un lugar de nubes. Grandes, esponjosas, de color rosa-blanco, que se presentaron nítidamente en contraste con el profundo cielo negro-azul. Más alto que las nubes, inconmensurablemente más alto, una multitud de seres transparentes y brillantes se movían trazando arcos por el cielo, dejando largos trazos como serpentinas detrás de ellos. ¿Pájaros? ¿Ángeles? Estas palabras las registré más tarde, cuando estaba escribiendo mis recuerdos. Pero ninguna de estas palabras hace justicia a estos seres, que eran, sencillamente, diferentes a todo lo que he conocido en este planeta. Eran más avanzados. Formas superiores”.

El doctor añadió que “un sonido, enorme y retumbante como un canto glorioso, descendió desde lo alto, y me pregunté si los seres alados lo estaban produciendo. Nuevamente, pensando en ello más tarde, se me ocurrió que la alegría de estas criaturas mientras volaban alto era tal, que tenían que emitir este sonido, y que si la alegría no salía de ellos de esta manera entonces simplemente no serían capaces de contenerla. El sonido era palpable y casi material, como una lluvia que se puede sentir en tu piel, pero que no te moja.

Ver y escuchar no estaban separados en este lugar donde ahora estaba. Podía escuchar la belleza visual de los cuerpos plateados de esos seres brillantes que estaban arriba, y pude ver la perfección creciente, alegre de lo que cantaban. Parecía que no se podía ver o escuchar ninguna cosa en este mundo sin volverse parte de ella, sin unirse con ello de alguna forma misteriosa. Una vez más, desde mi perspectiva presente, me permito sugerir que no se podría mirar “hacia” nada en ese mundo en absoluto, porque la palabra “hacia” en sí misma implica una separación que allí no existía. Cada cosa era distinta, pero cada cosa era también una parte de todo lo demás”.

El doctor, en este punto de su relato, explicó que se encontró con una mujer joven, de pómulos altos y ojos azules. “La primera vez que la vi, estábamos juntos cabalgando sobre una superficie con un intrincado patrón, que después de un momento me di cuenta que era el ala de una mariposa. De hecho, millones de mariposas estaban alrededor de nosotros, enormes y agitadas olas de ellas, que se zambullían en un bosque y volvían de nuevo a nuestro alrededor. Era un río de vida y color, moviéndose a través del aire. Ella me miró con una mirada que, si la vieras durante cinco segundos, haría que tu vida entera hasta ese punto valiera la pena, sin importar lo que haya ocurrido en ella hasta ahora. No era una mirada romántica. No era una mirada de amistad. Era una mirada que de alguna manera estaba más allá de todo esto, más allá de todos los diferentes tipos de amor que tenemos aquí en la tierra. Era algo superior, que contenía todos estos tipos de amor en sí mismo, mientras al mismo tiempo era mucho mayor que todos ellos”.

Alexander agregó que “sin pronunciar una sola palabra, ella me habló. Este mensaje, si tuviera que traducirlo al lenguaje terrenal, sería algo como esto: “No tienes nada que temer” y “Ustedes son amados y apreciados, para siempre”. Este mensaje me atravesó como un viento y me inundó con una inmensa y loca sensación de alivio. “Te vamos a mostrar muchas cosas aquí”, dijo la mujer, una vez más sin llegar a utilizar estas palabras, sino transmitiéndome directamente su esencia conceptual. “Pero eventualmente vas a regresar”. Para ello sólo tenía una pregunta. ¿Regresar a dónde? Un viento cálido soplaba, como los que surgen en los días más perfectos de verano, sacudiendo las hojas de los árboles y fluyendo como agua celestial. Una brisa divina. Esto cambió todo, transformando el mundo a mi alrededor en una octava incluso más alta, una vibración más alta. A pesar de que aún tenía una pequeña función del lenguaje, al menos la idea que tenemos de él en la Tierra, sin decir palabras comencé a formular preguntas a este viento, y al ser divino que sentía que trabajaba detrás de él o dentro de él. ¿Dónde está este lugar? ¿Quién soy yo? ¿Por qué estoy aquí? Cada vez que expresé silenciosamente una de estas preguntas, la respuestas llegaron inmediatamente, en una explosión de luz, color, amor y belleza que soplaba a través de mí como una ola rompiendo. Lo más importante de estas explosiones es que no callaban mis preguntas abrumándolas. Respondían a las preguntas, pero de una forma que pasaba el lenguaje por alto. Los pensamientos me entraban directamente. Pero no era pensamiento como lo experimentamos en la Tierra. No era vago, inmaterial o abstracto. Estos pensamientos eran sólidos e inmediatos, más calientes que el fuego y más húmedos que el agua, y mientras los recibía era capaz de comprender al instante y sin esfuerzo conceptos que me habría llevado años comprender plenamente en mi vida terrenal”.

Infinitamente reconfortante

En la parte final de su relato, después de haberse topado con algunos parientes y amigos ya fallecidos, Alexander detalló que “seguí avanzando y me encontré ingresando en un inmenso vacío, completamente oscuro, infinito en tamaño, pero también infinitamente reconfortante. Era profundamente negro pero, a la vez, rebosante de luz. Una luz que parecía venir de un orbe brillante que ahora sentía más cerca de mí”.

Para sorpresa de los médicos, Alexander despertaría abruptamente de su estado de coma, entrando en un franco estado de recuperación. Su supuesta experiencia en el Más Allá, por supuesto, lo convirtiría en un hombre totalmente nuevo.

“Ahora sé que el universo no sólo está definido por la unidad, sino también por el amor. El universo como lo experimenté en mi estado de coma es – he descubierto con sorpresa y alegría- el mismo sobre el cual tanto Einstein y Jesús habían hablado en sus (muy) diferentes maneras. Aún sigo siendo un doctor, y aún sigo siendo un hombre de ciencia, casi exactamente igual a como era antes de que tuviera mi experiencia. Pero en un nivel más profundo soy muy diferente a la persona que era antes, porque he podido vislumbrar esta extraordinaria dimensión que nos espera después de esta vida terrenal”.

La inusual experiencia del doctor Eben Alexander fue recogida con detalles en su libro “Proof of Heaven: A Neurosurgeon’s Journey into the Afterlife (“La prueba del Paraíso: El viaje de un neurocirujano hacia el Más Allá”) que, como era de esperarse, causó una gran controversia entre la comunidad científica de su país.

http://asusta2.com.ar/2014/07/14/despues-de-la-muerte-el-paraiso/

domi En busca del elixir de la juventud

Desde la antigüedad, la búsqueda de la eterna juventud ha sido uno de los retos y objetivos del hombre a lo largo de la historia, experimentando con mágicas pócimas, rituales y remedios, con exiguos ó nulos resultados y consecuencias más o menos desafortunadas.
Dicen las leyendas que Cleopatra  escribió un tratado de belleza, desgraciadamente perdido, aunque se conocen algunos fragmentos citados por Galeno, Aecio y Pablo de Egina.
La búsqueda del GRIAL fue otro de los grandes mitos de la inmortalidad durante los siglos XII y XIII. Su historia escrita por Robert de Boron transcurre en tiempos de José de Arimatea y el Grial es el vaso en que se recogió la sangre de Cristo.
De todos los casos relacionados con la búsqueda de la eterna juventud, el más escalofriante fue el de la Condesa Isabel Bathory , de la nobleza rumana, que tenía su propio método para vivir eternamente: bañarse en la sangre de los campesinos que contrataba como sirvientes. Cuando ya no encontraba «voluntarios» los secuestraba.
Otro caso singular es el del Conde de Cagliostro , noble nacido en Palermo en 1743, desarrollo una teoría basada en la metamorfosis de las mariposas. Para retornar al estado juvenil, era necesaria una transformación similar en el ser humano. Para ello, puso en práctica su método envolviendo en sábanas al pobre sujeto que caía en sus manos, imitando un capullo. Durante un largo tiempo, solo serıa alimentado con un exiguo caldo, mientras sufría el proceso de “transformación” que pasaba por la completa caída de dientes y cabellos, para “regenerarlos con un mayor esplendor” al final del proceso. Lamentablemente, no se conoció a nadie que completara el proceso.
El alquimista más conocido del siglo XVIII fue el Conde de Saint Germain  de quien Voltaire hace referencia en más de una ocasión, escribiendo sobre él a Federico II de Prusia que era un «hombre que nunca muere y conoce todas las cosas”.
Vivir longevamente» – El antienvejecimiento según ParacelsoTheophrastus Philippus Aureolus Bombastus von Hohenheim , conocido universalmente como Paracelso (1493- 1541), fue un alquimista, médico y astrólogo suizo. Paracelso afirmó contundentemente ante los médicos de su época: “Nadie debería asombrarse y ningún médico deberá ruborizarse sobre el hecho de que la vida puede ser prolongada.” “Podemos prolongar nuestra vida con remedios adecuados”, asegura, y expresa concisamente: La esencia alquímica “Flos sectae Croae (que significa croci, una esencia de azafrán) permite, a la persona que lo toma, vivir como mínimo 100 años”. Otros remedios, como la esencia de oro “Aurum Potabile” y la rosa de Navidad, Helleborus niger; también proporcionan la fuerza necesaria al individuo para vivir por encima de los 120 años, hasta incluso los 140.” También muy efectivo es el arcano llamado “percepción para una larga vida” o “Tintura de longue vita”. La receta, sin embargo, fue guardada bajo llave, y el remedio antienvejecimiento de Paracelso se “perdió”.

La ciencia, hoy
Todas estas búsquedas de la eterna juventud han marcado a la humanidad desde su comienzo. Con la llegada de la ciencia se buscaron soluciones más prácticas, menos ambiciosas que “vivir siempre” y mas a corto plazo: aumentar la esperanza de vida (retrasar la muerte) y mejorar la salud y aspecto físico(aparentar juventud). De esta manera nació la medicina moderna y la cosmética.
¿Es ahora más fácil alcanzar este sueño?.
Según los expertos, la esperanza de vida actual es la más alta de la historia, y si para la antigua Grecia un hombre de 40 años ya era viejo ahora podemos esperar vivir hasta los 90. De acuerdo con el Dr. Marquez Serres  (Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad, Semal ) los niños que nacen ahora en España tienen una esperanza de vida de 100 años, cuando la actual es de 79-80 años para los hombres y 83-84 para las mujeres . En los próximos años se puede doblar la cantidad de centenarios que hay en nuestro país, pasando de 4.000 a 8.000. La longevidad humana, por tanto, ha aumentado. Nuestro país está a la cabeza de la Unión Europea, con una esperanza de vida media de 79,3 años. Hace 20 años era de 72,9. En otros lugares se baten auténticos récords.
La isla de Okinawa (Japón), el valle de Vilcabamba (Ecuador), la región georgiana de Abjasia y el valle de Hunza (Paquistán) tienen una cualidad en común: la extraordinaria longevidad de sus habitantes. En estas zonas, es habitual encontrarse con personas centenarias realizando labores cotidianas y en pleno uso de sus facultades mentales. La esperanza de vida en Okinawa es considerada la más alta del mundo, puesto que de cada 100.000 personas, 20,6 son mayores de 100 años, cuando lo habitual es que la cifra sea de 4,9, según un informe del Gobierno japonés. Un caso interesante es el de los georgianos. Están siendo estudiados por el Instituto de Geriatría de Rusia, debido a su tendencia a vivir por encima del siglo. Estos grupos de longevos tienen en común vivir en la alta montaña, su dedicación a la agricultura y la ganadería, una dieta baja en calorías y el respeto que sienten hacia los ancianos. A la vista de sus largas vidas, los expertos investigan si es ésta la receta para vivir cien años. Y esta meta puede no estar demasiado lejos.
¿Dónde está el límite?
Experimentos realizados con la mosca de la fruta (Drosophila Melanogaster) utilizando técnicas de ingeniería genética lograron que viviera un 40 por ciento más.

 

 

En lugar de respirar durante 80 días, lo hizo a lo largo de 110. Y todo fue porque las neuronas que controlan los movimientos de la mosca recibieron un gen humano llamado SOD1, cuya función es producir la enzima súper oxido dismutasa (SOD) encargada de la eliminación de los radicales libres que oxidan nuestro organismo y entre otras cosas, le hacen envejecer.

http://es.paperblog.com/en-busca-del-elixir-de-la-juventud-79970/

domi Los Inmortales

Caminan entre nosotros y son inmortales

Yo asistí, en el campo de concentración de Mathausen, relata Jaques Bergier, a los acontecimientos que voy a relatar. Esto ocurría en la primavera de 1944.INM-1
Habíamos recibido un convoy de deportados que no eran hombres ordinarios. Habían pedido ser llevados a un campo de concentración.
Como todo el mundo en Alemania—contrariamente a lo que ellos dicen actualmente—sabía lo que ocurría en los campos de concentración, esta actitud era, cuando menos, sorprendente. Por eso, Ziereis, el führer de nuestro campo, los interrogó inmediatamente.
Pronto supimos lo que había sucedido. Los recién llegados contestaron:
—Somos Testigos de Jehová. Nos han contado que en este lugar, se cometen crímenes. Queremos ser testigos directamente y el día del Juicio, situados a la derecha del Señor, le daremos cuenta personalmente.

Ziereis no era un hombre miedoso, pero se estremeció y les dijo:
—Se trata de un error. Voy a hacer que los liberen inmediatamente.
Entonces, los Testigos de Jehová gritaron a coro:
—¡Muerte para Hitler! ¡Que perezca ese cochino!
Hubo que tenerlos encerrados. Todos murieron en el horno crematorio. Pero yo no quisiera estar en el lugar de Ziereis, a quien maté personalmente el día de la Liberación, cuando tenga que explicarse ante el Rostro justo. Es decir, que yo no me siento inclinado a burlarme de los Testigos de Jehová.
Ahora bien, ellos pretenden que 144.000 Inmortales están ya entre nosotros.

Esta tradición de Inmortales entre nosotros es muy antigua. Ya en China se hablaba de la isla de los Inmortales donde se podía encontrar a algunos sabios del pasado.
En todas las civilizaciones la tradición de una pequeña minoría de Inmortales que viven entre nosotros es fundamental. La más célebre leyenda en este terreno es evidentemente la del Judío errante. Una de sus formas menos conocida, y tal vez la más bella, es ésta: el Centésimo Nombre del Señor, el Nombre inefable, está inscrito en una espada. Cuando el Judío errante encuentre esta espada, debe ponerse nuevamente en marcha (parecería que existe un análogo negro de esa espada, la espada de la Orden Negra, la espada simbólica de la SS, que llevaría el nombre secreto de Satán en caracteres rúnicos).
El Judío errante inspiró, por supuesto, a Eugenio Sue y a Alejandro Dumas. Pero inspiró. también un número considerable de panfletos que narran encuentros con ese Inmortal fatídico. Algunos lo describen, y otros, como Gustav Meyrink, dicen:
Sí lo ves como un hombre, es que no has despertado aún. Pero si lo ves como un símbolo sagitario en el cielo estrellado, sabe entonces que has sido elegido como hacedor de milagros.

Se dice que el Judío errante fue visto en Hamburgo en 1547; en España en 1575; en Viena en 1599; en Lübeck en 1601 y 1603; en Praga en 1602; Baviera en 1604; en Ypres en 1623; en Bruselas en 1640 y 1774; en Leipzig en 1642; en París en 1644; en Stamford en 1658; en Astracán en 1672; en Múnich en 1721; en Altbach en 1766 y Newcastle en 1790.
Durante la aparición de Hamburgo, Paulus von Eisen, el obispo protestante de Schieswig, se encontró con él. En 1602, apareció un panfleto anónimo que describía ese encuentro.
Otra aparición mencionada parece haber sido en los Estados Unidos en el año 1868, visitando al mormón llamado O’Grady. Posiblemente, este último era un impostor que se hacía pasar por el Judío Errante. En la Navidad de 1993 un fraile toledano tuvo una visión y afirma que bajo el nombre de «Asuero» se había afincado en Toledo, muy cerca de su cenobio. El Abad le ordenó silencio y no habla desde entonces. Posteriormente y esta vez bajo el nombre Catáfilo fue visto en Miami (Estados Unidos), Quito (Ecuador), Bogotá y Pereira (Colombia) y Estambul (Turquía) donde establecióINM-2contacto con los judíos sefarditas en la fiesta anual de Ispahan en agosto de 2005 de la Torre Gálata, cantó con ellos en español y en el calor de la fiesta hizo múltiples referencias a Toledo (España) y su provincia. Aunque nadie sabe a ciencia cierta su número, pueden ser tres o dos o todos al mismo (Samar, Asuero o Catáfilo), ni su identidad actual ni su paradero exactos.
Es la primera vez que vemos la leyenda, en lo sucesivo clásica, del Judío errante Ahasverus, zapatero de. Jerusalén, que, cuando Jesucristo, camino de la cruz, quiere descansar en su puerta, le rechaza. Jesús le dice entonces:
—Yo descansaré cuando quiera, pero tú estarás caminando constantemente hasta que yo vuelva.
El panfleto de 1602 fue impreso no se sabe dónde y el autor es desconocido. De él se han hecho numerosas ediciones. En el siglo XVIII y luego en el XIX, el Judío errante se hace más raro. Aparecerá en New Castie en 1790 y en Salt Lake City en 1868. Con ocasión de esta visita, y por primera vez concede una entrevista a un reportero, mormón llamado 0’Grady, del periódico Desert Nevs. No se ha manifestado todavía en Saint-Germain-des-Prés, pero todas las esperanzas al respecto están permitidas desde que Saint-Germain, el Rosa Cruz inmortal, se manifestó allí.
Pienso que es demasiado simplista atribuir la leyenda del Judío errante al antisemitismo eterno. La tradición de los Inmortales que viven secretamente entre nosotros no depende del antisemitismo y resulta bastante natural pensar que .un Inmortal haya podido asistir al acontecimiento número uno de la Historia, la crucifixión.
Muy recientemente, un autor dramático judío, Pavid Pinsky, ha recogido la leyenda del Judío errante desde el punto de vista judío. Su Judío errante no es un hombre culpable, sino un buscador inmortal que desea encontrarse en el lugar donde se produzca la venida del Mesías. Esto se parece a la versión de Meyririk.
La leyenda más antigua de inmortalidad es la epopeya sumeria de Gilgamesh. El héroe encuentra en el fondo del mar una planta cuyo jugo restaura la juventud y prolonga la vida indefinidamente. Ésta es una idea bastante próxima a la Biología moderna. Sabios como Rene Quinton han pensado que el Secreto de la inmortalidad reside en el mar.
Luego, y dejando aparte al Judío errante, la leyenda de la inmortalidad física, la idea de una minoría de Inmortales entre nosotros, está tan extendida que merecería un examen más serio que los que se han llevado á cabo hasta ahora. Por lo que yo sé, el único estudio serio de un medio simple de llegar a la inmortalidad fue realizado un poco antes dé la Segunda Guerra Mundial por el senador norteamericano Roger Sherman Hoar. Partiendo de la idea de que la vejez es causada por la acumulación de agua pesada en el organismo, Hoar dedujo de ello que el elixir de larga vida podría ser simplemente una sustancia que eliminase del organismo el agua pesada en el sudor y las orinas con preferencia al agua ligera. Semejante sustancia habría podido ser hallada empíricamente (u obtenida por contacto con los extraterrestres) en un pasado lejano, y el secreto se habría conservado por una sociedad de Inmortales muy reducida.
La idea es bastante plausible y una sociedad de Inmortales semejante sería muy difícil de descubrir. Aún en nuestra época es muy fácil proporcionarse documentos falsos y modificar suficientemente la clasificación de las huellas digitales para que éstas no sean archivadas en el departamento correspondiente. Basta con untar un poco a los funcionarios y esto es algo que se practica. En el pasado, cuando no había huellas digitales ni fotografías, era muy fácil cambiar de identidad y pasar inadvertido. Un pequeño número de Inmortales entre nosotros -—algunos centenares en el mundo entero por generación de hombres normales— no corre el peligro de ser detectado. Aun en caso de accidente, todo lo más, sé hace una autopsia superficial, no se toman muestras de sangre y no se realizan estudios detallados. Un Inmortal aplastado por un automóvil o que perece en un accidente de aviación no corre riesgo alguno de ser detectado.INM-3
Aun cuando los Inmortales son los únicos en conocer el secreto del elixir de larga vida, otros lo han buscado sin encontrarlo. Los alquimistas en particular. La tradición china afirma que, en el siglo ll de la Era cristiana, el alquimista Wei Po-Yang descubrió el secreto de larga vida. Hizo inmortal a uno de sus discípulos y lo que quedó del elixir fue ingerido por el perro del alquimista, que se convirtió también en inmortal.
Los alquimistas chinos creían que el oro era indispensable para preparar el elixir de larga vida, y como en general eran monjes taoístas que no podían procurarse oro porque eran demasiado pobres, intentaron fabricarlo y parece que lo consiguieron.
¿Pero fabricaron también el elixir de larga vida? A pesar de las leyendas, no es seguro.
En cuanto a las tentativas de los alquimistas europeos, aun cuando parecen haber logrado la Gran Obra, no se puede decir lo mismo del elixir de larga vida, que al parecer fue hallado independientemente de ellos. En el siglo XVIII, el léxico universal de H. Zedler habla de una panacea agua que, frente a todos los análisis, aparecía sólo como un agua muy pura y que, sin embargo, prolongaba la vida y curaba numerosas enfermedades.
Esta agua era distribuida gratuitamente por un tal Monsieur de Villars, de París, sobre el cual me gustaría saber algo más. Es totalmente posible que se trate de la primera aparición conocida de un elixir que disuelve el agua pesada. Es la misma técnica que la eliminación de agua de un carburante: se añade alcohol que arrastra el agua. Un tratado, atribuido con razón o sin ella a Paracelso, titulado De Tinctura Physicorum, que data de 1570, habla de una tintura gracias a la cual los médicos egipcios habrían vivido 150 años. Hacia el mismo período, un hombre llamado Salomón Trismosin se habría rejuvenecido varias veces, tanto en lo que respecta a su rostro como a sus cabellos y al enderezamiento de la columna vertebral. Interrogado sobre cuánto tiempo esperaba vivir, contestó:
—Hasta el Juicio Final.
También él, al parecer, empleaba un agua modificada. En nuestra época, la sociedad secreta poseedora de este producto parece que se manifestó en el siglo XIX con la curación de Goethe, que estaba condenado. Alexander von Bernius hace alusión a ello en algunas de sus obras.
Se ha hablado de una intervención de la sociedad para prolongar la vida del canciller Adenauer, considerado por los miembros de la sociedad como indispensable para la causa de la paz. La cosa no ha sido demostrada, pero el propio Adenauer afirmaba que unos médicos poseedores de técnicas desconocidas habían intervenido en su caso.
Goethe estuvo marcado durante toda su vida por la intervención de los alquimistas para salvarlo. En aquella época, en 1770, escribía a una amiga, la señorita Von Klettenberg: Mi pasión secreta es la alquimia.
Al mismo tiempo, y probablemente bajo los efectos del tratamiento, los dones paranormales que siempre habían existido en su familia (su abuela materna poseía el don de la segunda visión e interpretaba los sueños de una manera muy freudiana) salieron a la superficie.
Como Newton, se interesaba por las disciplinas paranormales, por la óptica, especialmente por la teoría del color, y por la meteorología, particularmente por la teoría de las nubes.
Por el contrario, cada vez se fue separando más de las religiones y a la edad de ochenta años declaraba que la única religión a la que le habría gustado pertenecer era la de las sectas del siglo IV que querían realizar la síntesis del cristianismo, el judaísmo y las religiones paganas.
Encontraremos pruebas detalladas de la intervención de los alquimistas en la vida de Goethe en las siguientes referencias: R. D. Gray, Goethe the Alchimist (Cambridge Univ. Press, 1952), y A. Raphael, The Phílosopher’s Stone (Routledge, 1965). Estas dos obras son vagas en lo que concierne al nombre de la sociedad que intervino.
Yo no dispongo de información adicional a este respecto. Quisiera simplemente hacer observar esto:
Muchos autores, y yo el primero, han insistido en el hecho de la Alemania negra que culminó en el nazismo. La existencia de esa Alemania negra es, por desgracia, indiscutible. Pero existió también su opuesta, la Alemania blanca. Y el nazismo parece que no fue capaz de destruir su centro. Es ese centro el que, aún en nuestros días, es el único que está en condiciones de dar autorización para fundar organismos de iniciación. La última de tales autorizaciones fue aquélla dada a finales del siglo XIX a la “Golden Dawn”. En esa autorización, el centro es designado por las iniciales S.D.A. Es igualmente esta organización la que dio la autorización para crear los «círculos cósmicos» del escritor Stefan George. Algunos de los oficiales que participaron en el atentado del 20 de julio de 1944 contra Hitler formaban parte de esos «círculos cósmicos».
INM-4Con la muerte de Alexander von Bemus, el gran poeta y alquimista alemán contemporáneo, el único lazo que yo conocía para ir a parar a ese centro desapareció. Pero su existencia es innegable como lo es el hecho de que intervino en 1770 para salvar a Goethe.
Señalemos finalmente que algunos sabios tan eminentes como Max Planck y Werner Heisenberg se tomaron o se toman muy en serio las ideas de Goethe sobre la relación entre la alquimia y la ciencia.

Por lo tanto, es posible admitir, al menos como una hipótesis, la existencia de una sociedad de los Inmortales que intervienen raramente. Y nuestros conocimientos sobre el efecto fisiológico del agua pesada permiten al menos una hipótesis precisa sobre la función del elixir de larga vida.
El lector podrá indignarse ante la idea de que el elixir de larga vida es fundamentalmente un descubrimiento químico basado únicamente en las leyes naturales. Muchos lectores esperarían más bien que el secreto de la inmortalidad comprenda esencialmente elementos espirituales. Siento el mayor respeto por las concepciones de ese género y quisiera recomendar al lector que se interese por la inmortalidad física desde el punto de vista espiritual la obra L’Immortalité physique, de Marcel Pouget («Éditions et Publications Premieres»).
Raymond Abellio, en el prefacio de éste libro, menciona la existencia de una secta californiana que publica un periódico titulado El Correo de la Inmortalidad. Este periódico escribió:
Todo es posible, incluso la inmortalidad. Llegará el día en que los hombres se asombrarán de que sus antepasados, en su ignorancia, hubiesen vivido miles de generaciones en la sombra espantosa de la falsa convicción de que la muerte era inevitable.
Es una bella observación.
Pouget considera la inmortalidad más bien como un estado de la mente que puede ser logrado interiormente y que constituye una resistencia a la muerte.
Desgraciadamente, si tan sólo con la voluntad de resistir a la muerte se lograra la inmortalidad, hay muchos deportados de los campos de concentración que se habrían convertido en inmortales. Ahora bien, los antiguos deportados siguen muriendo y dentro de pocos años ya no quedará ninguno. Pouget menciona, como prueba de la eficacia de su método, que no ha consultado a su médico desde hace quince años. Yo creo que confunde los efectos con las causas y que está bien de salud porque no ha consultado al médico desde hace quince años, y no lo contrario. Su libro merece el respeto e incluso el afecto que se debe sentir por aquellos que han sufrido mucho, pero eso no impide que él repita los clichés perfectamente falsos sobre la contaminación y las tonterías habituales sobre el yoga, el prana, etc.
Por el contrario, su descripción de la condición sobrehumana es muy interesante y vale la pena reproducirla:
Cabe ahora preguntarse por qué yo llamo inmortalidad física —o incluso inmortal juventud— a eso que experimenté de incomunicable durante esos pocos segundos. Sin duda, porque en el fondo de mí mismo se impuso con fuerza la idea de la imposibilidad de envejecer y de morir en un estado tan formidable, tan resplandeciente, de felicidad física. La parte de mi ser de donde surgía esta impresión era un Yo que no se manifestaba de ordinario, pero que, lo sentí como una indiscutible verdad, constituía el sostén luminoso de mi vida, así como su guía hacia una existencia superior.
Sólo cuenta la experiencia y ya veremos si el señor Pouget será inmortal. Yo se lo deseo vivamente, pero no creo que se pueda deducir algo práctico del método que preconiza. Sí se quiere conciliar absolutamente todas las ideas, se puede creer que en su origen la sociedad de los Inmortales encontró su revelación en sus intuiciones paranormales, en la oración o incluso en tos contactos con los extraterrestres. Lo que me interesa es pensar que existe un producto simple, obtenido por el tratamiento del agua en presencia de ciertos metales, entre ellos muy probablemente el oro, que prolonga la vida más allá del límite que los biólogos consideran como normales. Se comprende que el secreto de dicho producto sea guardado. Hay ya suficientes problemas de superpoblación sin que vengamos también a añadir el de la inmortalidad.
Pero la sociedad debe reservar este tratamiento para ciertos seres de un valor excepcional y debe también poder remplazar a aquellos de sus miembros que mueren por accidente, porque un Inmortal no está al abrigo una guerra o de un accidenté de automóvil o de avión.
La Sociedad debe también velar por la salvaguarda de su secreto. Esta salvaguarda debe ser cada vez más difícil a medida que las técnicas militares se perfeccionan. En el pasado, cuando se observa que el retrato de un hombre que vivió en el siglo XVIII se parecía mucho al de un hombre del siglo XIV, sin que hubiera existido ningún parentesco, se atribuía al azar o a la reencamación. Los que se asombraban por el parecido de ciertas firmas de hombres separados por siglos, como por ejemplo (sobre todo en forma de iniciales) las firmas de Rogér Bacon y Roger Boscovich, no insistían. Pero en lo sucesivo, si aparecen en el siglo XXI, en un fichero de la Policía, las mismas huellas digitales que en el siglo XIX, se plantearán muchas preguntas. Lo mismo ocurrirá con las fotografías, aunque todas las fotografías de pasaporte se parecen, así como todas las fotografías de periódicos. Antes de la guerra, Le Canard Enchaîné demostró, pruebas en mano, que el Aga Khan era la misma persona que el político Albert Sarraut y el primer ministro griego Vasconcellos. La semejanza de las fotografías de agencia era realmente seductora. Si se encuentran medios de identificación mejores aún que las huellas digitales, estructura retiniana, electroencefalograma y todos los seres humanos son fichados por medio de un ordenador central, éste se dará cuenta de que algunos humanos sobreviven a través de los siglos. A menos que la sociedad de los Inmortales no encuentre un medio para estropear a distancia dicho calculador…
Cabría preguntarse si algunos de los símbolos de la sociedad no corren el peligro de ser identificados. La relación entre la manzana y la inmortalidad está tan extendida por el mundo entero, allí donde existe dicho fruto, que merecería un examen. Asimismo, la leyenda de los Inmortales que están durmiendo, pero que reaparecerán, proporciona quizás algunos indicios. La más clásica de tales leyendas es el rey Arturo, el de la Tabla Redonda, que durmió en Richmond Castie, en Yorkshire. Fue visto allí. Pero está también el rey checo Wenzel, que duerme bajo el monte Blanik y Federico Barbarroja, que duerme bajo las montañas de Turingia. (No puedo dejar de citar una acotación escénica de Víctor Hugo, admirable por su ingenuidad, en Los Burgrávés: «Mendigo, dime tu nombre.» «Federico Barbarroja, emperador de Alemania.» Y la acotación de Víctor Hugo es «asombro y estupor». No hay para menos.)
Se cita también al rey Marko, que duerme en las montañas servias, y al bandolero Dobocz, que duerme bajo los Cárpatos. Estarían también los fundadores de la Federación Suiza, Ogier el Danés, y muchos otros.
Cada una de esas leyendas designa tal vez Inmortales. Está asimismo la leyenda de los Siete Durmientes de Éfeso, leyenda cristiana que volvemos a encontrar en el Corán.
Hallamos también durmientes inmortales en los Nibelungos, que influenciaron terriblemente a Hitler, cuya consigna fue finalmente: «Alemania, despierta.»
Una canción de marcha nazi dice: «Se acerca la hora en que los muertos se despertarán, incluyendo aquellos que se creen vivos.»
Los mitos que hablan, aun en nuestros días, de fortalezas subterráneas de Inmortales son extremadamente numerosos.
Los Superiores desconocidos, los maestros que han inspirado movimientos tales como la teosofía o «Golden Dawn», serían Inmortales. Tendrían igualmente el poder de inmovilizar su cuerpo en un trance en el que el cuerpo no es necesario, mientras hacen un trabajo mental, reflexionan o incluso viajan por clarividencia a otras regiones del espacio. Esta técnica es explicada por Lobsang T. Rampa enseñando como debe hacerse.
Pitágoras y Francis Bacon estarían en nuestros días todavía entre ellos. Todo esto es, evidentemente, difícil de demostrar, y no puede ser considerado como cierto. Hay quizá, sin embargo, una pista.

El registro civil debería proporcionar pistas más serias. Algunos estudios a este respecto han sido llevados a cabo por médicos forenses a los que, muy curiosamente, se ha negado la publicación y que prefieren no ser citados. Se conoce la fecha del nacimiento del alquimista Jean Lallemant, pero no la de su muerte. De una manera general, y contrariamente a lo que se afirma en la Prensa, nunca se encuentra en el registro civil la muerte de centenarios o de personas de más edad todavía.
Cuando un periódico anuncia que una persona ha muerto a la edad de cien años, la comprobación en el registro civil generalmente no muestra más que noventa y cinco años. Un estadístico francés me decía que los centenarios no mueren nunca.
El fenómeno, es absolutamente general en todos los países del mundo, incluso en la Unión Soviética, pero habitualmente se rechazan las comunicaciones a este respecto.
Los casos de personas, sobre todo de investigadores especializados en las ciencias secretas, cuya fecha de muerte no se puede averiguar, en tanto que se conoce perfectamente la de su nacimiento, son relativamente numerosos. Incluyendo aquellos países en los que el registro civil se lleva cuidadosamente y en las épocas más modernas. Meyrink dice poéticamente que cuando se abren ciertos ataúdes, no se encuentra en ellos un cadáver, sino una espada simbólica. Esta espada está tallada, dice. en óxido de hierro cristalino muy duro (magnetita). También aquí, hay un simbolismo interesante.
En China, habría habido Inmortales al frente de las grandes sociedades secretas, especialmente del Dragón de Esmeralda. El alquimista Wey-Po-yang sería el mas famoso por haber conseguido la inmortalidad y que compartió con su ayudante y su perro. Ni siquiera la Policía de Mao me parece que haya destruido esas sociedades secretas.
Sería evidentemente interesante saber si la inmortalidad se transmite a la descendencia. En principio, los caracteres adquiridos no se han transmitido, pero muy recientemente se ha aportado un cierto número de pruebas de que el A.D.N. puede ser influenciado desde fuera. Es posible también que algunos seres hereden la inmortalidad o la vida muy prolongada sin saberlo.
No dejemos el registro civil sin mencionar que es sumamente fácil tener uno nuevo y que debe de haber Inmortales que cambian periódicamente de identidad sin que ello plantee ningún problema.
Las leyendas acerca de fuentes naturales de las que emana este agua modificada que nosotros hemos llamado elixir de larga vida son muy numerosas. La más célebre es la del conquistador español Ponce de León, que habría encontrado una de ellas en las Bahamas. Cosa curiosa. En la isla de Bimini, donde está la fuente de Ponce de León, se encuentran también reliquias de una civilización desaparecida, especialmente el famoso muro de Bimini, de diez mil años de antigüedad. La coincidencia es, cuando menos, curiosa.
Fuentes de este género se encontrarían por todo el mundo. Por supuesto, los psicoanalistas han superpuesto en eso su simbolismo pueril. Lo que hay en ello de notable, es que establecen una relación entre la Luna y el agua. Ahora bien, justamente la Luna es el único mundo que no posee agua… al menos en su superficie. Por el contrario, el simbolismo religioso del agua bendita, de la fuente de vida eterna, del agua que da la vida eterna, debe ser considerado con la mayor atención.
Muy recientemente, un cierto número de otras formas de agua, distintas al agua ordinaria y el agua pesada, han sido descubiertas. Citemos en particular el agua superpesada, que contiene dos átomos de hidrógeno 3 y un átomo de oxígeno, y el agua polimerizada.
En algún lugar de la estructura de esas múltiples formas de agua se encuentra el secreto de la inmortalidad física. Incluso el agua ordinaria está relacionada con el cosmos. Piccardi ha demostrado que sus propiedades físicas y químicas cambian con el tiempo. Parece que estos cambios pueden estar relacionados con la travesía de la Tierra por diversas regiones del espacio.
La trayectoria de la Tierra, que es helicoidal (combinación de la rotación de la Tierra alrededor del Sol y del desplazamiento del sistema solar hacia Vega), corta el campo galáctico en un ángulo variable, y esto se refleja en la estructura del agua.
El agua modificada, el elixir de vida, el agua que disuelve el agua pesada y la arrastra fuera del organismo, debe probablemente ser fabricada en un punto concreto del ciclo cósmico. No es posible saber, tan bien guardado está el secreto, con qué frecuencia debe ser administrada, ni en qué cantidad. En todo caso, la fabricación es probablemente tan simple que los Inmortales no deben de tener dificultades en proporcionársela.

Cabe preguntarse por qué otros signos se puede reconocer a un Inmortal. La cuestión es ardua. Quizá por una falta de sueño.
La liberación de la necesidad de dormir ha sido comprobada medicinalmente en varias ocasiones. Es rara, pero existe. En 1961, se estudió a un inglés llamado Eustace Burhett, que en aquella época tenía ochenta y un años. No había dormido desde hacía cincuenta y cuatro años.
Gozaba de una salud excelente. El hipnotismo no actuaba sobre él. Los somníferos le daban dolor de cabeza. Permanecía, sin embargo, en cama seis horas cada noche para descansar y pasaba el tiempo leyendo, escuchando la radio o haciendo crucigramas, a lo que era muy aficionado.
A decir verdad, se debería, sobre todo, reconocer a un Inmortal por la sabiduría que ha adquirido, por su desprendimiento, por el desarrollo progresivo de su inteligencia. ¿Para qué serviría la inmortalidad si se sigue siendo el mismo? Una vez más, el problema de la condición sobrehumana es el que nosotros abordamos aquí y el que está más allá de los límites de nuestra imaginación.
Igual que el simio no puede imaginamos, nosotros tampoco podemos concebir al Inmortal o al superhombre. La soledad, la insatisfacción de la vida y la falta de curiosidad son unos fenómenos de mortalidad. El que tiene el tiempo delante de él debe tener una mentalidad muy diferente de la nuestra. Y la primera consecuencia de ello debe ser la pérdida de toda ambición, de todo deseo de interferir. El Inmortal debe, en un sentido más profundo que el de Voltaire, «cultivar su jardín».
Chesterton ha dicho:
César y Napoleón hicieron esfuerzos inauditos para que se hablara de ellos, y se habló de ellos. Existen hombres cuya única preocupación es lograr que no se hable de ellos, y no se habla de ellos.

http://www.cristalencantado.com.ar/los-inmortales

vania Dr Robert Lanza y su teoría del «Biocentrismo» ; «nos han enseñado a creer que morimos”

Retira el velo, remueve tus creencias porque tus creencias generarán tus pensamientos, tus pensamientos generarán tus palabras, tus palabras se transformarán en actos, y tus actos formarán tu destino. – Mahatma Gandi


Hay vida después de la muerte, y la muerte es una ilusión creada por nuestra conciencia. Un científico estadounidense ha encontrado pruebas de esta teoría en la física cuántica.

“Creemos que la vida es solo la actividad del carbono y una mezcla de moléculas; vivimos un tiempo y después nos pudrimos bajo tierra”, escribió el doctor en medicina Robert Lanza, citado por el diario británico ‘Daily Mail‘.


Este profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad Wake Forest de Carolina del Norte argumentó que los humanos creemos en la muerte porque “nos han enseñado a creer que morimos”; es decir, nuestra conciencia asocia la vida con el cuerpo, y sabemos que el cuerpo muere.


Su teoría, denominada ‘biocentrismo’ o ‘universo de la biocéntrica‘, explica que la muerte no puede ser tan terminal como creemos. Según esta teoría, la biología y la vida originan la realidad y el universo, y no a la inversa.

http://youtu.be/PJ0xo0u_oYk

 De eso se desprende que la conciencia determina la forma y el tamaño de los objetos del universo.

Para dar un ejemplo, Lanza se centra en cómo percibimos el mundo que nos rodea. Una persona ve el cielo azul y le dicen que ese color es el ‘azul’, “pero se pueden cambiar las células de su cerebro para que vea el cielo de color verde o rojo”.



Nuestra conciencia da sentido al mundo y puede ser alterada para cambiar nuestra interpretación. Desde el punto de vista de la biocéntrica, el espacio y el tiempo no se comportan de manera tan rígida ni tan rápida como nos presenta nuestra conciencia.

Si aceptamos la teoría de que el espacio y el tiempo simplemente son ’herramientas de nuestra mente’,entonces la muerte y la idea de la inmortalidad existen en un mundo sin límites espaciales ni lineales.


Los físicos teóricos creen que hay una cantidad infinita de universos en los que diversas variaciones de personas y situaciones existen y ocurren simultáneamente.


Lanza afirma que todo lo que puede suceder sucede en algún momento en todos estos ‘multiversos’ (los múltiples universos posibles), lo que significa que la muerte no puede existir “en un sentido real”.



Según Lanza, que participó en los primeros experimentos de clonación, cuando morimos nuestra vida se convierte en una “flor perenne que vuelve a florecer en el multiverso”.

Para corroborar su teoría, el científico citó un experimento conocido como ‘experimento de la doble rendija‘, que demuestra que la percepción humana participa en el comportamiento de la materia y la energía.

http://youtu.be/SzX-R38dZQw

Observa tus creencias, cuando llegas a este mundo eres un recipiente vacío. Si te enseñan o te implantan una creencia y no la cuestionas, vivirás con ella toda tu vida. Por este motivo, si crees en la muerte durante toda tu vida estás creando tu realidad en función a esa creencia. Si crees que eres infinito y que estás aquí de paso, vivirás de otra forma puesto que crearás tu realidad en base a otra creencia, en este caso una creencia incompatible con la otra.


http://vinculocomun.blogspot.com.es/2013/11/biocentrismo.Robert.Lanza.cremos.que.morimos.html

domi El túnel y la luz

Tengo una amiga que me contó una historia que me dejó impresionada. Es una lástima que no podais oír directamente su testimonio.
En el parto de sus gemelos estuvo a punto de morir. Durante el impás de reanimación, cuenta que a pesar de sentir y oir, como un eco lejano, el revuelo que se formó a su alrededor, vió una luz al final de un pasillo que la envolvía en una paz maravillosa, como nunca antes había sentido.
Poco despues, aparecieron o se dió cuenta de la presencia de dos hombres, situados muy cerca, que no decían nada y la miraban.

 

Uno de ellos le tendió la mano y ella sentió que quería dársela, dejarse ir hacia la luz, cuando el otro hombre le dijo a este:
– No, deja que se marche, no es su momento todavía.
– Pero va a sufrir, contestó angustiado el que tendía la mano.
– Como todos, como todos…Contestó el otro.

En aquel momento, ella recordó a sus hijos, volvió a ser vagamente consciente de que estaba en una sala de operaciones y sintió que la mano que sujetaba la suya era la de su marido que estaba ahí presente.

Cuando me lo contó se me ponía la carne de gallina. A ver si la puedo convencer para que un día lo cuente aqui.

Visiones en el lecho de muerte

‘Una nueva idea primero es condenada como ridícula y luego descartada como trivial, hasta que finalmente se convierte en algo que todo el mundo conoce.’William James
A través de todo el presente siglo se han publicado libros detallando observaciones hechas por doctores y enfermeras sobre pacientes moribundos.
Aunque las visiones en el lecho de muerte se pueden encontrar en la literatura y en el conocimiento popular de todas las épocas, ellas eran raramente mencionadas en la literatura científica hasta los finales de 1920, cuando fueron estudiadas por Sir William Barrett, un profesor de física del Royal College of Science, en Dublin.
El se interesó en este tópico cuando su esposa, quien era cirujano obstetra, llegó a casa una noche y le contó de una mujer que había muerto en el hospital ese día de una hemorragia después de dar a luz.
Justo antes de morir la mujer, Doris, se sentó y se mostró muy excitada por haber visto un paisaje maravilloso y dijo que su padre había venido a escoltarla para ir al otro lado.
Lo que resultó mas sorprendente para los Barretts fue el hecho de que la mujer súbitamente expresó sorpresa de ver a su hermana, Vida, con su padre. Parece que la hermana de Doris, Vida, había muerto sólo tres semanas antes. Pero como Doris había estado tan enferma, la muerte de su querida hermana había sido mantenida en secreto para que ella no lo supiera.
Esta historia resultó ser tan edificante para Barrett que él emprendió un estudio sistemático de las visiones en el lecho de muerte. El suyo fue el primer estudio científico que concluyó que la mente del paciente moribundo en muchas ocasiones es clara y racional. Él también reportó un número de casos en los cuales el personal médico o los familiares presentes compartieron la visión del paciente moribundo.
Su libro, publicado en 1926 fue titulado Deathbed Visions (Visiones en el lecho de muerte). En él se destaca que:
• Muchas veces en el momento de la muerte las personas ven a un amigo o familiar al lado de su cama quien ellos pensaban que aun estaba vivo
• En todos los casos, cuando se comprobó, la persona que ellos vieron había muerto antes sin su conocimiento
• Niños moribundos frecuentemente expresan sorpresa porque los ángeles que ellos ven esperándolos no tienen alas.
En los años 1960 el D.r Karlis Osis de la Sociedad Americana para la Investigación Psíquica hizo un estudio piloto de visiones en el lecho de muerte que confirmaron las conclusiones de Barrett y que más tarde fueron verificadas a través de diferentes culturas. Sus descubrimientos fueron:
• La más común clase de visión era de personas que habían muerto antes que ellos• Las visiones usualmente eran de corta duración, cinco minutos o menos• Los pacientes moribundos decían que el visitante había venido con el propósito de llevarlos consigo• Las creencias en la vida póstuma no tienen significado en la frecuencia o en la clase de aparición vista• La mayoría de los pacientes en el estudio no habían recibido drogas que pudieran causar alucinaciones.
En 1977 el Dr. Osis y su colega, D.r Erlenddur Haraldsson, publicaron At the Hour of Death (A la hora de la muerte). Este libro extendió el estudio original e incluyó reportes de más de 1.000 doctores y enfermeras en India así como de Estados Unidos. En total se reportó sobre la muerte de más de cien mil personas. Estos estudios se encontraron en buena correlación con los trabajos pioneros hechos en un período de 30 años y reportados en varios trabajos del Dr. Robert Crookall de Inglaterra.
De acuerdo con la información que le fue dada por el personal médico:
• Solo el diez por ciento de las personas están concientes poco antes de su muerte • De este grupo solo la mitad o dos terceras partes tiene visiones de muerte cercanas• Estas visiones toman la forma de visitas y apariciones de seres queridos, vistazos del próximo mundo e inexplicables estados de ánimo exaltados.
El Dr. Melvin Morse plantea que el historiador francés, Philippe Aries, ha documentado que antes del año 1.000AD los moribundos solían contar visiones de Dios y decir que veían a los que habían muerto antes que ellos. El se lamenta que hoy los pacientes que tienen tales visiones son tratados por ‘ansiedad’ con narcóticos y Valium, los cuales borran la memoria a corto plazo y evitan que los pacientes recuerden cualquier visión que hayan tenido (Morse 1993: 60). Él también afirma que cerca del noventa por ciento de las personas que mueren en hospitales son ‘fuertemente sedadas, interminablemente resucitadas y medicadas’ y que los doctores ven las visiones en el lecho de muerte como un problema que hay que medicar hasta que desaparezca (Morse 1993: 63).
En su libro Closer to the Light—Learning from the Near-Death Experiences of Children (Más cerca de la Luz—Aprendiendo de las experiencias cercanas a la muerte de los niños) Morse plantea el punto de vista de que las visiones en el lecho de muerte son ‘un aspecto olvidado del misterioso proceso de la vida’ el cual puede tener un maravilloso efecto confortante y curativo tanto para los pacientes moribundos como para la familia (1993: 65). El recuerda varios casos donde los niños antes de la muerte comenzaron a ver visiones de la vida póstuma durante los últimos días de sus vidas. Describieron asombrosos colores, hermosos lugares y familiares fallecidos los cuales ellos no sabían que existían.
VICTOR ZAMMIT
http://veritas-boss.blogspot.com.es/2012/05/visiones-en-el-lecho-de-muerte-1.html