Archivo por días: abril 20, 2018

¿Quién nos robó Cataluña?

En Portugal están prohibidos los partidos secesionistas. En Francia también, igual que Alemania. Por estos lares, “cosas veredes, amigo Sancho”, ocurre lo contrario. Aquí, en España, se consiente la existencia de formaciones “antisistema” que fomentan y avivan el imaginario del dolor, eso que Miguel de Unamuno advirtió en “la petulante vanidad de un pueblo que se cree oprimido”, refiriéndose al nacionalismo catalán.

 

Invitado por la Universidad de Helsinki, Carles Puigdemont conferencia sobre los Pequeños estados y política en las redes sociales en un mundo globalizado: hacia una república digital en Cataluña. El ex Presidente de la autonomía catalana no esperaba oír reprimendas en su discurso. Pero el finlandés Jukka Kekkonen le reprocha al catalán sus gruesas confusiones entre democracia y dictadura. Y Kekkonen que, además de buen conocedor de la Historia de España, es catedrático de Derecho, recrimina a Puigdemont que “ustedes los separatistas hablan de la historia de una forma de la que Putin estaría orgulloso“. Esto ocurría horas antes de que el fugado Puigdemont, sobre el que recaen delitos de rebeldía y malversación de fondos públicos, fuera detenido el pasado 25 de marzo por la policía alemana en cumplimiento de una euroorden.

Como el nacionalismo despierta resentimiento y xenofobia allá donde va, no es cosa menor que Puigdemont fuese apoyado, durante su estancia en la cárcel alemana de Neumünster, por miembros del partido de ultraderecha Alternativa por Alemania (AfD). Por cierto, a día de hoy el señor Puigdemont mantiene el apoyo de esta formación de extrema derecha a través de su portavoz Jörg Meuthen.

Y tampoco es baladí que en un punto cercano a la localidad catalana de Soses apareciesen los del M.I.C. Estos nazis catalanistas, a los que les gusta comparar a los españoles con simios, estuvieron en uno de esos días cruciales de la festividad de Pascua actuando codo a codo con los Comités (¿izquierdistas?) de Defensa de la República [Catalana], saboteando el tráfico de la autovía A-2. Y provocando desórdenes.

Capitalismo emocional

La socióloga de simpatías marxistas Eva Illouz sostiene la teoría de que, movidos por simplemente sentimientos, podemos adquirir aquello que nuestros deseos marquen. En el capitalismo de las emociones cabe, pienso, crear perfectamente sentimientos patrióticos diseñados para ser vendidos a la carta, por qué no. Y ahí, en este escenario, es donde incluyo a José Luis Rodríguez Zapatero. Este ex Presidente de España, que despenalizaba la convocatoria de referéndums ilegales, exhibió un optimismo arrollador por esa confusión, habitual en él, de no calibrar el efecto que producían sus palabras. Y sus acciones. De ahí que, sin dudarlo ni una vez, el señor Rodríguez Zapatero lanzara esta promesa: “Apoyaré la reforma del Estatuto de Autonomía que apruebe el Parlamento catalán”. Sea cual fuere.

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Hacia la singularidad: Inteligencia Artificial dominando el mundo

Escrito por JUAN PÉREZ VENTURA

Tan impresionantes son los evidentes peligros a los que nos enfrentamos como la poca atención o preocupación que parecen concertar entre la mayor parte de la población. Quizás no preocuparse sea una buena estrategia para llevar una vida tranquila, pero sin duda no es recomendable a la hora de pensar políticas para el futuro más cercano. La sociedad en convivencia con la inteligencia artificial no está tan lejos. Y sí, quizás haya que preocuparse un poco, aunque sólo sea para diseñar cómo vamos a establecer la relación con los robots inteligentes, que ya nos acompañan en muchos momentos de nuestro día a día.

El concepto de singularidad, aplicado en el ámbito de la tecnología, hace referencia a ese posible momento futuro en el que las máquinas alcancen una inteligencia igual o superior a la del ser humano, y sean autónomas en tareas como el aprendizaje o el mejoramiento. Es decir, máquinas (ordenadores, robots, programas informáticos…) capaces de aprender por sí solas y de mejorarse a sí mismas. Además, podrían igualar al cerebro humano si adquirieran habilidades emotivas y racionales.

Por el momento el ser humano ya ha creado máquinas que dominan la inteligencia perceptual (reconocimiento de imágenes, de sonido, transcripciones del habla, clasificación de imágenes…) y que incluso pueden crear algoritmos para generar sonidos e imágenes manejando redes adversarias generativas, es decir, que permiten generar nueva información a partir de la que ya se tiene. Si bien las máquinas actuales realizan todo esto gracias a una base informativa facilitada por un ser humano (un programador, un ingeniero, un informático…), los expertos coinciden en que hacia las décadas de 2040 o 2050 se habrá conseguido que las inteligencias artificiales construyan desde cero el conocimiento, planificando jerárquicamente la información y entendiéndola.

Es importante recordar que no estamos hablando de una sociedad en la que los coches vuelen y la gente viaje a Marte de vacaciones, sino de un futuro cercano en el tiempo (¿qué son cuarenta años en la escala humana? ¿cuánto se ha avanzado tecnológicamente desde 1970?) que plantea situaciones muy interesantes para abrir el debate, aunque puedan parecernos ficticias o inverosímiles.

Posibles escenarios en el futuro próximo

Antes de hablar de una superinteligencia que quiera aniquilar al ser humano porque es muy mala (parece que esa es la aproximación más extendida que se plantea para abordar el tema de la inteligencia artificial), es necesario situarnos temporalmente y tratar de adivinar qué será lo primero que llegue a nuestras sociedades. Antes de tener robots terminators que se adueñen del mundo o programas informáticos que nos esclavicen, habrá situaciones mucho menos excitantes pero que nos pondrán en complicados debates morales, políticos, sociales, jurídicos, filosóficos, éticos y hasta familiares.

Hasta ahora la relación con las máquinas ha sido fría como el metal del que están hechas. Las diseñamos y observamos cómo realizan la tarea que les hemos encomendado. Están a nuestro servicio. Tienen formas extrañas, con cables, pantallas y luces cubiertas por duras carcasas de plástico. Viven en el interior de fábricas de las que salen nuestros coches y electrodomésticos, las tenemos escondidas para olvidar que hacen muy bien su trabajo. Esta relación distante y de superioridad puede cambiar próximamente, cuando veamos a las máquinas de manera distinta.

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