Un nuevo descubrimiento podría revolucionar la idea sobre el comercio de pescado en la antigüedad

Barcos romanos con tanques a bordo para el pescado

Una bomba manual mantendría las capturas vivas durante los viajes largos

Este tubo de plomo es todo lo que queda de lo que podría haber sido un tanque para el transporte de peces vivos.

El hallazgo en el casco de un pecio romano de un tubo de plomo ha desconcertado a los arqueólogos. Investigadores italianos sugieren ahora que el tubo era parte de un ingenioso sistema de bombeo, diseñado para alimentar a bordo tanques para peces con un suministro continuo de agua oxigenada. Su análisis ha sido publicado en el International Journal of Nautical Archaeology.

Los historiadores habían supuesto hasta ahora que en la antigüedad el pescado fresco se consumía cerca de donde era capturado, ya que sin refrigeración se habría descompuesto durante el transporte. Pero, si esta teoría es cierta, los barcos romanos podrían haber llevado el pescado vivo a todos los mercados a lo largo del Mar Mediterráneo.

El barco hundido, que data del siglo II d.C., fue descubierto en 1.986 a seis millas de la costa de Grado, en el noreste de Italia. Fue recuperado en piezas en 1.999 y ahora se encuentra en el Museo de Arqueología Subacuática de Grado. Se trata de un pequeño barco mercante de alrededor de 16,5 metros de largo, que llevaba cientos de recipientes con pescado procesado, incluidas sardinas y caballa en salazón. Carlo Beltrame, un arqueólogo marino de la Universidad Ca ‘Foscari de Venecia, en Italia, y sus colegas, han estado tratando de dar sentido a una extraña pieza hallada entre los restos del pecio: un tubo de plomo que terminaba en un agujero en el casco cerca de la popa. El tubo mide 1,3 metros de largo por 7-10 centímetros de diámetro.

El equipo ha llegado a la conclusión de que el tubo debió haber estado conectado a una bomba de pistones, en la que una palanca accionada a mano movería los pistones arriba y abajo dentro de un par de tubos. Las válvulas de un solo sentido asegurarían que el agua era bombeada de un depósito a otro. Los romanos tenían acceso a esa tecnología, aunque no se había visto antes en sus barcos, y la bomba en sí no se ha recuperado de los restos del pecio de Grado.

Sección de la nave con el hipotético sistema hidráulico para llenar el vivarium. S. Parizzi/ The Nautical Archaeology Society

Los arqueólogos habían sugerido anteriormente que esta bomba de pistones podría haber servido para achicar el agua del casco del barco. Pero Beltrame señala que las bombas de cadena – en las que unas cubetas atadas a una cadena circular recogían el agua y lo vertían por la borda – eran mucho más seguras y más utilizadas para este propósito en la antigüedad. “Ningún marinero haría un agujero en la quilla, creando una vía potencial de entrada de agua en el casco, a menos que hubiera una razón muy poderosa para hacerlo”, escribe.

Otro posible uso de bombear agua de mar al interior del barco podría haber sido para lavar la cubierta o combatir los incendios. Un sistema similar fue utilizado en el buque insignia HMS Victory del almirante Horatio Nelson en los siglos XVIII y XIX. Pero Beltrame y sus colegas argumentan que el pecio de Grado no es lo suficientemente grande como para que esto valga la pena. Dicen que el uso del navío en el comercio de pescado sugiere un propósito muy diferente para la bomba – para abastecer un tanque de peces.

Los investigadores calculan que una nave del tamaño del pecio de Grado podría haber contenido un tanque de alrededor de 4 metros cúbicos de agua. Este podría haber acogido hasta 200 kg. de peces vivos, del tipo de lubina o dorada. Para mantener los peces vivos, con un suministro constante de oxígeno, el agua del depósito tendría que ser reemplazada una vez cada media hora. Los investigadores estiman que la bomba de pistones podría haber soportado un flujo de 252 litros por minuto, permitiendo que el agua se reciclara en solo 16 minutos. Tracey Rihll, un historiador experto en tecnología griega y romana antigua de la Universidad de Swansea, en el Reino Unido, advierte que no hay evidencia directa de un tanque de peces. Los investigadores “desestiman las funciones de extinción de incendios y de lavado de la cubierta con demasiada facilidad, en mi opinión”, dice. Pero, aunque no hay rastro del tanque, Rihll dice que el tubo podría haber sido utilizado para ese fin en los primeros días de la nave. Las pruebas literarias y arqueológicas sugieren que los griegos y los romanos transportaron peces vivos “en una escala pequeña pero significativa”, añade.

En el siglo I, el naturalista romano Plinio el Viejo escribió que el pez loro procedente del Mar Negro era transportado a la costa de Nápoles, donde se introducía en el mar. Y el escritor griego de los siglos II-III Ateneo describe un enorme barco llamado Syracousia, en el que supuestamente había un tanque de agua salada revestido de plomo para llevar peces para su uso en cocina.Sin embargo, un tanque de peces a bordo de un barco pequeño como el pecio de Grado podría significar que el transporte de pescado vivo era una actividad rutinaria del comercio romano, que permitiría a los ricos darse un festín con pescado traido de lugares remotos o llevar peces a los mercados desde distancias más cortas.

“Sería cambiar por completo nuestra idea del comercio de pescado en la antigüedad”, dice Beltrame. “Pensabamos que el pescado debía haber sido consumido cerca de los puertos donde llegaban los barcos de pesca. Con este sistema podía ser transportado a todas partes.”

Fuente: Roman ship had on-board fish tank

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