ARQUEOLOGÍA PSÍQUICA…..GLASTONBURY..F.BLIGH BOND…

 

Los orígenes de la moderna arqueología psíquica hay que buscarlos, forzosamente, en la Gran Bretaña de principios de siglo. Fue en 1907 cuando llegó a las ruinas de la emblemática abadía de Glastonbury -tan enrraizada con los mitos artúricos- un hombre llamado a desenterrar algunos de sus misterios: Frederick Bligh Bond. Imbuido en el ambiente espiritista anglosajón de la época, Bligh decidió ayudarse de un sensitivo para saber por dónde empezar sus excavaciones en aquel mar de ruinas.
El psíquico en cuestión fue el capitán John Bartlett, un diestro practicante de la escritura automática que pronto se creyó en contacto con un tal Fray Guillermo, que le ayudó a dibujar planos y trazados de Glastonbury sin conexión aparente con las ruinas. Lo cierto es que tanto Bligh como el capitán Barlett comenzaron a constatar una cosa harto curiosa: a medida que ese tal Fray Guillermo les transmitía psicográficamente planos de Glastonbury, las excavaciones del equipo de peones de Bligh confirmaban sus indicaciones.
De hecho, Fray Guillermo les anunció el descubrimiento de los restos de una capilla desconocida al Este del templo. Les dictó sus proporciones y hasta les reveló que su constructor fue un tal abad Beere, que la bautizó con el nombre de capilla del rey Edgar. Hasta 1909 -cuando los datos de estas comunicaciones psíquicas se habían borrado ya de la memoria de Bligh y Bartlett- las palas de los arqueólogos no confirmaron la veracidad de tales aseveraciones. Incluso las medidas se revelaron totalmente precisas.
La duda de los parapsicólogos es: ¿anuncio desde el Más Allá o «simple» premonición de los dos personajes implicados?Bligh y Bartlett nunca se hicieron semejante pregunta. Ocultando a la Iglesia de Inglaterra la razón de sus éxitos arqueológicos, ambos siguieron en contacto con Fray Guillermo y un cada vez más surtido «equipo» de monjes que se autodenominaban en los mensajes psicográficos como la «Compañía de Avalón» o los «Vigilantes del Otro Lado».
Sea como fuere, varios documentos, entre ellos una carta de un tal Everard Feilding, confirman que los anuncios de Fray Guillermo se produjeron muchos meses antes de los descubrimientos arqueológicos, e incluso antes de que Bligh fuera designado como responsable de las excavaciones en Glastonbury.
Aunque en 1909 Bond había publicado un tratado ortodoxo sobre diversos aspectos arquitectónicos de la abadía, un nuevo libro titulado The Gate of Remembrance, que publicó en 1918, puso muy nerviosas a las autoridades eclesiásticas y arqueológicas de su tiempo.En él confesaba que las excavaciones de Glastonbury habían sido llevadas a cabo gracias a los mensajes de “escritura automática” canalizados por médiums y dictados por los monjes que habían habitado la abadía hasta el siglo XVI, antes de ser demolida.
Si Bond se hubiera limitado a hablar sólo de gematría su reputación tal vez se habría salvado pero incluyó los escritos de todas las sesiones espiritistas que se habían llevado a cabo, discutió abiertamente la escritura automática de Alleyne y terminó hablando de la naturaleza espiritual del hombre. Las autoridades eclesiásticas y arqueológicas arremetieron contra él y le tacharon de excéntrico. Bond añadió más leña al fuego con una nueva obra, The Hill of Vision, donde daba detalles de otras predicciones de los monjes, incluida la Primera Guerra Mundial.
Robinson no pudo contener su furia: el espiritismo estaba prohibido desde los tiempos bíblicos y era un descrédito para la Iglesia que sus miembros lo practicaran. Se trataba además de una técnica arqueológica sin ningún fundamento y, por supuesto, el templo de Glastonbury no era un lugar para experimentar con espíritus.

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