La marina estadounidense incorpora animales a la industria militar

Por casi cincuenta años la marina estadounidense ha utilizado los incomparables talentos naturales de delfines y leones marinos para detectar minas submarinas y torpedos.

Sabemos bien que los delfines son animales extraordinarios, de inteligencia casi inigualable en todo el reino animal. Aunque con menores capacidades —pero no muy lejos del delfín— se encuentran los leones marinos, comúnmente identificados con las focas que en los parques acuáticos asombran al público jugando con una pelota —así como los delfines lo hacen atravesando aros de un brinco.

Pero dichos centros de entretenimiento no son los únicos que comparten estos mamíferos acuáticos en su convivencia con los humanos. En San Diego, concretamente en la base Point Loma de la marina estadounidense, se entrenan algunos ejemplares para la detección de minas submarinas, torpedos utilizados previamente en alguna práctica y algunos otros residuos propios de la actividad naval. De los delfines se aprovecha sobre todo su biosonar, único en el mundo, imposible de superar por alguno hecho por el hombre, y de los leones marinos su visión submarina, también mejor que la que se podría lograr con muchos de los accesorios modernos.

Aunque el Marine Mammal Program se puso en marcha desde la década de los 60, solo hasta hace poco —a principios de los 90—se le retiró la condición de secreto y hubo acceso público a sus cifras y objetivos. Ahora se sabe la cantidad aproximada de animales involucrados en este adiestramiento militar (75 delfines y 35 leones marinos), las operaciones en las que han participado (en la reciente guerra de Irak, por ejemplo) y los planes que se tienen para ellos con el fin de perfeccionar su instrucción.

Entre estos últimos destaca la extravagante y paranoica idea de formar con los delfines una suerte de guardia fronteriza marítima. En el desbocado imaginario del discurso contra el terrorismo que taimada y exitosamente el gobierno de Estados Unidos propaga para controlar a sus ciudadanos, se asegura que es altamente probable que un pequeño escuadrón de terroristas llegue nadando a ciertas instalaciones navales para atacarlas. Con un entrenamiento adecuado, dicen los involucrados en este programa que delfines y leones marinos podrían frustrar la operación (y quizá desarmar a los terroristas o arrestarlos y leerles sus derechos).

El Marine Mammal Program cuesta 20 millones de dólares anuales y si bien resulta admirable en cuanto al grado de entendimiento que logra entre el hombre y esas dos especies tan singulares que son el delfín y el león marino, no deja de tener cierto lado ridículo e involuntariamente irrisorio, como si la marina estadounidense no fuera sino una filial de Sea World o de algún otro parque acuático con mucho presupuesto y mucha, mucha imaginación.

[CNN]

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