TIKAL EL MISTERIO DE LA DESAPARICIÓN DE LOS MAYAS

No son pocos los arqueólogos o investigadores, como sería el caso del estadounidense experto en cultura maya Sylvanus Griswold Morley (1.883 – 1.948) que defienden al fraile franciscano Fray Andrés de Avendaño y Loyola como el primer hombre blanco que tuvo la oportunidad de ver por primera vez la ciudad de Tikal, si bien ésta era ya una antigua ciudad maya abandonada mucho tiempo atrás. En su marcha por la selva para evangelizar a los mayas itzáes en el año 1.696, conocidos como “los brujos del agua o maestros iniciados”, el fraile franciscano topó, tal y como refleja en los escritos que dejó para la posteridad, con “…templos muy altos y antiguos, que tenían forma de conventos con cuartos techados y superficie blanca, hechos de piedra y unidos con mezcla…”.



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Localización de Tikal en Guatemala.



Pasó mucho tiempo hasta que de nuevo la antigua ciudad volviese a ser contemplada por unos ojos profanos. Fue Ambrosio Tut a mediados del siglo XIX, un chiclero que desde la copa de un árbol pudo contemplar sorprendido varias crestas de los templos, visión que rápidamente puso en conocimiento de las autoridades. Al poco tiempo, y tras una primera expedición de reconocimiento del terreno, Modesto Méndez, Gobernador y Magistrado de El Petén (Guatemala), escribió el primer informe oficial sobre Tikal en 1.848, nombre con el que los mayas itzáes denominaban al paraje que acogía los restos de la antigua ciudad, y que significaba “lugar de las voces” aunque también se hace mención a que el nombre fue dado en relación al termino “ti ak’al” (cerca del hoyo con agua), haciendo referencia a una antigua reserva de agua del lugar. De todo ello se hizo eco la Academia de las Ciencias de Berlín en 1.853, difundiendo la curiosidad de multitud de investigadores de todo el mundo.



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Ubicación de Tikal respecto al resto del mundo maya.





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Probable visión de Ambrosio Tut en el momento en el que pudo contemplar la ciudad de Tikal desde lo alto de un árbol.



Ubicada en la Selva del Petén, entre los municipios de Flores y San José en la conocida como Reserva de la Biosfera Maya (Parque Nacional Tikal), única en el mundo declarada al unísono patrimonio cultural y natural de la Humanidad por la UNESCO, Tikal es el centro arqueológico más grande de todo el continente americano, de hecho Tikal, junto con Calakmul, fueron las ciudades más grandes y pobladas de la civilización maya durante el denominado Periodo Maya Clásico. Entre los años 700 y 850 de nuestra era logró su máximo esplendor con una superficie estimada sólo para la ciudadela principal de 60 km² de los que apenas 16 km² han sido excavados e investigados. Aún así, su área de influencia es mucho mayor ocupando una extensión de 756 km² donde se ha calculado el número de construcciones prehispánicas en más de 3.000, sumando templos, santuarios, monumentos, plazas y residencias, entre otras infraestructuras, concentradas principalmente en la ciudadela. Muchos son los interrogantes que rodean a Tikal, entre ellos el de cuanta gente llegó a albergar en sus momentos de máximo esplendor. De los casi 50.000 habitantes de las primeras estimaciones calculadas hace ya medio siglo, se ha alcanzado ya una cifra que ronda los casi 200.000 habitantes en investigaciones más recientes. Una de las principales razones que dificulta el estudio demográfico es la extraña disposición y planificación urbanística de Tikal. Lo que ha llevado a muchos especialistas a plantearse si la antigua ciudad maya merece el título de centro urbano. Su estructura dista mucho del modelo habitual que caracterizaba las ciudades de la Tierra Alta de Mesoamérica, por ejemplo Tenochtitlán en el actual México D.F. con distribución ortogonal, rectilínea, ordenada y planificada. Aún así, la demografía elevada, las estructuras palaciales y los trabajos hidráulicos apoyan la tesis de una Tikal urbana. De lo que no cabe duda alguna es que Tikal fue una de las grandes Ciudades-Estado de los mayas, la civilización que dominó la provincia de Chiapas en México, la península del Yucatán y la mayor parte de lo que son hoy los estados de Guatemala, Belice, El Salvador y Honduras. Los expertos creen que el primer asentamiento y la primera actividad digna de mención por parte de sus pobladores fue entorno al año 800 antes de Cristo para ser completamente abandonada sin explicación aparente alguna en torno al año 900 después de Cristo (el último monumento fechado data del año 899), mucho tiempo antes de la llegada de los conquistadores españoles.

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Arriba, plano de la ciudadela o área principal de las ruinas de Tikal. Abajo representación mediante maqueta.



Son muy variadas las hipótesis que han pretendido explicar el abandono de Tikal y del resto de las ciudades mayas. Deterioro del medio ambiente, cambios climáticos, enfermedades, sequías y problemas agrícolas, guerras civiles, etc., que progresivamente volvieron inhabitable su área de influencia.

Para los defensores de la “causa militar”, la decadencia de la civilización precolombina se habría debido a una larga guerra entre dos ciudades-estado, y por tanto los fenómenos naturales no habrían sido la causa de la caída del imperio Maya. Así lo afirma al menos un grupo de arqueólogos de la universidad estadounidense de Vanderbilt, quienes basan sus afirmaciones en la traducción hecha de unos jeroglíficos descubiertos no por la intervención de la piqueta de los arqueólogos sino curiosamente por la acción de un huracán que asoló la región guatemalteca de Petén, y más concretamente en el caso que nos ocupa, en la base de la pirámide de Dos Pilas. Dicho texto descubierto narra la historia del Balaj Chan K»awiil, quien fue nombrado rey de Dos Pilas por su hermano, monarca de Tikal. Debido al parentesco, Balaj Chan K»awiil declaró la guerra a la ciudad de Calakmul, rival tradicional de Tikal, con resultado adverso para Dos Pilas. Luego de un año de exilio, Balaj fue repuesto en el trono por sus enemigos. En esa situación, dio la espalda a su hermano y le declaró la guerra. El conflicto, según los jeroglíficos, se extendió varias décadas, no benefició a ninguna ciudad y afectó a toda la región.

Hay también quienes hacen especial atención en la ascensión política y militar de los Olmeco-toltecas que, penetrando a lo largo del Río Usumacinta (mono aullador) hacia el año 895, habrían sometido a los mayas y desplazado de sus asentamientos.


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La verdadera de extensión de Tikal aún está por determinar. Sólo un tanto por ciento muy pequeño ha podido ser excavado y sacado a la luz, mientras, el resto permanece aún oculto por la Selva del Petén.



Por el contrario, los defensores de la teoría “medioambiental”, afirman que durante los siglos VIII y IX, en pleno periodo de auge cultural, los mayas de Tikal recurrieron a los bosques que rodeaban la ciudad para construir magníficos templos que todavía hoy pueden contemplarse, agotando los recursos madereros que habían estado en pie durante varios siglos atrás. Hasta entonces, sin embargo, los habitantes de Tikal habían conservado la vegetación tropical y practicado un manejo agroforestal estable, denominando como bosques sagrados y por tanto intocables a algunos de ellos, según se desprende de una investigación publicada en la revista Journal of Archaeological Science, y cuyas conclusiones apoyan la hipótesis de que la explotación exhaustiva de los recursos naturales de los que dependía una población que crecía rápidamente, pudo haber contribuido al abandono definitivo de Tikal en el siglo X. Mientras, diferentes investigadores son de la opinión que el agotamiento de sus tierras de labranza empujó a las poblaciones hacia el norte, otros al contrario, se inclinan más bien hacia una tendencia a la vida civil en detrimento de la vida religiosa, principal elemento aglutinador de su civilización.



Dos siglos antes de la caída de Tikal otra gran urbe había corrido ya la misma suerte, Teotihuacan, sobre la que también existen multitud de hipótesis que tratan de establecer su extraña desaparición. Curiosamente ambas ciudades y civilizaciones, la teotihuacana y la maya en Tikal tuvieron estrechas relaciones, hasta el punto de que estudios iconográficos en murales de Teotihuacan han confirmado la extensión del linaje de un gobernante de la antigua” Ciudad de los Dioses o donde fueron hechos los Dioses”, que es lo que significa Teotihuacan, en la ciudad maya de Tikal, algo que ya había sido sospechado en su momento por parte de epigrafistas del área maya, cuando los estudios de las conocidas como Estelas 4,18, 31 y El Hombre de Tikal aludían a la línea dinástica de Atlatl-Cauac o Búho Lanzadardos, posible gobernante de Teotihuacan entre el 374 y 439 después de Cristo y cuyo hijo, Yax Nuun Ayiin I, fue señor de Tikal. Investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con el doctor en arqueología Raúl García Chávez a la cabeza afirman que en los murales teotihuacanos el emblema de este linaje estaba representado por la imagen de un pájaro con un escudo, al igual que los registros descritos en Tikal y otros sitios mayas de fines del siglo IV, donde aparece el hijo de Búho Lanzadardos, Yax Nuun Ayiin I, como dirigente de Tikal hacia 379 y 404 después de Cristo. Otro descendiente de Búho Lanzadardos que no aparece en las estelas anteriormente citadas, pero sí en otros monumentos de la zona arqueológica guatemalteca, es su nieto Kan Chitam, señor de Tikal entre 458 y 486 después de Cristo, quien protagonizó una guerra contra la ciudad maya de Calakmul (Campeche). Además de las posibles representaciones de Búho Lanzadardos en murales y figurillas teotihuacanas, en la Estela 31 de Tikal, su hijo, Yaax Nuun Ayiin, está representado como un guerrero teotihuacano, con escudo y lanzadardos (símbolos de legitimidad a través de su línea paterna), y en esculturas teotihuacanas aparece con los mismos elementos, a manera de gobernante. 



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Perspectiva de la Gran Plaza de Tikal. Instantánea tomada desde el Templo II con el Templo I al fondo.



Por si fuera poco, el hallazgo de osamentas de personas de clara procedencia maya en la Pirámide de la Luna, en Teotihuacan, reafirman junto con otras evidencias el contacto que en un momento llegaron a tener las ciudades mayas y la gran ciudad de Teotihuacan.

Animados por su fervor religioso los mayas fueron capaces de levantar una civilización que se prolongó durante 3.000 años, en los que desarrollaron un avanzado sistema de escritura, una metodología para medir el tiempo e inventar el “0” y estudiar con sorprendente habilidad astronomía. Por si fuera poco, desconociendo el manejo de los metales y sin tener animales de tiro o poleas, construyeron magníficos templos y grandes palacios.

¿Qué ocurrió realmente a éstas megaurbes de la antigüedad para caer tan rápidamente en desgracia? ¿Por qué Tikal, que había tenido un perfecto conocimiento de lo ocurrido dos siglos antes a los teotihuacanos no tomó las medidas necesarias para evitar su propio desastre? Hasta el momento ninguna excavación ha sido capaz de descubrir fehacientemente el por qué Tikal fue abruptamente abandonada.

Tampoco sabemos a ciencia cierta el verdadero nombre que los antiguos pobladores le concedieron. El nombre del glifo emblema de Tikal (un nudo de cabello humano) fue interpretado por el epigrafista David Stuart, autor del libro “Palenque. Eternal City of the Maya” como Yax Mutul, por lo que éste sería tal vez el verdadero nombre de la antigua Tikal. Se sabe que yax es primer o primero y mutul deriva de mut que significa nudo, pero se desconoce por completo el verdadero significado en su conjunto.



Tikal y el enigma Mayamexico


A la izquierda el glifo emblema que representa a Tikal. A la derecha David Stuart, prestigioso epigrafista y especialista del mundo maya.



El corazón de Tikal es la Gran Plaza, de unos 125 metros de largo por 75 de ancho y concebida alrededor del año 700 después de Cristo. Constituye para muchos visitantes el conjunto arquitectónico más impresionante del sitio, al estar formada por cuatro pisos superpuestos, que alcanzan cada uno unos 10.000 m².

En un extremo de esta plaza está el Templo I, llamado «del Gran Jaguar», que destaca por sus poco más de 45 metros de altura, y que preside un campo descubierto usado para las grandes ceremonias. Aledaña al Templo, la Plaza Este muestra al visitante los restos del que fuera el mercado y uno de los juegos de pelota (se han descubierto por el momento tres campos de juego de la pelota). Al otro extremo está el Templo II, conocido como «de las Máscaras», que cuenta con 38 metros de altura. Al norte de la Gran Plaza se sitúa la conocida como Acrópolis Norte, otra enorme plataforma de 8.000 m2 que contiene ocho templos funerarios construidos a lo largo de 300 años que mantienen originales y no muestran señales de haber sido ampliados ni sustituidos por construcciones posteriores. En ellos hay localizadas una serie de tumbas decoradas con gran delicadeza y de extrema belleza, señal inequívoca de que nos encontramos frente a una de las necrópolis reales mayas.

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Arriba el Templo I. Abajo el Templo II.



Al sur de la Gran Plaza se encuentra la denominada Acrópolis Central, área dedicada principalmente a albergar las residencias de los dirigentes políticos y religiosos de Tikal, o mejor dicho de Yax Mutul, y también de edificios administrativos. Estas construcciones palaciegas solían tener varias plantas, y la calidad de sus acabados y materiales son de gran calidad. Alejándose en la misma dirección se ubica la Plaza de los Siete Templos (los siete son prácticamente iguales) y la Acrópolis del Sur que se anticipa a La Gran Pirámide (30 metros de altura), llamada también Mundo Perdido o 5C-54, ubicada en el extremo sur y dedicada al estudio astronómico. La cumbre de esta edificación, difícil de alcanzar por sus altos y escarpados escalones, es el lugar preferido por los visitantes para disfrutar de los crepúsculos. Construida durante el periodo clasificado por los arqueólogos como Clásico Temprano, unas escaleras ascienden por sus cuatro laterales conduciendo a un templo que corona su cúspide. Precisamente la construcción de esta pirámide constituye una de las numerosas pruebas a las que hacíamos referencia anteriormente, la conexión entre Tikal y el lejano Teotihuacan, situado a casi 1.000 Km de distancia. Diferentes hallazgos de relieves han demostrado que habitantes de Tikal vestían con ornamentación propia y estilos reconocidos de Teotihuacan, tal vez por un éxodo de gente de una ciudad a otra o, tal vez, por una conquista política o militar. Junto a la Plaza de los Siete Templos se localiza otro de los campos para el juego de la pelota.


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Arriba el Templo III. Abajo el Templo IV.



Junto a la Gran Pirámide del Mundo Perdido y los Templo I y II, destacan especialmente sobre el resto de construcciones otras edificaciones como podrían ser las siguientes. El Templo III, que se cree fue la última estructura erigida en Tikal para servir de tumba al también último de los gobernantes de Tikal, Chi’taam. A pesar de ello su tumba aún no ha sido encontrada. Como no podía ser de otra manera, llama especial atención el denominado como Templo IV por ser el edificio más grande tanto de Tikal como de toda la región Maya. Con sus casi 66 metros de alto se alza imponente en medio de la jungla de El Petén. Fue mandado construir por Yax Kin, quién asumió el trono el 12 de Diciembre del año 734 después de Cristo y aunque tampoco ha sido localizada su tumba los arqueólogos creen que sirvió para acoger sus restos. Los mismos arqueólogos calculan que fueron necesarias para su construcción la nada despreciable cifra de 191.139 metros cúbicos de piedra, todo un logro técnico para un pueblo enclavado en medio del infierno verde de la selva del Petén.

Tampoco desmerece en tamaño el Templo V con sus 59 metros de altura, que le otorga el título de ser la segunda pirámide más alta de Tikal. Su gran tamaño se acentúa sobre todo por su ubicación en una plataforma situada cinco metros más alta que la plaza central en la que se encuentra y ocho metros más alta que la plaza del Templo III, que dotan a este edificio de una perspectiva notable dentro de la ciudad, sólo superada por el Templo IV con sus casi 66 metros. Los arqueólogos creen que en este sitio está enterrado un gobernante desconocido, pero al igual que los templos citados con anterioridad tampoco se han encontrado sus restos.



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Arriba el Templo V. Abajo el Templo VI. 

Destacamos por último el Templo de la Inscripciones o Templo VI, uno de los que más información ha arrojado a los investigadores sobre el modo de vida y la historia de la antigua Tikal. Su nombre, Templo de las Inscripciones, lo dice todo. Los arqueólogos encontraron un enorme texto jeroglífico que marcó los eventos principales de la historia de Tikal y los eventos gloriosos que acontecieron durante el reinado de Yax Kin, allá por el año 457 antes de Cristo. Y no sólo eso. En la parte trasera del templo fue localizado grabado sobre piedra un largo texto jeroglífico, que databa en esta ocasión del año 766 después de Cristo, compuesto de casi 200 glifos, cada uno de ellos de 80 centímetros de altura por 1 metro de ancho. Sin duda el más largo descubierto hasta el momento en ningún templo maya. Otras edificaciones como el Palacio de las Acanaladuras, el palacio de las Ventanas, o los Complejos “N, P y M”, tampoco dejan indiferentes a los visitantes.


Tikal y el enigma Maya


Pirámide del Mundo Perdido.



Todo el esplendor del Imperio Maya aparece reflejado en las ruinas de Tikal. Un imperio que durante 3.000 años fue uno de los más influyentes y poderosos de todo el continente americano, y que los investigadores han dividido en tres periodos o épocas. El primero de ellos, conocido como Maya Preclásico, se extendió desde el año 2.000 antes de Cristo hasta el 250 de nuestra era. Durante este periodo aparecen los primeros vestigios de presencia humana en Tikal alrededor del año 800 antes de Cristo. Al primer periodo le sucedió el llamado Maya Clásico, que comprende desde el año 251 hasta el 900. Durante este período, florece lo más importante de las artes y conocimientos de la civilización indígena. Por último, la época Maya Postclásica, que comprende desde el año 901 hasta el 1.500, que viene a coincidir con el tiempo de la llegada de los españoles, los cuales encontraron al Imperio Maya prácticamente desintegrado y sus principales ciudades y centros de poder, como sería el caso de Tikal, devorados por la maleza.



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El sacrificio humano fue una práctica muy extendida entre los mayas. La extracción del corazón (más habitual entre los aztecas), el desangrado, la decapitación, el asaeteamiento con flechas y lanzas, la extracción de entrañas, el desmembramiento o el más sencillo método de arrojar o despeñar a sus victimas atadas por las escaleras de sus templos y pirámides fueron costumbres muy habituales hasta la llegada de los españoles. Estas prácticas cargadas de un importante simbolismo religioso degeneraban en muchas ocasiones en auténticas orgías de sangre, con cientos de ejecutados en un muy breve periodo de tiempo. Durante décadas, con el apoyo político de los gobiernos más nacionalistas de Hispanoamérica, que culpaban (y siguen culpando) de todos sus males a los españoles para tratar así de camuflar su responsabilidad en la miseria de sus países, muchos investigadores supusieron que las versiones españolas de los siglos XVI y XVII eran resultado de prejuicios para denigrar las culturas indígenas, como las que aparecen en la conocida obra del sacerdote franciscano Diego de Landa (1.524 – 1.579) titulada Relación de las Cosas del Yucatán del año 1.566. Otros argumentaban que los sacrificios involucraban solamente a los enemigos capturados, mientras otros admitían que si bien los aztecas eran sangrientos, los mayas no lo eran tanto. Sin embargo en años recientes, los arqueólogos han ido descubriendo progresivamente numerosas evidencias físicas que corroboran las versiones de los conquistadores españoles. Utilizando técnicas forenses ultramodernas, los arqueólogos están demostrando que los sacrificios prehispánicos solían involucrar también a niños y una amplia gama de métodos brutales. Películas como Apocalypto, del actor y director australiano Mel Gibson, causaron una fuerte polémica entre los estudiosos del mundo maya y fuertes protestas de activistas indígenas de México, Guatemala y otros países del área, que trataron de boicotear el film impidiendo su proyección en multitud de salas de cine

7 comentarios en “TIKAL EL MISTERIO DE LA DESAPARICIÓN DE LOS MAYAS

  1. uyy interesante pero no dice nada de la desaparicion de los mayas el 95% de la letura es de tikal sobre su pasado precente su descubrimiento su posible pasado y etc etc pero nada ni si quiera una teoria de la desaparicion de los mayas

  2. Parece ser que la disminución de las lluvias jugó un papel fundamental en el desastre.

    Los científicos han sospechado durante mucho tiempo que la decadencia de los mayas se debió a periodos de sequía. Pero, hasta ahora, nadie sabía cuánta lluvia se habían perdido los Mayas antes de que su sociedad se desintegrara completamente.

  3. A los que conocemos como «mayas», conectados con los seres galácticos poseedores de un avanzado conocimiento de los ciclos de nuestra galaxia, no tienen NADA que ver con aquellos otros que posteriormente realizaron los sacrificios humanos y todo tipo de depravaciones y rituales de sangre rindiendo culto a los dioses que dominan la Tierra…Y sí tienen mucho que ver, con el ARREBATAMIENTO y el cambio de Dimensión, evento manifiesto en la simbología de muchos Crop Circles.

    Los Mayas Galácticos…dejaron su Mensaje en la Tierra,
    y nos esperan en el Proceso Celeste que habrá de repetirse !!!

    Gracias y Bendiciones

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