El Yunque: los rituales oscuros del Barrio de Salamanca

Hace unos años Hazteoir.org lo petaban. Era esa asociación ciudadana que sacó a tantos españoles de bien a la calle para protestar contra el aborto, contra los gays y contra la demolición de los valores de España que estaba llevando a cabo el Gran Satán Zapatero, por aquel entonces presidente del Gobierno. Era la sociedad civil de bien contra los políticos malvados, nuestro propio Tea Party, actor influyente en la escena de la derecha ultramontana patria, con buenos contactos en algunos medios de comunicación, en la jerarquía eclesiástica y en el PP. Y en cabeza, Ignacio Arsuaga, un buen chico de mocasín y jersey cruzado sobre los hombros, padre de muchos hijos y defensor de la Vida, de la Familia y de esas cosas que tiran tanto en el Barrio de Salamanca.

Hoy se empieza a saber, y así lo apuntan algunas sentencias judiciales, que Hazteoir no es más que una pantalla de algo más siniestro o como mínimo más underground; una sociedad secreta de tintes sectarios y paramilitares llamada El Yunque, con raíces en México y que lleva operando en España desde hace treinta años, y que si bien quiere algo similar a lo que pedía en público Hazteoir pretende conseguirlo de forma subrepticia, por lo bajini, como los Canteros de los Simpson.

Han sido señores igual de finos que Arsuaga, tan de misa como él, los que han hecho saltar la liebre. Un tal Fernando López Luengos abandonó Hazteoir y elaboró un informe detallado para los obispos en los que les explica a partir de testigos directos de qué va el rollo del Yunque. Entre ellos la mujer de Luis Losada, un presentador de informativos de Intereconomía que pertenecía a la organización. Una jueza ya ha sentenciado que toda la información es veraz. Por su parte Pedro Leblic, abogado, le ha enviado una carta al Papa en un arrebato de responsabilidad católica explicándole también lo que sabe del asunto a partir de los testimonios de antiguos miembros que han salido escaldados de la organización.

Explican que El Yunque se dedica a buscar a chavales creyentes, a captarles en colegios, en universidades, en actividades parroquiales, para comerles la cabeza y que pasen a ser soldados de la organización. Según los principios que la rigen, le deben lealtad absoluta y su militancia pasa a ser prioritaria; no pueden contarle nada a nadie de lo que hacen, de lo que ven ni de lo que oyen, ni siquiera a sus padres; deben ser totalmente disciplinados y obedecer absolutamente al jefe. Lo que vendría siendo una secta, vamos.

Corre por YouTube un vídeo de una ceremonia del Yunque mexicano, en el que se aprecia su estética de velas y terciopelo rojo, sus uniformes pseudonazis, su simbolito esvasticoide y sus saludos y gritos chungos.

Después del ritual empieza la juerga, con entrenamientos duros, pseudomilitares, en los que resuena el nombre de la organización: «En lo sucesivo serás un yunque que cuantos más golpes recibe más se afirma en sus principios». Se advierte a los neófitos de lo que les puede pasar si abandonan y se les acosa psicológicamente cuando su moral flaquea. En el día a día se reza mucho, se lee mucha Biblia y se adoctrina a los jóvenes soldados de Dios para infiltrarse políticamente en organizaciones de distinto tipo, bajo el juramento de no hablar nunca del Yunque. El objetivo es crear una élite infiltrada en los puestos clave del país, como un Opus Dei con parafernalia de sociedad secreta nazi y, de momento, sin el reconocimiento de Roma. Pablo Leblic asegura que hay gente de mucho poder que viene de la organización.

Nos ha hecho mucha gracia el anexo de un libro publicado en México (El ejército de Dios, de Álvaro Delgado) que reproduce un manual de bienvenida a la sociedad secreta. En él se explican los principios del Yunque con tono de folleto informativo y mezclan informaciones bastante sórdidas con adorables personajes icónicos. En ellas se explica las razones del asunto, la lucha contra el malvado dragón del ateísmo.

Las peculiares normas de la secta como si fueran simples indicaciones en un avión sobre qué hacer en caso de accidente.

Sus tendencias en el interiorismo y el vestir, siempre a la última

Su concepción de la vida sana

O se nos presenta al Jefe de Todo Esto con su cara de buen tío, como si no tuviera ni idea de que sus cachorrillos se han montado un chiringuito que rivaliza con el de Charles Manson, una Iglesia de élite dentro de la Iglesia de siempre.

http://www.vice.com/es/read/el-yunque-los-rituales-oscuros-del-barrio-de-salamanca

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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