«Mundos Intraterrenos» Alexia Mulé.

Desde el comienzo la humanidad primitiva ha dejado como testimonio con sus incisiones rupestres la exploración de las profundidades de la Tierra interrogándose sobre su misterio. De hecho nuestros antepasados han vivido en cavernas por muchas generaciones, mucho más que las transcurridas al amparo de una casa. Esta idea de un mundo bajo la superficie terrestre ha tenido lugar dentro de las tradiciones populares. Los budistas del Asia central hablaban del reino de Agartha, un laberinto de pasajes subterráneos que se extendía por toda la Tierra. Fue refugio de poblaciones de continentes desaparecidos y un centro de crecimiento intelectual gobernado por el «Señor del Mundo».

También según algunas leyendas, los Incas para esconder sus tesoros de los conquistadores españoles descendieron a profundas galerías conocidas por ellos, que permanecieron ocultas y secretas.

Igualmente los faraones egipcios se comunicaban con el mundo inferior al cual accedían a través de túneles secretos en las pirámides.
El Dante Alighieri nos habla en su Divina Comedia de los 9 círculos dantescos y él ve esos 9 círculos localizados dentro del interior de la Tierra. Así mismo Anahuac en la civilización Azteca, se refiere al «mixtlan«, región infernal ubicada también en el interior de la Tierra.

Dentro de las diferentes ideas religiosas podemos ver que para los Sufis mahometanos el infierno no es un lugar de castigos sino de instrucción y purificación para la conciencia.
En el catolicismo, como sabemos, este sitio infernal es una región de castigos y penas eternas, pero sin embargo la parte oculta del dogma cristiano sería diferente catalogándolo como un lugar de expiación, ilustración y purificación.

Como se puede apreciar, de acuerdo con las distintas religiones y creencias variarían los conceptos. Pero al referirnos a lo intraterreno, también podríamos hablar de mundos sutiles o paralelos.

Un mundo mágico a nuestro alrededor podría ser el de los elementales. Los elementales serían las conciencias de los elementos existentes en la naturaleza: tierra, agua, fuego y aire, pero no como algo meramente físico sino como vehículos de conciencias sencillas, un universo de entelequia donde habitan hadas, duendes, ondinas, gnomos…, en un mundo paralelo al nuestro.

Los esquimales de Groenlandia y Alaska, según dice la tradición, provendrían de la lejana Thule situada en el polo norte. Se dice que en esta isla sagrada existió la primera raza humana. Esta raza polar se habría desenvuelto en un ambiente totalmente distinto al actual, hace más de trescientos millones de años. La Tierra en aquella época, según ciertos sensitivos mediante la conexión con la memoria de la naturaleza, era semifísica y los seres humanos eran etéreos, andróginos y que además parece alcanzaron un altísimo grado de civilización.

El expedicionario y escritor chileno Miguel Serrano, en sus cuantiosas expediciones por itinerarios iniciáticos, llegó a conocer a ciertos personajes que afirmaban haber estado en la «tierra escondida» o tierra interior, una tierra paradisíaca que tendría la facultad de hacerse visible y la cual poseería una serie de entradas por diversas partes del planeta. Estos individuos aludieron a que para llegar al contacto con este mundo habría que tener una preparación especial con el fin de estar en grado de hallar estas aperturas. Este personaje, que tiene entre sus amistades al Dalai- Lama, intentó establecer en la patagonia chilena ocho mil hectáreas de tierras donde habitara una comunidad con gente de España y el mundo entero y así fundar una autarquía ante las catástrofes que pudieran ocurrir y se pudiera vivir aparte junto a una de las entradas al mundo subterráneo, como la llamada «Ciudad de los Césares«.

El misterioso mundo subterráneo no fue apartado por la ciencia. Uno de los pioneros en este tipo de investigación ha sido el astrónomo Edmund Halley. En 1672 aún estudiante, Halley comenzó a interesarse en el magnetismo de la Tierra. Descubrió que el polo norte magnético no se encontraba siempre en el mismo punto. Estudiando datos relevantes tanto personales como de colegas Halley, halló diversas anomalías como notar que la aguja de la brújula se desviaba hacia abajo, sin permanecer en el plano horizontal en función de la latitud. También en las longitudes la brújula variaba lateralmente del norte magnético, variación que ya los navegantes tenían en cuenta. Pero lo más enigmático fue cuando examinó las lecturas registradas en el pasado, de las cuales resultaba que la posición estaba cambiando lentamente. El único modo de explicación de este fenómeno era el postular por la existencia de más de un campo magnético. Su idea era que la Tierra estuviese constituida por una envoltura externa y un núcleo interno separado. Cada uno de estos globos con su propio eje y con los polos magnéticos norte y sur. Además con los ejes ligeramente inclinados el uno respecto del otro. Esto junto con una leve diferencia en la velocidad de rotación, podía llevar a las agujas magnéticas a buscar uno u otro polo con respecto de la lenta desviación de la posición del polo norte magnético. Además posteriormente alegó a que no sólo habría una tierra interna, sino otras dos encajadas la una con la otra siendo del tamaño de Marte, Venus y Mercurio, sosteniendo dicha teoría ante la Royal Society de Londres en 1692. Como otros pioneros de la ciencia, Halley se sintió obligado a cuadrar esta ingeniosa teoría con sus creencias religiosas hipotizando que si Dios había poblado cada rincón de la superficie terrestre de seres vivientes, debía haber hecho lo mismo en el mundo interno.

Se dice que Hitler creía ciegamente en la posibilidad de un mundo interno en cuyo interior se encontraban los seres arios más puros y perfectos que dominarían al mundo. Algunos creyentes piensan que Hitler habría escapado de los soviéticos en 1945 y entrado en el interior de la Tierra. De hecho las tropas soviéticas nunca encontraron su cuerpo, y además en una encuesta realizada al poco de terminar la guerra el 60% de la población estadounidense creía que Hitler no había muerto.

Con respecto al enigmático tema OVNI, se ha barajado la idea de que estos artefactos no solamente provengan de lejanas galaxias sino del interior de nuestro planeta, donde se encontraría una altísima civilización esperando a establecer un futuro contacto con la humanidad de la superficie del planeta.

El almirante Richard Evelyn Byrd Gran Canciller de la Orden De Lafayete también secretario Perpetuo de la Academia Federal de la Marina Americana y de las Ciencias, podría haber experimentado una increíble aventura en los glaciales del polo norte, según algunas versiones sobre dicho episodio. Se supone que en su diario apuntó una serie de anotaciones de el vuelo realizado sobre el ártico, aludiendo a que se le había denegado la libertad de publicar sus escritos y que quizás nunca llegarían a conocerse. Comentaría que acompañado por tres personas de su tripulación luego de caminar durante horas sobre el hielo, de repente desde una cumbre habrían descubierto un valle con abundante vegetación y al parecer iluminado por un sol. Pero la cuestión no habría quedado ahí, además podrían haber sido acompañados por unos objetos voladores de forma discal hasta una brillante ciudad en donde habrían establecido contacto con unos seres que les trataron de una manera cordial. Estos individuos comentaron, entre diferentes temas, sus incontables intentos de manifestarse a la humanidad pero en respuesta sólo obtuvieron la agresividad.

A su regreso Byrd informó detalladamente sobre sus descubrimientos y por consiguiente tuvo que enfrentarse a un secreto y minucioso interrogatorio por parte de las autoridades militares norteamericanas. En febrero de 1947 Byrd comandó una operación llamada High Jump, desarrollada en la Antártida. El propósito de tal operación era la del entrenamiento de personal y puesta a prueba de equipos militares en condiciones extremas. Durante la operación sobrevoló al menos una vez la parte sur- oeste y áreas del este del polo sur. Al regresar realizó una serie de declaraciones refiriéndose a la necesidad de tomar acciones defensivas ante el supuesto ataque a EE.UU. de aviones procedentes de las zonas polares cerrando así misteriosamente el asunto.

Después de terminar la operación High Jump, sucedieron extraños episodios, entre algunos de ellos el de James Forestal, secretario de defensa en el periodo de la operación, que es internado en 1948 en un hospital, donde en extrañas circunstancias cae de un décimo piso, diciéndose oficialmente que había sido un suicidio.
Estas notas son sólo un resumen acerca de lo acontecido alrededor de Byrd, para quien desee investigar un poco existen más detalles al respecto.
Además de Byrd otros exploradores como Olaf Jansen han asegurado haber observado la apertura de la Tierra en el polo norte.
La localización más plausible estaría situada a 84,4º latitud norte,141º longitud este.

En julio de 2006 el explorador norteamericano Steve Currey organizó una expedición a un enclave del polo norte en el que podría encontrarse una entrada a la «Tierra hueca» La expedición realizaría mediciones científicas en el Ártico para corroborar la veracidad de la teoría de la «Tierra hueca» y comprobar si las diferentes observaciones en la zona acerca de unas tierras cálidas más allá de del Polo Norte han sido veraces. Por cierto, las únicas imágenes de la Antártida y del polo norte las tiene la Nasa. Lamentablemente falleció repentinamente antes que su aventura se llevara a cabo. El sitio web referente al tema se clausuró así como los futuros viajes a bordo del barco rompehielos nuclear ruso Yamalque que había contratado Currey, cancelándose así todas las observaciones científicas.

Parece ser que la oquedad de la Tierra no sería exclusiva de este planeta. Otros planetas satélites y cometas muestran la misma oquedad en sus polos. Esto podría apuntar a que en el proceso de formación de los objetos celestes la fuerza centrífuga en la rotación deja hueco el interior. Hasta el momento no se ha encontrado vida o no nos lo han dicho, en la superficie de Marte y la Luna. ¿Cabría la idea de que tal vez exista la vida en el interior de otros planetas?

Raymond Bernard, autor de la «Tierra Hueca» aludía a que antes del «descubrimiento» de América por Colón la existencia de un nuevo mundo en forma de continente occidental se consideraba el sueño de un loco, del mismo modo ocurriría en nuestra época con la existencia de una humanidad subterránea en el interior hueco de la Tierra. Por lo tanto, no habría ninguna razón para que no pudiese igualmente ser encontrado tal hallazgo y establecerse su existencia como un hecho.

¿Cuál fue la causa del interés por parte de algunos personajes hacia este misterio?

¿Qué vislumbró el genial Julio Verne en su «Viaje al centro de la Tierra«?

A pesar de los intentos de desviar el tema hacia el mito, algo extraordinario debió haber acontecido al Almirante Byrd durante sus exploraciones. ¿Se revelarán algún día todas estas incógnitas?


Publicado por SAIKU
DE TODO UN POCO.

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