«Una mano» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

«Una mano no se limita a su parte física. Una mano se prolonga en los planos sutiles en los que, no sólo puede captar corrientes y fuerzas, sino también proyectarlas. Lo sentiréis si os habituáis a practicar ciertos ejercicios. Aquí tenéis uno, muy sencillo, que podéis hacer cuando estéis solos, preferentemente por la mañana. Tended vuestra mano derecha y, con el pensamiento, prolongadla lo más lejos posible, siendo conscientes de que vuestros dedos son como antenas que captan energías. Si ponéis después vuestra mano sobre el plexo solar, sentiréis que éste se llena de un calor benéfico.
La verdad es que todos los ejercicios que podáis hacer con las manos sólo serán eficaces cuando hayáis aprendido a trabajar para que se vuelvan vivas. Y una mano se vuelve viva cuando la consagramos a actos desinteresados, cuando aprendemos a tocar los seres y los objetos conscientemente para introducir en ellos la pureza, el amor y la luz


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