Aida. Plantas medicinales y Fitoterapia

El  empleo de las plantas con fines terapéuticos ha estado siempre presente en la vida del hombre, y mantiene aún una amplia validez a pesar del poderío y de la competencia de la química farmacéutica, basada fundamentalmente en principios activos de síntesis. Sin embargo, la fitoterapia no es una actividad que pueda improvisarse.

El enorme desarrollo de la industria farmacéutica, con sus colosales intereses económicos distribuidos por todo el mundo, así como las indudables ventajas ofrecidas por numerosos productos industriales, han borrado prácticamente lafitoterapia de la práctica de la medicina moderna. La disponibilidad de principios activos en preparaciones perfectamente estabilizadas, a dosis cuidadosamente prefijadas, fácilmente transportables, con efectos terapéuticos en definitiva bastante reconocidos, había en efecto de relegar la fitoterapia a una escasísima utilización.

El reciente despertar del interés por este antiquísimo arte de curar puede considerarse como parte de ese movimiento general de contestación de los aspectos más enajenantes de las sociedades industrializadas contemporáneas, orientado hacia un intento de recuperación de valores humanos aplastados por la máquina consumista.

Con relación a otras formas terapéuticas, que por criticable comodidad se definen como alternativas o heterodoxas, la fitoterapia posee características muy peculiares, sobre todo por lo concreto de sus indicaciones y por la experimentada solidez de éstas, que han pasado la criba de una tradición más que antigua. En efecto, hay que admitir que gran parte de las denominadas prácticas médicas heterodoxas se basan en principios teóricos a menudo bastante disparatados y que, en cualquier caso, contrastan con las posturas más ampliamente aceptadas de la ciencia moderna; además, una parte nada despreciable de sus recursos operativos están caracterizados por una gratuidad difícilmente aceptable en el plano racional.

Validez de la Fitoterapia

Infusiones, tisanas y tinturas han sido sin duda derrotadas por la farmacología química, que no obstante reconoce en general la validez científica de aquéllas, aunque niega, y no sólo por conflicto de intereses, la posibilidad de utilización de las mismas a gran escala en la práctica médica diaria. En lahipertensión, por ejemplo, sería criminal confiar la suerte de un paciente al ajo y al muérdago en lugar de recurrir a los fármacos hipotensores de síntesis, que en los últimos tiempos han revolucionado la terapia de esta forma patógena. Sin embargo, la fitoterapia podría constituir un baluarte frente al excesivo y peligroso consumo de fármacos, detectable sobre todo en las sociedades más desarrolladas. La fitoterapia no consiste tanto en recurrir al herbolario más que a la farmacia, sino más bien en aceptar y alimentar un nuevo planteamiento de la propia existencia, basada esencialmente en una recuperación de la naturaleza y de sus recursos, entre los cuales se encuentran también, aunque no sólo, las plantas medicinales. Se trata, en definitiva, de romper con los estereotipos de la sociedad consumista para apreciar las cosas que nos rodean y sus aplicaciones.

En este caso, la fitoterapia es en primer lugarnecesidad de recuperar la capacidad de reconocer y distinguir, basándonos en la experiencia de nuestros antepasados y no abandonándonos a la actuación, a menudo dudosa, de quien se dedica comercialmente a las plantas; por consiguiente, y dentro de lo posible, hay que proceder personalmente a la recolección de las plantas de utilidad, a su conservación y a la extracción de los principios activos,reconstruyendo una comunión con la naturaleza que es el fundamento primordial de una vida mejor

Recolección y conservación de las Plantas Medicinales

La mejor época para recoger y conservar plantas medicinales comienza en abril y mayo y se prolonga hasta el otoño. Para extraer de las mismas la mayor cantidad posible de principios activos es necesario escoger días claros, soleados, comenzando la recolección a final de la mañana, con objeto de que tallos, hojas y flores estén perfectamente secos, y otorgando preferencia a los ejemplares más hermosos. De algunas plantasse recogen flores y hojas, de otras los extremos en flor; de pocas se utilizan sólo las raíces, losrizomas o los bulbos. Ello depende del género de la planta y de cuales de sus partes sean más ricas en principios activos.

Recoger no significa destruir. Todo ha de cogerse con delicadeza, con objeto de que la planta no sufra. La raíz será arrancada sólo cuando tengan que recogerse raíces, rizomas o bulbos. Las hojas se recogen cuando en el tallo aparecen los capullos de las flores, ya que antes de la floración son poco activas porque contienen demasiada agua; después de la floración son también insuficientemente activas, porque han dado a las flores lo mejor de sí mismas.

Las flores han de recogerse inmediatamente después de brotar, porque es entonces cuando poseen una mayor riqueza en principios activos. Unicamente las flores de la manzanilla y del árnica pueden recogerse cuando todavía son capullos.

Hay plantas, como el romero y la salvia, que poseen tallo, hojas y flores muy ricos en aceites esenciales; de estas plantas habrá que recoger los extremos floridos. Por otro lado, si la planta esconde celosamente sus principios activos en las raíces, el recolector deberá hacer distinción entre planta bienal y planta anual. En el primer caso la raíz ha de ser recogida en primavera, época del despertar, cuando está turgente y llena de humores. Si por el contrario se trata de una planta anual o de una planta bulbosa, raíz y bulbo deberán recogerse en otoño o después de la caída de la hoja, época en la que los jugos nutritivos de la planta vuelven a bajar a la base antes de que la llegada del invierno la haga morir. Por cuanto respecta a las plantas de las que se usan las ramas, porque son más ricas en principios activos, la época de recolección varía de una especie a otra. Las hojas, cuidadosamente seleccionadas y limpiadas, se dejan secar al aire y a la sombra, extendidas sobre esteras, cañizos, etc. Los bulbos, las flores y los extremos floridos se secan al sol, cubiertos por hojas de papel para que no se decoloren. Las raíces y los rizomas, previamente seleccionados y separados de raicillas y fragmentos varios, se exponen al sol directamente. Al atardecer, se debe meter todo en casa, al abrigo de la humedad de la noche.

Los productos, perfectamente secos, se conservan en cajas de hojalata o en frascos de cristallimpiados antes de su uso, cada uno con su etiqueta para evitar confusiones, y finalmente se guardan en un lugar seco.

Estas son, en pocas palabras, las reglas generales que ha de seguir la persona que desee recoger plantas medicinales para su uso personal. No obstante, hay que tener en cuenta que cualquiera no puede de repente convertirse en recolector o herborista; es indispensable tener alguna noción de botánica y conocer con toda seguridad las plantas que se desea recoger. Es múy fácil confundirse. Muchas plantas se parecen tanto entre sí que, si no se es buen conocedor, se corre el riesgo de cortar una planta venenosa.

biomanantial.com

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