RITOS FUNERARIOS EN LA ANTIGUA GRECIA

Los ritos funerarios de la Antigua Grecia cambiaron con el paso del tiempo y de las costumbres propias o asimiladas de otros pueblos, y en gran parte, a las leyes que restringían el boato y el lujo de las ceremonias.
URNAS FUNERARIAS ÁTICAS
Siglo VII a.C.
Staatliche Antikensammlungen, Munich
EL DESARROLLO HISTÓRICO DE LOS RITOS FUNERARIOS
El uso más antiguo para comunicarse con los difuntos fue el entierro. Pausanias dejó una enumeración exacta de los sepulcros más distinguidos de aquéllos, diciendo que los tenían en los campos y en las orillas del mar, en la cumbre o al pie de las montañas.
Las urnas que contenían las cenizas eran colocadas en casas particulares y en ocasiones en los templos, pero estos ejemplos al principio fueron raros no concediéndose esta distinción sino a los jefes administrativos o generales que habían defendido a la patria. El entierro en Grecia siempre estuvo en uso más que en toda otra parte teniendo aquellas gentes particular cuidado de llevar los cadáveres fuera de las poblaciones. Las ciudades de Sición, Delos y Megara, los tebanos, los macedonios, los moradores del Quersoneso y de casi toda la antigua Hélade observaron la misma práctica.
Fue Ligurgo el único que dio permiso para que las sepulturas se mantuviesen dentro de las ciudades, más concretamente en los templos y en lugares públicos donde el pueblo se congregaba continuamente. Pero los legisladores más célebres hicieron de aquella práctica un punto interesante en sus códigos.
Cécrope I quiso que los muertos fueran llevados fuera de la ciudad de Atenas. Solón adoptó y restableció en todo su vigor este prudente reglamento de modo que hasta finales de esta república no se halló en Atenas más que un corto número de personas enterradas dentro de la polis, cuya honorífica distinción solamente fue concedida a algunos héroes. Sófocles no encontró sepulcros en la ciudad principal del Ática. Servio Sulpicio Rufo a finales de la República romana no pudo conseguir que fuese en ella enterrado Marcelo. Plantón en su República no permite que se detinen para sepultura las tierras aptas para el cultivo sino las arenosas, áridas e inútiles.
Las mismas leyes estuvieron en el mayor vigor en la Magna Grecia. Los cartaginenses encontraron sepulcros construidos en las afueras de la ciudad de Siracusa. Los tarentinos siguieron los mismos estilos pero habiendo en una ocasión consultado el oráculo, éste respondió que serían más felices si cum publibus habitarent.
El sentido verdadero era que activasen los medios de aumentar la población, mas ellos creyeron que interpretaban bien el sentido del oráculo permitiendo enterrar a sus muertos dentro de la ciudad. Sin embargo, toda la doctrina religiosa se diría a observar las leyes que ordenaban llevar los cadáveres lejos de las estancias. Así fue que hasta los generales defensores de la patria, los soldados que habían sacrificado su vida para el mismo noble fin, tuvieron sus sepulcros en los mismos campos de batalla: por ejemplo, Homero, primer poeta épico, fue enterrado en un picadero. Arquímedes, terror de romanos y defensor de Siracusa, fue dejado en una campiña cerca de su patria. Lisandro, que aseguró la superioridad de Lacedemonia sobre Atenas, su rival, fue enterrado en un campo cerca de Aliate.
 
 
LEYES REGULADORAS
Cuando los cadáveres de los héroes y de grandes hombres no eran enterrados en las poblaciones se redujeron las posibilidades de reflejar una imagen de relevancia social, dándose así una menor distinción social. No sirve decir que en aquellas remotas ciudades se hacía poco caso a los sepulcros, porque en ningún otro tiempo los hombres habían tenido tanto cuidado sobre este particular «lujo».
Cicerón conoció el sepulcro de Arquímedes por varios adornos que se encontraban en él. El lujo, el buen gusto y la magnificencia de los sepulcros eran tan sumamente llamativos y relevantes entre los griegos y romanos, que las leyes tuvieron que restringir varias veces semejantes excesos.
Platón en sus escritos prohibía la construcción de los sepulcros cuyo trabajo no pueda ser concluido por cinco hombres en el espacio de cinco días. Solón quiso que los atenienses fuesen construidos dentro de tres días por diez hombres. Demetrio de Falero proscribió el lujo de las columnas y determinó la capacidad de los sepulcros. La ley de las XII Tablas de los romanos ordenando que las hogueras y los sepulcros fuesen llevados fuera de las ciudades, prevenía por medio de prudentes reglamentos el lujo que habría podido introducirse en éstos.
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Un comentario en “RITOS FUNERARIOS EN LA ANTIGUA GRECIA

  1. En el tiempo que el ser humano ya no realice «ritos funerarios» significara que a iniciado su proceso de conocerse a sí mismo.
    Mientras tanto continuara siendo rehén de la físicalidad.

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