Esvástica, el símbolo que no significa lo que crees

Hoy en día resulta difícil imaginar un símbolo que tenga asociado un significado tan negativo y siniestro como el de la esvástica, popularizado en todo el mundo por el uso que hicieron de él los nazis, y por lo general interpretado como sinónimo de muerte, destrucción, racismo y totalitarismo.

Paradójicamente, en realidad el origen de este signo –en síntesis una cruz de cuatro brazos doblados en ángulo de 90 grados–, se remonta a miles de años antes del surgimiento del nazismo, fue utilizado por gran parte de las culturas y civilizaciones del planeta y, además, hasta el ascenso al poder de Adolf Hitler había sido considerado casi siempre un símbolo de significado positivo.

Los usos más antiguos de la esvástica –un término sánscrito que significa, literalmente, “muy auspicioso”–, parecen remontarse al neolítico y la Edad del Bronce, estando bien documentado su uso extendido en la civilización del valle del Indo –entre el 3300 y el 1300 a.C.–, y más tarde por todo el Mediterráneo, siendo muy popular entre las culturas de la Antigüedad clásica.

Sin embargo, su uso más prolongado y habitual tuvo lugar en distintos rincones de Asia, y ha estado durante siglos vinculado a creencias religiosas como el hinduismo, el jainismo o el budismo. En todas estas tradiciones religiosas –y en muchas otras– sigue teniendo un significado positivo, siempre relacionado con la buena suerte, el éxito, la prosperidad o la fortuna.

En el jainismo, los cuatro brazos de la esvástica –que forman parte de su símbolo oficial, el Jain Prateek Chihna, están vinculados con los cuatrogati –destinos– que, según esta creencia, puede tener el alma en los sucesivos ciclos de reencarnación: humano, animal, celestial y demoniaco.

En el hinduismo, por su parte, se relacionan con los cuatro purushartha, los cuatro objetivos de la vida de los varones, citados en los Dharma Sastra: Dharma (el deber religioso), Artha (la riqueza que permite alcanzar el placer), Kāma (el placer) y Moksha (la liberación del ciclo de reencarnación).

En el caso del budismo, la esvástica aparece habitualmente representada en el pecho de algunas estatuas de Buda, y por lo general significa “el todo” o “la eternidad”.

En época griega y romana la esvástica, en sus dos “versiones” –dextrógira y levógira, es decir, con los brazos “moviéndose” en el sentido de las agujas del reloj, o al contrario– se utilizó principalmente como motivo decorativo, apareciendo a menudo en mosaicos, tejidos y decoraciones murales como un patrón similar al de las grecas.

En la prehistoria Europea, durante las edades del hierro y del bronce, la esvástica también tuvo un significado solar, y a menudo la esvástica se representó de formas variadas, por ejemplo con sus brazos curvos en lugar de rectos.

Por otra parte, en algunas culturas europeas de raíces célticas parece haber estado relacionado igualmente con un simbolismo de tipo funerario, vinculándose con las puertas del nacimiento y de la muerte, dependiendo de si sus brazos eran dextrógiros o levógiros.

En el cristianismo, sorprendentemente, la esvástica también se utilizó a menudo como forma de decoración en algunas iglesias y templos medievales, bien en mosaicos como los que cubren parte del suelo de la catedral de Amiens (Francia), bien en los muros exteriores, generalmente como variación de la cruz de Cristo.

Ya en épocas más recientes, y antes de que esta singular cruz de cuatro brazos acabara identificándose con el nazismo, la esvástica fue empleada como símbolo de buena suerte entre algunos pilotos a comienzos de siglo XX. De hecho, fue utilizada como insignia por la Fuerza Aérea Finlandesa entre 1918 y 1945.

También formó parte del emblema de la marca cervecera Carlsbergdesde mediados del siglo XIX, aunque la compañía danesa dejó de utilizarla cuando los nazis llegaron al poder, debido a sus ya negativas connotaciones.

En su Mein Kampf, Hitler identificó el signo de la esvástica con la raza aria, después de que el movimiento völkisch hubiera interpretado de forma interesada los textos de Heinrich Schliemann sobre este símbolo, que el arqueólogo había descubierto en sus excavaciones de Troya. Desde entonces, el milenario símbolo nunca volvió a ser visto del mismo modo.

Bastó apenas un cuarto de siglo –tiempo durante el cual los nazis hicieron uso de la cruz gamada, entre 1920 y 1945– para cambiar de forma radical la percepción sobre un símbolo que, durante miles de años, había sido interpretado de forma positiva.

https://es.noticias.yahoo.com/blogs/arte-secreto/esv%C3%A1stica-el-s%C3%ADmbolo-que-no-significa-lo-que-191223340.html

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