Alex Collier: Sobre una experiencia de contacto extraterrestre

Para muchos de vosotros Alex Collier no necesita presentación. En TaT hemos seguido de cerca su trabajo en conferencias, talleres y entrevista, tratando de comunicar su experiencia con inteligencias denominadas “andromedanas”. Aquí hay un reciente trabajo de vídeo donde se graba un enceuntro a Collier donde narra recientes experiencias con esas mismas inteligencias con las que está en contacto desde hace al menos 30 años.

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Un comentario en “Alex Collier: Sobre una experiencia de contacto extraterrestre

  1. No sé dónde vive Alex, pero el paisaje es muy similar a estos lares de por aquí (el talón de europa, españa, la señora de la nariz grande y gorda –cuya nariz, que no se ofendan, es la misma portugal), es curioso cómo los paisajes son idénticos en muchas partes de este planeta, quizás sean franjas con una naturaleza determinada, hasta los cuervos (donde estoy ahora hay manadas de cornejas que se pasan rato gritando encima de las torres eléctricas, me hace gracia su coordinación, su graznar cuando se hablan, marchan en grupos hasta que al final marcha el que primero dio aviso junto a dos o tres), hasta incluso los desechos en el mismo campo, los palés ahí tirados. Desde luego parece un teatro no muy apropiado para «encuentros en la tercera fase.

    Aunque Alex no ha comunicado nada importante, ya que todo ha sido deescriptivo, la descripción de un mundo holográfico, ya que parece ser que los medios comunicativos o de información sólo están interesados en las «formas» y en las descripciones, y no en la sustancia del por qué de esas formas o el por qué de esas visitas o contactos.

    deja caer muy claro el sentimiento de «tranquilidad» y de arropo que siente al estar con esos seres. Esto le da un grado y de un enraizamiento total y profundo con esta sociedad y con el ser humano de ahora mismo, recalca una y otra vez las preocupaciones, lo despiadado de los sistemas, y en medio de tanta paja deja caer los granos: la evolución habrá de ser dada por el propio ser humano, hay que empezar a hacer elecciones y pronto y a dejar de lado los sistemas que por sus propias raíces o redes nos han envuelto en la red que ahora nos tiene atrapados. Mientras Alex sigue preocupado por sus hijos, por la hiipoteca, por el coche y por el enorme desasosiego que representa el vivir aquí y ahora. A lo mejor por eso se supone que sea un «contactado» o elegido para esos contactos, es decir, por lo que el mismo Alex manifiesta una y otra vez: nadie es mejor comentarista que el que habla una misma lengua para que sea entendido.

    El aspirar a esa «seguridad» o paz vivencial que es lo que él más echa en falta, es por lo que ahora se supone que estamos evolucionando, para encontrar ese estado donde ya no sea necesaria la lucha supervivencial ni la angustia del día a día ni el tormento del control y la tortura del temor y de los miedos (todos delegados a los mismos que nos controlan, para eso les hemos dado el poder legitimizado). Alcanzar esos «estados» donde ya no existan más los desequilibrios de ninguna naturaleza sólo podrán ser dados cuando realmente todo sea transparente como el cristal: yo no oculto nada, no tengo nada que temer, todos somos iguales, todos nos respetamos, cada uno tiene su isla y su vida propia, todos vamos a vivir libres y en paz sin tener que angustiarnos por nada porque ya no existe ni la explotación ni los dominios, ni las guerras ni todas estas cosas oscuras que aquí y ahora nos envuelven y nos dominan sin dejarnos opción a nada más que no sea procedente de su puño, y su puño viene cerrado en forma de amenaza.
    Tenemos la otra opción, la de no vivir más bajo estos paradigmas multitrágicos y envolventes y sólo recurrentes a las vías oscuras. Mientras, algo se les olvida, ya que para que haya oscuridad es necesario que exista la luz, sin la luz no hay oscuridad ni sombra, y más tarde o más temprano alcanzaremos nuestra puerta de luz para poder vivir dentro de esa sensación de paz eterna y de que estamos fluyendo y no «viviendo» dentro o con un entorno.

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