Aida. La sencillez, no la simpleza

Cuando buscas el significado de «sencillez», el diccionario te remite al concepto de «sencillo», ¿curioso, verdad? Lo curioso es saber de qué trata esto de ser sencill@: que no tiene artificio, que carece de ostentación y adornos; dícese del estilo que carece de exornación y adornos, natural  y espontáneo.

       

Pues sí que resulta, no solo curioso, sino ilustrador, saber qué es ser sencill@ en esto de la evolución conciencial. Sencill@ es que carece de aditamentos o florituras desde la que mostrar una cosa que no es. Así que la sinceridad podría considerarse una consecuencia de ser sencill@.

        Es tan necesario ser sincer@ somo sencill@, pues un concepto acompaña al otro. Ser sincero es mostrar las cosas tal y como son, sin añadir o quitar nada. Porque eso de seguir, como antiguamente, mareando, camuflando, falseando, ocultando lo que sea que fuere, es apegarse a modos y costumbres caducadas que están más comprobadas que sólo aportan complicaciones en todos los hábitos sociales y en cualquier tipo de relación humana que se quiera desarrollar o, mejor dicho, crear. Porque la mentira es la forma más necia de destruir lo que pudiera estar construido¿Quedó claro?

        Distinto es la simpleza, que no es muy hermoso cuando se identifica con la bobería, la necedad, la rusticidad, la tosquedad, el desaliño, e incluso la cualidad de ser simple o sin composición. Queda palpable que los modos antiguos de comportarse eran bastante simples y, añado, una triste y ridícula forma de mostrarse. Lo normal, que estaba normalizado, en esa dimensión normalizada anormalmente, era ser simple en las formas de manifestarse. Incluso, más que simpleza, se observaba cutrez, como mínimo. Y lo mínimo era hablar de lo simple que es la simpleza, para pasar ya, de nuevo, a la invitación de una manifestación nueva de sencillez de un ser (humano) desde el Ser (interno) con formas sencillas, naturales  y espontáneas.

        Que los artificios son como los fuegos artificiales: pueden parecer espectaculares, pero duran muy poco y gastan demasiada energía, dejando exhausto a quien se sigue pronunciando en esos términos gastados y olvidados.

         En cambio, cuando nos manifestamos tal y como Somos desde nuestro Ser, con sencillez, todo cambia a una manera de Ser con y en una forma bella, hermosa, espontánea, rica, única, perfecta y armónica que puede ser verificable. Ya no necesitamos de nada más que ser nuestro Ser manifestándose en su forma física como Es y es.

         Es el momento de la sencillez, que insisto es hermosura al instante y al mismo tiempo. Afortunadamente ya no necesitamos de aquel ego que mostraba distintas y ostentosas caretas y/o máscaras a los demás impidiendo que uno fuera Quien Es.

         Ahora toca lo nuevo en sencillez. Es el tiempo, el instante de ser sencill@s, de mostrarse con sencillez, y os aseguro que ese espacio-tiempo creado estará repleto de abundancia en todos los sentidos. Si no, comprobarlo, y os asombraréis.

        Toca ser sencill@s, así que no hace falta adornar más este artículo si ya ha quedada clara la idea a manifestar, más si conseguí hacerlo con sencillez, ¡ojalá!

   P.D.: Lo fácil es ser sencillo, y al revés: lo sencillo resulta fácil. De la misma manera: lo difícil es ser complicado; así como es complicado hacer lo difícil cuando lo sencillo es hacerlo fácil, o es fácil ser sencillo haciendo con sencillez lo sencillo.

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Autor: Deéelij

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Publicado por Emilio Carrillo

Un comentario en “Aida. La sencillez, no la simpleza

  1. La sencillez es necesaria para ser buenas personas, también la sinceridad, pero creo que un ser sencillo debe de ser por simpatía sincero.

    Esta cualidad para mi es fundamental, sin ella seria muy difícil acceder a otros grados de pureza..
    Alguien dijo con razón; “La sencillez es como la sal de la perfección”

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