Adriana – Los antibióticos ya no sirven

Más de 80 compañías farmacéuticas de todo el mundo se unen para reclamar nuevos modelos económicos para agilizar el desarrollo de nuevos antibióticos capaces de combatir a los «superbugs». Los viejos ya no surten efecto.

superbugs

Los cinco grandes laboratorios por capitalización de mercado – Johnson & Johnson, Roche, Novartis, Pfizer y Merck- encabezan una lista de más de 80 empresas farmacéuticas y de diagnóstico que firmaron el pedido de acción colectiva. Es imperiosa, dicen, la necesidad de desarrollar nuevos antibióticos con la suficiente resistencia para hacer frente a los superbugs. Los existentes, en parte debido al uso abusivo, han perdido la capacidad para combatir los nuevos virus.

En su declaración las empresas declaran que están dispuestas a hacer su parte invirtiendo más e impidiendo el abuso, pero piden a los gobiernos que las ayuden con nuevos modelos comerciales que aumenten los incentivos para la investigación y el desarrollo y desaliente la utilización abusiva de las drogas resultantes.

Entre los firmantes de la declaración figuran AstraZeneca, Glaxo-Smit-hKline, Johnson & Johnson, Merk y Pfizer y también empresas más pequeñas de biotecnología y algunos fabricantes de genéricos en la India.

El número de antibióticos nuevos que se aprueban ha caído notablemente en los últimos 20 años debido a dificultades científicas y financieras. Muchos de los grandes laboratorios, inclusive los que hoy firman la declaración, redujeron p abandonaron la investigación en antibióticos por razones comerciales.

Por lo general, los antibióticos se usan durante una semana o dos para curar una infección y casi siempre se venden a precios bajos. En cambio, es mucho más lucrativo desarrollar drogas para combatir el cáncer o enfermedades crónicas que se pueden usar durante meses o incluso de por vida y que casi siempre tienen precios muy altos.

La declaración brinda su apoyo a un plan global diseñado por la Organización Mundial de la Salud para reducir el uso indebido en humanos y animales y destaca la necesidad de contar con una tecnología más precisa de diagnóstico para identificar cuándo realmente se necesita antibiótico. El uso excesivo acelera la difusión de superbugs al dar a las bacterias más oportunidades para hacerse más resistentes.

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