La Fed pone en crisis a Latinoamérica con su guerra global de divisas

La profesora Janet Yellen, presidenta del Consejo de Gobernadores de la Reserva Federal estadounidense.
En este artículo, que ha provocado una verdadera conmoción en Latinoamérica, Alfredo Jalife-Rahme asegura que el alza de las tasas de interés de la Fed en un cuarto de punto no tiene nada que ver con la economía estadounidense sino que es resultado de una estrategia internacional de Estados Unidos. Y anticipa, entre otras consecuencias, graves problemas económicos en América Latina y los países del grupo BRICS.
Ningún país latinoamericano parece capaz de tomar medidas al respecto, pero Moscú sí podría tomar una iniciativa en los próximos días.
El histórico fin de la era del dinero barato que operó la Fed (Reserva Federal de Estados Unidos) en forma unilateral mediante el alza de un cuarto de punto de las tasas de interés repercute con cataclísmicos daños colaterales e implicaciones geopolíticas profundas al restante del catatónico planeta, en particular a América Latina.
La Fed es de hecho el único banco central global, conglomerado de bancos privados (sic) de Wall Street que aplican políticas monetarias estatales/federales que resultan globales debido a la perniciosa hegemonía del dolarcentrismo: el máximo poder de Estados Unidos, al unísono de su panoplia multifacial conformada por el Pentágono, Hollywood, los multimedia y el grupo cibernético Gafat (Google/Apple/Facebook/Amazon/Twitter).
Ambrose Evans-Pritchard, feroz palafrenero de la Casa Real británica, pondera los altos riesgos de la aventura del alza por la Fed cuando «los cementerios de la política global están sembrados con los centralbanquistas, quienes han elevado las tasas a prisa, para solamente retractarse después de haber empujado a sus economías a la recesión o después de haber realizado un mal juicio sobre las poderosas fuerzas deflacionarias en el mundo post-Lehman» [1].
Se refiere a la quiebra de Lehman Brothers en 2008, que sumió a Estados Unidos y, por ende, al mundo en una grave crisis que aún no ha sido resuelta.
Los ejemplos de Evans-Pritchard son ilustrativos desde las dos fallidas alzas del Banco Central Europeo de 2011 que casi llevó al colapso a la unión monetaria hasta el curso reverso de Suecia, Dinamarca, Corea del Sur, Canadá, Australia, Nueva Zelanda, Israel y Chile.
El alza no es solamente un vulgar incremento, sino que comporta también un singular ritmo cuando la Fed tiene contemplado elevar las tasas en forma gradual a lo largo de 2016 para alcanzar 1,375% [2].
¿Aguantarán el mundo y el México neoliberal itamita otras cuatro alzas consecutivas de un cuarto de punto cuando la primera llevó a la quiebra a ICA, una de las principales constructoras de América Latina ?
Fue lastimoso que el Financial Times –que teledirige sin desparpajo la política petrolera y monetaria del México neoliberal itamita– haya anunciado dos días antes (¡supersic!) el alza local de las tasas a 3.25%.
El Financial Times sentencia que la economía del México neoliberal itamita está esclavizada (¡supersic!) a la política monetarista de Estados Unidos cuando en lugar de apretar las tuercas necesita relajarlas [3].
El New York Times se lamenta de que la atadura de México a la política monetaria de Estados Unidos «haya devaluado el peso cerca de 30% en menos de una semana» [4].
Hasta Stratfor [5] –la CIA empresarial tras bambalinas– admite que la Fed maneja las tasas en forma egoísta y unilateral, sin miramientos por el estado cataléptico del resto del planeta, lo cual afecta(rá), a mi juicio, primordialmente a la Unión Europea y a China: dos de los principales motores del crecimiento global.
Según Peter Spence, de The Telegraph, los países más expuestos son Brasil, Chile y Sudáfrica y los mercados emergentes pudieran ser particularmente vulnerables cuando muchos de ellos han amasado enormes cantidades de deuda que pudieran ser inmanejables. (Nota: como es el caso del parasitario Grupo Monterrey: desde Cemex hasta Alfa.)
Brasil y Sudáfrica pertenecen a los vapuleados BRICS, lo cual abona a la teoría de que el alza decretada por la Fed tiene la intención colateral de golpearles de lleno ya que también Rusia es apaleada por la abrupta disminución de los ingresos petroleros a los límites de 35 dólares el barril, mientras la divisa china yuan/renmimbi será aporreada hasta una devaluación proyectada de 30% [6].
Así funciona la guerra multidimensional que Estados Unidos ha decretado para arrinconar al resto del planeta.
Zhang Yi, de la agencia noticiosa Xinhua, comenta que China puede muy bien lidiar con el alza, ya que el dinero será necesario para invertir en los «trenes de alta velocidad, satélites y supercomputadoras que ahora fabrica China» [7] y no solamente en juguetes.
En forma hipócrita, la israelí-estadunidense Janet Yellen, quien dirige la Fed –cuyo vicegobernador es extrañamente Stanley Fisher, ex mandamás del Banco central de Israel– se dice sorprendida por el desplome del petróleo que acompañó el alza de las tasas de interés y predijo que existen límites (sic) por debajo de los cuales es improbable que caigan los precios del petróleo.
Ya había señalado que los yihadistas habían colocado en 15 dólares el límite al que rematan el barril robado que venden a Israel [8].
Evans-Pritchard considera que el momento del alza es propicio debido a 4 años de recortes presupuestales y de una tasa de desempleo que ha caído en un 5%.
Más allá de las triviales y aburridas medidas monetaristas, existe un panorama turbio, ya que la manufactura de Estados Unidos no es nada boyante y el crecimiento de su PIB nominal no pasa de un mediocre 3% anual.
Tampoco el mercado laboral es tan apretado como parece y no faltan analistas que creen posible que la Fed eche reversa.
Otros analistas aducen que el verdadero apretón sucedió hace 2 años cuando la Fed cesó de comprar 85 000 millones de dólares al mes bajo el esquema de la facilitación monetaria (quantitative easing: QE).
Más allá de las piruetas y alquimias de los casi siempre equivocados monetaristas, el verdadero problema radica en los 9 billones de dólares (trillones en anglosajón) de deuda foránea que incurrieron en la demencia de endeudarse en dólares y que desde julio de 2014 ha llevado a una revaluación inédita de casi 20% del superdólar que ha perpetrado una carnicería en los mercados emergentes supeditados a las aplastadas materias primas, con los consecuentes cambios de regímenes que operan desde Venezuela hasta Argentina.
A ocho días de ascender a la presidencia, el Macri-neoliberalismo hundió la riqueza de Argentina a niveles de Guinea Ecuatorial después de su superdevaluación de más de 30%, según el Financial Times, mientras en Brasil, el ministro de Finanzas, el israelí-brasileño Joaquim Levy, renunció después de haber conseguido la degradación de los bonos a niveles chatarra de la máxima economía de América Latina, por la descalificada calificadora Fitch. ¿Nos encontramos ante una guerra global de divisas operada por la Fed contra el resto del mundo catatónico y atónito? La única divisa respetable que se ha revaluado ha sido el superdólar, que ha propinado severas palizas a todos sus competidores.
La divergencia es atroz, ya que Estados Unidos efectúa su apretón (léase: sequía crediticia que encarece el valor del dinero), mientras China y Europa luchan por mantener un relajamiento monetario que, de paso, devalúa sus divisas respectivas.
¿Conviene a Estados Unidos un superdólar que comprará a precio de remate los activos, más que nada, de los mercados emergentes, como México, que rematará sus principales activos petroleros en las aguas profundas del Golfo de México en beneficio de las cuatro petroleras anglosajonas Exxon, Chevron, Shell y BP?
Nada está predeterminado y el alza de la Fed metió en forma riesgosa al mundo en un incierto mapa aún por navegar.
 
Fuente 

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.