HIPERBOREA. LA LEGENDARIA THULE.

El nombre Hiperbórea procede del griego antiguo y significa “más allá del Viento del Norte (Polo Norte)”. En este fabuloso reino de eterna primavera el Sol brillaba las 24 horas del día, pero era prácticamente imposible llegar hasta allí, porque esta región estaba protegida por enormes muros de hielo transparentes, y no se podía acceder por los medios de transporte convencionales ya que este enigmático “paraíso” estaba custodiado por poderosas razas de semidioses llamados Hiperbóreos.

Los hiperbóreos tuvieron su escenario en esa herradura que rodea al polo norte. Obviamente la misma Inglaterra y hasta Irlanda pertenecieron a la tierra de los hiperbóreos, a esa tierra perteneció también Alaska, pues todas esas regiones forman una herradura alrededor del casquete polar del norte.

Se dice que los hijos del Segundo Sol, los hiperbóreos, perecieron arrasados por fuertes huracanes.

De la primera raza emanó la segunda, la Hiperbórea, sujetos que se reproducían mediante «brotación»; ingentes multitudes que otrora habitaran en las múltiples regiones del Septentrión.

Heródoto, en el libro IV, Capítulos XXXII y XXXIV, cuenta que los Hiperbóreos, viejos antecesores de los LÉMURES, enviaban periódicamente a DÉLOS sus ofrendas sagradas, envueltas en paja de fromentun. Tales ofrendas venerandas tenían bien marcado su sagrado itinerario. Pasaban primero al país Escita y después iban caminando hacia occidente hasta el mar Adriático, ruta igual a la que seguía el ámbar desde el Báltico hasta el caudaloso río PO en la península Itálica.

De esa primieval RAZA POLAR provino la SEGUNDA RAZA: ADAM-EVA o JOD-HEVA, gente HIPERBÓREA, andróginos inactivos.

¿Quiénes son los Hiperbóreos?

Esta civilización ha sido descrita en muchas culturas como seres muy altos, de ojos azules, rubios y de piel muy blanca, teniendo una sociedad muy bien desarrollada y organizada. Uno de sus múltiples talentos son las artes, así como la ciencia. Sus habitantes viven en un estado de luz y amor permanente, de hecho es una raza que ha vivido siempre libre de guerra. Su concepto del trabajo es inigualable. Su genética no conoce la vejez ni la enfermedad. Son seres altamente psíquicos.

Otra parte de la historia griega conecta los Hiperbóreos con la fundación de varios santuarios religiosos importantes en la antigua Grecia, y también se dice en estos escritos que el planeta estaría conectado por túneles por todo el interior de nuestro planeta. Diferentes culturas de todo el mundo coinciden en sus escritos antiguos que toda la humanidad tiene su origen en Hiperbórea.

Esta antigua raza tiene la misma procedencia que la Atlante y Lemuriana, de origen extraterrestre. Hoy en día una parte de esta civilización permanece oculta en el interior del planeta. Los científicos han confirmado que hay aberturas en los polos y que estarían sirviendo como entradas a un mundo oculto avanzado, y teniendo en cuenta esta teoría, la antigua leyenda griega tendría sentido. Algunos investigadores afirman que los Hiperbóreos convivieron durante un tiempo junto a otras razas como los Atlantes y Lemurianos, siendo su relación más intensa con los Atlantes y cuyos aliados intercambiaron parte de su ciencia y astronomía.

Hiperbórea estaba situada más allá del océano boreal y aislada del mundo, según una versión del mito, por una muralla de constitución vítrea. En otras versiones la muralla mágica era de piedra, al estilo de las construcciones ciclópeas del mundo antiguo. Gracias a esta separación, la pureza racial no estaba amenazada y podían vivir en armonía. Cuando los dioses hiperbóreos hubieron de partir para retornar más allá de las estrellas, antes de marchar dejaron en la tierra un objeto especialmente sagrado: el Gral o Grial.

Este objeto, la esmeralda de la Corona de Lucifer, tiene la virtud de permitir a los espíritus caídos mantener el vínculo con el mundo de los dioses.

Tras un cataclismo planetario, Hiperbórea desapareció y aquella eterna primavera ártica dio paso a un clima frío e inhabitable. Los descendientes de los arios que quedaron sobre la superficie de este planeta hubieron de emigrar hacia regiones más al sur. Así, los arios emigrarían fundando la legendaria civilización del Gobi, en el Asia y migrando también hacia Escandinavia. Los innumerables restos de fauna congelada en las islas árticas hoy inhabitables, como la isla de Vrangelja (Vrangel), al norte de Siberia, en pleno Océano Ártico, así como los yacimientos de carbón de las islas árticas como Spitsberg (Noruega), son la demostración de que en otro tiempo aquellas tierras polares, hoy inhabitables, fueron lugares de naturaleza exuberante. De esta manera, la Patria original de los arios sería sepultada por los hielos polares.

Una antigua tradición tibetana dice que:

«La Isla Blanca (Hiperbórea) es el único lugar que se le escapó el destino general de todos los continentes después de la catástrofe. No puede ser destruido por agua o fuego, ya que es el Eterno Tierra».

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