El hombre que le descerrajó dos escopetazos a dos extraterrestres

Hoy en ufopolis tenemos uno de esos casos fascinantes que atraen por su insólita iconografía. El fenómeno ovni tiene tantos casos y son tan diferentes, surrealistas y fascinantes que a veces podríamos decir que los que investigamos este tipo de enigmas coleccionamos “cromos de humanoides”. El de hoy es asombroso.

Todo comienza una fría y lluviosa tarde de noviembre de 1961, en donde tenemos a un hombre de nombre Paul Miller y a tres amigos dirigiéndose hacia sus casas en Minot, Dakota del Norte (USA) después de un exitoso día de caza en un paraje boscoso a las afueras de la ciudad. Hablando de sus cosas, tan tranquilos iban ellos por aquel frondoso páramo cuando de repente, algo que solo pudieron describir como un “silo luminoso” aterrizó en un campo cercano. Parecía como una edificación, del tamaño de un granero. En un primer momento creyeron que era un avión realizando un aterrizaje de emergencia, pero pronto cambiaron de parecer cuando aquello en menos de un segundo desapareció de su vista a una velocidad vertiginosa. La visión fue impresionante y Miller le dijo a todos que aquello era algo único en sus vidas. Ese momento de observar como se va. Ese desamparo ante lo desconocido.

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Fotografía obtenida en Italia por la misma época y considerada auténtica por los investigadores transalpinos

Los cazadores se quedaron mirando aquello y aligeraron la marcha, algocariacontecidos por lo que acababan de presenciar, sobre todo por no saber qué era aquello, qué habían visto aterrizando y qué se había marchado como alma que lleva el diablo. Y si hablamos del diablo, éste parecía seguir enredando porque a los pocos minutos de su ya rápida caminata, casi huyendo de allí otra vez apareció el “silo luminoso”. Pero esta vez podían verlo bien. Parecía que tenía una forma de cilindro, y vaya, apenas podían creerse aquello. Un cilindro volante luminoso, allí, de verdad.

Al instante, según contó Miller de él salieron 2 humanoides que describió como “de ojos grandes y alargados, narices pequeñas y una boca casi en miniatura”. Miller no era hombre de muchas palabras y al sentirse miedo, al notar un mínimo atisbo de indefensión, sacó su escopeta y comenzó a descerrajar cartuchazos como un energúmeno alcanzó a uno de los seres hiriéndolo brutalmente. El otro, al ver tal violencia y riesgo escapó de la escena y consiguió esquibar la bala que llevaba su nombre. Los cazadores impresionados primero por el aspecto de los seres y segundo por la tremenda reacción de su amigo Paul, también huyeron en desbandada.

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Recreación original del incidente

Pero algo pasó en su huida a la localidad de Minot, mientras corrían como locos para no volver a encontrarse esas “cosas”. Cuando la adrenalina estaba a tope corriendo por su sangre, justo en ese momento, algo les produjo un desmayo y cayeron desplomados al suelo. Cuando despertaron con síntomas de malestar general, habían pasado 3 horas. Jamás supieron qué fue de ellos en ese tiempo. Cuando pudieron, finalmente pudieron llegar a sus casas y mantuvieron diferentes conversaciones telefónicas, aún con miedo de verse de nuevo desmayados. ¿Les habían hecho algo esos seres a los que había disparado Paul Miller? ¿Qué había pasado en ese bosque?

Lo asombroso del incidente viene a continuación. A la mañana siguiente, cuando Miller excesivamente preocupado por lo que había pasado se fue a trabajar como siempre a una de las oficinas de las Fuerzas Aéreas de la región fue asaltado en la carretera por un coche de color negro que se cruzó delante de su vehículo y del que salieron tres extraños tipos vestidos de negro. Se presentaron como funcionarios del gobierno, eso sí, sin dar credencial alguno y le amenazaron de forma borde y agresiva sobre las consecuencias que le esperaban si decidía hablar de lo que había pasado en aquel bosque.

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Los hombres de negro, una vez más en un caso real, apareciendo y sabiendo todo sobre el testigo

Miller apenas podía creerse lo que estaba pasando, pero pardiez, estaban allí, y además estaban avisándole a él de que no hablara. Miller escuchó su misiva y les preguntó cómo era posible que supieran del incidente.

“Hemos recibido un informe”, le contestaron.

En aquella inusual conversación, Miller se dio cuenta de que aquellos hombres parecían saberlo todo de él y lo que era más raro, sobre todo lo que había ocurrido en aquel incidente, pero jamás llegaron a mencionar palabra alguna sobre aquel ser al que el protagonista había enchufado con su escopeta. Había algo en aquellas preguntas que le hacían que tampoco encajaba porque, al parecer, también se interesaron por la ropa que llevaba cuando vio el OVNI e insisitieron en acompañarle hasta casa para verla y registrar sus pertenencias.

El testigo, como ya hemos visto en otros casos y debido posiblemente a algo que se conoce en ufología como un influjo mental por parte de estos seres, un control de la situación a nivel subconsciente que hace que no puedas negarte a nada de lo que te digan efectivamente les llevó a casa y allí registraron sus ropas. Después se marcharon de allí sin decir nada más.

Tardó años en contar lo que había pasado por miedo a volver a encontrarse a tales siniestros individuos y nunca pudo explicarse qué fue ni del ovni, ni de los dos humanoides, uno de ellos herido por su culpa.

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En el incidente de Kelly Hopkinsville de 1955 también ocurrió un altercado con disparos

Aquí tenemos un caso excepcional en donde vemos unos elementos fascinantes: una primera presentación, quizá para conocer el lugar, una salida de dos seres de extrañísimo aspecto y desconocidas intenciones, una reacción violenta por parte de un testigo armado, un episodio demissing time que posiblemente esconda una posible abducción y encuentro con los famosos hombres de negro que no solo le asaltan, le amenazan y le hacen ir a casa a estudiar sus ropas (un posible estudio de residuos de radioactividad) si no que también le llegan a decir que han recibido un informe del caso (imposible porque los testigos no habían hablando con ninguna autoridad del gobierno) y que lo sabían todo de él, hasta sus detalles más íntimos.

La gran pregunta de este caso sería: ¿cómo demonios accederían estos seres a estas informaciones? ¿Quién habría redactado ese informe? Aquí dejamos este caso, uno más de la larguísima y profusa bibliografía de encuentros ovni, éste, eso sí, con un cazador que desde luego no dudó un segundo en descerrajar un disparo a un extraterrestre.

Si os ha gustado el artículo os recomendamos ver estos dos programas de temática similar en donde abordamos fascinantes escenas de encuentros del tercer tipo. Esperamos que sean de su agrado.

Ufopolis.com 2016

Fuente: The Unexplained – An Alien World, Orbs Publishing, London – 1980.1983

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