Poner en Práctica

El presente contenido surge de una profunda necesidad de compartir algo que se fue haciendo más claro a lo largo del Camino.
Cuántos caminos espirituales, cuántas técnicas hay disponibles, verdad? Cuanto conocimiento hay disponible por todos lados. Pero… ¿cuánto de ese conocimiento se transforma en Sabiduría? ¿Cuánto ponemos nosotros en práctica día a día? No me refiero precisamente a practicar técnicas. Las mismas desde ya que pueden ser muy valiosas y ayudar mucho en ciertas ocasiones.

Pero la pregunta a tratar hoy es, ¿cuánto puedo llevar de la espiritualidad a la práctica en el día a día? O mejor dicho… ¿intento poner en práctica la sabiduría del espíritu en situaciones cotidianas, sobre todo situaciones difíciles? O en cuanto surge la primera dificultad, ya sea con el vecino, o con mis padres, o mis hermanos, o mis amigos, o colegas de trabajo, o conmigo mismo, lo primero que surge son los viejos patrones condicionados por el Ego, tal vez incluso teñidos de conceptos espirituales como para camuflarlos? Si es esto lo que me sucede, no hago más que engañarme a mi mismo.

Por citar un ejemplo simple de autoengaño teñido con conceptos espirituales:
“no me gusta la energía que tienen mis amigos y/o familia, no son evolucionados, están dormidos, entonces los quito de mi vida”.
Por supuesto que es natural tener ciertas afinidades, y a medida que uno va Caminando, vamos profundizando en ciertos vínculos, tal vez nuevos, o tal vez de Siempre, los cuales querremos cuidar y cultivar. Pero qué importante es para un Caminante Sincero poder mantener a todos, si, a todos, en el Corazón, pese a que en ciertas relaciones se llegue a más profundidad que en otras. La idea tampoco es forzarse todo el tiempo a estar con todo el mundo. Cada quien sabrá qué límites poner de ser necesario, o hasta dónde compartir y qué compartir, y hasta dónde no, ya que también es esencial poder respetarse a uno mismo. Pero esto no impide el simple hecho de poder mantener a todos en el Corazón, y cuando nos toca compartir, poder hacerlo con Entrega y Amor, y siempre dispuestos a aprender algo nuevo, teniendo presente que sólo Dios sabe en dónde está cada uno y no somos quienes para juzgar a nadie, y teniendo en cuenta también que para el Caminante Sincero, cada persona con quien interactúa es como un gran espejo, ya sea de las propias limitaciones, como también de las propias virtudes. Es simple: si alguna limitación del otro me molesta mucho, es porque yo también la tengo. Entonces en lugar de apuntar al otro con el dedo puedo tomarlo como una oportunidad de verme a mi mismo y cambiar.

A medida que me tocó ir entrando más y más en mi Camino Libre – por lo cual estoy Eternamente Agradecido – tuve la Bendición de poder ir viendo estas limitaciones o autoengaños en mí. Si creyera que estas limitaciones ya están superadas y aprendidas, me seguiría autoengañando. Poner en Práctica tiene que ser algo constante, día a día. Si me duermo en los laureles de mi conocimiento y de ciertos logros espirituales, los logros de ayer pueden transformarse en la perdición de hoy. Poner en práctica tiene que ser una aspiración sincera. Puede que no siempre podamos hacerlo, al menos en mi caso no siempre puedo poner en práctica, pero siempre está la intención y siempre está la oportunidad de poner en práctica luego de haber actuado de forma desalineada.

Para llegar a la Esencia es esencial cultivar, primero que nada, la humildad. Si en un camino no se hace hincapié en el cultivo de la humildad, será un camino vacío, estéril. Partiendo desde allí, desde la humildad, podremos caminar sinceramente y vernos a cada momento con un Corazón Sincero. Cuando podemos observar una limitación o un actuar no alineado a lo Verdadero, la idea tampoco es “darnos con el látigo”, como sucede en ciertas enseñanzas tal vez un poco distorsionadas. Esto no será más que los mismos patrones egóicos de siempre, disfrazados de nuestro propio verdugo.

Cuando podemos vernos sinceramente en una actitud que no está alineada con la Esencia, esto puede derivarse en una gran alegría: estamos pudiendo ver algo que antes no veíamos. Entonces le damos la bienvenida y nos abrimos a la asistencia de la Esencia, de lo Verdadero, para que ese patrón cambie. Hay una Enorme asistencia y Misericordia sobre nosotros. Cuando nos disponemos a Cambiar sinceramente, Siempre somos asistidos. Y así continuamos, en el Camino de Regreso a Casa.

por Sebastián Alberoni
www.caminosalser.com

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