«Omeprazol: Cuando el protector no protege» dr. Francisco Marín.

Desde hace unos años se sospecha que la cantidad de calcio absorbida por el cuerpo está claramente en relación con la acidez del estómago. De manera que, una disminución de la acidez gástrica (por menor secreción por parte de ácido por parte del estómago) podría ocasionar, incluso, la aparición de una osteoporosis.

Omeprazol: Cuando el protector no protege
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Hemos de recordar que por osteoporosis entendemos la presencia de tal disminución en el calcio de los huesos, que éstos se vuelven más frágiles, más quebradizos. Evidentemente, esta situación comporta, a la larga (y no tan a largo plazo) la aparición de un mayor número de fracturas a todos los niveles; pero, en especial, en la cadera y la columna vertebral.

Comprobando la hipótesis

En 2006, y ante la sospecha que la baja secreción de ácido por parte del estómago (lo que en medicina denominamos hipoclorhidria) secundaria a la utilización de los Inhibidores de la Bomba de Protones (omeprazol, lansoprazol, pantoprazol y rabeprazol) pudiese afectar a la absorción de calcio procedente de la dieta, se realizó un estudio donde se analizó la relación entre la toma de estos medicamentos y la aparición de fracturas de cadera.

Dicho estudio utilizó datos recogidos en la denominada General Practice Research Database (GPRD), una base de datos que incluye a más de nueve millones de individuos visitados a nivel de Atención Primaria.

Eligiendo los candidatos a estudio

No todos los individuos de la base de datos (más de nueve millones, como indicábamos) fueron estudiados en esta revisión. En realidad existían unos criterios de inclusión (haber tomado inhibidores de la bomba de protones al menos durante un año) y varios de exclusión:

  • Personas que llevasen menos de un año en la base de datos.
  • Que la persona tuviese menos de 50 años al entrar en la base de datos.
  • Que ya hubiese padecido, anteriormente a entrar en la base de datos, una fractura de la cadera (cosa que podría indicar cierta predisposición y podría falsear los resultados del estudio).
  • Que hubiesen recibido antiácidos, pero que no los hubiesen realizado durante el tiempo estipulado en los protocolos (ya fuera por mala prescripción del médico o bien por abandono del tratamiento por parte del paciente).

Y tras esta selección, quedaron “sólo” un millón ochocientas mil personas.

Los resultados del estudio

Se constató la aparición, durante el seguimiento, de 10.834 fracturas de cadera “nuevas”. De ellas, un 80% acontecieron en mujeres. La edad media de aparición de las fracturas fue de 77 años.

Tras repasar las diversas variables que pudieran explicar el resultado, llegaron a las siguientes conclusiones:

  • La utilización de IBP durante más de un año se asocia a un mayor riesgo de fractura de cadera.
  • A mayor duración y mayor dosis de IBP, mayor riesgo de fractura.
  • Esta relación, sin saber exactamente por qué, entre IBP y riesgo de fractura, es mayor en hombres que en mujeres.

La sobreutilización de los antiácidos

Los médicos no sabemos el motivo; pero la verdad es que es un medicamento prescrito en exceso. Hasta el punto que, cual si de un superhéroe se tratase, recibe el apelativo de “el protector”.

Es muy común entre la población que acude a las consultas, solicitar a los médicos “el protector”, junto a los medicamentos que creemos oportunos.

Existen unas indicaciones correctas:

Básicamente, existen varias entidades que requieren de un tratamiento con antiácidos. A saber:

  • Antecedentes de haber padecido una úlcera gástrica o duodenal y requerir un tratamiento considerado como lesivo para el estómago (algún antiinflamatorio tipo diclofenaco, ibuprofeno o naproxeno, o incluso la aspirina que se utiliza como antiagregante en las personas que han padecido anteriormente un infarto o una embolia).
  • Personas con enfermedad por reflujo ácido desde el estómago hacia el esófago y que no calma con antiácidos puntuales (tipo almagato).
  • Enfermedades caracterizadas por una secreción excesiva de ácido (la denominada enfermedad de Zollinger-Ellison, por ejemplo).
  • Asociado a diferentes pautas antibióticas de corta duración, en personas con síntomas de acidez, en los que haya salido positiva la prueba de detección del Helicobacter pylori.

Y otras que no lo son tanto…

Es frecuente ver en consulta personas que piden el protector ante situaciones como las siguientes (todas ellas no requieren de protección gástrica):

  • Personas jóvenes sin antecedentes ulcerosos, que ante cualquier proceso de dolor, se les prescribe un antiinflamatorio. Es muy común que además, soliciten el protector.
  • Personas mayores de 65 años a quienes, erróneamente, se les prescribe un antiinflamatorio (¿Es malo tomar antiinflamatorios cada día?). En este caso, más que el IBP, lo que es incorrecto es dar una medicación antiinflamatoria en este grupo de edad, dados los frecuentes y nocivos efectos secundarios que en ellos se pueden desarrollar (aumento de la tensión arterial, haciendo insuficiente el tratamiento que estas personas ya suelen tomar de base; riesgo de úlceras; desarrollo de insuficiencia renal o agravamiento de la función renal previa (generalmente ya tocada)…).
  • Personas que, de vez en cuando, de forma no seguida, tienen episodios de reflujo gastroesofágico tras comidas copiosas. En estos casos, antes de dar el antiácido, deberíamos comprobar si determinados cambios en la alimentación son suficientes.
  • Toma de medicamentos que no son de los referidos como dañinos para la mucosa gástrica. Es la típica persona mayor, que toma diez medicamentos (para todas sus enfermedades) y, sin necesidad alguna, solicita además, “el protector”.

No es lo mismo un reflujo gastroesofágico que una hernia de hiato

Creo que ha quedado claro que, ante una situación de reflujo ácido desde el estómago hacia el esófago, de manera mantenida, hemos de pautar un IBP. Pero muchas personas que tienen hernia de hiato, por el simple hecho de tenerla, ya solicitan el protector. Y esto es erróneo: Si no tienen síntomas de reflujo ni acidez permanente, no necesitan protección gástrica. Por tanto, otro grupo de personas a revisar por nuestra parte.


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