Vivir con los Seres Espirituales – Entrevista con Verena Staël von Holstein por Wolfgang Weirauch

Wolfgang WeirauchWolfgang Weirauch nació 1953 en Flensburg y estudió política, literatura alemana, realizando también estudios teológicos en la Universidad Libre de la comunidad cristiana en Stuttgart. Publica Flensburger Hefte, una revista sobre temas antroposóficos y de actualidad.Verena Staël von Holstein

Verena Baronesa Staël von Holstein nació en 1959 en Rendsburg, Alemania, en un hogar antroposófico. Cursó la Escuela Waldorf de Benefeld hasta el bachillerato. Estudió ingeniería en la Universidad Técnica y la Escuela Superior Técnica de Berlín. Tras una breve dedicación a la investigación, se especializó en hidrografía. Se desempeñó en la industria como programadora y luego ingresó al servicio público. Está casada en segundas nupcias, tiene dos hijos. Desde 1995 vive en el molino de agua, dedicándose a sus tareas de madre y ama de casa. Desde el 2000 comenzó a documentar las conversaciones con los seres espirituales y/o elementales.

Ellos siempre están presentes

Wolfgang Weirauch: ¿Cuándo fue la primera vez que percibió conscientemente a los espíritus de la naturaleza en su infancia?
Verena Staël von Holstein: No puedo decirlo con exactitud, pues siempre estuvieron ahí. Tiene que haber sido un proceso que avanzaba progresivamente a la par de mi toma de conciencia como niña. Siempre estuvieron a mi alrededor, en ciertas fases aparecían más claramente, en otras no tanto. Con mucha intensidad y nitidez se manifestaron en la época de mi tercer a sexto año de la escuela primaria, mientras concurría a la Escuela Waldorf de Benefeld. En ese período yo solía ir a un bosquecillo de abedules, en el cual jugaba con los espíritus de la naturaleza.

W.W.: ¿Y ese trato con ellos era algo totalmente normal?
V. Staël von Holstein: Sí, eso era parte de mi vida cotidiana, y yo no me cuestionaba mis capacidades especiales, pero tampoco hablaba con otras personas sobre ellas. No sé con exactitud cuándo comencé a percibir a los seres elementales, calculo que debe haber sido en el tercer año de vida, cuando todavía vivía en Rendsburg. Recuerdo que allí había un gran terraplén del ferrocarril, donde vi varios seres que me infundieron temor.

W.W.: ¿Los veía permanentemente a los seres o sólo en determinados días o cuando salía a la naturaleza?
V.Staël von Holstein: Siempre.

W.W.: ¿También dentro de la casa?
V. Staël von Holstein: No con tanta nitidez. Los primeros fueron los seres del ferrocarril, luego los seres de los abedules. Los seres de los abedules son niñas o, en abedules más viejos, mujeres. En la casa en Benefeld había seres, especialmente en el sótano, pero en aquel entonces no desempeñaban un papel muy importante para mí. La entidad del espíritu de la casa recién se me hizo patente en cuanto a su importancia aquí en el molino a través de Müller (N. del T.: «Müller», además de ser un apellido muy común en alemán, significa «molinero»), el espíritu de nuestra casa.

W.W.: ¿Cuándo fue la primera vez que habló con otras personas sobre el hecho de que Ud. ve algo que otros no ven?
V. Staël von Holstein: Yo siempre supe lo que veía. Mis padres y mi abuela eran personas muy abiertas a esos ámbitos. Mi abuela, nacida en 1886, también tenía acceso a los seres de la naturaleza – aunque en forma más inconsciente, ella los percibía como en sueños. No era una persona muy mental. Era petisa y regordeta y una magnífica abuela; solía contarnos gran cantidad de historias sobre los más diversos seres naturales. Especialmente después de la muerte de mi abuelo, ella tenía mucho tiempo para mí, y a través de los juegos me ha transmitido mucho acerca de los seres invisibles.

W.W.: ¿En esa época Ud. ya le asignaba nombre o concepto inequívoco a los seres naturales?
V. Staël von Holstein: No, con eso recién empecé aquí en el molino. Yo estaba en condiciones de diferenciarlos, pero no con la claridad de hoy. Mientras tanto he comprendido que esos seres tienen personalidades propias.

Primero tienen que conocer a su interlocutor

W.W.: ¿Alguna vez dejó de percibir a los seres transitoriamente?
V. Staël von Holstein: No, pero no siempre me ocupé de ellos. Siempre los veía, pero durante el estudio, por ejemplo, ya no estaban en primer plano. Más adelante, por razones profesionales, pase mucho tiempo sobre el agua, y allí volví a percibir con toda claridad a los seres de la naturaleza. Como ingeniera en hidrografía, yo navegaba en un barco de investigación por el Mar del Norte y el Atlántico. Más adelante me gané la vida como programadora, y entonces estaba en un ambiente de trabajo en el que los seres naturales tienen poca importancia.

W.W.: ¿La percepción de los seres naturales desaparece por la dedicación a la PC e Internet?
V. Staël von Holstein: En mi caso no, pero sí queda relegada a otro plano. Ocurre como con los recuerdos de infancia: uno no siempre piensa en ellos, pero siguen estando allí. Yo siempre pude reanudar el contacto con los seres naturales, y muy particularmente cuando yo no estaba bien. En esos casos buscaba, por ejemplo, el contacto con los seres de los árboles. Pero eso es complicado. Uno no puede ir simplemente y apoyarse contra el tronco de un árbol y esperar algo del espíritu del árbol o de otros espíritus de la naturaleza. No es tan simple como eso. Los seres espirituales primero tienen que conocer a su interlocutor.

«Repentinamente percibí que había alguien presente»

W.W.: ¿Cuándo llegó aquí, a este molino, y cómo tomaron contacto con Ud. los seres espirituales del lugar?
V. Staël von Holstein: Durante mi embarazo hace ocho años el contacto con los seres se restableció en forma muy marcada. Cuando quedé embarazada se produjo un cambio dramático. Mis suegros vivían aquí en el molino, que estaba muy venido abajo. El padre de mi marido siempre había tenido la esperanza – aunque no hablaba del tema – que su hijo tuviera un heredero. En el momento en que se enteró y pudo comprobar que yo estaba embarazada, dejó de aferrarse a la vida y murió en tan solo tres meses. Decayó rápidamente y falleció sin grandes sufrimientos. Mi suegra no podía hacerse cargo sola de la propiedad y los animales, por lo cual mi marido me preguntó si yo estaría dispuesta a mudarme con ella al molino. Así fue como me mudé con un embarazo muy avanzado. Aproximadamente dos meses más tarde nació mi hija, y poco después comenzó el contacto más estrecho con los seres del lugar. Repentinamente sentí que había alguien presente que quería algo de mí. Ése era Müller, el espíritu de la casa.

Los seres de la decadencia

Y él me confirmó que los seres de la decadencia, que poco antes todavía habían estado presentes en este molino de agua, ahora se habían ido.

W.W.: ¿Ud. había visto esos seres de la decadencia al mudarse aquí?
V. Staël von Holstein: Sí.

W.W.: ¿Qué aspecto tenían?
V. Staël von Holstein: Eran grises. Como telarañas, no tanto como velos de niebla, sino más bien como telarañas de este mundo. En cambio si Ud. contempla a las arañas en forma etérea, entonces brillan como un prisma. Son multicolores y fascinantes. Probablemente ésa sea la razón por la cual tantas personas se asustan de las arañas.

W.W.: ¿Por qué?
V. Staël von Holstein: Al contemplar una araña, las personas perciben lo etéreo, aun cuando no puedan verlo conscientemente.

W.W.: ¿Pero un prisma brillante no es acaso algo hermoso?
V. Staël von Holstein: Naturalmente, pero uno también puede asustarse frente a la belleza sobrecogedora. Pero es sólo una suposición mía.

W.W.: Cuando Ud. se dio cuenta de que los seres de la decadencia habían abandonado el molino, expresándolo de ese modo, ¿fue entonces cuando se produjo el primer contacto con el espíritu de la casa, Müller?
V. Staël von Holstein: Sí. Cuando le pregunté por su nombre, él dijo: «Müller». Y recién unos dos años más tarde me di cuenta del nexo entre su nombre Müller ( «molinero» en alemán) y este molino. En los primeros dos años no había tomado conciencia de ello. A veces uno no se da cuenta de las cosas más obvias.

Aprender un lenguaje en común

W.W.: ¿Qué fue lo primero que dijo Müller y qué fue lo primero que dijeron los demás seres que fueron apareciendo paulatinamente?
V. Staël von Holstein: Primero preguntaron: «¿Qué clase de ser humano eres? ¿Puedes permitir que nos acerquemos a ti?» Ellos miran a las personas y vieron, por ejemplo, que yo quiero a mi marido. Para Müller fue muy importante observar cómo se producía el cambio en el manejo de este molino, o sea cómo, después de la muerte de mi suegro, mi marido y yo nos hacíamos cargo de la conducción de esta casa. Para Müller también era importante la relación con mi suegra, porque con ella vivió, al igual que mi marido, un drama considerable. Ella no tiene ninguna relación con los seres naturales o con lo suprasensorial. Mi suegra le ha causado daño a esta casa por su actitud, y Müller tenía necesidad de desahogarse al respecto. Debía aprender a expresarse en conceptos lo más cercanos posible a los humanos, para que fuera más fácil entenderlo.

La búsqueda de una mejor comprensión entre los seres humanos y los espíritus de la naturaleza en realidad fue lo primero que nos unió. Teníamos que encontrar un lenguaje en común. «¿A qué le refieres cuando dices ‘madera’?» Ese es un ejemplo sencillo. Y cuando uno le contesta, entonces él dice que a esa misma cosa él también la llama «madera». La cuestión comienza a complicarse con los conceptos fuertemente relacionados con el ser humano, como por ejemplo: «¿Qué es ‘alma’? Muéstrame aquello que vosotros llamáis ‘alma’.» O bien: «Muéstrame aquello que vosotros llamáis ‘bello’.» Mostrarles eso a los seres elementales da mucho trabajo. Para hacerlo, hay que imaginar esos conceptos en la forma más plástica posible.

W.W.: Haga el favor de relatar cómo se comunica con los seres naturales.
V. Staël von Holstein: Al comienzo yo veía a los espíritus naturales de manera casi tan concreta como en una foto, y también los dibujaba. Entonces simplemente hablaba con toda naturalidad con ellos. La palabra pronunciada en voz alta es muy importante para ellos, aunque en verdad no es necesaria para comunicarse con los espíritus de la naturaleza. Sin embargo, la palabra pronunciada tiene un particular significado para ellos, porque cada palabra modifica el mundo. La palabra es una realidad.

En agosto del 1995 nos mudamos a este molino. A lo largo de los años se fue modificando nuestro plano de comunicación. Ahora yo percibo a los espíritus naturales dándome cuenta, por ejemplo, del lugar exacto en que se encuentra Müller, aun cuando no lo esté viendo. Yo intuyo la presencia de estos seres. Y entonces me comunico con ellos en una especie de fórmulas. Fórmula es la expresión más acertada. Cuando Müller quiere decirle a mi marido que en algún lugar del molino hay algo que reparar, entonces me envía una especie de fórmula, y yo tengo que traducirla al alemán. Estos seres no hablan alemán, aun cuando su lenguaje tiene relación con esta región.

W.W.: ¿Son sólo fórmulas o también imágenes, son conceptos, o la comprensión o el conocimiento de aquello que dicen los seres naturales entra automáticamente a su mente?
V. Staël von Holstein: No son imágenes, sino conceptos y fórmulas. Es algo más que un concepto pelado, es como una combinación de fórmulas. Quizás se podría comparar con el modelo tridimensional del átomo. Más o menos así es como hay que imaginar lo que expresan estos seres.

W.W.: ¿Pero cómo hace Ud. para convertir esas fórmulas en los conceptos del idioma alemán?
V. Staël von Holstein: ¡Ésa es la gran dificultad!

W.W.: Rudolf Steiner expresó algo parecido. Dijo que su tarea más difícil no había sido explorar las regiones del mundo espiritual como investigador espiritual, sino transformar lo contemplado en conceptos.
V. Staël von Holstein: En esa traducción mi marido me es de gran ayuda. Muchas veces yo balbuceo y tartamudeo, y entonces él le pone palabras y yo digo que ésa todavía no es la traducción exacta. Entonces él vuelve a elegir una nueva formulación, y yo le digo en qué sigue siendo inexacta. Eso continúa hasta que finalmente logramos encontrar las palabras y los conceptos correctos. Dicho sea de paso, cuando uno está cansado, el contacto con estos seres es más fácil que cuando uno está en pleno dominio de sus capacidades mentales.

W.W.: ¿Eso se debe a que el raciocinio forma una especie de barrera frente a esos seres?
V. Staël von Holstein: Sí, la razón estorba a la mayoría de las personas. Mientras tanto he adquirido mucha práctica en dialogar con los espíritus naturales, y por lo general puedo mantener con ellos una conversación tan fluida como ahora con Ud.

Ellos pueden leer los pensamientos

W.W.: ¿Después de que Ud. al comienzo expresara sus preguntas y comentarios en voz alta, llegó un momento en que los seres también comenzaron a leer sus pensamientos?
V. Staël von Holstein: Sí, yo les di permiso de hacerlo.

W.W.: ¿Tiene que pensar una pregunta en forma intensa y en palabras, para que los seres la entiendan?
V. Staël von Holstein: Si se trata de algo muy importante, debería ser expresado en voz alta. Si por ejemplo uno es acosado por uno de ellos, entonces debería decir fuerte y claro «¡Vete!». Cuando se trata de asuntos menos importantes, de cuestiones cotidianas en el trato con estos seres, alcanza con comunicarse mentalmente con ellos, cuando uno los conoce bien. Pero uno debe intentar pensar en palabras, porque no es lo mismo dejar pasar simplemente un pensamiento por la conciencia que pensar intensamene en palabras. El pensamiento debe encarnarse en la palabra.

W.W.: ¿Y la confusión en la vida mental y anímica no la perciben de ese modo?
V. Staël von Holstein: Eso los irrita. Para ello hemos elegido el concepto «desechos lingüísticos».

W.W.: ¿Existen leyes entre los seres humanos y los seres espirituales que haya que cumplir durante el contacto?
V. Staël von Holstein: Justamente estamos dedicados a elaborarlas. Uno debería ser sincero. Mentir consume el alma. Hay que intentar considerar a los espíritus naturales como personalidades, aun cuando no tengan un yo equivalente al del ser humano. Uno debería tomar conciencia de que una entidad pequeña también puede tener carácter personal. Pero lo más importante es la honestidad en el trato entre ambos. Algunos también dan valor a los modales espirituales, o sea que uno se comporte con amabilidad y por ejemplo diga «por favor» y «gracias», pero eso no es común a todos los seres.

W.W.: ¿O sea, que uno los salude y les agradezca cuando hablan con la persona y que uno se despida de ellos?
V. Staël von Holstein: Sí, eso les gusta mucho, especialmente cuando ese rito adquiere una especie de ritmo. Para nuestro proyecto de libro realicé esa ceremonia, pero por lo demás, en nuestro trato cotidiano, no cumplo con ella. Pero cuando viene el Grande, ciertamente su sola aparición ya es un tipo de ceremonia.

W.W.: ¿Los espíritus de la naturaleza están autorizados a leer sin más los pensamientos del ser humano?
V. Staël von Holstein: No, no es algo automático. Primero es un tabú y requieren para hacerlo del permiso del ser humano, mientras el pensamiento todavía forma parte intrínseca de la persona y está unido a sus sentimientos. Pero cuando el pensamiento se ha desprendido del ser humano, ingresando a la esfera impersonal de los pensamientos, entonces naturalmente lo pueden leer. El humano es libre, y ellos no pueden intervenir sin más en la libertad humana. Por eso la persona tiene que haber aceptado que estos seres «la atraviesen». Los seres humanos tienen que asentir que los espíritus de la naturaleza lean sus pensamientos junto con los movimientos anímicos relacionados con ellos.

W.W.: ¿Pero el ser humano sabe acaso en qué se está metiendo cuando da ese permiso?
V. Staël von Holstein: Probablemente no. Pero de todos modos no es una práctica usual para el ser humano y yo recién la he realizado con una o dos o tres personas. No cualquiera que nos visita tiene que dejarse atravesar por estos seres. Ud. es tan sólo el tercero.

W.W.: ¿Eso significa pues, para esta entrevista, que todos los espíritus naturales presentes pueden leer mis pensamientos y conocer mis preguntas mientras las estoy pensando?
V. Staël von Holstein: Sí, e incluso conocen sus sentimientos.

W.W.: ¿Cuándo Ud. lee un libro, los seres participan de la lectura?
V. Staël von Holstein: Normalmente no.

W.W.: No les interesa o ¿por qué no?
V. Staël von Holstein: Cuando leemos a Steiner, ellos escuchan. Cuando leo novelas de ciencia-ficción, a lo sumo miran brevemente sobre mi hombro y comienzan a reír pícaramente. Eso no les interesa.

Los seres naturales tienen un orden jerárquico

W.W.: ¿Puede realizar alguna clasificación de los espíritus de la naturaleza? ¿Los mismos seres tienen criterios de diferenciación los cuales se agrupan?
V. Slaël von Holstein: Los seres muy claramente están ordenados en forma jerárquica. Un ser doméstico como Müller es el superior de los seres domésticos en esta casa. Es la cumbre de la pirámide jerárquica, y luego tiene sus Subs, que son seres que Ie están subordinados, de un modo tan directo como sólo se dio en la sociedad humana en tiempos muy remotos. Ellos tienen que hacer lo que Müller les indica. Y el nivel jerárquico de los seres domésticos es tanto más bajo, cuanto menos importante sea su trabajo. Los seres son cada vez más atómicos. Y Müller es el más alto en la jerarquía de los seres domésticos.

Algo parecido ocurre con los Verdes, los seres de las plantas. Allí hay una jerarquía de los espíritus de las plantas, que comienza por abajo con los seres minúsculos, que cumplen las tareas más restringidas en la planta. En una escala mayor de la jerarquía actúan por ejemplo los seres de una única planta. Y un ser superior es Gnunno, que debe ocuparse de toda una región. Y todo esto es sólo para las plantas, a excepción de los árboles, porque los árboles conforman un grupo aparte. Gnunno forma el techo de una región, la región vegetal. Y después hay otro ser, que forma el nexo con el yo vegetal, o sea que asciende hasta los más altos ámbitos espirituales, posiblemente hasta el llamado Devachan superior. Cada ámbito en la naturaleza, cada planta, la arena, cada río, el viento, tiene esta jerarquía, y cada ser está en un determinado nivel de la jerarquía.

W.W.: ¿Cuántos seres pertenecen por ejemplo a la jerarquía de esta casa?
V. Staël von Holstein: 16.743 – eso es lo que me acaba de decir Müller. Pero en el recuento ha dejado de lado a los más minúsculos. En el caso de ellos ya no se puede hablar de personalidades. Algunos son responsables por las puertas, otros por las sillas, y otros por el aporte de calor.

Establo en la finca Müller
Establo en la finca de Müller

Los seres elementales

W.W.: ¿Los espíritus hogareños son seres elementales?
V. Staël von Holstein: No, son un grupo independiente. Los seres elementales pertenecen a los cuatro elementos – mineral, agua, aire, fuego. Los seres domésticos son muy parecidos al ser humano, y a la vez están muy próximos a los gnomos. Se los puede comparar con los seres humanos. Si uno se aproxima, en cambio, a un ser del fuego, entonces se trata de un ser bien diferente. También en el caso de los seres del fuego existe una jerarquía: en el nivel inferior se encuentran los seres de la llama de una vela, en el superior los seres del incendio de una casa o incluso de un volcán.

Para el agua existen los pequeños niños del agua, y luego está, por ejemplo, el Nöck, que es responsable por una región muy grande. Nosotros tenemos un Nöck aquí, Etschewit, el Mojado, que tiene su foco aquí. Él en realidad es un Elbnóck. Es un espíritu que actúa a un nivel superior, cuyo campo de acción algunas veces llega hasta el Mar del Norte. También él tiene numerosos colaboradores. Entre los seres de las piedras ocurre algo parecido, pero en ellos hay que hacer la diferencia entre los seres de la arena y los de las piedras. En realidad la arena se compone de pequeñas piedras, pero la arena tiene una significación diferente que una piedra grande.

W.W.: ¿Y qué pasa con los seres del aire?
V. Staël von Holstein: Exactamente lo mismo. Existen movimientos mínimos de aire y seres que son responsables por ellos, y por otra parte existen, por ejemplo, los huracanes. Los seres del aire y los del viento en realidad son seres diferentes. Walliniju, que está presente aquí, tiene jurisdicción sobre el ámbito aéreo y lumínico en esta región. Y el viento mismo atraviesa ese ámbito aéreo y lumínico. El viento oeste viene del Atlántico, donde nace, y se va, por ejemplo, hacia Rusia.
¿Qué dices, Walliniju?
El Aéreo: Él vuelve a engendrar algo nuevo, se convierte en un viento grande, y en el viento grande las estructuras se hacen más débiles, hasta que finalmente se desintegran y se convierten en estructuras más pequeñas. Es como una trama, donde las piezas individuales son punto de partida para una nueva trama. Y entremedio se abre. Los seres del viento migran con el viento, pero no mueren cuando el viento decrece, sino que simplemente se transforman.

El bien y el mal

W.W.: ¿Se pueden aplicar las categorías del bien y del mal a estos seres?
V. Staël von Holstein: No, esas categorías no tienen sentido en este contexto. Los seres de la decadencia, por ejemplo, son necesarios. La descomposición de un cadáver animal en la naturaleza seguramente no es un lindo espectáculo para el ser humano, pero es una necesidad. Los espíritus naturales no diferencian entre el bien y el mal en el sentido que lo hacemos nosotros. En realidad ellos diferencian seis categorías:
seres dedicados al ser humano con la intención de ayudarlo;
seres dedicados al ser humano con la intención de dañarlo;
seres dedicados a la generación de lo nuevo;
seres dedicados a la desaparición de lo existente;
seres dedicados a proteger;
seres dedicados a destruir.

W.W.: La antroposofía menciona por ejemplo a los poderes adversarios, habla de espectros y demonios o del mal en general. Desde el punto de vista de los espíritus naturales presentes aquí, ¿los demonios no son seres malignos?
V. Staël von Holstein: Esos son seres que en su totalidad están atados a una evolución descendente, mientras que los seres presentes aquí son parte de una evolución ascendente. Y los máximos exponentes de la evolución descendente efectivamente son percibidos por los espíritus de la naturaleza como una especie de amenaza. Müller, por ejemplo, tiene mucho miedo de los seres grandes y oscuros. Entre estos seres también existe el miedo. Hay ataques a los espíritus domésticos, que Müller no logra resistir. Entonces tiene que aliarse con otros seres, y en ese sentido es bueno que los más diversos seres tengan su foco aquí en el molino. Aquí se da el singular fenómeno de que en la habitación del molino que Ud. acaba de ver, existe una especie de foco comunitario de muchos espíritus de la naturaleza.

W.W.: ¿Se les pueden aplicar a los espíritus naturales las categorías de masculino y femenino?
V. Staël von Holstein: Sí, especialmente en el ámbito de los seres de animales, porque también hay animales masculinos y femeninos. Por cierto, ésas son categorías humanas, los espíritus naturales en realidad sólo pueden ser caracterizados como con tendencia masculina o con tendencia femenina. No es algo tan contundente como en nuestro caso.

W.W.: ¿Qué es, en verdad, lo masculino y lo femenino de la naturaleza?
V. Staël von Holstein: Es la expresión o la marca espiritual que equivale más a una mujer o a un hombre. También Müller puede ser muy femenino a veces. El Pardo, en cambio, es bien masculino. Uno lo siente verdaderamente masculino, con barba y todo lo demás. En los seres elementales, por ejemplo los de la arena, es totalmente absurdo hablar de seres femeninos y masculinos. Sea como fuere, siempre hay que tener en cuenta que estas categorías son proyecciones del ser humano y no provienen de estos seres.

Proyecciones subjetivas

W.W.: Cuando Ud. ve uno de estos seres, ¿no puede ocurrir que Ud. proyecte subjetivamente la figura de ese ser? O sea, si Ud. ve al Pardo en forma de un hombre con barba, en forma de un pastor, ¿no puede ser que eso no sea más que su proyección subjetiva y que otra persona lo vea totalmente distinto?
V. Staël von Holstein: Naturalmente cada persona vería a estos seres con un aspecto diferente, pero no sería totalmente distinto. Al Pardo seguramente todos lo verían como ser masculino. Ciertas estructuras básicas se mantienen en forma parecida, otras son alteradas por la subjetividad del ser humano. Los seres reflejan aquello que irradia del ser humano hacia ellos como representación. Los seres también tienen su propio humor. Al Nöck Etschewit, por ejemplo, le gusta crear suspenso. Él se disfraza. Y lo hace, porque le resulta divertido. Él logra aparecer una vez de una manera, y otra, de una manera diferente.

W.W.: ¿Etschewit sabe que se llama como el Primer Ministro turco todavía en funciones, por lo menos en cuanto a la pronunciación del nombre?
V. Staël von Holstein: Sí, lo sabe. Su nombre verdadero es intraducible y mucho más largo. Etschewit es una especie de contracción de ese nombre más largo.

Una capa de conocimiento envuelve a la Tierra

W.W.: ¿Cómo se comunican los seres espirituales entre sí?
V. Staël von Holstein: Ésa es una buena pregunta, y no puedo contestarla con exactitud para todos los seres. No tengo una noción cabal de todos esos fenómenos. Algunos seres, por ejemplo Müller y Etschewit, están sentados uno al lado del otro y simplemente se comunican entre sí. Pero un ser del fuego, por ejemplo, no se sienta al lado de otros espíritus de la naturaleza, sino que se presenta de otro modo. Me resulta muy difícil imaginarme cómo se comunica con los otros seres.

En este contexto siempre me viene a la mente el concepto de estrato terrestre. Existe una capa espiritual-etérea que cubre la Tierra como una delgada tela y también la atraviesa en una forma no descriptible en forma matemática. En esa capa está contenido el saber del mundo, también todos los pensamientos y las acciones de los seres humanos están almacenados allí. Y si los seres lo desean, se encuentran en esa capa y se comunican entre sí. Esa capa cubre toda la Tierra, quizás equivalga a la Crónica de Akasha que Steiner describe detalladamente.

W.W.: Mientras Ud. está hablando conmigo ahora, a la vez percibe que varios de estos seres hablan con Ud. ¿Lo que esos seres dicen penetra espontáneamente en Ud.?
V. Staël von Holstein: Sí, es como una conversación entre personas. A veces también hay problemas de comprensión. Por lo general se presentan, cuando se trata de temas humanos, porque para algunos de esos ámbitos los espíritus naturales no tienen conceptos.

Rudolf Steiner
R.Steiner

Humor y moral

W.W.: ¿Qué tipo de humor tienen los seres elementales?
V. Staël von Holstein: Ellos tienen mucho humor, les encanta hacer bromas. Su humor no siempre se corresponde con la moral humana. Por ejemplo puede ocurrir que a ellos les parezca gracioso que a uno se le caiga una jarra de leche sobre el pie. Uno mismo no lo encuentra tan divertido, pero los espíritus naturales se ríen mucho por ello.

W.W.: ¿Cómo se ríen los espíritus naturales? ¿Cómo suena su risa?
V. Staël von Holstein: Se parece al sonido diáfano de una campanita, es muy bonita.

W.W.: ¿Todos los seres tienen ese tipo de humor o ante todo los gnomos?
V. Staël von Holstein: Más que nada es típico de Müller, mientras que el Mojado se divierte más disfrazándose. Y los seres de las llamas saben reír con ganas. Cuando un espíritu del fuego se siente realmente bien, entonces se puede ver casi con los ojos físicos cómo ríe a través de una llama. En cambio cuando el aire se encuentra satisfecho, sopla como una suave brisa. El Pardo es relativamente burdo en su humor. Y la alegría del Grande es simplemente indescriptible. En ese caso parece que el mundo entero riera. Cuando el Grande ríe, uno no puede evitar estar feliz.

W.W.: ¿Los espíritus de la naturaleza tienen algún tipo de moral?
V. Staël von Holstein: No, para nada. Eso es algo que quieren saber de los seres humanos: ¿Por qué tiene una moral el ser humano? ¿Qué es lo que quiere justificar con ella? Ellos cuentan que todas nuestras máquinas que fabricamos en la Tierra en la próxima encarnación planetaria de la Tierra van a aparecer como entidades naturales. En ello ven algo parecido a un nexo moral.

W.W.: Yo conozco ese nexo descripto por Rudolf Steiner.
V. Staël von Holstein: ¿Él también lo describió? Yo no lo sabía.

W.W.: Él dice algo parecido a que todo lo que ahora es el mundo de las máquinas, en Júpiter – ésa es la denominación que le da Steiner a la próxima etapa evolutiva de la Tierra – se convertirá en el fundamento de la existencia. Ese fundamento por cierto ya no será de índole físico-material.
V. Staël von Holstein: Es lo que también dicen los seres naturales, y por eso nos piden que le demos una configuración bonita a las máquinas.

W.W.: Steiner también dice que todos los pensamientos puramente intelectuales, con los cuales sólo captamos lo burdamente material, todos los pensamientos automáticos, reflejos, que no vivificamos espiritualmente, en el 8° milenio se convertirán súbitamente en seres aracniformes. Esos seres semejantes a autómatas tendrán una existencia mineral-vegetal, y estarán dotados de un intenso raciocinio, pero también de una terrible perversidad. Extenderán sus redes por el mundo entero y en ellas quedarán atrapados aquellos seres humanos que no logren ascender al mundo espiritual.
(GA 204/1979/13.05.1921/pág. 244 f). Pero ése es un futuro muy lejano. Sin embargo, permite reconocer la responsabilidad que el ser humano tiene con respecto a todos sus pensamientos y sus acciones.
V. Staël von Holstein: El que más remarca eso es el Grande, pero también Etschewit, el Mojado, habla de eso. Hasta aproximadamente el siglo XV él fue una especie de dios local de este lugar, un Nöck, que era venerado por los seres humanos. Los hombres de épocas pasadas sabían que aquí vivía un Nöck, y le hacían pequeñas ofrendas.

W.W.: ¿Esas ofrendas estaban relacionadas con las estaciones del año o con circunstancias especiales?
V. Staël von Holstein: Las ofrendas se entregaban por ejemplo antes de las inundaciones de verano que siempre hubo acá, y para Navidad, para el solsticio de invierno, con el pedido que el Nöck se quede en el lugar.

W.W.: ¿Por qué el Nöck debía quedarse en el lugar durante el invierno?
V. Staël von Holstein: En ese entonces la gente creía que los Nöcks, cuando emprendían sus viajes regulares, no tenían que volver. –
¿Tienen que volver, Etschewit?
El Mojado: Nosotros no tenemos libertad. La atadura a las coordenadas se hace cada vez más rígida para los seres del agua a medida que envejece la Tierra. Antes los seres del agua podían mudarse definitivamente, si las circunstancias lo requerían. Ahora ya no lo pueden hacer. Cuanto más vieja se hace la Tierra, tanto más importante es el punto en la Tierra donde tenemos nuestro hogar y nuestra misión.

El proyecto del libro

W.W.: ¿Cómo comenzó el proyecto de su libro? ¿Quién tuvo la idea?
V. Staël von Holstein: Todos juntos. Los espíritus de la naturaleza siempre mencionaban que en realidad querían llegar a una mayor cantidad de personas. Y finalmente preguntaron cómo se podía hacer eso. Entonces hicimos una especie de «tormenta de ideas». Una de las posibilidades hubiese consistido en traer muchas personas aquí, pero a mi marido no le gustaba esa perspectiva. Y entonces leí en una revista, que una mujer había pintado un ángel cada día y que eso la hizo tener muchas vivencias. Eso me conmovió profundamente.

Luego los espíritus de la naturaleza me preguntaron si no podíamos hacer algo parecido, teniendo una conversación por día. Ellos creían que eso podía tener efecto en varios planos simultáneamente. Por un lado sus pensamientos se propagarían más por el mundo. Por otro lado, yo aprendería a meditar correctamente y a mantener el contacto con los espíritus naturales. Además entre todos conformaríamos algo que se condice con el espíritu de la época. Y por eso nos decidimos a llevar a cabo ese proyecto de libro que Ud. tiene ahora en sus manos. Comenzamos el 1º de marzo de 2000. En la fase inicial analizamos la mejor manera de realizarlo.

W.W.: ¿Y cómo procedieron exactamente? ¿Eran conversaciones parecidas a las que estamos manteniendo ahora? ¿Su esposo anotaba los diálogos?
V. Staël von Holstein: Primero quisimos registrar las conversaciones con un dictáfono, y mi esposo después las iba a pulir estilísticamente. Pero eso resultó difícil de concretar, por varias razones. Yo no pude manejarme adecuadamente con el aparato y no estaba satisfecha con la situación. Entonces adquirimos un programa de reconocimiento de voz, o sea un software, con el cual se puede dictar directamente a la computadora.

Y una vez que me hube acostumbrado al programa de reconocimiento de voz, pude dictar fácilmente mis pensamientos y los diálogos con los seres naturales. Luego mi esposo procesaba los textos. Eso tenía la ventaja que yo podía ver inmediatamente en la pantalla lo que estaba diciendo. En un dictáfono no se ve lo que se dice, y uno ni siquiera puede estar siempre seguro de que realmente está grabando. Por ello también Ud. debería controlar cada tanto, durante nuestra entrevista, si su grabador realmente está registrando lo hablado, porque no todos ven con buenos ojos lo que estamos haciendo aquí.

Ellos están desesperados

W.W.: ¿Quién no mira con buenos ojos lo que nos proponemos hacer?
V. Staël von Holstein: Los poderes adversarios. Ellos no quieren que la más mínima información pase del ámbito espiritual a la conciencia del ser humano, porque las personas que no saben son más fáciles de manipular que las que saben. Los espíritus de la naturaleza que participan de nuestro proyecto quieren transmitir esas informaciones. Y ante todo quieren conocer a sus nuevos amos. Las jerarquías angélicas se retiran de la conducción de los seres humanos, también de la influencia directa sobre los seres elementales. Ellos ponen la futura configuración de la Tierra más y más en las manos del ser humano.

W.W.: ¡Y los seres humanos no comprenden a los espíritus naturales!
V. Staël von Holstein: Exactamente. Los seres humanos no hacen el menor esfuerzo para comprender a los espíritus de la naturaleza. Por lo general hasta ignoran que existen.

W.W.: Eso debe ser terrible para estos seres.
V. Staël von Holstein: ¡Eso es muy terrible! Algunos están totalmente desesperados. Cuando uno ve un ser elemental desesperado, uno siente una enorme tristeza. A veces hasta me pongo a llorar.

Aquí al lado tenemos el pantano. Allí reina «el del Pantano». A él vienen seres de la naturaleza de Hamburgo, por ejemplo seres de árboles. Ellos vienen a este lugar como seres elementales enfermos, cansados, agotados y angustiados. Y eso ocurre, porque los seres humanos no les prestan atención, no mantienen contacto con ellos. Ese comportamiento ciego de los seres humanos responde a la intención de los poderes adversarios, en especial de los seres ahrimánicos. Si el ser humano está ciego para el nexo con los seres elementales, entonces los seres ahrimánicos tienen la posibilidad de interferir en ese lugar.

Por ello los espíritus de la naturaleza tienen tanta urgencia en hacer saber de su existencia a los seres humanos. Éstos deben saber de su actuar y deben tomar conciencia de sus propios actos. Al fin y al cabo, los seres humanos están permanentemente produciendo seres naturales por medio de todos sus actos, pensamientos y sentimientos. Cuando los seres humanos intervienen sobre las plantas y los árboles o cuando construyen casas, siempre están generando los más diversos seres naturales con esas acciones. Y esos seres pueden ser de índole positiva o negativa.

El proyecto debía ser impedido

W.W.: Pero es el ser humano el que decide lo que ha de ocurrir. ¿O acaso los seres ahrimánicos tienen el poder de impedir nuestro proyecto – el libro y también esta entrevista – si nosotros elegimos llevarlo a cabo?
V. Staël von Holstein: Hubo muchas presiones para frenar el proyecto, sobre Ud. y también sobre nosotros. En este momento nos encontramos debajo de una cúpula de plata, que es nuestro escudo personal. Ese escudo fue tejido por el ser de la plata. En forma adicional tenemos el tono mi bemol como campana sobre nosotros. Y finalmente también está presente el Grande, para protegernos. Y para vencerlo a él, tiene que venir un ser muy grande del otro lado.

W.W.: ¿Qué fue específicamente lo que ocurrió para impedir este proyecto?
V. Staël von Holstein: Muchas cosas que se fueron acumulando, pero de las cuales no quiero hablar ahora.

Los espíritus de la naturaleza formulan preguntas

W.W.: A partir de un determinado momento de su proyecto de libro, los espíritus de la naturaleza comenzaron a formularle preguntas a Ud. y a su marido. Deduzco de ello, que tienen gran interés en enterarse de cosas acerca de los seres humanos que ellos no comprenden.
V. Staël von Holstein: Primero pidieron permiso para hacer preguntas. También preguntaron si podían estar presentes en todo lo que acontecía en la casa, porque están interesados en todo lo que hacen los seres humanos. Les interesa saber por qué los seres humanos se cepillan los dientes y también por qué van al baño. Porque los espíritus de la naturaleza no van al baño. También les interesa saber por qué hablamos en esos aparatos raros que registran nuestras voces, para conservarlas. Y entonces proponen si no sería mucho más fácil hacer lo mismo por medio del mecanismo ya mencionado.

Luego también les interesa lo que es el amor. Y no es fácil responder, cuando a uno le plantean una pregunta tan abarcadora. También hicieron preguntas bien concretas, como por ejemplo por qué se había construido una calle en un determinado lugar. Por lo general también tienen pedidos específicos relacionados con el tema: «¿No pueden decirle a los seres humanos que no pueden construir en este lugar?» Pero mientras tanto han comprendido que nosotros, como personas comunes, no tenemos ninguna influencia. Fue bastante complicado hacerles entender que un proyecto de ese tipo no puede ser parado sin más, sólo porque no le guste a un espíritu de la montaña.

W.W.:
En Islandia eso es posible.
V. Staël von Holstein: Sí, es verdad. Allí los seres humanos conviven con toda naturalidad con los seres elementales, con la llamada «gente menuda».
Los espíritus naturales a veces también nos piden consejos de cómo evitar los proyectos respectivos. Pero también se refieren a cosas que son totalmente ajenas al alcance humano: «¿En realidad sabéis lo que ocurre, si mandáis una sonda a Marte?» En un comienzo naturalmente no tenemos respuesta para tales preguntas. Y entonces nos piden que lo averigüemos para poder analizarlo con ellos más tarde.

W.W.: O sea que el diálogo se refiere a una multiplicidad de cosas del ámbito correspondiente en la vida del otro, cuyo ser diferente recién se va entendiendo poco a poco. Seguramente en algún momento también uno se topa con límites.
V. Staël von Holstein: Uno se topa con límites bien marcados, especialmente con límites de comunicación. Hay cosas que son imposibles de explicarle a un ser del fuego, porque no son afines a su naturaleza. En un caso así, los seres quizás callen por cortesía, aunque no lo entiendan.

W.W.: ¿Se da ese tipo de cortesía?
V. Staël von Holstein: Sí, efectivamente. Si le quiero hacer entender a un ser del fuego que me duele, si él se me acerca demasiado, o si toco una llama, entonces puede notificarse del hecho, pero no entiende la situación, porque él me quiere expresar afecto a través de ese contacto. Por ello esos seres frecuentemente tienen algo muy infantil. Que el fuego duele es algo incomprensible para un ser del fuego. Porque para un ser del fuego, el fuego es espíritu.

Futuro y pasado

W.W.: ¿Qué aspectos del ser humano les son imposibles de comprender a los espíritus de la naturaleza?
V. Staël von Holstein: Particularmente la libertad y todo lo relacionado con ella. Lo mismo vale para el amor. Ellos preguntan sobre la diferencia entre espíritus naturales y seres humanos, quieren saber con toda exactitud qué convierte a los seres humanos en humanos. E insisten en que los seres humanos y los espíritus de la naturaleza deberían transitar el camino hacia el futuro en forma conjunta. Ellos saben que al ser humano le espera algo totalmente nuevo.

W.W.: ¿Pueden mirar hacia el futuro?
V. Staël von Holstein: El Grande puede hacerlo, y Etschewit también. Pero sólo pueden hacerlo en un contexto determinado, pues el futuro es abierto. El futuro es configurado por los seres humanos.

W.W.: Pero algunas cosas no.
V. Staël von Holstein: Esto se está poniendo muy complicado. Así como el detalle actúa sobre el conjunto, también el conjunto actúa sobre el detalle. El tiempo es un fenómeno relacionado con el ser humano. Los seres naturales se encuentran fuera del tiempo. El que expresa esto más claramente es Kapuwu, el Pétreo. Él habla en una forma temporal muy extraña y con ello expresa de alguna manera que todo ya ha ocurrido, aun cuando todavía esté en el futuro.
De todos modos los seres humanos pueden configurar el futuro. Incluso pueden modificar el pasado.

W.W.: ¿Cómo se hace para modificar el pasado?
V. Staël von Holstein: Viviendo y configurando el futuro. Si uno quiere comprender esto realmente, tiene que reflexionar muy intensamente, hasta llegar a la dolorosa experiencia de que hay que poner en duda la conciencia humana. Porque el ser humano sólo se vivencia a sí mismo en el espacio y el tiempo. Él tiene una conciencia objetiva y limitada, con la cual percibe un presente puntual y terreno. Pero los espíritus naturales no viven en el tiempo. Ellos viven en un presente espiritual perdurable, y éste está abierto a la eternidad. Se hace difícil imaginar esto concretamente. El pasado, el presente y el futuro siempre se mantienen en equilibrio, y cuando el ser humano realiza algo en el mundo, entonces modifica tanto el futuro como también el pasado para los espíritus de la naturaleza. Cuando uno llega a entender esto, entonces adquiere sentido la noción de tiempo y de eternidad.

El ser humano está plantado en la responsabilidad

W.W.: Lo que a mí más me impresiona es la pared que separa actualmente a los seres humanos y los espíritus de la naturaleza, y en particular la desesperación de los espíritus de la naturaleza porque los seres humanos ya no los perciben. ¿Puede describir eso un poco más plásticamente, para que los lectores también comprendan la responsabilidad que tenemos hoy?
V. Staël von Holstein: Sin los seres naturales no podríamos existir. Toda la Tierra desaparecería sin su acción. Ellos están permanentemente activos en la creación y destrucción de la naturaleza: en la planta más minúscula al igual que en los fenómenos climáticos más amplios. Los seres naturales se encuentran incorporados al sabio contexto global de la naturaleza. Y para que pudieran actuar en coincidencia con esa sabiduría, siempre hubo un ser angélico en la cúspide de su jerarquía, o un ser de una jerarquía superior, que en cierta forma los guiaba y conducía. Ellos actuaban en concordancia con esa sabiduría superior.

En el presente, la responsabilidad de los ángeles se está desplazando paso a paso hacia el ser humano. Ellos son responsables por la naturaleza, tienen que ocuparse de la Tierra y la naturaleza. Y son responsables por sus propios pensamientos, sus sentimientos y sus actos, con los cuales permanentemente crean seres nuevos. Sin embargo, los seres humanos sólo pueden asumir esa responsabilidad, si interactúan con los espíritus de la naturaleza, si saben de su existencia y su misión. Y los espíritus de la naturaleza necesitan esta interacción, para poder cumplir con sus tareas por el bien de la Tierra y de la humanidad.

Se puede comparar la situación actual de los espíritus naturales con el trabajo en una empresa que ya no tiene una conducción adecuada. Porque la nueva conducción no tiene conciencia de su misión, a los espíritus de la naturaleza se les hace cada vez más difícil cumplir con sus tareas, ya que en realidad están estructurados de manera tal, que necesitan ser guiados. Los espíritus naturales quieren que se les confirme si aquello que hacen está bien hecho. Quieren saber si su accionar todavía está en condiciones de mantener el mundo. Y ahora vienen los espíritus naturales y preguntan: «¿Lo estoy haciendo bien, jefe?» Pero el jefe ni siquiera sabe de su existencia.

Por eso sería bueno que los seres humanos poco a poco se hicieran más sensibles a determinadas percepciones. Entonces notarían que de tanto en tanto son empujados por los seres naturales, para que tomen conciencia de que ellos existen. Los seres humanos deben despertar, repensar su vida y modificar su relación con la naturaleza y los espíritus naturales. De vez en cuando el ser humano está en situaciones que equivalen a un llamado de atención. También pueden ser provocadas por seres angélicos. Sólo que el ser humano tiene que escuchar la señal, de lo contrario el llamado se extinguirá.

Tengo un buen amigo que es guardabosque de profesión y que a veces, cuando se encuentra frente a un árbol, tiene la sensación que alguien lo está mirando. Ése es el comienzo de una relación entre un ser humano y los seres naturales, contacto que todavía se cumple en forma casi inconsciente. También existen las personas que tienen «dedos verdes» y se comportan en armonía con estos seres, aun cuando no saben nada de ellos. Pero la mayoría de las personas son totalmente ciegas para los seres naturales, su accionar y nuestro vínculo con ellos. Y eso tiene que cambiar.

Fuente original: http://entreelpueblomagico.blogspot.com

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