Aida. Puma Punku y la Última Gran Catástrofe en la Tierra

Los famosos bloques, con forma de H, son la característica más destacada de Puma Punku.
Hay quien ha considerado Puma Punku como un muelle, o puerto, que en el pasado se situaba a orillas del lago Titicaca, actualmente, alejado 22 km de este lugar.
Puede que esta teoría no sea tan descabellada, si tenemos en cuenta que se han encontrado sedimentos marinos a lo largo de 600 km, entre Perú y Bolivia.
Los análisis, efectuados en el Titicaca, han determinado que el agua del lago tiene composición salina desde hace unos 11.000 años.
Estas ruinas, como tantas otras repartidas por todo el mundo, son una muestra más de que, hace miles de años, hubo una civilización con unos conocimientos increíbles que, al día de hoy, nos siguen sorprendiendo, y que debió haber una catástrofe de tal magnitud que fue capaz de acabar con todas las grandes civilizaciones del pasado.

2 comentarios en “Aida. Puma Punku y la Última Gran Catástrofe en la Tierra

  1. Respecto de Puma KunKu, las teorías inicialmente descabelladas podrían ir recuperando cabello debido a lo inusual de estas verdaderamente misteriosas ruinas, cuando las vi por primera ves en un pprograma del History Channel, no necesite los de descabellados comentários de Richard Chidress, Georgio Tsoukalos o Bill Birnes para notar lo extraordinario en ellas, por lo que toda esa fanfarria acerca de alienígenas no forman parte del impacto que Puma Kunko tiene en mi, no necesito de eso para interesarme mas en ese tema, desde allí he podido notar que algunas sandeces se han empezado a decir sobre Tiahuanaco, la puerta del Sol o de Dios Huiracocha, en fin, la verdadera arqueología no necesita de esos huachafos y ridículos aretes y maquillajes para ser interesante y hasta apasionante.

  2. es que la arqueología «racional» ha dado respuestas a estas milenarias civilizaciones muy avanzadas en variadísimos aspectos a la nuestra ? Por favor, lectura y más lectura es el condicionamiento básico de toda apreciación abierta a todo aquello que tenemos encasillado, más el conocimiento «in situ» de, en este caso las antiguas ruinas.

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