«Simbología y función del obelico» David Topí.

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Un obelisco es una columna de base cuadrada, que se va estrechando conforme sube, hasta llegar al extremo que se corona con una pequeña pirámide llamada piramidión, la cual, en sus orígenes, estaba hecha siempre de oro o bronce, con el propósito de que reflejara los rayos del Sol, ya que, originalmente, los obeliscos se relacionaban con el culto al dios asociado a nuestra estrella.

El orígen y significado de los obeliscos puede rastrearse hasta la cultura egipcia, donde empezaron a ser usados. En aquel entonces, los lados del monumento se tallaban con jeroglíficos que indicaban que faraón lo había erigido, cuál era el nombre del dios al que se dedicaba y cuál era el acontecimiento militar o político por el que se erigía. Así, se cree que los obeliscos surgen en la quinta dinastía egipcia, aproximadamente del 2494 a.C. al 345 a.C. y que se levantaban con el propósito de rendir culto principalmente a Amón Ra, a Baal, a Nimrod y a las diferentes deidades que, con el tiempo, se han asociado al astro rey.

Por otro lado, los obeliscos son también claramente símbolos sexuales, ya que el falo, órgano reproductivo masculino, fue también reconocido (igual que el Sol) como un símbolo de vida y, por ende, un símbolo del mismo dios Sol. Hoy en día, éste es el significado más extendido y compartido a la hora de analizar su simbolismo y se entiende que, allá donde exista un obelisco, es sinónimo de fuerza, energía sexual y poder masculino.

Torres de emisión de energía

Sin embargo, simbolismo aparte, el uso de obeliscos hoy en día, en la arquitectura de nuestras ciudades, obedece a otras razones, superpuestas y complementarias quizás al simbolismo pagano y al culto por nuestras élites a las mismas deidades de hace miles de años, pero con motivos muchos más prácticos y es que, por su forma y funcionamiento, un obelisco es básicamente una torre de captación y emisión, una antena, que puede concentrar desde su base cantidades ingentes de energía y emitirla desde su punta hacia algún otro lugar situado en los alrededores. Éste es el uso que se le da en la actualidad, o se le ha dado, por aquellos que han planificado las grandes urbes del planeta, a través de los conocimientos de la geometría sagrada y/o simplemente haciendo caso a aquellos que, desde otros niveles de poder, sugerían qué poner y dónde poner formas arquitectónicas concretas.

Por lo general, y si dais una vuelta por vuestra ciudad lo observaréis de primera mano, los obeliscos en nuestras urbes se sitúan en puntos clave donde, en las cercanías, existe algún tipo de estructura que necesita y se nutre de esa energía emitida para potenciar su funcionamiento. Están cerca de iglesias y lugares de culto importantes, están cerca de instituciones y lugares de poder legislativo, jurídico, económico, etc. y están cerca de puntos donde existe la posibilidad de “enchufarse” a alguna toma de energía natural del planeta. Y es que, normalmente la energía que se recoge puede ir desde las fuerzas subterráneas que discurren por las llamadas líneas Ley, Hartmann, Curry, etc., hasta la energía de las personas que se concentran en cantidades masivas en lugares específicos, sea en manifestaciones, en congregaciones puntuales, eventos multitudinarios, etc.

Normalmente el receptor de este tipo de emisión desde la antena que representa el obelisco, será algún tipo de construcción que termine en cúpula o en pirámide, estructuras que conducen también muy bien la energía, esta vez como receptoras de la misma. Hay obeliscos famosos en Washington, París, Lóndres, Nueva York, Estambul, Florencia, etc. y salen con frecuencia en películas y series, muchas veces asociados a símbolos como los descritos anteriormente o a los movimientos energéticos que producen.

El obelisco del Vaticano

Ejemplos de este último uso es el obelisco situado en la catedral de San Pedro en el Vaticano, donde, siempre en medio de una plaza circular (como están la mayoría de obeliscos del mundo), es usado para concentrar y redirigir la energía de las masas hacia la propia catedral y los poderes que allí se mueven. En este caso, no se trata solamente de una copia de un obelisco egipcio, sino que es el mismo obelisco que era adorado en Egipto tiempos atrás y que, Calígula, en los años 37-41 d.C., hizo transportar desde Heliópolis hasta su circo de las colinas del Vaticano, donde actualmente yace la catedral de San Pedro.

Tesla pensó en ello

Muchos sabéis que Nicola Tesla pretendió crear una red eléctrica inalámbrica, para ello quería construir torres por todo el mundo que difundieran la electricidad como lo hace una emisora de televisión o de radio. Según sus trabajos, transmitir por el aire o a través del terreno, sin cableado, era posible aprovechando la conductividad de ambos medios para transportar la corriente eléctrica, de forma limpia y gratuita. La razón es que, en el aire, si aplicas suficiente voltaje, se obtiene un arco voltaico, al igual que se crea en las bombillas fluorescentes. En la tierra hay agua, minerales y sales, que también hacen fluir los iones y, como consecuencia, transportan corriente eléctrica. Bajo este principio, los obeliscos son la perfecta antena emisora, en este caso estando construidos de granito, como una pieza de cristal macizo y cortados a tamaños específicos y sintonizados como un diapasón. Al menos sobre el papel, estos funcionaban como torres emisoras de la electricidad, para transportarla de punto a punto, creando una red eléctrica completamente gratuita.

Este mecanismo es conocido por aquellos que dirigen los hilos desde hace milenios y ha sido puesto en práctica ornamentando nuestras ciudades con obeliscos, en miles de puntos del planeta, creando así una red de transmisión de energía, la humana y la natural de la Tierra, hacía aquellos lugares donde se puede usar para cualquier fin que se desee. Todo funciona con energía, sea lo que sea, así que cuanto más tengas, más fácilmente puedes alcanzar, crear o manifestar lo que quieras, sea con la que sacas de la Tierra, sea con la que coges de las personas cuando éstas se concentran en masa en algún punto. Nada más que otra vuelta de tuerca al uso de pilas para la matrix en la que nos encontramos.

un abrazo,
David Topí


davidtopi.com

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