«Vivir (a gusto) con incertidumbre»

vivir con incertidumbre

Saber lo que ocurrirá hoy, mañana, la semana próxima, el mes que viene, los años venideros… es algo que nos da seguridad y nos tranquiliza. Desafortunadamente (o no) cada vez hay más incertidumbre. Estamos en un mundo tan cambiante que lo que servía ayer ya no es válido hoy, simplemente porque las circunstancias son distintas. Tenemos que acostumbrarnos a vivir con incertidumbre: los trabajos ya no son para toda la vida, quizas en algún momento inesperado te tengas que mudar de vivienda, seas “empujado” a aprender cosas nuevas…

No saber lo que va a ocurrir, no tenerlo todo controlado, crea inseguridad, ansiedad e incluso estrés.

Así que tendremos que aprender a vivir (a gusto) con la incertidumbre

Puede pensarse que vivir con incertidumbre es algo de la sociedad actual. Pero esto no es así, desde siempre se ha convivido con ella: el hombre primitivo no sabía cuando iba a cazar su presa, una enfermedad siempre ha cambiado la vida de las personas. También es verdad que el mundo actual va muy deprisa, las circunstancias cambian continuamente y la incertidumbre es cada vez mayor y mayor.

El primer paso es aceptar que la incertidumbre existe. Nos puede gustar o no, pero es un hecho que existir, existe. A partir de ahí ya veremos cómo lograr que nos afecte lo mínimo posible y que nos permita vivir a gusto. La vida de cada persona está marcada por las circunstancias externas y por las internas.

“Las circunstancias externas son imprevisibles y no se puede hacer nada al respecto”
Pues yo no estoy de acuerdo al 100% con esta afirmación. En algunos casos si será cierta, pero en la mayoría sí podemos tomar cartas en el asunto. Supongamos que padecemos una enfermedad grave. En este caso nos podemos hacer dos grupos de preguntas. La primera es ¿cómo era mi vida antes de la enfermedad? ¿me cuidaba adecuadamente? ¿hacía ejercicio? ¿mi alimentación era saludable?. Estas preguntas no deben tomarse como un reproche sino como una manera de comprender las causas de nuestra enfermedad. Y llegados a este punto está el segundo grupo de preguntas ¿qué voy a poner de mi parte para superar la enfermedad? ¿haré caso a mi médico? ¿además seré proactivo?

Para amortiguar algunas circunstancias adversas también podemos crear colchones de seguridad. Por ejemplo, la empresa para la que trabajas va mal y cierra. Si tienes un colchón en forma de dinero ahorrado tendrás un margen de maniobra mayor hasta que reconducir tu vida laboral.

Pero quizás lo más importante es que podemos ser dueños de nuestra propia vida, de alguna manera crear nuestras propias circunstancias. Cada uno es responsable de cuidarse, intentar ser feliz, trabajar en lo que le apasiona. No siempre es fácil pero siempre (o casi siempre) es posible.

Ahora, más que nunca, lo importante es fluir en la vida, no tener demasiadas ideas preconcebidas, no querer controlar todos los detalles y estar atento y abierto a las nuevas y cambiantes circunstancias. Y sobre todo crearte la vida que deseas.

 

Me he inspirado en este post de Zen Habits

Angel de la Guarda
www.elblogalternativo.com

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