Filósofos presocráticos

Hasta este punto, han aparecido pequeñas explicaciones sobre los primeros filósofos más importantes desde que apareciera en Grecia esta disciplina y hasta la época del surgimiento de uno de los filósofos considerados más importantes de la filosofía occidental y la filosofía universal, como es Sócrates, uno de los representantes fundamentales junto con Platón y Aristóteles de la filosofía griega.

Llamamos presocráticos a los filósofos que preceden a Sócrates. Estos ya vislumbraban con la intuición y la razón lo que la ciencia dos mil años después está confirmando.

Estos filósofos tienen una visión totalizadora de la realidad donde el hombre forma parte de la naturaleza. Sus doctrinas parten de lo general para llegar al conocimiento de lo particular, a diferencia del conocimiento científico que estudia lo particular para llegar al conocimiento de lo general.
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‘No el hombre sino el agua, es la realidad de las cosas», Tales de Mileto

Como señalara Nietzsche que el paso de Tales fue fundamental puesto que marcó un punto de inflexión a partir del cual se comenzaba a creer en la naturaleza en cuanto al menos, se creía en la naturaleza del agua. «Como matemático y como astrónomo, era hóstil a todo lo mítico y alegórico, y si llegó hasta la pura abstracción de ‘todo es uno’ y formuló una expresión fúsica, se constituyó en una excepción entre los griegos de su tiempo» F. Nietzsche, La filosofía en la época trágica de los griegos (1932)

Aristóteles dice claramente que para Tales, el agua es el principio (arché) de todas las cosas, aunque poco se sabe lo que quizó decir Tales en realidad. Podría pensarse que ser refería a que todas las cosas están compuestas por agua o que la tierra procede del agua y que por sobre el agua flota.

Posiblemente, éstas ideas tengan su origen en la mitología egipcia y babilónica y que además, se base en la observación.

Otra de las famosas afirmaciones de tales es que todas las cosas ‘están llenas de dioses’, la interpretación más difundida al respecto es que esta physis, que es el agua, está dotada de vida y movimento propios; por lo tanto, todo está vivo y animado.

ANAXIMANDRO DE MILETO: Inumerables Mundos

ANAXIMANDRO DE MILETO (610-545 aprox.)

Anaximandro, realiza un avance notable respecto a Tales: El principio de todas las cosas (arché) es el ápeiron ésto es, «lo indefinido, lo indeterminado». Se trata pues, de un elemento no empírico y por su caracter indefinido permite explicar mejor el origen de las cosas que a través de un elemento determinado.

«El principio (arché) de todas las cosas es el ápeiron. Ahroa bien, a partir de donde ha generación para las cosas, hacia allí se produce también la destrucción, según la necesidad; en efecto, pagan las culpas unas a otras y la reparación de la injusticia según el roden del tiempo.» Anaximandro de Mileto, Fr. I

Se suele discutir si Anaximandro concibió la idea de de ‘inumerables mundos’ sucesivos temporalmente. Pero lo más probable que la idea se refiera a que el ritmo de surgimento y desaparición se diese en el interior de un mismo mundo.

Hay quienes interpretan que Anaximandro quiso decir ue toda existencia individual y todo devenir no son sino una usurpación una injusticia que han de ser pagadas con la muerte. (En esta interpretación se observa cierto paralelo con jónico con doctrinas budistas). Pero probablemente, Anaximandro quería suerir que del ápeiron comienzas a separarse sustancias opuestas entre sí y cuando una prevalece sobre la otra, se produce una reacción que establece el equilibro. El ciclo de las estaciones ejemplificaría el concepto.

El ápeiron es ‘inmortal e indestructible’, es decir ‘eterno y que no envejece’. Anaximandro, le atribuye pues, los caracteres que la mitología griega otrogaba a los dioses. De allí que se destaque respecto a Anaximandro el mérito de una cosmología que no depende de representaciones míticas.

ANAXIMENES DE MILETO : el aire

ANAXIMENES DE MILETO (585-524)

El aire se diferencia de distintas substancias en virtud de la rarefaccción y la condensación. Por la rarefacción se convierte en fuego; en cambio condensándose se converte en viento, luego en nube y aún más condensado, en agua, en tierra más tarde y finalmente, en piedra» Anaximenes según Teofrasto.

En efecto, Anaxímenes concibe al mundo como algo vivo.

HERACLITO DE EFESO: El fuego

Heráclito de Éfeso (544-484 aprox.)

Candle Flame – Burian, André

Candle Flame , Burian, André

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«Este mundo, el mismo para todos los seres, no lo ha creado ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que siempre fue, es y será fuego eternamente vivo, que se enciende con medida y se apaga con medida.» Fr. 30

Siguiendo la tradición filosófica jónica, heráclitó ve en un elemento determinado, el arché del universo. En esté caso, el elmento es el fuego.

Para Heráclito, no solo las cosas individuales salen del fuego y vuelven a él sino que el mundo entero perece en el fuego para luego renacer. He aquí la imagen del «ciclo cósmico» la que ya fuera apuntada por Anaximandro, ésto es, la antigua idea griega del «eterno retorno» (que volverá a aparecer con Platón y los estoicos), así como también la idea de un «juicio» universal. Se observa al respecto, probablemente, ciertra influencia de la astronomía caldeo-babilónica.

Pero el aporte más trascendente de Heráclito, no es esta doctrina del fuego sino sus ideas respecto a la contradicción y el Lógos. Todo está pues en constante movimento porque el mundo fuye permanentemente:

«No es posible descender dos veces al mismo río, tocar dos veces una substancia mortal en el mismo estado, sino que por el ímpetu y la velocidad de los cambios se dispers ay nuevamente se reúne y viene y desaparece.» Fr. 91

Heráclito no hace otra cosa que tomar como punto de partida un dato que proviene de la experiencia. Pretener que para Heráclito no existe más que el «devenir» y no el «ser», es algo que no es posible justificar a partir de sus textos.

La estructura contradictoria de la realidad

Heráclito lleva a un extremo la doctrina jónica de los opuestos: la contradicción y la discordia están en el origen de todas las cosas:

«La guerra es el padre y rey de todas las cosas» Fr. 53

Pero la contradicción, genera armonia.

El logos de Heráclito

«Aunque el Lógos es común, la mayoria vive como si poseyese su propia inteligencia. Aunque escuchan no entiende. A ellos se les aplica el proverbio: Presentes pero ausentes. El Lógos es eterno, no lo entiende los hombres al escucharlo por primera vez ni después de que lo han oído. Los que velan tiene un cosmos único y común; los que duermen retornan al suyo propio y particular» Fr.2,34,1,89

La contradicción engendra aromonía porque hay una ley única que rige el universo, que todo lo unifica y orienta. En este sentido, la idea de Heráclito es muy audaz: afirmar que el Lógos o razón universal está también en el hombre constituyendo su propia razón. Aparece así una idea que se repetirá muchas veces a lo largo de la historia de la filosofía: el orden real coincide con el de la razón, una misma ley o razón, rige al mundo y a la mente humana.

Filósofos de la Italia Meridional: Pitagoras

La vida de Pitágoras se encuentra envuelta en leyendas. Nació en Jonia en la Isla de Samos hacia el 572 a.C. donde aparentemente habría conocido a Anaximandro de Mileto. Según la tradición, se le atribuyen viajes a Egipto, Babilonia (donde conocería a Zoroastro fundador de la religión dualista persa – véase mitología_irani-) e incluso India.

La tiranía de Polícrates le hizo abandonar Samos, trasladándose a Italia y estableciéndose en Crotona. Allí funda una secta filosófica religiosa en donde hombres, mujeres y niños viven en comunidad de bienes, manteniendo un riguroso ascetismo y guardando secreto sobre las doctrinas profesadas.

Su influencia en Crotona es enorme y surgen varias leyendas: se considera a Pitágoras hijo de Apolo (véase mitología_grecorromana), se le atribuyen diferentes milagros, como que es capaz de recordar sus anteriores reencarnaciónes. La secta por su carácter secreto y aristocrático y por su influencia en la ciudad, se ganó la enemistad del pueblo y una revuelta popular expulsa a los pitagóricos.

Pitágoras debió refugiarse en Metapongo, donde murió poco después, probablemente en el 496. Más tarde, la secta consiguió volver y reestableció su influencia en las ciudades de Grecia Magna, hasta que el moviemiento democrático en la segundo mitad del siglo V las volvió a dispersar.

Resulta difícil de determinar qué doctrinas se remontan a Pitágoras mismo y cuáles a sus seguidores, puesto que estos tenían por costumbre atribuírselas a su maestro. Entre los pitagóricos más conocidos recordemos a: Alcmeón, Fiolao y Eurito.

La doctrina de Pitágoras

Contenido místico-religioso

La doctrina de la transmigración de las almas (en la que se observan notables similitudes con el orfismo) y en consecuencia, afirmación de que existe un parentesco entre todos los seres vivos, (parece que Pitagoras creyó en la posibilidad de reencarnarse en una planta y no solamente en animales); creencia en un eterno retorno de los mismos acontecimientos en ciclos cerrados. Además, los pitagóricos practicaban numerosas reglas de abstinencia (abstinencia de carne, que aparentemente se explicaría por el parentesco con otros seres vivos), Así como diversas normas rituales y morales.

Para los pitagóricos, la ciencia estaba estrechamente ligada a la mística.

El número es el principio (arché) de todas las cosas

Aristóteles explica que esta doctrina se base en descubrimientos empíricos, por ejemplo, en el hecho de que los intervalos musicales que han entre las notas de la lira pueden expresarse numéricamente. Pero además, parece que los pitagóricos concibieron los númerosespacialmente, confundiendo el punto geométrico con la unidad aritmética. Las unidades tiene, pues, extensión espacial y pueden ser consideradas como el elemento material de las cosas. De esta forma, si las cosas se componen de números es porque se componen de agregaciones de unidades-puntos. Esta interpretación no hace sino corroborar algo conocido: los griegos tenían cierta dificultad para concebir cualquier realidad sin extensión espacial (Platón será quien primero conseguirá este logro, y luego será seguido por Aristóteles). Se considera ésta la interpretación más probable repecto a la que el número es el arché de todas las cosas.

El dualismo pitagórico

El dualismo parece ser el rasgo más característico de la doctrina pitagórica y podría explicar el origen de la tradición que pone en contacto a Pitágoras con Zoroastro (ver mitologia_irani). De todos modos, dualismo y doctrina del núemero coinciden en la primera oposición (límite-ilimatado) con la segunda (par-impar) lo que constituye «los elementos del número».

Este dualismo no es sino una versión más de la doctrina de los opuestos que aparece en los filósofos jonios. La diferencia es que esta vez cobra la importancia de doctrina escencial y conduce a artificiosas elaboraciones como la lista de los diez pares de opuestos (ver siguiente post).

Implica también una doctrina de la armonía:

«En efecto, las cosas similares y afines entre sí no tienen ninguna necesidad de armonía, pero las que son disímiles y distintas tienen necesidad de ser reunidas por esta armonia, por la cual pueden reunirse en el cosmos. Pues la armonía es unidad de las mezclas y concordancia de las discordancias»Filolao, Fr. 6 y 10

Los diez pares de opuestos pitagóricos

límite – ilimitado

impar – par

uno – múltiple

derecho – izquierdo

masculino – femenino

estático – en movimiento

recto – curvo

luz – oscuridad

bueno – malo

cuadrado – oblongo

Cosmología pitagórica

Se reúnen en ella diversas doctrinas que convergen en una explicación global del cosmos. Abundan en general, afirmaciones de difícil interpretación.

Se dice pues, que primero existió la Unidad (entendida como «límite» o lo «limitado») rodeada por lo ilimitado. Luego, la unidad crece y se divide en dos; el vacío de lo ilimitado se introduce en medio y mantiene las dos partes separadas: de este modo, surgen el número 2 y la línea. Luego, se genera el número 3… y el triángulo (la figura plana más simple) y con el 4 del tetraedro (el sólido más simple)…

El mundo es descripto como un cosmos en armonía que resulta má sinteligible y anticipa las doctrinas de Copérnico: el cosmos es na esfera en cuyo centro hay un fuego originario. A continuación, vienen los cuerpos celestes: la «anti-tierra» (agregada para completar el número de 10 planetas), la tierra, la luna, el sol, los cinco planetas y el cielo de las estrellas fijas. Una esfera de fuego envuelve este conjunto. El movimiento de las esferas celetes produce una maravillosa música, que los humanos no podemos oir por estar acostumbrados a ella desde nuestro nacimiento. Música y armonía que pueden ser traducidas en números… es la visión del universo de una escuela que supo conciliar mística y matemáticas.

Parménides de Elea (540-470)

«Pues bien, te diré, escucha con atención mi palabra, cuáles son los únicos caminos de investigación que se puede pensar uno: qué es y que no es posible ser, es el camino de la persuasión -acompaña, en efecto, a la verdad-; el otro, que no es y que es necesario no ser.

Te mostraré que este sendero es por completo inescrutable; no conocerás, en efecto, lo que no es (porque es innaccesible) ni lo mostrarás.

Pues lo mismo es el pensar y el ser pensado.» Fr. 2-3

La escuela de Elea fue tradicionalmente atribuida a Jenofanes de Colofón, quien se habría instalado en Elea, tras emigrar de Italia. Allí, habría tenido como discípulos a Parménides y otros más. Pero se trata de información incierta, lo más probable es que el propio Parménides haya sido el fundador de la escuela.

Parménides vivió en Elea y participó en la redacción de las leyes de su ciudad. Y es posible que su iniciación a la filosofía haya sido a través de los pitagóricos.

Inspirado probablemente en la literatura oracular y mistérica, el poema con el cual comienza Parménides (citado al inicio de este post) da a entender que el contenido que le sigue debe considerarse «revelación» filosófica.

El núcleo fundamental del poema se divide en dos partes:

La vía de la verdad (en la que expone su propia doctrina filosófica)

La vía de la opinión (doxa), en la que utilizando algunos elementos –posiblemente de origen pitagórico- se expone una cosmología criticada como «engañosa».

Parménides pretende pues, construir la vía de la verdad. Y así, deducirá que el Ser («lo que es») es ingénito e imperecedero; finito, contínuo y único; indivisible e inmóvil.

En efecto: el ser es imperecedero e ingendrado porque en caso contrario habría que suponer que procede del no-Ser y vuelve a él; pero el no-Ser es impensable e inexistente. Del mismo modo, el Ser es «uno», ya que si hubiera otra cosa sería el no-Ser. Y también inmóvil, porque todo cambio sería hacia el no-Ser. E indivisible, puesto que el vacío que separaría a las partes sería equilvanete al no-Ser.

El giro abstracto de Parménides

Se trata un notable ejercicio de lógica, con lo que se marca una distancia respecto a los primeros filósofos jonios que hablaban de «los seres» buscando un arché de carácter concreto e incluso empírico.

La lógica de Parménides no resulta demasiado convincente dado que solo maneja dos conceptos opuestos: Ser y no-Ser. Cabe preguntarse entonces qué es lo que quería decir en realidad.

En primer lugar, puede interpretarse que el objetivo fue el de demoler la filosofía de sus predecesores, especialmente la escuela pitagórica. En esta línea, es posible entender la negación del vacío, el tiempo y la pluralidad. El cambio y el movimiento son considerados ilusorios. El ataca es puntual contra el dualismo pitagórico, admitiendo como atributos del Ser sólo a los atributos que figuran en la columna izquierda de la enumeración pitagórica (ver posts anteriores).

El Ser al que Parménides refiere es la Realidad o, el Mundo. Y pareménides no podía concebirlo sino como algo corpóreo (la distinción entre lo material e inmaterial aún no existe. El mundo es algo limitado, compacto, inengendrado e imperecedero, excluyendo toda posibilidad de cambio y movimiento. Es como «una esfera bien redonda», inmóvil y eterna.

Finalmente, se observa que de un modo explícito, se introduce la distinción entre verdad y apariencia (u opinión) y se otorga primacía a la razón (lo que se puede pensar) por encima de la apariencias sensibles y engañosas.

Los últimos presocráticos

Los presocráticos pueden dividirse en dos grupos: los partidarios del monismo y los cercanos al pluralismo.

Mientras que los primeros filósofos pueden ser considerados monistas puesto que buscaron el archéen un solo elemento (excepto los pitagóricos claramente dualistas), los que siguieron son considerados pluralistas dado que ya no buscarían un solo elemento (que al transformarse da lugar a todo) sino una multiplicidad de éstos que al combinarse entre sí dan origen a un universo múltiple y móvil.

Empedocles de Agrigento (Acragas) (495-435 aprox.)

Para empédocles, la realidad es cocebida como una esfera, lo cual sugiere que parte de la concepción de Parménides.

La esfera de Empédocles equivale al Ser de Parménides, aunque a diferencia de éste último, no niega el valor de las apariencias porque para él, hay movimiento y hay pluralidad de seres. Lo que hace es introducir dentro de la esfera a la variedad: en su interior se encuentran los cuatro elementos:

agua

aire

fuego

tierra

Podría decirse pues, que habiendose inspirado en Tales, Anaxímenes y Heráclito, agrega un tercer elemento (la tierra). Cada uno de estos elementos es eterno e imperecedero, pero al mezclarse entre sí dan lugar a la diversidad de seres y cambios que se observan en el mundo.

La mezcla de los elementos es producido por dos fueras cósmicas: el amor y el odio. Son fuerzas que también se encuentran en el hombre y que al explicar en su lucha todo cuanto sucede, determinan la visión trágica que Empédocles tiene de la existencia:

Estos elementos no cesan nunca su continuo cambio. En ocasiones se unen bajo la influencia del Amor, y de este modo todo devinen lo Uno; otras veces se disgregan por la fuerza hostil del Odio (…)y tienen una vida inestable (…)

Este mismo combate de dos fuerzas se ve claramente en la masa de los miembros mortales. A veces, por efecto del amor, todos los miembros que posee el cuerpo se reúnen en unidad, en la cima de la vida floreciente. Pero otras veces, separados por el odio cruel, vagan por su lado a través de los escollos de la existencia.» Fr. 17-20

Empedocles y su visión del hombre

La teoría de los cuatro elementos que han de estar en armonía, permite elaborar una concepción de salud, que tendrá amplia repercusión en la medicina griega posterior.

Utilizando otros términos Empédoclesconsidera al hombre un microcosmos, una suerte de mundo microcópico (dado que contiene los mismos elementos) y ello le permite formular una explicación de conocmiento por «simpatía»: «lo semejante conoce a lo semejante». Así, las emanaciones que proceden de las cosas entran por los poros del cuerpo humano, yendo a encontrar lo semejante que en éste hay:

«Vemos la tierra por la tierra, el agua por el agua, el aire divino por el aire y el fuego destructor por el fuego. Comprendemos el amor por el amor y el odio por el odio.» Fr. 109

ANAXAGORAS DE CLAZOMENE (500-428 aprox.)

Al igual que la de Empédocles, su filosofía, parte de los planteos de Parménides, llegando a una solución relativamente parecida. Ya que el «ser» no puede empezar ni parecer, y ya que lo «uno» ha de considerarse como inmutable, Anaxágoras –que admite la pluralidad y la movilidad, así como los cambios y transformaciones de la realidad- formula una teoría pluralista Todo lo que se produce y sucede es resultado de la mezcla de innumerables elementos.

Nada viene a la existencia ni es destruido sino que todo es resultado de la mezcla y la división Fr.17

Anaxágoras llama a esos elementos o principios con el nombre de «semillas», las cuales son cualitativamente distintas e indefinidamente indivisibles. En todas las cosas hay semillas de todas las cosas, de tal manera que «todo está en todo». Así se explica que cualquier cosa puede llegar a ser otra distinta, y que si una cosa es lo que es, es porque en ella predominan las semillas correspondientes: en el oro predominan las semillas del oro, pero están también todas las demás (cosa que es posible porque las semillas son minúsculas).

La pluralidad y los cambios (generación, corrupción, transformación) se explican por la mezcla y disgregación de las semillas. El mundo se origina por medio de un torbellino en el que se realizan las mezclas y separaciones progresivamente. Pero este movimiento del torbellino tenía que ser explicado, puesto que Parménides parecía haber demostrado que, de por sí, la Esfera permanece quieta e inmóvil: Anaxágoras se verá obligado a introducir un «principio de movimientos», al que da el nombre de Nous (Espíritu, inteligencia). El Nous es algo separado de la masa de semillas y por ello nada lo limita, posee autonomía, conoce todo y tiene el máximo poder.

DEMOCRITO DE ABDERA (460-370 aprox.)

El punto de partida es el atomismo elemento que también se encuentra presente en los plantos de Parménides, tal como señala Aristóteles:

Algunos filósofos antiguos creyeron que lo que es debe ser neceariamente uno e inmóvil; ya que siendo el vacío no-ente, no podría existir el movimiento sin un vacío separado (de la materia), ni existir una pluralidad de cosas sin que algo los separe (…) Pero Leucipo creyó tener una teoría que, concordando con la percepción de los sentidos, no hacía desaparecer el nacimiento, la corropción, en movimiento ni la pluralidad de los seres.» (Aristótles, sobre la generación y la corrupción)

Leucipo, aparentemente, pese a que hay quienes dudan de su existencia, habría sido el maestro de Demócrito. En esta línea se observa entonces que el planteo es similar al que aparece ya en Empédocles y Anazagoras: salvar la apariencia del mundo, esto es su movimiento y pluralidad, salvar el valor de la experiencia sensible, pero sin dejar de respetar los principios del eleatismo. La solución buscada difiere este caso en un solo aspecto: admitir que el vació o «no ser» y negar todo tipo de fuerazas distintas en la materia.

Partículas indivisibles

El mundo consta de infinitas partículas indivisibles (átomos) que son sólidas, llenas, inmutalbes, de modo tal que cáda átomo posee las características atribuídas por Parménides al «ser».

Pero a diferencia de éste, para Demócrito, los átomos son infinitos en número. Por otra parte, los átmos carecen de caulidades sensibles y sólo se distinguen entre sí por la figura (A difiere de B), el orden (AB difiere de BA) y la posición (A difiere de Z).

Los átomos poseen moviento propio y espontáneo en todas direcciones y chocan entre sí. El choque puede tener consecuencias diverdad: o bien rebotan y se separan, o bien, se «enganchan» entre sí, gracias a sus figuras diversas. Se producen entonces torbellinos de átamos que originan mundos infinitos, engendrados y perecederos.

Los átomos explican de esta forma la multiplicidad de los seres, el movimiento y la generación, destrucción. Pero se necesita un segundo principio: el vacio (o el no-ser). El vacío es lo que explica la multiplicidad, ya que es lo que separa a los átomos; y explica el movimiento, porque si no hay vacío no puede haber ni choques ni desplazamientos.

 

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