«La inmovilidad y el silencio» Omraam Mikhaël Aïvanhov.

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«Liberados de las tareas materiales más penosas, gracias al invento de máquinas y de aparatos cada vez más perfeccionados, los humanos deberían tener todas las condiciones para su desarrollo. En vez de esto, vemos cómo se desviven, se agotan como si se creyesen obligados a adoptar el mismo ritmo que sus máquinas. Es necesario para la economía del país, según dicen… Y así es cómo la economía prospera, mientras que ellos se van a los hospitales y a los cementerios.
Que dejen las máquinas funcionar, pero ellos que aprendan a detenerse para recargarse con energías puras. Sí, de vez en cuando, a lo largo del día, hay que pensar en hacer una pausa, dejar de moverse, de hablar e incluso de pensar. Si no, es cómo si dejásemos abiertos todos los grifos del agua, del gas y de la electricidad: pronto ya no quedaría nada, toda la energía se habría ido, los depósitos se vaciarían. La inmovilidad y el silencio sirven para llenar los depósitos. Así que, en cuanto podáis, deteneos, cerrad los ojos, haced el silencio en vosotros y conectaos con las fuentes de la vida y de la luz. Os sentiréis regenerados, física y psíquicamente, y podréis volver al trabajo fácilmente.»

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