¡De ciencia ficción! Los drones militares del futuro se ‘cultivarán’ en laboratorios

Los científicos creen que se podrá ‘cultivar’ aviones no tripulados y militares con compuestos químicos, utilizando un ‘Chemputer’.

De cara al próximo Salón Aeronáutico de Farnborough, ingenieros y científicos de la Universidad de Glasgow (Escocia, Reino Unido) y una de las mayores empresas británicas del sector de defensa, BAE Systems, han desvelado cómo serán, en su opinión, los vehículos aéreos no tripulados del futuro y de qué manera se fabricarán. La cooperación de las dos instituciones permite echar un vistazo más allá de los modelos de la aviación furtiva desarrollados actualmente.

El cambio más decidido, según explica el sitio web oficial de la mencionada empresa, será dejar a un lado el propio concepto de ensamblaje de los drones y en vez de eso ‘cultivarlos’ o hacerlos crecer dentro de unas incubadoras grandes. El método se asemejará al que se practica en las impresoras 3D existentes, pero implicará el uso de una tecnología química muy avanzada.

Hemos estado descubriendo caminos para digitalizar la química de materiales sintéticos y hasta cierto punto esperamos ensamblar objetos complejos en una máquina desde abajo hacia arriba con una mínima asistencia humana» explica el profesor de la Escuela de Química de la Universidad de Glasgow, Leroy Cronin.

«Eso requiere un ‘software’, requiere un ‘hardware’ y requiere tintas químicas», explicó en una conferencia citada por el periódico The Guardian el profesor de la Escuela de Química de la Universidad de Glasgow, Leroy Cronin. Una combinación de estos componentes ya ha sido patentada por su equipo como ‘Chemputer’ (de ‘chemistry’, que significa ‘química’ en inglés y ‘computer’, computadora).

«Hemos estado descubriendo caminos para digitalizar la química de materiales sintéticos y hasta cierto punto esperamos ensamblar objetos complejos en una máquina desde abajo hacia arriba con una mínima asistencia humana». En el caso de los aviones no tripulados, en su opinión, lo más desafiante es reducir la producción a un «juego universal de las tintas que subimos a la impresora».

El ‘dron de molde’ se desarrollaría a partir de varias sustancias de esta clase y un cianotipo enviado a la impresora. El proceso, espera el científico, podría ocupar semanas y no años, como suele ocurrir en las plantas aeronáuticas actuales.

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