Aznar «presionó a EEUU» para que no retrasara la invasión de Irak

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El embajador británico en Washington durante la época de la invasión de Irak, Cristopher Meyer, aseguró a los comisionados del ‘Informe Chilcot’ que el ex presidente José María Aznar «presionó», junto con otros -entre ellos Silvio Berlusconi-, a Estados Unidos para que se llevase a cabo la intervención una vez que no se pudo conseguir que saliese adelante una segunda resolución de Naciones Unidas.
En el informe de 12 volúmenes elaborado a lo largo de siete años hay 17 documentos en los que se menciona al ex presidente Aznar en 24 ocasiones. Algunas de ellas son meras referencias de escritos a pie de página, pero otras detallan las opiniones que, entre otros, los diplomáticos y embajadores británicos tenían de la posición española.
El jueves 26 de noviembre de 2009 a las 9.48 de la mañana, uno de los investigadores, Sir Lawrence Freedman, se interesó en una de las entrevistas, por la existencia o no de una fecha tope para iniciar la guerra y por cuáles estaban siendo las condiciones exigidas por Reino Unido en este sentido.
 La respuesta de Sir Cristopher Meyer, el embajador británico en la capital de EEUU, fue la siguiente: «Una de las discusiones más señaladas fue, a mi parecer, cuando Tony Blair vino a Washington el 31 de enero de 2003 buscando un retraso porque no estábamos militarmente preparados, yo creo, y él quería ganar tiempo para una segunda resolución del Consejo de Seguridad que parecía inalcanzable. Recuerdo haber enviado un telegrama la noche antes diciendo:
‘En esos dos puntos no has ganado todavía los argumentos. 
Tendrás que decirle al Presidente, ‘necesito un retraso y necesito una segunda resolución del Consejo’. Y, para ser sinceros, él (Blair) consiguió que los americanos intentasen una segunda resolución del Consejo de Seguridad pero, de nuevo, los americanos (sic) fueron presionados por Aznar, el primer ministro español, por Berlusconi, por John Howard, abajo en Australia, y hubo un retraso hasta el 20 de marzo; pero el retraso no fue motivado por nuestros argumentos sino porque los militares americanos dijeron:
 ‘Nosotros no podemos hacer eso hasta el 20 de marzo'».
El informe recoge también textos estratégicos y conversaciones diplomáticas mantenidas por teléfono.
 Queda así constancia de que el 3 y el 4 de febrero de 2003, el «señor Blair aseguró a José María Aznar, el primer ministro español, que el presidente Bush estaría a favor de una segunda resolución ‘en principio’. Ellos estuvieron de acuerdo en que Reino Unido y España podrían trabajar juntos en la resolución».
«En conversación con el primer ministro Aznar, el señor Blair estuvo de acuerdo en que dicha resolución debería estar establecida como muy tarde el lunes 24 de febrero, después de la reunión del Consejo de la Unión Europea sobre Asuntos Exteriores», precisa otra de las citas.
Conversaciones telefónicas
Varias conversaciones telefónicas ilustran el interés del ex presidente Aznar por la obtención de dicha resolución de la ONU pero también su convicción -el 11 de marzo de 2003- de la conveniencia de «no someterla a votación a menos que haya una garantía de éxito».
 Según una nota fechada entre los días 8 a 20 de marzo, «el señor Kurt Volker del US National Security Council for Nato and West Europe tuvo un encuentro, en un aparte, con oficiales británicos y les dijo que Bush se había opuesto a la sugerencia de Aznar de que la resolución debía de ser retirada».
Como es sabido, la intervención se llevó a cabo sin esa segunda resolución sobre la que no se consiguió el acuerdo pero, constatada esta realidad, uno de los investigadores del informe tuvo curiosidad por saber qué hubiera pasado si Reino Unido no hubiera decidido tomar parte en la acción en el caso, por ejemplo, de que la Casa de los Comunes no la hubiera aprobado.
 «¿Usted cree que España y Polonia y otros hubieran seguido adelante?; ¿fue esa una presión adicional sobre nosotros?», preguntó Sir Roderic Lyne al diplomático británico David Manning. Su respuesta fue: «Yo estoy convencido de que los españoles hubieran continuado.
No sé, pero Aznar estaba absolutamente decidido y estaba muy, muy claramente a favor de seguir hacia adelante y no perseverar de forma sostenida en el esfuerzo de una segunda resolución. Yo pienso que España, seguro, hubiera estado allí».
La última referencia al presidente Aznar en el ‘Informe Chilcot’ relata cómo, ante las dificultades generadas por la impresión de que Estados Unidos quería ir a la guerra, «Mr. Blair y Mr. Aznar acordaron la necesidad de desarrollar una estrategia de comunicación que mostrara que ellos ‘habían hecho todo lo posible para evitar la guerra'».

 

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