Calaveras de cristal

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Calaveras de cristal en el museo británico

Una de las misteriosas calaveras de cristal fue descubierta por el explorador británico F.A. Mitchell-Hedges, quien afirmó que fue desenterrada por su hija  Anna en 1924, durante una expedición realizada en las ruinas mayas de Lubaantum (Belize) en uno de los templos, tras mover unas grandes piedras que cubrían un altar, mientras buscaban huellas de la Atlántida.

Según su relato, después de su descubrimiento se sucedieron varios fenómenos sobrenaturales. Los 300 indianos que trabajaron con ella en las excavaciones se arrodillaron y besaron el terreno cuando el objeto fue llevado a la luz, después de que rogaron y lloraron por dos semanas. Anna relata que los nativos mayas de la zona la reconocieron al instante como representación del dios de sus antepasados y oraron ante ella. Frank Dorland, un restaurador de arte que hizo varios experimentos con el cráneo durante seis años, afirmó que haciendo pruebas una luz lo circundó por varios minutos, escuchó sonidos agudos, parecidos a campanilleos y que llenaron su casa; otras veces dentro del cráneo aparecieron luces e imágenes de cráneos, montañas y otros objetos , así como un olor característico proveniente de su interior.

Descubrimiento de la calavera de cristal
Descubrimiento de la calavera de cristal

Para desprestigiar el descubrimiento, algunas fuentes afirman que Mitchell-Hedges adquirió la calavera durante una subasta en Londres, en 1943. También hay quien afirma que tal vez la adquiriese en uno de sus viajes por México y la colocara allí como regalo de cumpleaños para su hija. Pero a pesar de esta y otras acusaciones de fraude, ninguna  teoría ha podido ser demostrada como cierta. En 1970 la familia Mitchell-Hedges entregó el cráneo a los laboratorios de Hewlett Packard para su estudio, en los cuales pudo comprobarse que el cristal fue tallado en contra del eje natural del cristal, a pesar de que los modernos escultores no lo harían, porque esto provocaría la rotura de la pieza de cuarzo, ni siquiera utilizando la tecnología láser, ya que tendría idénticos resultados sobre el cristal. Otro de los hallazgos sorprendentes consistió en que no hallaron evidencia ni rastros de que se hayan utilizado herramientas metálicas. El dato más desconcertante fue que los expertos estimaron el tiempo necesario para completar el trabajo en al menos 300 años.

Los expertos del British Museum hacen remontar la calavera a la civilización azteca, fechando el origen (con muchas dudas) alrededor del 1300/1400 después de Cristo. Tiene características muy similares a la de una verdadera calavera humana, como dientes y una mandíbula con movimiento. Hasta ahora no se ha logrado determinar la forma en que fue tallada, ya que se trata de un trabajo imposible de realizar por los más talentosos escultores o ingenieros de nuestra época. Fabricada con cristal puro de cuarzo, tanto la mandíbula como el cráneo provienen de la misma roca. Exceptuando pequeñas anomalías, es anatómicamente perfecta, posiblemente la representación de un cráneo femenino debido a su pequeño tamaño, 12,7 cm. de altura, mientras que su peso es de 5 kg. Tantos los prismas ubicados en la base, como las lentes pulidas a mano de los ojos, se combinan para producir un brillo muy intenso. El cráneo, perfectamente tallado en cristal de roca, presenta un alto grado de dureza (siete sobre diez, en la escala de Mohs), de lo que se deduce que sólo mediante fundición del mineral y utilizando un molde, o mediante el uso de un diamante podría obtenerse algo parecido, pero los mayas no poseían la suficiente capacidad técnica como para enfrentarse a semejante empresa.

Otras dos calaveras de cristal se encuentran en el Museum of Mankind, en Londres, Inglaterra, y en el Trocadero Museum, en París, Francia. Ambas fueron halladas por soldados en México durante la década de 1890, y están talladas sobre puro cristal de cuarzo, aunque no tan elaboradamente como la de Mitchell Hedges. La calavera expuesta en el Museum of Mankind se considera gemela de la de Mitchell-Hedges, salvo por un detalle. La calavera de Mitchell-Hedges, en efecto, tiene la mandíbula articulada, como en un cráneo verdadero, mientras que la llamada Calavera británica tiene la mandíbula fija. Los investigadores están de acuerdo en afirmar que los dos objetos han sido construidos por las mismas manos. El Museum of Mankind lo adquirió de Tiffany’s, el célebre joyero de Nueva York, en el 1898, por 120 libras. Los ejecutivos de Tiffany’s no fueron capaces de (o no quisieron) dar explicaciones sobre su origen.

Unos 12 años después, sería el British Museum quien entró en posesión de esta calavera. La llegada de la calavera al British Museum, coincidió con una serie de extraños acontecimientos. A parte las afirmaciones, antes escasamente probadas, de repentinos desplazamientos de objetos o repentinas invasiones de perfumes diferentes e inexplicables, fue el personal de limpieza del museo en las horas nocturnas, quienes alimentaron las creencias que atribuyen a la calavera poderes ocultos. Finalmente consiguieron que la calavera fuera cubierta por un pesado paño durante las horas nocturnas.

El antropólogo Morant realizó un estudio comparativo de ambas calaveras, llegando a conclusiones que no son compartidas por otros estudiosos. Morant dejó constancia de que ambas eran similares en muchos detalles anatómicos, llegando a afirmar que, por su forma, ambas habían sido modeladas sobre la calavera de una mujer, que eran representaciones de un mismo cráneo y que la una era copia de la otra, siendo la de Mitchell-Hedges la primera. Sin señal de fabricación, resulta imposible fecharla (el cristal no envejece).Con una tecnología moderna con diamante haría falta un año de trabajo para conseguir el aspecto exterior (con huellas de fabricación, lo que no lleva la calavera), en cuanto a los efectos prismáticos, su reproductibilidad resulta aún más dificultosa. Existen otras calaveras de cristal, cuyo descubrimiento o adquisición tampoco fueron claramente explicados.

Nick Nocerino, poseedor de una de las calaveras de cristal llamada “Sha-Na-Ra” fundó un instituto de investigación parapsicológica con el fin de estudiar sus propiedades. Norma Redo es la propietaria de la calavera de la cruz relicario. En el año 1996, los tres aceptaron prestar su calavera al British Museum con fin de realizar un peritaje. Cinco calaveras han sido estudiadas, las tres citadas antes, la del British Museum y también la del Smithsonian  Institute. Un cubilete de cristal fechado por lo menos en 500 años antes de Jesucristo, y una calavera moderna fabricada en 1993 en Alemania por Hans-Jürgen han sido utilizados como muestras. La calavera del British Museum y la del Smithsonian Institute llevan huellas de fabricación. En cuanto a la calavera de la cruz relicario, los dientes han sido retocados por los  españoles que la  perforaron para introducir la cruz. Desde entonces, las autoridades del British Museum se niegan con empeño no sólo a revelar sus conclusiones sino también en decir el por qué.

Aquí tenemos un nuevo ejemplo de la dimisión de los científicos ante un objeto imposible.

Un comentario en “Calaveras de cristal

  1. Unos de los tantos regalos-obsequios (mismo gesto de Colón entregando trozos de vidrios de colores ) para calmar y desviar la desconfianza.
    Piezas únicas imposible una fabricación igual en la actualidad.
    Si se tomaran el pequeño esfuerzo de estudiarlas podrán ver que no solo son replicas de homo sapiens sapiens.
    No tienen nada de misteriosas ni de poder alguno como la imaginación de gente lo hace creer, se han tejido innumerables fantasías alderredor de ellas.
    Simplemente sencillos obsequios (para aquellos que las dieron ), siendo para nosotros, aun para nuestros días, maravillosas y perfectas obras de arte.

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