¿Qué te has comido? Los restos de proteína animal más antiguos en herramientas de piedra

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La investigación revela adaptaciones sorprendentemente sofisticadas por los primeros humanos que vivieron hace 250.000 años en la zona de Jordania

Durante más de tres años, un equipo internacional dirigidos por la Universidad de Victoria ha excavado en un antiguo oasis cerca Azraq, al noroeste de Jordania. Durante este tiempo, encontraron 10.000 herramientas de piedra en lo que hoy es una zona desértica pero que hace 250.000 años era una región húmeda. De todas esas herramientas se realizó una primera selección de unas 7.000, entre ellas raspadores, puntas de proyectiles y hachas de mano, que parecían mostrar algún residuo de proteína. La siguiente criba dejó a los expertos con apenas 44, que dieron positivo en residuos de proteínas, es decir, sangre y otros productos de origen animal. Los análisis nos aportan información muy valiosa sobre la dieta y los modos de subsistencia en un medio tan exigente.

Fuentes de información digital utilizadas
University of VictoriaPopular ArchaeologyQUO
Fuente de las imágenes
University of VictoriaPopular Archaeology
Palabras clave:
Prehistoria, Paleolítico, pleistoceno medio, Jordania, Azraq, traceología, herramientas, gastronomía,
Bibliografía científica, publicación original
Journal of Archaeological Science

¿Qué grado de sofisticación lograron los humanos en sus herramientas durante el Paleolítico? Una nueva investigación publicada en el Journal of Archaeological Science por un equipo dirigido por la paleoantropóloga Abril Nowell de la Universidad de Victoria revela adaptaciones sorprendentemente sofisticadas de los primeros humanos que vivieron hace 250.000 años en un antiguo oasis cerca Azraq (Jordania).
El equipo de investigación de la Universidad de Victoria y universidades asociadas en los EE.UU. y Jordania ha encontrado la evidencia más antigua de residuos, se trata de proteínas o restos residuales de animales cazados, incluyendo caballos, rinocerontes, bóvidos salvajes y patos, halladas en herramientas de piedra. El descubrimiento llega a conclusiones sorprendentes sobre cómo estos primeros humanos subsistían en un hábitat muy exigente, miles de años antes de que el Homo sapiens evolucionara en África.
El equipo excavó 10.000 herramientas de piedra más de tres años a partir de lo que ahora es un desierto en el noroeste de Jordanía, que una vez fue un humedal que progresivamente se hizo cada vez más árido desde hace 250.000 años. El equipo examinó cerca de 7.000 de estas herramientas, incluyendo raspadores, lascas, puntas de proyectil y hachas de mano, quedándose con 44 piezas seleccionadas para la realización de análisis pormenorizados. De esta muestra, 17 herramientas dieron positivo en residuos de proteína, es decir, la sangre y otros productos de origen animal.
«Los investigadores saben desde hace décadas acerca de la fabricación de herramientas y los comportamientos de los homínidos carnívoros que datan de 2,5 millones de años, pero ahora, por primera vez, tenemos pruebas directas de explotación por parte de nuestros antepasados del Paleolítico de animales específicos para su subsistencia», dice Nowell. «Los homínidos de esta región eran claramente adaptables y capaces de tomar ventaja sobre una amplia gama de presas disponibles, desde rinocerontes a patos, en un entorno extremadamente desafiante».
«Este descubrimiento nos habla acerca de sus vidas y complejas estrategias de supervivencia, tales como sus técnicas altamente variables con fines de explotación de presas, así como evitar a los depredadores y la protección de los alimentos, lo que se diferencia de manera significativa de lo que podríamos esperar de esta especie extinta», continúa Nowell. «Esto abre nuestra capacidad de hacer preguntas acerca de cómo los homínidos del Pleistoceno Medio vivían en esta región y podría ser la clave para la comprensión de la dispersión humana a través de Eurasia y la relación que tuvieron los humanos modernos y las poblaciones arcaicas, como los neandertales».
Otro resultado de este estudio es el potencial de revolucionar lo que los investigadores saben acerca de las dietas de los homínidos tempranos. «Otros investigadores con herramientas con la misma o mayor antigüedad de las nuestras en una variedad de diferentes escenarios ambientales también pueden tener éxito cuando se aplique la misma técnica que hemos utilizado, especialmente en ausencia de restos de animales», añade Nowell.

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