Por qué es prácticamente imposible vencer a los atletas de África oriental en las carreras de larga distancia

Mientras Río se prepara para la carrera de los 5.000 metros, BBC Mundo te cuenta lo que dice la ciencia sobre el extraordinario éxito de los fondistas nacidos en Etiopía, Kenia o Somalia.

Redacción BBC Mundo

Más de 11.500 atletas de 206 países compiten en las olimpiadas de Río 2016. Pero cuando se trata de carreras de distancia, no hay nadie (o quizás muy, muy pocos) que dominen a aquellos que son originarios de África Oriental.

¿Por qué atletas de esta parte del planeta tienen tanto éxito en las pruebas de fondo?

La primera razón que con frecuencia se escucha es que debe de ser algo genético (¿qué otra cosa si no?).

«Esta sería la suposición lógica, si nos basamos en el número de medallas olímpicas ganadas por atletas originarios de una región geográfica relativamente localizada y con recursos limitados para entrenarse», explica Andy Galbraith, profesor en psicología del ejercicio de la Universidad del Este de Londres, en Inglaterra.

Y ni siquiera los triunfos de Mo Farah, quien ha ganado medallas de oro tanto en Londres 2012 como ahora en Río para Reino Unido, parecen contradecirla, pues el fondista británico es de origen somalí.

La premisa genética ha llevado a que se realicen numerosos estudios sobre el tema en los últimos 15 años.

Pero como todo en la ciencia, no hay una respuesta sencilla para el apabullante dominio de los atletas africanos.

Y después de tantos trabajos no hay una evidencia rotunda que indique que el cuerpo de un corredor de distancia de África oriental -de piernas esbeltas y largas- contribuya a aumentar la eficacia de estos atletas, particularmente al ritmo de una carrera.

Galbraith cree que una combinación particular de genes puede ser parte de la respuesta.

«Pero los resultados de estas investigaciones no han identificado rasgos genéticos que puedan explicar concluyentemente el éxito de estos corredores», reconoce el académico.

Y los expertos coinciden en que los resultados de las competencias de élite difícilmente tienen una única explicación.

Combinación de factores

«El rendimiento de deportista de clase mundial se debe a un complejo fenotipo multifactorial», afirma por ejemplo un reciente estudio internacional liderado por el profesor Yannis Pitsiladis de la universidad de Glasgow.

El estudio hace referencia a factores fisiológicos, conductuales, así como otros ambientales.

Y uno de los factores que con frecuencia se sugiere son las largas caminatas a la que los atletas del este de África son sometidos desde temprana edad, con distancias de entre 5 y 20 km del hogar al colegio.

«Pero esta introducción temprana al entrenamiento de resistencia no parece resultar en una mayor capacidad aeróbica -factor clave en el desempeño de resistencia- que la que se ve en los corredores de distancia europeos», señala Galbraith en el sitio académico The Conversation.

Lo que sugiere que esa práctica no agota la explicación.

(Después de todo, si volvemos al caso del ahora británico Farah, este sólo estuvo en el cuerno de África hasta los 10 años, cuando dejó Somalia como refugiado).

¿Y la altura?

Otra de las teorías extendidas es la que recordó Raúl Fain Binda, de BBC Mundo, en los Juegos de 2012: muchos de los mejores atletas keniatas y etíopes se han criado en altura, «en particular de la región de Eldoret, a unos 2.500 metros sobre el nivel del mar, con un clima moderado que permite correr durante todo el año».

Y tanto Iten como Addis Ababa, lugares clave para el entrenamiento de atletas etíopes y kenianos, están a más de 2.400 metros sobre el nivel del mar.

«Esto puede llevar a que tengan niveles más altos de hemoglobina (una proteína en los glóbulos rojos que llevan oxígeno a través del cuerpo) y de hematocrito (el volumen de glóbulos rojos en la sangre), que ayudan a un aumento en la habilidad para transportar oxígeno a los músculos que están trabajando», detalla Galbraith

Y si bien la altura no explica por sí s o l a el éxito de estos atletas, según un estudio en el que compararon a corredores escandinavos con kenianos, lo que hace la diferencia es la habilidad de los atletas del este de África de entrenar en altitud a una alta intensidad.

«Es la actividad física durante la infancia, combinada con un entrenamiento intenso en la adolescencia, lo que permite que algunos corredores kenianos tengan una alta capacidad aeróbica así como una buena economía de rendimiento lo que los hace unos corredores superiores», escribieron los investigadores de la universidad de Copenhague en un estudio publicado en el Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sports.

Y esto es algo que -según Galbraith- los atletas que no están expuestos constantemente a la altura pueden tener difícil de replicar.

Aunque Mo Farah, por ejemplo, pasa largas temporadas entrenando en el altiplano de Kenia.

Otra razón, que con frecuencia se sugiere cuando se intenta explicar el dominio de estos atletas africanos en carreras de distancia, es la motivación económica.

«En países relativamente pobres, el éxito en eventos lucrativos de carreras de distancia puede ser una ventaja considerable en la posición social de un atleta», comenta Galbraith.

«Pero un tipo de cuerpo óptimo, llevado a una excelente eficiencia biomecánica también puede jugar un papel importante en estos corredores», apunta el experto.

Esa parece ser la combinación de factores que hacen que sea muy difícil ganarle en carreras de larga distancia a los atletas de África oriental.

Y, curiosamente, que un atleta británico ganara la medalla de oro den los 5.000 y 10.000 metros en Londres 2012, y también se quedara con la presea dorada en los 10.000 metros de Río, no hace sino confirmarlo.

No en balde Mo Farah nació en el este de África, pasó su niñez allí, llegó a Reino Unido como refugiado y ahora entrena por largos períodos en Kenia, lo que sugiere que en él también coinciden todas las variables de esa ecuación.

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