Reino Unido se prepara para “resetear” su economía tras el Brexit

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A Hannibal Smith le encantaba que los planes salieran bien y a la primera en la serie El equipo A, pero nunca está de más tener un “plan B” por si la estrategia inicial falla. Esa lección no debieron aprenderla ni el anterior primer ministro británico, David Cameron, ni su ministro de Finanzas, George Osborne, que reconocieron sin ambages que no había nada preparado para el Brexit si la desconexión con la Europa continental finalmente se imponía en el referéndum de junio.

Sus sucesores en el Ejecutivo del Reino Unido van a tener que improvisar un programa para evitar que el país se derrumbe después de que los votantes adoptaran una decisión a todas luces antieconómica. Aunque todavía no está claro el sentido de las medidas que va a tomar el Gobierno de la isla, los miembros del nuevo gabinete ya se afanan en anunciar que algo harán.

El nuevo canciller del Exchequer o ministro de Finanzas, Philip Hammond, ha explicado en un touroficial por China tras el Brexit que está listo para “resetear” la política económica del Gobierno anterior, marcada por el signo de la austeridad, una doctrina que es al mundo post-2008 lo mismo que las hombreras a los años 80’.

“A medio plazo tendremos la oportunidad (…) de resetear la política fiscal si lo creemos necesario a la luz de los datos que veremos en los próximos meses”, ha destacado Hammond. Alejarse de Alemania también tiene sus ventajas.

La fórmula para la pócima que ha de revitalizar la actividad del Reino Unido todavía no está lista, aunque a buen seguro la primera industria del país, la financiera, tendrá mucho protagonismo en esta nueva etapa del Brexit. Mientras los gobiernos nacionales, regionales y municipales de muchos vecinos comunitarios tratan de postular a sus ciudades como sucesoras de la City de Londres, desde Gran Bretaña se ha barajado la opción de convertir al país en una suerte de paraíso fiscal, un territorio que gracias a sus bajos impuestos pueda atraer a las empresas como ya hacen Irlanda y los Países Bajos.

Pero no todo es el mercado financiero; en la hoja de ruta de la nueva inquilina del número 10 de Downing Street, la primera ministra Theresa May, también está el turismo.

La depreciación de la libra esterlina va a tener un efecto llamada sobre los viajeros, que se van a beneficiar de precios más bajos frente a su divisa. Por eso la primera ministra ha anunciado la creación de un fondo de 40 millones de libras (46 millones de euros) para invertir en proyectos turísticos en el país. La intención de esta dotación es desarrollar actividades en otras zonas alternativas a Londres.

“La decisión de los británicos fue abandonar la UE para crear oportunidades reales para el crecimiento y (desde el Gobierno) trabajaremos en estrecha colaboración con la industria del turismo, para asegurar que continúa prosperando mientras las negociaciones del Brexit progresan”, ha dicho la política tory en declaraciones recogidas por Efe.

La depreciación de la libra ya está teniendo efectos positivos en otros sectores. Un estudio de la Confederación de la Industria Británica ha revelado que el total de pedidos recibidos por el sector manufacturero nacional ha crecido en agosto hasta unos niveles máximos desde los registrados en 2014.

Foto: Flickr – Ben Chapman

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