Las cuatro manos que controlan las semillas de todo el mundo

Los transgénicos han fracasado en su intento de reducir los herbicidas y pesticidas en los cultivos, según Ester Montero. “Tampoco han ayudado a aliviar el hambre en el mundo”, añade esta experta, que pide aplicar el principio de precaución ante unos productos que no han probado ser inocuos.

Diversos estudios ponen en duda la inocuidad de los transgénicos.

¿Para qué se crearon los transgénicos?

Las promesas de la industria fueron acabar con el hambre en el mundo, reducir el uso de herbicidas y pesticidas… pero ni se ha conseguido lo primero, como vemos en Argentina, uno de los principales productores, ni ha disminuido la cantidad de agrotóxicos utilizados, que por el contrario, ha aumentado.

¿Tampoco han cumplido el propósito de aliviar el hambre en el mundo?

El problema del hambre no es de falta de alimentos si no de reparto equitativo de la riqueza y los recursos.

¿Qué peligros tienen los organismos modificados genéticamente?

Diversos estudios ponen en duda la inocuidad de los transgénicos y alertan sobre los daños a las especies silvestres, la aparición de plantas invasoras, malezas y plagas resistentes, la pérdida de biodiversidad por el uso de mayores cantidades de herbicidas, etc. Al mismo tiempo a los agricultores les supone una pérdida total de autonomía al no poder multiplicar las semillas, esto unido al mayor coste de semillas e insumos, hace que los pequeños productores no puedan asumir estos gastos y abandonen la agricultura, produciéndose una concentración en manos de grandes hacendados.

¿Es perjudicial comer plantas alteradas genéticamente o animales alimentados con transgénicos?

No hay estudios a medio y largo plazo que demuestren su inocuidad sobre la salud, por lo tanto es indispensable aplicar el principio de precaución. Además, algunos estudios han comprobado la aparición de alergias, daños en riñones de animales alimentados con transgénicos, resistencias a antibióticos y problemas derivados de la mayor presencia de residuos químicos en los alimentos.

Aunque la mayoría son de uso industrial, ¿pueden entrar los transgénicos en la cadena alimentaria?

La mayoría de los transgénicos que se cultivan son para alimentación animal, y los derivados de éstos (leche, huevos, carne) no están obligados a etiquetarse como transgénicos, por lo tanto esta es la principal vía de llegada a nuestra mesa. Otra entrada es a través de derivados de los transgénicos que aparecen en alimentos procesados como la lecitina de soja y que tampoco se etiquetan.

¿Por qué se permite sólo una presencia de transgénicos del 0,9% en los alimentos si según la UE los aprobados son seguros?

Según datos de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) hasta el 20% de los alimentos de venta en supermercados que contienen maíz o soja están contaminados con transgénicos sin que figure en la etiqueta. La aprobación de un nuevo cultivo transgénico, la patata Amflora, añade nuevos riesgos sin que el consumidor tenga la posibilidad de evitarlo.

Sólo cuatro empresas controlan el 90% del mercado de transgénicos. ¿Han perdido los agricultores el control de las semillas y el consumidor el de la alimentación?

Según datos de la FAO en el siglo XX se han perdido el 80% de las variedades agrícolas que existían en todo el mundo por la introducción de unas pocas variedades mejoradas o híbridas tras la industrialización de la agricultura. Con la introducción de los transgénicos este proceso se acelera y la alimentación mundial queda en manos de las cuatro transnacionales dueñas de las semillas que ejercen un monopolio absoluto teniendo terribles consecuencias para los productores. Un estudio reciente en EEUU ha desvelado que en pocos años el precio de la semilla de soja ha aumentado un 200%.

Navarra cultiva maíz transgénico a gran escala en la UE. Francia y Alemania lo han vetado. ¿Por qué éstas diferencias?

Algunos países aplican el principio de precaución y otros como el nuestro, sólo atienden a los intereses de la industria biotecnológica pasando por encima de evidencias y ciudadanos que mayoritariamente están en contra de su cultivo y consumo.

¿Es posible garantizar que no contagien otras cosechas?

La coexistencia es imposible, existen casos de contaminación transgénica de varios kilómetros. Pero además la contaminación no sólo se produce en campo si no también a lo largo de toda la cadena alimentaria (transporte, almacenamiento, procesado, etc).

¿El etiquetado es la solución para dar la soberanía del consumidor?

La actual ley de etiquetado es insuficiente ya que permite que no se etiqueten los productos de animales alimentados con transgénicos como leche, huevos, carne… ni los derivados de transgénicos utilizados como aditivos lecitinas, espesantes, etc. Pero además no se cumple y productos que deberían estar, no lo están. Además, admite hasta un 0,9% de transgénicos en los productos sin tener que etiquetar.

 

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