El amor perfecto no existe, el secreto está en encontrar la belleza en la imperfección

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Definitivamente nadie es perfecto y esto aplica con facilidad a cualquier tipo de unión. Cada una de las personas posee una personalidad, una crianza, unas creencias, una forma de hacer las cosas…, miles de virtudes y muchos defectos.

El error que cometemos muchas veces es que intentamos encontrarnos con una persona que se ajuste exactamente a lo que le hemos pedido al universo y que éste juiciosamente debió conspirar para que lo consiguiéramos. Tenemos una lista inmensa de expectativas, de sueños, de ilusiones, un listado enrome de cosas que nos gustaría hacer con nuestra pareja llegado el momento y cuando hay expectativas, por lo general hay decepción y frustración.

Para evitarnos desilusiones, debemos comenzar por acotar nuestros requerimientos, plantearnos las expectativas solo de lo que es firmemente necesario desde nuestro punto de vista para entablar una relación con alguien más, por ejemplo: si desea o no tener hijos, si es de una religión u otra, si quiere vivir en un país u otro, si se quiere casar o no, en fin, todas aquellas cosas que consideremos no vamos a poder acordar en caso de que no coincidan con lo que buscamos.

Luego de esto debemos darnos la libertad de vivir un amor que nos sorprenda, dándole a su vez la oportunidad de expresarse tal y como es, donde cada uno pueda sacar a flote todas sus virtudes, pero que a su vez, la parte oscura no represente al menos un motivo para replantearnos la relación.

Muchas veces vemos como defectos todas aquellas cosas que la pareja hace de forma diferente a la nuestra, nadie quiere hacer las cosas mal hechas a menos que tenga un fin específico para ello, todos tenemos unas herramientas y recursos y tratamos en la medida de lo posible de hacer buen uso de ellas.

Adicionalmente, todos nos encontramos en un proceso de aprendizaje en el cual sería ideal encontrarnos con alguien que en lugar de juzgarnos y limitarnos se dedicara a aceptarnos, a querernos por lo que somos, incluyendo todos los colores de la gama.

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La felicidad en la pareja se basa en el respeto y el amor, lo cual está directamente relacionado con el hecho de formar una pareja real, donde cada uno dando lo mejor que puede, tiene la libertad de ser imperfecto y no por eso ser menos amado. Mientras más respeto mostremos por nuestra pareja, aceptando, aprendiendo y colaborando por un proyecto común, tendremos más posibilidades de tener esa relación que a pesar de no ser de cuento de hada, es la que nos brinda bienestar, que nos permite ser nosotros mismos en esencia y aflora lo mejor que nuestro ser tiene para dar.

Rincón del Tibet

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