democracia burguesa .-Posted by kolaborazioak 11/02/2013

Hace apenas una semana que se han celebrado en Cuba las elecciones para elegir a los representantes del pueblo en la Asamblea Nacional. Con una alta participación y sin necesidad de que sea obligatorio votar, cientos de personas han resultado elegidas a dicha asamblea.

Parlamento
Parlamento

No es necesario ser del partido comunista para ser elegido, y contra lo que se viene diciendo, incluso la oposición a la revolución (la gusanera, para que nos entendamos) pueden presentarse a los comicios y ser elegidos. Ocurre que a estos el pueblo les ignora olímpicamente.

Como demuestra de una manera extraordinaria la web Cubainformación, los medios de comunicación imperialistas se empeñan en presentarnos a Cuba como un estado totalitario, donde el Partido Comunista, es la única fuerza con posibilidades de estar presentes en los foros de decisión y estas elecciones de las que hablamos como una farsa. Por el contrario insisten en que el modelo de democracia burguesa o capitalista es la única forma legítima de “democracia” y que tan solo donde se dan los parámetros que marcan ellos se puede hablar de democracia real. Lo demás no vale, lo demás no son democracias.

Es realmente esperpéntico que con la que está cayendo, nos traten de convencer de esta idea. Justo en el momento en que se está demostrando, que el modo burgués de entender la política está en sus horas más bajas y que el llamado “juego de partidos “ está más desacreditado, es sarcástico que nos vengan con estas.

No vamos a entra en las frías cifras de participación ciudadana en las flamantes democracias burguesas. El desengaño es tal que cada vez vota menos gente. Si en los Estados Unidos la participación es paupérrima, estas cifras se están trayendo a Europa y tenemos ejemplos más que clarificadores como el caso gallego donde con unos porcentajes de voto de menos del 30 por cien, partidos políticos logran una supremacía en los parlamentos que no son reflejo de su posición real en la sociedad.

No vamos a entrar en la farsa que supone, que por ejemplo en el caso vasco, la provincia de Araba tenga la misma representación en el parlamento que otras provincias que le triplican en población. La misma situación se da en otros lares y es curioso como estas anomalías siempre se dan para favorecer a opciones y partidos de derechas.

No vamos a entrar en el hecho de que para poder participar y acceder a los parlamentos de los países capitalistas es condición casi obligatoria en la inmensa mayoría de los casos (siempre hay muy honrosas excepciones) ser persona con una muy buena cartilla del banco o pertenecer a la burocracia de un partido “de orden”, ser un mandao, con aspiraciones de tener otra buena cartilla en el banco. Son rarísimos los casos en que un trabajador o trabajadora o un miembro de las clases mas bajas, consiguen acceder al parlamento. En Euskal Herria teniamos a Jon Idigoras o el caso de Periko Solabarria, en Andalucia brillan los ejemplos de Sanchez Gordillo o Cañamero, pero como decimos, son una minoría frente a la camarilla de ricachones y burgueses que componen los parlamentos.

No vamos a entra en la constatación de que mientras se dice una cosa en la campaña electoral se hace otra bien distinta al ganar las elecciones. Y lo más sangrante es que cuando se habla y promete en las elecciones se sabe que se está mintiendo a las y los electores. ¿Habría conseguido el PP la mayoría absoluta de haber anunciado lo de la reforma laboral y los recortes? ¿Habría conseguido el PNV el número de votos que consiguió en las últimas elecciones vascas de haber comentado que iba a atar los presupuestos de muchos lugares con la ultraderecha del PP? ¿Cuántos recortes va a hacer el PNV y cuantos ha anunciado en campaña? ¿Son legítimas entonces estas medidas? ¿Quién las ha votado? ¿El pueblo? El pueblo nunca ha votado medidas de esta importancia y sin embargo siempre les ha sido impuesta por partidos que en campaña no las anunciaban. ¿Es legítima esta forma de democracia?

De lo que si vamos a hablar y lo que es realmente descorazonador es de otras dos cuestiones. La primera es la lamentable forma en que la inmensa mayoría de la izquierda ha asumido y aceptado esta forma de democracia como la legitima y única aceptable.

Y la izquierda no está para participar de los diferentes circos electorales que forman cada cuatro años en una especie de función teatral para ver quien es el candidato o candidata más guapa o chistosa. La función educacional de la izquierda se está perdiendo y muy pocas opciones hablan de términos como “·democracia popular”, “poder popular” ni explican que en la construcción del socialismo, la forma de representación burguesa ha de ser poco a poco sustituida por otra que sea mas participativa y en la que el pueblo sea el protagonista y no los publicistas de los partidos.

Las izquierdas, van a alas elecciones con la derrota a cuestas. Se juega al juego que te marca el enemigo y con las normas que impone. Y por si fuese poco con su balón y el árbitro comprado, valga la comparación futbolera.

Y en ese terreno no se puede ganar. No hay batalla de la información, como nos argumenta el reformismo socialdemócrata ni ninguna otra manera de hacer llegar al pueblo al poder mediante unas elecciones burguesas. Y si las ganas, o te dan un golpe de estado como a Allende o te van a marcar unas lineas rojas que no puedes traspasar como al Congreso nacional Africano. En esas condiciones… ¿Qué demonios podemos hacer la izquierda?

La segunda cuestión descorazonadora es la manera en como el pueblo, las clases populares aceptan toda esta situación y de la misma manera dan por legitimas esta manera de democracia. Votan a tal partido, este partido les defrauda, les impone medidas que van en su contra, despotrican en un bar contra los políticos, pero a las siguientes…les vuelven a votar.

La gente está despolitizada y quizás ahora se pueda visualizar perfectamente la función que en todo este circo tienen las revistas del corazón, la liga de las estrellas, los videojuegos y toda la mierda que nos trajo el estilo de vida americano. Ese sueño americano que se ha convertido en la mayor pesadilla que ronda la humanidad.

La izquierda, al menos la revolucionaria, la que nos habla de socialismo debe retomar viejas formas. Si la izquierda no toma entre sus tareas mas urgentes, el educar a las masas, de las maneras posibles que pueda en el sentido de que esta democracia no es legitima y que se debe avanzar hacia otro tipo de sociedad, las clases populares no tiene ninguna posibilidad de lograr sus aspiraciones históricas,

Si las izquierdas se van a limitar a hacer política en los parlamentos y a participar en este tipo de circos cada 4 años, el camino de la derrota está enfilado. Si la izquierda renuncia a hablar de socialismo y a clarificar que para llegar al socialismo son imprescindible medidas que son incompatibles con esta democracia, es que esa izquierda ha renunciado a su misión histórica…la toma del poder para su trasformación revolucionaria.

Si la izquierda piensa que la educación de las masas en el sentido de que hablamos y que la formación política de su propia militancia en estos valores de poder popular, socialismo, nacionalización de la banca, antiimperialismo, el internacionalismo…si la izquierda piensa que todas estas cuestiones no hacen falta, es que la izquierda está asimilada por el sistema capitalista.

En definitiva si la izquierda considera que esta forma de democracia, la democracia burguesa es la legitima, estamos ante una claudicación que solo nos puede llevar a la derrota.

El camino de la victoria es más largo, más truculento, más dificultoso, pero al menos conduce a la victoria.

Hace apenas una semana que se han celebrado en Cuba las elecciones para elegir a los representantes del pueblo en la Asamblea Nacional. Con una alta participación y sin necesidad de que sea obligatorio votar, cientos de personas han resultado elegidas a dicha asamblea.

No es necesario ser del partido comunista para ser elegido, y contra lo que se viene diciendo, incluso la oposición a la revolución (la gusanera, para que nos entendamos) pueden presentarse a los comicios y ser elegidos. Ocurre que a estos el pueblo les ignora olímpicamente.

Como demuestra de una manera extraordinaria la web Cubainformación, los medios de comunicación imperialistas se empeñan en presentarnos a Cuba como un estado totalitario, donde el Partido Comunista, es la única fuerza con posibilidades de estar presentes en los foros de decisión y estas elecciones de las que hablamos como una farsa. Por el contrario insisten en que el modelo de democracia burguesa o capitalista es la única forma legítima de “democracia” y que tan solo donde se dan los parámetros que marcan ellos se puede hablar de democracia real. Lo demás no vale, lo demás no son democracias.

Es realmente esperpéntico que con la que está cayendo, nos traten de convencer de esta idea. Justo en el momento en que se está demostrando, que el modo burgués de entender la política está en sus horas más bajas y que el llamado “juego de partidos “ está más desacreditado, es sarcástico que nos vengan con estas.

No vamos a entra en las frías cifras de participación ciudadana en las flamantes democracias burguesas. El desengaño es tal que cada vez vota menos gente. Si en los Estados Unidos la participación es paupérrima, estas cifras se están trayendo a Europa y tenemos ejemplos más que clarificadores como el caso gallego donde con unos porcentajes de voto de menos del 30 por cien, partidos políticos logran una supremacía en los parlamentos que no son reflejo de su posición real en la sociedad.

No vamos a entrar en la farsa que supone, que por ejemplo en el caso vasco, la provincia de Araba tenga la misma representación en el parlamento que otras provincias que le triplican en población. La misma situación se da en otros lares y es curioso como estas anomalías siempre se dan para favorecer a opciones y partidos de derechas.

No vamos a entrar en el hecho de que para poder participar y acceder a los parlamentos de los países capitalistas es condición casi obligatoria en la inmensa mayoría de los casos (siempre hay muy honrosas excepciones) ser persona con una muy buena cartilla del banco o pertenecer a la burocracia de un partido “de orden”, ser un mandao, con aspiraciones de tener otra buena cartilla en el banco. Son rarísimos los casos en que un trabajador o trabajadora o un miembro de las clases mas bajas, consiguen acceder al parlamento. En Euskal Herria teniamos a Jon Idigoras o el caso de Periko Solabarria, en Andalucia brillan los ejemplos de Sanchez Gordillo o Cañamero, pero como decimos, son una minoría frente a la camarilla de ricachones y burgueses que componen los parlamentos.

No vamos a entra en la constatación de que mientras se dice una cosa en la campaña electoral se hace otra bien distinta al ganar las elecciones. Y lo más sangrante es que cuando se habla y promete en las elecciones se sabe que se está mintiendo a las y los electores. ¿Habría conseguido el PP la mayoría absoluta de haber anunciado lo de la reforma laboral y los recortes? ¿Habría conseguido el PNV el número de votos que consiguió en las últimas elecciones vascas de haber comentado que iba a atar los presupuestos de muchos lugares con la ultraderecha del PP? ¿Cuántos recortes va a hacer el PNV y cuantos ha anunciado en campaña? ¿Son legítimas entonces estas medidas? ¿Quién las ha votado? ¿El pueblo? El pueblo nunca ha votado medidas de esta importancia y sin embargo siempre les ha sido impuesta por partidos que en campaña no las anunciaban. ¿Es legítima esta forma de democracia?

De lo que si vamos a hablar y lo que es realmente descorazonador es de otras dos cuestiones. La primera es la lamentable forma en que la inmensa mayoría de la izquierda ha asumido y aceptado esta forma de democracia como la legitima y única aceptable.

Y la izquierda no está para participar de los diferentes circos electorales que forman cada cuatro años en una especie de función teatral para ver quien es el candidato o candidata más guapa o chistosa. La función educacional de la izquierda se está perdiendo y muy pocas opciones hablan de términos como “·democracia popular”, “poder popular” ni explican que en la construcción del socialismo, la forma de representación burguesa ha de ser poco a poco sustituida por otra que sea mas participativa y en la que el pueblo sea el protagonista y no los publicistas de los partidos.

Las izquierdas, van a alas elecciones con la derrota a cuestas. Se juega al juego que te marca el enemigo y con las normas que impone. Y por si fuese poco con su balón y el árbitro comprado, valga la comparación futbolera.

Y en ese terreno no se puede ganar. No hay batalla de la información, como nos argumenta el reformismo socialdemócrata ni ninguna otra manera de hacer llegar al pueblo al poder mediante unas elecciones burguesas. Y si las ganas, o te dan un golpe de estado como a Allende o te van a marcar unas lineas rojas que no puedes traspasar como al Congreso nacional Africano. En esas condiciones… ¿Qué demonios podemos hacer la izquierda?

La segunda cuestión descorazonadora es la manera en como el pueblo, las clases populares aceptan toda esta situación y de la misma manera dan por legitimas esta manera de democracia. Votan a tal partido, este partido les defrauda, les impone medidas que van en su contra, despotrican en un bar contra los políticos, pero a las siguientes…les vuelven a votar.

La gente está despolitizada y quizás ahora se pueda visualizar perfectamente la función que en todo este circo tienen las revistas del corazón, la liga de las estrellas, los videojuegos y toda la mierda que nos trajo el estilo de vida americano. Ese sueño americano que se ha convertido en la mayor pesadilla que ronda la humanidad.

La izquierda, al menos la revolucionaria, la que nos habla de socialismo debe retomar viejas formas. Si la izquierda no toma entre sus tareas mas urgentes, el educar a las masas, de las maneras posibles que pueda en el sentido de que esta democracia no es legitima y que se debe avanzar hacia otro tipo de sociedad, las clases populares no tiene ninguna posibilidad de lograr sus aspiraciones históricas,

Si las izquierdas se van a limitar a hacer política en los parlamentos y a participar en este tipo de circos cada 4 años, el camino de la derrota está enfilado. Si la izquierda renuncia a hablar de socialismo y a clarificar que para llegar al socialismo son imprescindible medidas que son incompatibles con esta democracia, es que esa izquierda ha renunciado a su misión histórica…la toma del poder para su trasformación revolucionaria.

Si la izquierda piensa que la educación de las masas en el sentido de que hablamos y que la formación política de su propia militancia en estos valores de poder popular, socialismo, nacionalización de la banca, antiimperialismo, el internacionalismo…si la izquierda piensa que todas estas cuestiones no hacen falta, es que la izquierda está asimilada por el sistema capitalista.

En definitiva si la izquierda considera que esta forma de democracia, la democracia burguesa es la legitima, estamos ante una claudicación que solo nos puede llevar a la derrota.

El camino de la victoria es más largo, más truculento, más dificultoso, pero al menos conduce a la victoria.

La democracia burguesa

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