Los asombrosos animales que pueden vivir sin agua durante años

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Cebras tomando aguaImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionLa deshidratación es un problema para muchas especies. Aunque algunas se las han arreglado para administrar cada gota.

2016 está camino a convertirse en el año más caliente en el planeta, desde que se tengan registros, según la NASA.

Y con el calor, vienen las sequías.

La falta de agua afecta a los diferentes seres vivos. La deshidratación en los seres humanos produce desde cansancio, dolor de cabeza y debilidad muscular hasta la pérdida de conciencia y la muerte.

Esto también es una amenaza seria para muchos animales. Pero algunos de ellos han desarrollado unas estrategias defensivas sorprendentes.

Un tanque de agua ambulante

No puede existir una casa en el desierto sin un tanque de agua apropiado, y en ciertos animales ese depósito de agua es interno.

Tortuga del desiertoImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionLas tortugas almacena agua en sus vejigas.

Las tortugas del desierto y las gigantes de las Islas Galápagos utilizan sus vejigas como unos depósitos portátiles para almacenar el vital líquido.

Cuando es época de lluvia o están en terreno húmedo, las tortugas llenan sus vejigas con agua, y cuando llega la sequía pueden extraerla de ahí a través de las paredes permeables de este órgano.

El sapo contenedor de agua australianoalmacena agua en sus agallas, tejidos y vejiga. Esto lo hace muy codiciado por serpientes, aves, cocodrilos y hasta los aborígenes Tiwi, quienes las atrapan y las exprimen para beber toda la carga del desafortunado sapo.

Puede retener líquido hasta el doble de su peso, y una vez que está lleno puede vivir durante cinco años sin tomar ni un sorbo.

Pieles recubiertas

En los desiertos de Estados Unidos hay un sapo con un nombre muy acertado:patas de espuelas. Este animal suele escarbar con estas garras hasta esconderse por completo en la tierra durante unos nueve meses.

Una rana mono enceradaImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionAlgunos sapos pueden vivir hasta cinco años sin tomar un sorbo de agua.

Oculto en su madriguera, se contrae y se cubre con una mucosa que le permite conservar el agua de su cuerpo.

Emergen 10 meses después, cuando sienten el retumbar de las gotas de una fuerte lluvia sobre la superficie.

Algunas ranas de árbol también reducen la pérdida de agua segregando una suerte de cera impermeable sobre su piel.

El pez pulmonado africano lleva la técnica al extremo. Es una especie de anguila que generalmente vive en aguas de poca profundidad de las ciénagas y pantanos.

Cuando estos se secan, estas criaturas marinas se transforman en seres terrestres que se arrastran sobre la superficie y toman su oxígeno del aire, en vez del agua.

La vejiga de cada pulmonado tiene la capacidad para transformarse en un «pulmón».

Cuando hay sequía cavan un túnel en el barro, utilizando unas aletas a la altura de la pelvis. Luego segregan una cubierta de baba que reduce la pérdida de agua.

Así pueden permanecer de tres a cinco años, como en un estado de «animación suspendida», sin necesidad de comer o beber. Solo despiertan cuando sienten que hay agua fresca disponible.

Olvídate de beber, solo come

Para los animales del desierto muchas veces la comida es la principal fuente de líquidos, con la ventaja de que puede ser almacenada más fácilmente que el agua.

Camellos tomando aguaImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionLo que hay en las jorobas de los camellos no es agua, sino grasa.

Las ratas canguro y los ratones de bolsa coleccionan semillas cuando el ambiente está húmedo y las plantas se están reproduciendo. Luego viven de ellas por el resto del año.

Estos roedores pasan los días calurosos en sus guaridas, comiéndose la despensa, y solo salen de noche. Estas semillas, altas en carohidratos, les otorgan energía y «agua metabólica», por lo cual pueden prescindir del agua.

Mientras estos roedores dependen de su metabolismo para procesar carbohidratos que sustituyan el agua, grandes mamíferos como los camellos dependen más de la grasa.

Gracias a su metabolismo, por cada gramo de grasa que procesan obtienen 1,12 mililitros de agua.

De modo que más que almacenar agua en sus lomos, los camellos guardan grasa: hasta 36kg en total.

Si la grasa es tan buena fuente de agua, tiene sentido preguntarse por qué en los desiertos no hay grandes manadas de animales obesos que deambulan lentamente.

El problema es que los animales con grasa distribuida uniformemente sufrirían mucho para mantenerse frescos, porque la grasa sirve también como capa aislante que atrapa el calor del cuerpo.

Un diablo espinosoImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionAdemás de alejar a potenciales depredadores, los pinchos del diablo espinoso sirven para absorber agua.

Por ello la mejor opción es almacenar la grasa en uno o dos lugares discretos, tal como lo hace el monstruo de Gila, que acumula su comida y agua en su larga y bulbosa cola.

No sueltan ni una gota

Existe otro grupo de animales que algunos denominan los «avaros del agua«. Estas criaturas ahorradoras han desarrollado una ingeniosa manera de conservar hasta la última gota que produzca su cuerpo al sudar, respirar, orinar o defecar.

Uno de estos exponentes es la rata canguro, que tienen unas bolsas recubiertas de pelaje en las mejillas, completamente desprovistas de glándulas salivales.

Estas bolsas, que usan para transportar semillas, están completamente separadas del resto de la boca.

También tienen unos conductos microscópicos en los riñones, que les permiten extraer el agua de la orina y bombearla de nuevo al organismo, en vez de desperdiciarla.

De igual forma son capaces de secar sus heces, de las cuales casi la mitad es agua.

Sistemas respiratorios sofisticados

El sudor puede ayudar a los animales acalorados a mantenerse frescos, pero es una actividad que implica pérdida de líquido.

Para solucionar este problema los camellos no jadean y tienen pocas glándulas sudoríparas. Esto les permite tener variaciones de temperatura de hasta 6 grados en un mismo día.

Un monstruo de GilaImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionEl monstruo de Gila acumula grasa, pero no pasa calor porque la lleva en la cola.

Por contraste, los seres humanos invertimos mucha energía en mantener nuestra temperatura cercana a los 38 C. Relajar los límites de la regulación de la temperatura corporal es una gran forma de disminuir la dependencia del agua.

Sin embargo, este no es el único mecanismo sofisticado que han desarrollado camellos o ratas canguros. También cuentan con un sistema respiratorio especializado que los ayuda a exhalar menos aire.

El aire en los pulmones de una rata canguro es cálido y saturado con agua, pero la punta de su nariz es fría. Entre los dos hay un largo y complejo pasaje de aire.

Mientras el aire es expulsado de los pulmones, el vapor de agua se va enfriando y condensando en las membranas mucosas al llegar a la nariz de la rata. Una vez condensada, el agua es absorbida nuevamente.

Agárrala si puedes

Y si algunos se han especializado en retener cada gota de agua en su cuerpo,otros se han enfocado en tomar cada gota que puedan.

Uno de estos expertos es el diablo espinoso, habitante de zonas remotas y áridas de Australia, el cual tiene la capacidad de beber a través de los pinchos que cubren su piel.

Rata canguroImage copyrightTHINKSTOCK
Image captionLa rata canguro es una de las especies «avaras del agua».

Los pinchos tienen ranuras con las que absorbe el agua como papel secante. Así recoge el rocío de la mañana que se deposita en las hojas de las plantas en el lomo de los animales.

Qué pasa si empeora la sequía

Aunque los animales del desierto se han adaptado para vivir en este ambiente hostil, eso no quiere decir que su vida no corra peligro o que no puedan crecer cuando el cambio climático haga más secas estas zonas.

Cuando llega la lluvia se estimula la reproducción de las plantas, y si la lluvia dura lo suficiente, entonces los ratones y las ratas tendrán alimentos suficientes.

Pero si estos períodos son menos frecuentes, los animales no la van a pasar bien. Simplemente morirán como todo lo demás.

Este año se registró una temperatura de 49 grados centígrados en el desierto de Sonora, en Estados Unidos.

Algunos investigadores que suelen trabajar en esa región, comentaron que en ese momento el desierto se puso particularmente quieto.

No sabían si todos los animales se habían refugiado del calor, o simplemente se habían muerto.

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