«Cinco puntos para empezar a interpretar el árbol genealógico»

Paco Bou – planosinfin.com

Vamos a imaginar que ya tenemos los datos de nuestra investigación colocados sobre una hoja y dispuestos en cuatro niveles.
En la planta inferior situaremos a nuestros hermanos, el mayor a la izquierda y sucesivamente, ordenados por edades iremos hacia la derecha.
Recordemos que en nuestra cultura se escribe de izquierda a derecha.

1.- ¿Qué lugar ocupas en tu hermandad?

Sólo unos apuntes rápidos sobre lo que llamaremos el ego material. Todos los problemas con la hermandad pueden desembocar en dificultades con el dinero, las posesiones, el territorio. Recordemos que los problemas con la hermandad no resueltos, de adultos, se trasladan a la pareja, los amigos, los compañeros y los vecinos. Son tantas las variables que interaccionan en la psique de cada individuo que sería imposible hacer correspondencias universales, válidas para todos. Pero hay ciertas correlaciones que se repiten con bastante frecuencia:

-Eres hijo único y tienes todo el espacio para ti. Aunque también, todos los proyectos que tus padres tenían para “sus hijos”, recaen sobre ti. Puede que en la vida te cueste entender el concepto de jerarquía y te cueste compartir.

-El segundo hijo cuando el mayor es niño o la segunda hija cuando la mayor es niña. Tal vez te esperaron de un sexo diferente… Normalmente el que nace el segundo acepta bien papeles secundarios y desarrolla con ahínco sus dones para intentar alcanzar los privilegios del primogénito.

-Existe una relación directa entre número de años de diferencia entre los hermanos y derecho de “ocupar todo el territorio disponible para un hijo”. Digamos que si nacen dos hijos muy seguidos, inconscientemente la familia los trata como uno solo, de manera que si uno es el listo, guapo, come bien, ordenado y es artista, el otro es el cariñoso, simpático, mal comedor, despistado y trabajador, por ejemplo. ¡Pero cuidado! Que no se le ocurra al listo tener gracia, ¡eso es territorio del otro!…

El pequeño de la hermandad: no quieren que crezcas, te instalan en una adolescencia perpetua. Generalmente es el que hace pareja con uno de sus padres y, congelarlos en la adolescencia, los mantiene a ellos en una fantasía de juventud eterna: “si este pequeño no crece, nosotros no envejecemos” (detrás está el miedo a la muerte). Por ello, cuando el pequeño sale de casa, el padre, la madre o ambos desarrollan enfermedades o aceleran el proceso de envejecimiento, lo que provoca en el hijo un retorno total o parcial. Le otorgan inconscientemente la misión de cuidador que éste acepta para expiar el sentimiento de culpa.

-Estás justo en el centro, repites cosas del mayor y del pequeño: te dieron la posición más compleja. Muchas veces la vida es una verdadera lucha por encontrar tu lugar.

-Tienes un hermano que es 10 años mayor que tú: en realidad tu hermano actúa más como un padre o madre para ti. Al fin, eres hijo único, pero con más de dos padres, lo que se traduce con frecuencia en desobediencia a todos o conflictos de lealtad que neurotizan.

Una gran bola de hermanos, en un momento dado no había medios para subsistir y empezó el exilio…se pierde el territorio. En la “bola” suelen suceder abusos a todos los niveles y que los padres, consciente o inconscientemente, consienten.

2.- Los dos linajes.

Por encima de nuestra hermandad, toda la mitad izquierda está destinada a nuestro linaje femenino (nuestra madre y sus ancestros), la mitad derecha es la del linaje paterno.

-¿De qué parte tenemos más información? Con frecuencia, la parte de la que tenemos más datos es aquella que ha influido más en nuestra educación y formación. Es muy difícil que los dos linajes estén equilibrados.

Los huecos, son fallos en la transmisión, esconden conflictos en generaciones anteriores a la nuestra. ¿Hay secretos? o ¿cortes afectivos? Más adelante veremos que estos huecos los debemos “rellenar” con
historias sanadoras, cada laguna de información, una novela llena de sentido y de consciencia. Lo que le damos al árbol nos lo estamos dando a notros mismos.

– ¿Llevamos el nombre de alguno de nuestros tíos o tías? ¿De los abuelos? ¿De los bisabuelos? Si es así tenemos un nudo narcisista, al que dedicaremos todo un capítulo para explicarlo. De momento subraya con un color todos los nombres del árbol genealógico que sean como el tuyo. Y puedes dar un grito de alegría si tu nombre no está repetido…¡Enhorabuena!

3.- La forma en la que han muerto nuestros ancestros

Los accidentes son suicidios encubiertos.

Los problemas cardiacos son resultado de dificultades emocionales.
En realidad, cada enfermedad y cada muerte es una fuente de información valiosísima sobre la biografía del ancestro que analicemos y las relaciones con los que convivió.

4.- Edades a las que se casaron nuestros padres y a la que concibieron los hijos.

-Casi todo en el árbol es fruto de la repetición, cuando se deja de repetir es que se avanza. Las fidelidades con sus propios padres hacen que los hijos repitan sus guiones de vida una y otra vez.

5.- ¿Se repiten los trabajos?

Cuando una madre proyecta en el hijo a su propio padre que era carpintero, el pequeño empezará a jugar con el martillo enseguida. A veces, no se permite superar al padre médico y el hijo se hace enfermero. Los negocios familiares son una fiesta para el nudo incestuoso, al que le dedicaremos también un capítulo

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