La rebelión de los brujos

La colección otros Mundos de Plaza y Janés, significó un antes y un después en la divulgación de las tesis alternativas.

Buena parte de estos libros no se han digitalizado, y poco a poco van desapareciendo de Las Bibliotecas al no ser demandados por desconocimiento de los lectores.

Sin duda una colección imprescindible para comprender la evolución histórica de nosotros mismos, de buscar respuestas a esas preguntas que el día a día se empeña en ocultarnos.

maestroviejo

El libro La rebelión de los brujos fue escrito por los famosos escritores Pauwels y Bergier basado en varios escritos, principalmente del libro con el titulo original en francés «L’Homme Eternel» de 1970 como una continuación y conclusión al movimiento Realismo Fantástico9, iniciado en su primera publicación de 1960, El retorno de los brujos.
Se publicó en la colección en 1975 con una traducción por J. Ferrer Aleu, trata el cuestionamiento de la evolución humana, el deslizamiento de los continentes, entre otros nuevos misterios y enigmas en la historia que implica que los seres humanos son más antiguos y existieron civilizaciones desaparecidas en la antigüedad con tecnología avanzada.

Nuestra civilización, como toda civilización, es un complot. Numerosas divinidades minúsculas, cuyo poder sólo proviene de nuestro consentimiento en no discutirlas, desvían nuestra mirada del rostro fantástico de la realidad. El complot tiende a ocultarnos que hay otro mundo en el mundo en que vivimos, y otro hombre es el hombre que somos. Habría que romper el pacto, hacerse bárbaro. Y, ante todo, ser realista. Es decir, partir del principio de que la realidad es desconocida.

Si empleásemos libremente los conocimientos de que disponemos; si estableciésemos entre éstos relaciones inesperadas; si acogiésemos los hechos sin prejuicios antiguos o modernos; si nos comportásemos, en fin, entre los productos del saber con una mentalidad nueva, ignorante de los hábitos establecidos y afanosa de comprender, veríamos a cada instante surgir lo fantástico al mismo tiempo que la realidad. En el fondo, esta actitud es la propia de la ciencia, la cual no es solamente la que la tradición universitaria del siglo XIX, amparándose en el racionalismo, acabó por imponer, sino más bien todo lo que la inteligencia puede escudriñar, tanto fuera como dentro de nosotros mismos, sin desdeñar lo desacostumbrado, sin excluir lo que parece escapar a las normas.

Es imposible prever exactamente lo que será el conocimiento en tiempos venideros, y si éste no se apoyará en conceptos que ahora desdeñamos y cuya importancia habrán descubierto nuestros descendientes, así como su papel oculto en nuestras personas

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