La tecnología 5G de Huawei coloca contra las cuerdas a Trump.

Estados Unidos ha participado en innumerables guerras para mantener su hegemonía en el ámbito financiero y militar. Sin embargo, pierde frente a China una importante batalla por el dominio de las telecomunicaciones a nivel global.

Esta derrota, en primer término, se debe a que el país norteamericano no cuenta con las armas necesarias para enfrentar las novedades tecnológicas de la multinacional asiática Huawei.

Para Spengler, reconocido seudónimo del economista David Paul Goldman, en un artículo titulado «Donald Trump’s dance of defeat» (La danza de la derrota de Donald Trump), publicado recientemente en el medio Asia Times, «China ya ha ganado el compromiso crítico en el conflicto». Para el estudioso, a falta de tecnologías que puedan competir con la empresa china, el magnate presidente ha buscado la manera de boicotear el lanzamiento de la banda ancha 5G de Huawei.

Antecedentes: HUAWEI EN LA MIRA DESDE HACE TIEMPO

El conflicto inició en marzo de 2018, cuando Donald Trump ordenó aplicar aranceles por 50 mil millones de dólares a productos chinos, ya que el gobierno del gigante asiático supuestamente incurría en «prácticas comerciales desleales y robo de propiedad intelectual».

Como respuesta, Pekín impuso aranceles a 128 productos estadounidenses. Las medidas y respuestas continuaron hasta la reunión del G20, realizada en Argentina, cuando el presidente de China, Xi Jinping, y su homólogo Donald Trump, acordaron posponer por 90 días la imposición de nuevos aranceles.

Este año, el gobierno estadounidense incluyó a la compañía china en una lista de empresas con las que se prohibía hacer negocios, mediante una Orden Ejecutiva. Esto implicaba que Huawei dejaría de recibir actualizaciones de Android a través de Play Store y Gmail.

Ante eso, los representantes de la empresa asiática afirmaron: «Huawei seguirá proporcionando actualizaciones de seguridad y servicios postventa a todos los smartphones, tabletas y dispositivos Huawei y Honor, tanto a los que ya se hayan vendido como a los que siguen estando en stock en todo el mundo».

Los últimos tres presidentes de Estados Unidos han bloqueado el intento de la empresa de telecomunicaciones de posicionarse en ese país.

En 2008, la Administración de George W. Bush prohibió a Huawei la compra de un fabricante de routers por motivos de «seguridad nacional», después el FBI la investigó por supuestamente negociar con Irán en momentos de sanciones comerciales y diplomáticas.

Por su parte, el presidente Obama, en dos oportunidades, bloqueó la participación de Huawei en desarrollo de infraestructuras de redes en Estados Unidos, incluyendo una para el servicio de emergencias. En 2012 se publicó un informe en el que se refiere al desarrollo de una infraestructura que pudiera comprometer la seguridad nacional, no obstante, no se mostró ninguna evidencia.

¿Por qué Huawei amenaza la superioridad de EEUU?

La multinacional china, fundada en 1987 por Ren Zhengfei, se especializa en investigación y desarrollo (I+D), producción electrónica de alta tecnología y de equipamiento de comunicaciones. Huawei tiene centros de investigación en varias ciudades de China, además, cuenta con instituciones que complen los mismos objetivos en Suecia, Estados Unidos, Ecuador, Irlanda, Colombia, Mexico, India y Rusia.

La empresa provee a 35 de los mayores operadores de telecomunicaciones del mundo e invierte anualmente un 10% de sus ganancias en investigación y desarrollo.

Con 32 años en el mercado, Huawei Technologies Co., Ltd fue incluida en la lista de empresas más respetadas del mundo. La compañía, cuyos activos hasta 2017 eran de más de 77 mil millones de dólares, ocupa un lugar importante en el mundo.

El Imperio estadounidense ha basado su modelo de gobernanza global a partir de una combinación de guerras de agresión y rapiña, control absoluto del sistema financiero (el dólar) y vigilancia para la extracción de información sensible (de ciudadanos, empresas y Estados competidores) que puedan otorgarle una ventaja geopolítica perdurable.

En este marco, la tecnología 5G de Huawei representa un cortocircuito al funcionamiento del Imperio, al despojarlo de su superioridad tecnológica en el campo financiero, pero también de su infraestructura de espionaje con la cual promueve cambios de régimen y chantaje a los gobernantes de naciones rivales.

Y más allá de esto, parece que China está cristalizando dos objetivos históricos en un solo movimiento: 1) consolidar su propio concepto de independencia nacional, tras haber sido relegada a un papel de maquila subordinada políticamente a la élite neoliberal de Occidente; y 2) utilizar el festival de sanciones estadounidenses para expandir su proyecto geopolítico en zonas donde el capital estadounidense es tradicionalmente dominante.

EEUU recibe un golpe representado por el crecimiento sostenido de China

El temor a las novedades de Huawei

La tecnología de quinta generación (5G) permitirá navegar a una mayor velocidad. Su conectividad es 100 veces mayor a las anteriores generaciones y disminuye el tiempo de comunicación. El dominio de la banda ancha inalámbrica ultrarrápida se extenderá al comercio electrónico, las finanzas, la logística, el transporte y los medios para comercializar el trabajo de miles de millones de personas.

Otra de las novedades que ofrece la tecnología 5G de Huawei es su seguridad inviolable por el uso de criptografía cuántica, una tecnología pionera de China que descoloca a los organismos de seguridad estadounidense. Esta inviolabilidad de la tecnología 5G, según Spengler, «evita que las agencias de inteligencia de Estados Unidos escuchen las comunicaciones del mundo y destruyan una ventaja estadounidense clave».

En su artículo, Spengler señala que la derrota del país norteamericano es evidente en tanto que no posee actualmente una infraestructura industrial que le permita fabricar teléfonos móviles con tecnología 5G, y en el caso de producirlos, estos no pudieran venderse a bajo costo. Tampoco cuenta con los recursos económicos para sostener a los trabajadores según los estándares salariales de ese país.

Huawei, además de equipos de alta calidad, ofrece opciones más económicas. Esto ha hecho que desplace a otras empresas y se posicione como una de las más prósperas en ese ámbito.

Actualmente, las telecomunicaciones generan billones de dólares y China ocupa un lugar importante en el control de esos recursos.

Por su parte, Estados Unidos acudió a esta guerra tecnológica sin elementos para competir con el país asiático. Su política de guerra comercial, al menos en el ámbito de la telefonía, no ha generado el efecto esperado.

Alianza entre sancionados

Además de los elementos mencionados por los que Estados Unidos no ganaría la guerra comercial contra China, el torpe empeño por imponer una agenda belicista puede convertirse en un arma que también juegue en su contra.

Ya en 2017, el investor financiero Jim Rogers, en conversación con RT, advirtió que si Estados Unidos impone sanciones a China, estas perjudicarían más al país norteamericano que al asiático, porque esto lo obliga a establecer relaciones comerciales con otros países.

En los últimos años Venezuela ha sido víctima de un bloqueo comercial y financiero que le ha generado pérdidas multimillonarias. La imposibilidad de que las empresas venezolanas puedan establecer relaciones comerciales con capitales extranjeros, incrementa el riesgo de que estas colapsen por falta de insumos, repuestos, patentes, entre otros. Compañías como PDVSA, Corpoelec y CANTV se han visto afectadas por el cerco económico.

Venezuela y Huawei, ambas entidades sancionadas por Estados Unidos, han estrechado sus relaciones comerciales. En mayo de este año, el presidente Nicolás Maduro anunció que esperaba elevar las capacidades de conexión a Internet y telefonía en el país. «He ordenado hacer una inversión junto a nuestros hermanos chinos y la tecnología de Huawei y ZTE», refirió el mandatario.

Esto permite, por un lado, actualizar las tecnologías en telecomunicaciones y mejorar la conexión a Internet, y por otro, hace que la empresa asiática se posicione, sin competencia, en Venezuela.

Si bien las relaciones diplomáticas entre Venezuela y China se establecieron hace más de 40 años, fue en 2001 que establecieron acuerdos mutuos de protección de inversiones y se creó la Comisión Mixta de Alto Nivel China-Venezuela. Desde entonces, ambos países han mantenido una agenda de cooperación bilateral en distintas áreas.

A pesar de que se ha reiterado en varias oportunidades que Estados Unidos perdió la guerra en telecomunicaciones, el intento de sobrevivir a su propia vorágine lo hace más peligroso.

La danza de la derrota de Donald Trump, como indica el artículo de Spengler, sugiere la torpeza de quien sabiéndose derrotado, trata de mantenerse de pie después del golpe. En este caso, ese golpe pudiera estar representado por el crecimiento sostenido de China.

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