El enigma de la catedral de Chartres 

La colección otros Mundos de Plaza y Janés, significó un antes y un después en la divulgación de las tesis alternativas.

Buena parte de estos libros no se han digitalizado, y poco a poco van desapareciendo de Las Bibliotecas al no ser demandados por desconocimiento de los lectores.

Sin duda una colección imprescindible para comprender la evolución histórica de nosotros mismos, de buscar respuestas a esas preguntas que el día a día se empeña en ocultarnos.

maestroviejo

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Luis Charpentier nos expone detalles de la historia de los templarios 22, el templo de Salomón 23, el Arca de la Alianza 24 y su conexión historica con la catedral de Chartres, publicada en frances en el año 1966 con el titulo «LES MYSTÈRES DE LA CATHÉDRALE DE CHARTRES».
En 1969 se publico al español en esta colección con el titulo El enigma de la catedral de Chartres con una traducción de Domingo Pruna, este libro, bien escrito, te hace querer ir en el lugar para observar los mil y uno de los detalles descritos a lo largo de las páginas. Es lo suficientemente preciso como para ser utilizado como guía y para descubrir con felicidad ciertas partes de esta suntuosa catedral de Charters. Entre la historia, la religión y el esoterismo, una hermosa sorpresa.

UNA MANCHA DE SOL

En el interior de la catedral de Chartres, a occidente de la parte baja del crucero sur, hay una piedra rectangular, empotrada al sesgo en las otras losas, cuya blancura resalta netamente sobre el matiz gris general del enlosado. Esta piedra está marcada con una espiga de metal brillante ligeramente dorado.

Ahora bien, cada año, el 21 de junio, cuando luce el sol, lo que suele acontecer en esa época, un rayo bate, a mediodía exactamente, la blanca piedra; un rayo que penetra por un espacio practicado en el vitral denominado de Saint-Apollinaire, el primero del muro oeste de ese crucero.

Esta particularidad es señalada por todos los guías y aceptada como una rareza, una diversión del enlosador, del vidriero o del constructor… El azar me llevó a Chartres un 21 de junio, y quise ver «aquello» como una de las curiosidades del lugar. A mi parecer, el mediodía local debía situarse entre la una menos cuarto y la una menos cinco de nuestros relojes… Y fue efectivamente en aquel momento cuando

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