Si quieres cambiar, céntrate en lo que permanece igual

Solemos pensar en el cambio como en una ruptura. Una revolución. Una transformación radical. El problema es que a veces esa concepción del cambio atemoriza y, lejos de animarnos a cambiar lo que debe ser cambiado, nos paraliza, manteniéndonos en los límites de nuestra zona de confort. Una solución para afrontar los cambios con menos estrés y ansiedad consiste en enfocarnos en aquello que permanece igual.

El miedo y la incertidumbre generan una gran resistencia al cambio

La resistencia al cambio suele originarse en el miedo y la incertidumbre. Cuando nos enfocamos en todo lo que va a cambiar podemos experimentar una especie de vértigo psicológico que nos hace retroceder para aferrarnos a lo seguro y conocido. Como resultado, rechazamos el cambio, aunque seamos conscientes de que es necesario. Preferimos la certeza de la misera a la miseria de la incertidumbre.

El miedo a lo desconocido es tan intenso que nubla nuestra razón, haciendo que los miedos dicten nuestras decisiones. La perspectiva de tener que abandonar muchas de las cosas que conocemos, sin saber a ciencia cierta qué nos espera, hace que nos aferremos a nuestra zona de confort, ese espacio donde nos sentimos al seguro porque está conformado por hábitos y cosas conocidas, aunque no sea el mejor espacio donde podamos estar.

La continuidad como vía para atenuar los impactos del cambio

Todo cambio, por radical que sea, siempre encierra semillas del pasado. Cuando el cambio que tenemos por delante es atemorizante, centrarnos en lo que se mantendrá igual, en esas cosas que no cambiarán y se mantendrán como un hilo conductor en nuestra vida, nos ayudará a lidiar con la angustia.

Psicólogos de la Universidad de Ámsterdam pusieron precisamente a prueba esa idea y descubrieron que cuando nos centramos en la continuidad y en nuestra esencia, en las cosas que no cambiarán, es más fácil aceptar el cambio y abrazar la incertidumbre que se perfila en el horizonte.En uno de sus experimentos reclutaron a 208 estudiantes. La mitad recibió una carta del decano comunicando cambios importantes en el plan de estudios. La otra mitad recibió una carta que informaba de esos mismos cambios, pero a la vez transmitía una visión de continuidad de la identidad.

Los investigadores evaluaron su apoyo al cambio y su sentido de la identidad. Descubrieron que el cambio era percibido de manera más positiva y recibió más apoyo cuando se presentaba enfocándose en aquellas cosas que se mantendrían idénticas. Al contrario, cuando el cambio generaba una gran incertidumbre, los estudiantes se mostraban más reacios a aceptarlo.

¿Cómo encontrar la continuidad en el cambio?

Si necesitas implementar un gran cambio en tu vida y las transformaciones que tienes por delante te generan ansiedad o angustia, céntrate en aquello que se mantiene igual. Busca la continuidad en el cambio porque, por muy radical que sea la transformación, siempre hay aspectos que permanecen prácticamente invariables.

Si vas a cambiar de empleo, en vez de pensar en que tendrás un nuevo jefe, piensa en las habilidades y conocimientos del puesto actual que podrás utilizar en tu nuevo empleo. Si vas a transferirte de ciudad, en vez de centrarte en los amigos que dejas, enfócate en esas rutinas que puedes mantener y que te hacen sentir bien y seguro.

Al fin y al cabo, se trata de comprender que existen muchas maneras de ampliar la zona de confort. Hay quienes prefieren lanzarse a lo desconocido y hay quienes prefieren explorar lo nuevo paso a paso. Algunos cambios no tienen que ser espectaculares, basta con que ocurran. “No importa lo lento que vayas mientras que no te detengas”, como dijo Confucio.

Fuente:

Venus, M. et. Al. (2018) Visions of Change as Visions of Continuity. The Academy of Management Journal; 62(3).

Si quieres cambiar, céntrate en lo que permanece igual

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