El debate definitivo sobre si con 2019 acaba la década o hay que esperar a final de 2020

Hay una tradición inmemorial que se celebra todos y cada uno de los años que acaban en nueve: la discusión sobre cuándo comienza (y acaba) cada década. Mientras millones de personas se prepara para entrar en los años 20 del siglo XXI, otro buen grupo de personas no para de decir que la década empieza en 2021.

Así que nos hemos preguntado, ¿cómo es posible que 201 décadas después sigamos aún estancados en el mismo problema? ¿de dónde surge la polémica? ¿qué argumentos se manejan? y lo que es mucho más importante, ¿este debate tiene algún tipo solución?

Una solución envenenada

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En algún momento de la primera mitad del siglo VI, Dionisio el Exiguo decidió mejorar las tablas que usaban las comunidades cristianas para calcular cuándo caía la Semana Santa. Puede parecer un problema trivial, pero casar el año lunar con el que se calculaba la Pascua judía con el año solar de uso habitual en aquella época era un todo un desafío técnico. Y encontró una solución, pero no sabía en el lío en que nos estaba metiendo.

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Para encontrarla, Dionisio el Exiguo usó el ciclo metónico. Es decir, la coincidencia astronómica que hace que entre 19 años solares y 235 meses lunares solo exista un descuadre de dos horas. Con ese ciclo, el monje escita calculó la Pascua de los siguientes 95, pero al terminarlas se dio cuenta de un problema.

En el mediterráneo oriental de aquella época, los cristianos usaban los años dioclecianos. Es decir, empezaban a contar los años desde la llegada al poder del emperador Diocleciano el 29 de agosto de 284. De esta forma, las comunidades cristianas rendían homenaje a todos sus correligionarios asesinados durante las salvajes persecuciones de este emperador.

A Dionisio esto le pareció fatal de necesidad. Fundamentalmente porque indirectamente estaban haciendo girar su vida comunitaria en torno a la memoria de un tirano homicida. Por ello, decidió buscar otra forma de numerar los años; una más cristiana, a ser posible. Y lo más cristiano que se le ocurrió fue usar la fecha de la Encarnación. Es decir, el nacimiento de Cristo.

Como, en realidad, se trataba de un tema menor, no prestó mucha atención en su cálculo y, de hecho, se equivocó en varios años al datar erróneamente el reinado de Herodes el Grande. No obstante, a nadie le importó porque, en fin, los cronistas y escritores de la época ignoraron el trabajo de Dionisio.

Y así fue durante 200 años hasta que el historiador anglosajón Beda el Venerable decidió usar esa numeración para fechar los eventos de su Historia ecclesiastica gentis Anglorum. A partir de ese momento, el «después de Cristo» fue ganando popularidad y se convirtió en lo que es hoy, un estándar universal.

El nacimiento del problema de la década

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Un estándar con un pequeño problema: no existe el año cero y eso nos condena al problema de la década. Aunque, si lo pensamos un momento, nos damos cuenta de que el fallo no fue realmente de Dionisio el Exiguo porque, aunque hay cierto debate sobre si él usó o no el cero (‘nulla’) como numeral en su época, lo cierto es que los eruditos altomedievales que adoptaron su sistema usaban la numeración romana y, por tanto, no tenían el cero como numeral.

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Fue al convertir el sistema de ‘anno Domini’ a la numeración indoarábiga actual cuando el cero empezó a causar problemas. Un problema que nos obliga, según los defensores de que la década empieza en 2021, a que las décadas comiencen siempre en los años que acaban en uno.

Al fin y al cabo, las décadas son, según el Diccionario Panhispánico de Dudas, «En cuanto a las diez décadas de cada siglo, cada una de ellas comienza en un año acabado en 1 y termina en un año acabado en 0«. La lógica nos dice que si nunca existió el año «cero», si tras el año uno antes de Cristo vino el año uno después de Cristo, parece razonable sostener que estos periodos no deben contarse desde los años terminados en cero.

De no hacerlo así, nos dirían los defensores de este argumento, la primera década después de Cristo solo tendría 9 años. O, en todo caso, tendría que haber empezado en el «-1». Es decir, la única forma de que las décadas tengan sentido es retrasando los festejos de fin de la década 366 días más, hasta 2021.

Si está tan claro, ¿por qué hay tanta polémica?

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Y es que el principal problema que tienen los que proponen los años acabados en 1 es que, por muy lógico que sea todo, la mayor parte de la población no atiende a razones y considera que la segunda década del siglo XXI acaba este mes. ¿Cómo es esto posible?

 

El principal argumento de los que están en esta línea es pragmático. Es decir, reconocen que técnicamente la otra posición puede ser correcta, pero piensan que no hay razones suficientes para tener que arrastrar un error de 1500 años. Sobre todo, cuando ese error no está en sintonía con cómo pensamos y hablamos del tiempo.

De la misma forma que cuando contamos la edad de nuestros hijos no empezamos en «uno», la práctica socio-cultural parece hacer que, cuando contamos las décadas del siglo, tampoco lo hagamos. Al fin y al cabo, nuestros hijos tienen «edad» antes de que cumplan el primer año. De hecho, es algo muy parecido a lo que pasa realmente con la contabilidad de los siglos.

Por otro lado, nos hemos acostumbrado a utilizar expresiones como «la década de los años ochenta» o la «primera mitad de los años treinta» para referirnos a las décadas de cada siglo. Estas locuciones dan a entender que las décadas empiezan en los años terminados en cero. Tanto es así que la misma academia ha acabado por recoger como segunda acepción de ‘década’, ‘decenio’; es decir, conjunto cualquiera de diez años (pese a que recomienda un uso más restringido).

¿No tiene solución el problema de la década?

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Lamentablemente, no hay nada que nos haga pensar que existe una solución al problema. Pese a la naturalidad con la que experimentamos el paso del tiempo, la verdad es que se trata de un producto profundamente social (y cambiar la sociedad, al contrario de lo que se suele pensar, es muy difícil de cambiar). Basta con recordar que hay decenas de «eras de calendario» distintas en el mundo a día de hoy y que muchas prácticas antiguas han dejado sus marcas en la actualidad (en Sardo, ‘septiembre’ aún se dice ‘cabidànne’ por la costumbre bizantina de empezar el año ese mes).

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De hecho, tenemos un sistema (el de numeración astronómicaque sí tiene año ‘cero’, el uno antes de Cristo del calendario estándar. Un sistema sin demasiado éxito fuera de la astronomía pese a cumplirse ya 400 años desde que empezó a usarse. Salvo en los años acabados en nueve, no parece ser un problema que nos preocupe demasiado.

Nos quedan diez años para resolver el problema antes de que la polémica llegue a nuestras vidas de nuevo y, modestamente, espero que lleguemos a hacerlo. ¿Con qué discusión intrascendente íbamos a entretenernos si en la próxima década le encontramos una solución al problema del año cero?

https://www.xataka.com/investigacion/debate-definitivo-2019-acaba-decada-hay-que-esperar-a-final-2020

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