La teoría cuántica y la consciencia

Prefacio a la parte 1

La teoría cuántica y la conciencia

La parte 1 consiste en notas de los apuntalamientos filosóficos y científicos de este curso de la consciencia. Nosotros establecemos el contexto de nuestro debate dentro de los tres tipos más importantes de la filosofía metafísica, hacemos preguntas que son naturalmente planteadas cuando uno empieza un estudio de la mente consciente, resumimos los datos científicos que deben tenerse en cuenta en un esfuerzo por entender el fenómeno de la consciencia, y presentamos una simple y comprensible descripción de las bases filosóficas y de la teórica cuántica necesarias para incluir la consciencia en nuestra descripción del mundo material. Veremos que, desde un punto de vista científico y ortodoxo, no sólo es imposible entender el mundo material sin considerar la consciencia del observador, sino que, de hecho, es la Consciencia la que manifiesta el mundo. Sin embargo, no puede ser la consciencia individual del observador la que hace esto, sino que debe ser la Consciencia universal no-local.

Capítulo 1. Las tres importantes filosofías metafísicas

1.1. ¿La suposición de la realidad objetiva, una necesidad para la supervivencia y para la ciencia?

La suposición de una realidad externa es la suposición de que hay un mundo real que es externo a nuestra mente y sentidos, y que existe aparte de nosotros como observadores, y aparte de que estemos observándolo o no. Es algo que todos nosotros normalmente hacemos sin ni siquiera pensar en ello. Nosotros asumimos que la oficina y el ordenador estarán allí después de que dejamos el trabajo al final del día y que estarán allí cuando lleguemos al trabajo por la mañana. Cuando nos dirigimos a casa al final del día, asumimos que nuestra casa o apartamento estará allí cuando nosotros lleguemos, y que continuará estando allí en nuestra ausencia después de que salimos por la mañana. Asumimos que nuestros amigos, parientes, y conocidos están allí cuando podemos verlos y hablar con ellos y cuando no, o si estamos pensando en ellos o no. Asumimos que nuestros padres existieron antes que nosotros naciéramos, y que muchas de las personas que conocemos estarán vivas después de que nosotros muramos. Tantas de nuestras experiencias cotidianas repetidamente confirman esta suposición que la mayoría de nosotros apenas la cuestionamos. Es una suposición que tiene un enorme valor de supervivencia: sabemos que un automóvil con exceso de velocidad puede atropellarnos mientras estamos cruzando la calle inconscientes y absorbidos en nuestros pensamientos, que una bala perdida puede eliminar nuestra consciencia al instante sin advertirlo, o que podemos morirnos por un agente externo como un virus, bacteria, o veneno.

La suposición de la realidad externa es necesaria para que la ciencia funcione y prospere. Para la mayoría, la ciencia es el descubrimiento y explicación del mundo externo. Sin esta suposición, sólo habría pensamientos e imágenes de nuestra propia mente (qué sería la única mente existente) y no habría ninguna necesidad de la ciencia, ni de nada más.

Además de la suposición de una realidad externa, también suponemos que esta realidad es objetiva. Objetiva significa que las observaciones, experimentos, o mediciones que una persona puede hacer igualmente otra persona puede obtener los mismos o similares resultados. La segunda persona podrá confirmar que los resultados son iguales o similares consultando a la primera persona. Por lo tanto, la comunicación es esencial para la objetividad. De hecho, una observación que no se comunica ni se acuerda generalmente no es aceptada como una observación válida de la realidad objetiva. Debido a que se requiere un acuerdo, la realidad objetiva a veces se llama realidad de consenso.

Preguntas: ¿Hay alguna forma de verificar que un objeto existe si no está usted observándolo?
Si usted cree que un objeto no observado puede ser verificado por sus efectos sobre los objetos observados, ¿cómo puede comprobar que los efectos provienen del objeto no observado?
Si algunos le dicen que han observado el objeto no observado, ¿cómo puede comprobar que lo han hecho? Si no puede verificarlo, ¿por qué les creería?

Como hemos dicho, la ciencia supone que la realidad objetiva es «externa» de las mentes que la observan. Incluso los psicólogos elaboran esta suposición en su estudio de la función de la mente cuando estudian las mentes de otros pero no la suya. Asumimos que los resultados son objetivos porque pueden comunicarse a otras mentes y ser comparados. A causa de esto, muchos fenómenos mentales, a pesar de que son por necesidad subjetivos, son considerados como objetivos y por esta razón consideramos que la psicología es una ciencia objetiva.

El concepto de realidad objetiva es también aplicado al estudio de la historia, que se piensa que es un registro más o menos exacto de acontecimientos del pasado. Para considerarse una parte objetiva del registro, los acontecimientos deben ser acordados por los historiadores. Sin embargo, la historia está cambiando continuamente con la aparición de nuevos hechos «históricos», así que la historia es sólo lo que nosotros pensamos que es en el momento actual. Incluso se dice que Napoleón había declarado, ¿Qué es la historia sino una fábula convenida?

¿Qué pasa con la persona que observa sus propios pensamientos, sentimientos, y experiencias sensoriales? En este caso, la realidad observada es claramente no externa, pero todavía puede comunicarse y compararse con las observaciones interiores similares de otros, así que podemos considerarlo como objetivo si hay acuerdo. Por ejemplo, no hay ninguna dificultad cuando comparamos los pasos mentales que tenemos que dar mientras trabajamos en el mismo problema de matemáticas, o incluso cuando comparamos nuestras experiencias de miedo, o ira, si estamos respondiendo a los mismos estímulos «externos». Si estamos de acuerdo en que estamos viendo o sintiendo la misma cosa, entonces definimos estas experiencias como objetivas pero no externas.

Preguntas: ¿Hay alguna forma de verificar que sus pensamientos existen si no está observándolos?
Si usted cree que existen en su mente subconsciente, ¿cómo puede verificar eso?
Si no puede verificarlo, ¿por qué lo cree?

De hecho, todas las observaciones de la llamada realidad «externa» son realmente observaciones de nuestras propias experiencias sensoriales. Hay experiencias de cada uno de los llamados sentidos «externos». Por ejemplo, hay experiencias visuales, experiencias auditivas, experiencias táctiles, experiencias olfativas, y experiencias gustativas. Estas experiencias se supone que son el resultado de estímulos «externos». (Aquí, «externo» significa externo a los sentidos, no necesariamente externo al cuerpo). Por ejemplo, si yo experimento dolor en respuesta por haberme pinchado con una aguja hipodérmica o por haber sido golpeado por la gripe, normalmente asumo que el dolor es objetivo.) La mente construye fuentes objetivas para todas estas experiencias, tales como objetos visibles, objetos audibles, objetos tangibles, objetos olorosos, y objetos táctiles.

Si nos preguntamos ahora, «¿cuáles son las experiencias estrictamente subjetivas?», vamos a considerar tales experiencias como las que son estrictamente internas a la mente y que no son resultado directo de algún estímulo «externo». Todos los días tenemos ejemplos de tales experiencias como pensamientos, recuerdos, sentimientos, emociones, imaginaciones, sueños, y visiones. Sin embargo, muchas de estas experiencias son tan similares a las que tienen otras personas que podemos comunicarlas fácilmente a otros, así que tienen una cualidad objetiva y por eso normalmente no son consideradas estrictamente subjetivas. Este tipo de objetividad está por lo tanto basado en lo que se conoce comúnmente como experiencias «normales» de la gente. De hecho, uno podría definir «normalidad» como la condición de tener tales experiencias.

Ahora debemos considerar las experiencias que también son estrictamente internas a la mente, pero que se salen de los límites de la normalidad como ha sido definido anteriormente. Esta clase de experiencias podríamos llamarlas estrictamente subjetivas ya que no son fácilmente comunicadas a otros y por lo tanto carecen tanto de un estímulo externo como de objetividad. Ejemplos de este tipo son las alucinaciones, espejismos, experiencias religiosas y otras experiencias inefables, y las experiencias de auto-realización o despertar de la mente. Está claro que nuestra definición de subjetividad depende de nuestra definición de normalidad. De hecho, veremos más adelante que lo que consideramos mentes «normales» pueden realmente estar sufriendo un espejismo colectivo y que todo sufrimiento, aunque «normal», es el resultado de este espejismo.

¿Funciona la mente cuando no estamos observándola? En nuestra experiencia cotidiana, la mente a veces parece que trabaja en un problema inconsciente o subconscientemente, es decir, sin que nos demos cuenta de ello, de modo que la solución aparece más tarde desarrollada, aparentemente como por arte de magia. Sin embargo, esto supone que la mente es un objeto real que existe fuera de nuestra conciencia, es decir, que es objetivamente real. (Más adelante se utilizaremos una definición diferente para la mente.) Debido a que el subconsciente y la mente inconsciente no pueden ser observados directamente, su existencia sólo puede ser una suposición.

Puesto que todas nuestras experiencias son necesariamente subjetivas, no tenemos medios para ir más allá de ellas hacia cualquier tipo de realidad objetiva que pudiera existir. Debido a esto, es imposible que una realidad objetiva se revele a sí misma a través de cualquier observación. Por tanto, la existencia de una realidad objetiva nunca puede ser probada y, aun cuando tal realidad objetiva exista, nunca podría afectar a cualquiera de nuestras observaciones.

Preguntas: ¿Hay alguna forma de verificar que sus sentimientos existen si no está observándolos?
Si usted cree que existen de forma inconsciente, ¿cómo puede verificar eso?
Si no puede, ¿por qué lo cree?

Aunque podamos llamarla realidad, la realidad objetiva externa no es realidad en absoluto. Una suposición que por su misma naturaleza no puede demostrarse no es una suposición física, sino que la llamamos una suposición metafísica. (Tal suposición también puede llamarse un axioma.) Por lo tanto, ¡los fundamentos de toda la ciencia no es ciencia en absoluto sino metafísica! No sólo la naturaleza de la ciencia, sino también nuestra experiencia de la vida, cambiaría de forma fundamental si esta suposición no fuera hecha. Más adelante en este curso, hablaremos de una enseñanza en donde no se hace esta suposición y que nos muestra un cuadro radicalmente diferente de nosotros mismos y del mundo.

¿Saltar o no saltar?
¿Saltar o no saltar? Dibujo de Jolyon, www.jolyon.co.uk

1.2. El materialismo (objetividad pura): La filosofía de que todo es materia, o al menos, que todo es gobernado por la ley física.

La primera filosofía claramente formulada sobre el materialismo fue la de Demócrito (filósofo griego, 460-370 a.C.). Él postulaba que el mundo estaba compuesto totalmente de partículas sólidas, invisibles, llamadas átomos. Estos átomos tenían forma, masa y movimiento, pero no tenía otras cualidades, como color o sabor. Se consideraba que estas últimas cualidades eran subjetivas y que eran proporcionadas por el observador que también se consideraba que estaba compuesto de átomos.

Se hizo poco progreso con la filosofía materialista hasta después de la Reforma protestante, que fue iniciada en Alemania a partir del año 1520 por el monje agustino Martín Lutero (1483-546). Esto estimuló tal conmoción que el orden católico romano de esa época fue derrocado y reemplazado por nuevas estructuras religiosas, políticas, y científicas del siglo 17. El atomismo fue entonces restablecido de nuevo en los años 1640 por el científico y sacerdote católico francés, Pierre Gassendi (1592-1655), quién trato de combinar la teoría con la doctrina católica. Sin embargo, a comienzos de los años 1640, la liberación de ciencia de toda autoridad eclesiástica por la filosofía del dualismo Cartesiano (ver próxima sección), y los enormes adelantos científicos subsecuentes de los siglos19 y 20, solidificó la autoridad de los materialistas, y el materialismo se convirtió en la filosofía dominante del mundo Occidental.

Incluso aquéllos que reivindican otras filosofías fuera del materialismo son influenciados por él, quizás de alguna manera de la que son completamente inconscientes. Su principio fundamental es que la materia y la energía son primarios y todo lo demás es secundario en el sentido de que todo lo demás se deriva, o es consecuencia, de la materia y la energía. Desde el advenimiento de la teoría cuántica en los años veinte y sus preguntas fundamentales sobre la naturaleza de la materia, esta filosofía ha sido a veces ampliada para proclamar que la ley física es esencial en lugar de la materia y la energía, es decir, que todo puede explicarse y entenderse desde el punto de vista de la ley física. Esto se llama cientifismo, o materialismo científico.

Naturalmente, esto plantea inmediatamente la pregunta, ¿qué es la ley física? Uno podría decir que la ley física incluye todas las leyes de la realidad, en cuyo caso la pregunta no tiene sentido. Para nuestros propósitos, restringiremos la definición de ley física a esas leyes reconocidas como parte de la física. Entendemos que la física es el estudio de las leyes fundamentales que gobiernan la realidad objetiva, externa, que fue definida en la sección anterior. Por consiguiente, entendemos que el materialismo es la filosofía donde la realidad objetiva, externa, es primaria, y todo lo demás, como todos los fenómenos mentales, se derivan de, o son efectos de esa realidad.

La creencia extendida en el materialismo tiene profundos efectos en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Si nosotros creemos de esta manera, debemos concluir que todo, incluidos nosotros mismos y toda la vida, es gobernado totalmente por la ley física. La ley física es la única ley que gobierna nuestros deseos, nuestras esperanzas, nuestra ética, nuestras metas, y nuestros destinos. La materia y la energía son nuestro principal foco, el objeto de todos nuestros deseos y ambiciones. Específicamente, esto significa que nuestras vidas están enfocadas en adquirir buenos materiales (incluidos los cuerpos), o al menos reorganizarlos o intercambiarlos, para producir el máximo de satisfacción material y placer. Nosotros gastamos toda nuestra energía en esta búsqueda, porque no puede haber ninguna otra meta. Y en todo esto, no tenemos elección, porque estamos totalmente gobernados por la ley física. Podemos sentirnos atrapados por estas creencias y deseos, pero no podemos deshacernos de ellos. Nos dominan totalmente.

Una declaración breve, sucinta y personalizada de la filosofía materialista es, «yo soy un cuerpo».

Pregunta: ¿Crees que eres un cuerpo? Si no, ¿qué eres?

Podemos pensar que estamos totalmente en desacuerdo con esta filosofía, pero permitámonos pensar un poco más. ¿No pensamos que nosotros somos los sirvientes y prisioneros de nuestros cuerpos; que debemos cumplir sus deseos, bajo amenaza de hambre, sed, enfermedad, e incomodidad si no lo hacemos? ¿No es el bienestar de nuestros cuerpos nuestra principal preocupación, incluso hasta el punto de que es el centro de todos nuestros planes para el futuro, o para revivir todo nuestro pasado? Aun cuando sustituyamos el cuerpo de otro por el nuestro en las preguntas anteriores, los mismos impulsos aun nos dominan. Vivimos casi totalmente en torno al cuerpo, es decir, con mentalidad materialista. Hay poca, si hay alguna, libertad en esta difícil situación.

Pregunta: ¿Te sientes atrapado por tus necesidades materiales y deseos?

Incluso el campo de la psicología ha sido influenciado por el materialismo, la primera consecuencia es la tesis del comportamiento que fue popular durante la primera mitad del siglo veinte. Esta declara que nuestro comportamiento está totalmente determinado por las motivaciones materialistas, y que la consciencia y la conciencia no tienen ningún efecto sobre él. Esta tesis ha sido una premisa útil en mucha investigación psicológica, particularmente con animales. También se ha abierto camino en el pensamiento de la sociedad con el resultado de que las instituciones sociales y económicas normalmente tratan de modificar nuestro comportamiento ofreciendo incentivos materiales. De hecho este tipo de modificación del comportamiento realmente funciona hasta el punto en que hayamos adoptado las creencias materialistas.

Un problema fundamental de la filosofía materialista es cómo explicar la consciencia. Los materialistas apenas pueden negar la existencia de la consciencia porque es una experiencia universal. La explicación materialista generalmente aceptada es que la consciencia es un epifenómeno, o una característica emergente de la materia. Se desarrolla cuando los objetos materiales alcanzan cierto nivel de complejidad, como los organismos vivos, o al menos cierto tipo de ellos. Sin embargo, como depende totalmente de la materia para su existencia, no puede afectar o influir a la materia. Sólo puede ser consciente de ella. La materia es todavía fundamental.

Un problema relacionado es cómo determinar el nivel de complejidad en que la consciencia está presente. Si los mamíferos son conscientes, ¿lo son los pájaros? ¿los insectos?  ¿y las amebas y bacterias?  Si la habilidad de reproducirse es el único criterio, ¿qué pasa con las moléculas de proteínas que se auto-reproducen, como los priones (el agente infeccioso en la enfermedad de las «vacas locas»)?   Si la complejidad es el único criterio para la consciencia, ¿qué pasa con los objetos inanimados?  Si son incluidos, ¿a qué nivel de complejidad?  Si son excluidos, ¿por qué son excluidos?  Los materialistas no tienen respuestas a estas preguntas.

Preguntas: ¿Cree que los perros y gatos son conscientes? Si es así, ¿cuál es su evidencia?
¿Cree que las bacterias son conscientes? Si es así, ¿cuál es su evidencia?
¿Cree que los ordenadores son conscientes? Si es así, ¿cuál es su evidencia?

1.3. El dualismo Cartesiano (objetividad más subjetividad): La filosofía de que la materia y la mente son primarias e irreductibles

Esta filosofía fue primero propuesta por René Descartes (científico francés y filósofo, 1596-1650) en 1641. Declara que la mente y la materia (o la mente y el físico) son dos substancias separadas e independientes. Los seres humanos (pero no los animales, según Descartes) están compuestos de ambas substancias. Una mente es una entidad consciente y pensante, es decir, que comprende, desea, siente, e imagina. Un cuerpo es un objeto que tiene una magnitud física, es decir, que existe en el espacio físico. Las mentes no tienen magnitud física (no existen en el espacio físico) y son indivisible, mientras que los cuerpos son infinitamente divisibles (en la filosofía de Descartes). Descartes quiso inicialmente limitar sus premisas sólo a aquéllas que eran incuestionables; de ahí su premisa famosa «pienso, luego yo soy». El «yo» en esta declaración es la mente y, puesto que no existe en el espacio físico, puede en principio sobrevivir a la muerte del cuerpo físico. Aunque Descartes pensaba que la mente y el cuerpo existían independientemente uno del otro, creía que la mente podía actuar en el cuerpo.

La declaración del dualismo más sucinta, personalizada y resumida es, «yo soy una mente, y tengo un cuerpo».

Pregunta: ¿Está de acuerdo con la declaración anterior? Si no, ¿qué es usted?

El dualismo apela a la intuición mucho más que lo hace el materialismo. Es deprimente pensar, «yo soy un cuerpo», pero lo es menos pensar, «yo tengo un cuerpo». Muchas personas tienen pocas dudas de que sobrevivirán a la muerte del cuerpo, al menos en sus esperanzas.

Un importante problema filosófico que tiene el dualismo es el mismo que fue planteado para el materialismo. ¿Tienen mente los animales? Si los animales son excluidos, existe el problema de explicar algunas de sus conductas cuasi-humanas. Si los animales son incluidos, ¿excluimos a alguno de ellos? ¿Y qué hacemos con las plantas y los microbios? ¿Y con las moléculas de proteína y otros objetos inanimados? El dualismo Cartesiano no tiene ninguna respuesta satisfactoria a estas preguntas.

Otro problema con el dualismo es explicar la relación entre la mente y la materia, particularmente el efecto que puede tener una en la otra. No es difícil ver que el cuerpo afecta a la mente. En particular, nosotros (queremos decir nuestras mentes) parece afectarnos la salud y bienestar de nuestros cuerpos, y ciertamente parece afectarnos si el cuerpo está despierto o dormido. ¿Son estos efectos reales, o son ilusorios? Si son reales, ¿cuál es el mecanismo del cuerpo que afecta a la mente? Finalmente, deberíamos poder responder a esta pregunta si la mente es física ya que, en ese caso, debe obedecer la ley física. Si no es física, entonces nunca podremos responderla usando los métodos de la ciencia.

La pregunta relacionada es, ¿afecta la mente al cuerpo, y en ese caso, cómo?  Esto también requiere el conocimiento de las leyes que obedece la mente para contestar completamente. (Veremos que algunas interpretaciones de la teoría cuántica declaran que la mente manifiesta la materia, un efecto no insignificante.) La falta de respuestas satisfactorias a todas estas preguntas ha producido un desprestigio sustancial del dualismo entre los filósofos.

¿Cómo afecta a nuestras vidas la adopción del dualismo como una filosofía personal? El principal problema parece ser que implica la liberación incompleta de las limitaciones del cuerpo. Mientras creamos que tenemos un cuerpo, nos sentiremos responsables de él, y esto será siempre una fuente de temor. Si el materialismo siempre nos previene de liberarnos de la prisión del cuerpo, el dualismo nos deja sólo a medio camino. Estamos todavía encadenados a los barrotes, que sólo la muerte del cuerpo finalmente cortará las cadenas.

A pesar de las deficiencias del dualismo, Descartes tuvo éxito en liberar a la ciencia para siempre (el estudio de realidad externa objetiva) del dominio del dogma de la Iglesia, que estaba basado en el llamamiento a la autoridad y que temporalmente conservó el dominio de la mente. Desde entonces, la ciencia ha podido florecer libre de obstáculos. La ciencia tuvo tanto éxito en predecir y controlar la naturaleza que los científicos empezaron a cuestionar la validez de todas las enseñanzas religiosas. El materialismo se volvió más dominante porque la realidad física se comprendía mejor. La mente quedó relegada al asiento de atrás y fue reducida a un epifenómeno. El mundo Occidental aceptó con entusiasmo las ofrendas de la filosofía materialista y quedó embriagado con las comodidades y placeres que ofrecía. Redujo a la mente a una herramienta cuyo uso principal era asegurar más y mejores casas y automóviles, más prestigiosos trabajos y carreras, y más hermosos hijos y parejas. Sin embargo, el resultado inevitable fue una resaca de atrofia mental que ahora se manifiesta.

1.4. El Idealismo (subjetividad pura): La filosofía de que la consciencia es todo y todo es consciencia

El Idealismo afirma que la mente o consciencia constituye la realidad fundamental, o es primaria. Algunas versiones del idealismo admiten la existencia independiente de objetos materiales, otros niegan que los objetos materiales existan independientemente de la percepción humana.

Anaximandro (filósofo griego, 611 A.C. – 547 A.C.) puede haber sido el primer filósofo idealista. Sólo se conserva un fragmento de sus escritos, pero parece ser que él había pensado que la substancia original y primaria (que podría ser la mente) es algo ilimitado del cual todas las cosas surgen y a la que todas vuelven. Le llamó la atención el hecho de que el mundo se nos presenta con una serie de opuestos, de los cuales los más importantes eran caliente y frío, mojado y seco. Él pensó que estos opuestos estaban «separados» de una substancia que fue originalmente indiferenciada.

Platón (filósofo griego, 428 A.C. – 348 A.C.) es considerado a menudo el primer filósofo idealista, principalmente debido a su doctrina metafísica de las Formas. Platón consideró que la Idea universal o Forma, a veces llamada arquetipo —por ejemplo, rojez o bondad— es más real que una expresión particular de la forma —un objeto rojo o una buena obra. Según Platón, el mundo de la experiencia cambiante es irreal, y la Idea o Forma —que no cambia y que sólo puede conocerse por la razón— constituye la verdadera realidad. Platón no reconoció la experiencia mística como una ruta hacia la verdadera realidad, sólo la razón.

El Idealismo fue primero expuesto por Platón en su alegoría de la caverna en La República (360 A.C.) (ver, por ejemplo, Julia Annas, Una Introducción a la República de Platón, 1981, p. 252). La caverna es una metáfora de la mente. Hay unos prisioneros en una caverna subterránea con un fuego detrás de ellos. Están atados para que sólo puedan ver las sombras en la pared que hay frente a ellos, proyectadas por títeres manipulados detrás de ellos. Ellos creen que esto es todo lo que hay que ver. Si fueran liberados de sus ataduras y obligados a darse la vuelta y ver directamente el fuego y los títeres, se quedarían desconcertados y querrían volver a su estado anterior. Incluso se enfadarían con cualquiera que tratara de decirles lo lastimoso de su situación. Sólo unos pocos pueden llegar a comprender que las sombras son sólo sombras proyectadas por los títeres; y comienzan su viaje de liberación que conduce más allá del fuego y directamente fuera de la caverna hacia el mundo real. Al principio quedarán deslumbrados por la luz del sol, y sólo pueden soportar ver los objetos reales reflejados e indirectamente, pero después pueden mirarlos directamente a la luz del sol, y pueden incluso mirar al sol mismo.

La caverna de Platón
El mito de la caverna de Platón

Esta alegoría se relaciona con el idealismo de la siguiente manera. La caverna es la mente. Las sombras de los títeres que los prisioneros ven representan su condicionamiento adquirido, de forma irreflexiva, las opiniones de los demás y las creencias que adquieren de sus padres, la sociedad, y la religión. Los mismos títeres representan a las mentes mecánicas, irracionales de los prisioneros. La luz del fuego dentro de la caverna proporciona solamente una iluminación parcial, distorsionada de los intelectos encarcelados. La liberación empieza cuando los pocos que se giran, se levantan y salen de la caverna. Fuera de de la caverna, los objetos reales (las Formas) son aquellas del reino transcendental. Para verlos, la luz del sol, que representa la razón pura, es necesaria. Una alegoría similar que use símbolos actuales reemplazaría la caverna por una sala de cine, las sombras por las imágenes en la pantalla, los títeres por la película, y el fuego por la luz del proyector. El sol está fuera, y nosotros debemos salir de la sala de cine para ver su luz (debemos salir de la mente).

El próximo filósofo idealista importante fue Plotino (204/5 – 270 d.C.), que es generalmente considerado como el fundador del Neoplatonismo. Fue uno de los filósofos más influyentes en la antigüedad después de Platón y Aristóteles (que era ante todo un filósofo de la política, la ética y la naturaleza). El término «Neoplatonismo» es una invención de los primeros filósofos del siglo 19 y pretendía indicar que Plotino inició una nueva fase en el desarrollo de la tradición platónica. Los principios (muy simplificados) básicos del Neoplatonismo son: 1) El Uno (la Realidad no-dual), que es el primer principio de todo. Es a la vez causa de sí mismo y la causa de todos los conceptos dualistas. 2) El Intelecto, que trabaja con los conceptos duales que se derivan de las Formas de Platón. 3) El Alma, que es el principio del deseo de los objetos externos. Estos principios son a la vez realidades últimas ontológicas y principios explicativos.

El siglo dieciocho el filósofo británico George Berkeley (1685 – 1753) fue uno de los mayores exponentes del idealismo. Él negó la existencia de la substancia material (llamando a su filosofía inmaterialismo), y sostuvo que el universo consta de Dios, que es el espíritu infinito; de espíritus finitos incluidos los seres humanos; de ideas que sólo existen en las mentes de los espíritus; y de nada más. Según Berkeley, los espíritus son capaces de percibir las ideas pero las ideas son inertes, sin ningún poder de percibir. Su doctrina filosófica más característica se resume en la expresión «ser es ser percibido». En otras palabras, decir que un objeto material existe es decir que la idea de él es percibida por un espíritu. Puesto que Berkeley asumió que los objetos materiales existen sin que los espíritus humanos los perciban, la mente que los percibe debe ser divina en vez de humana.

El filósofo alemán Immanuel Kant (1724 – 1804) expuso una forma de idealismo que llamó idealismo transcendental. Él creía que hay una realidad que es independiente de las mentes humanas (el noúmeno, o la-cosa-en-sí-misma), pero que es siempre incognoscible por nosotros. Toda nuestra experiencia, incluso la experiencia de nuestros yoes empíricos (el fenómeno, o la-cosa-como-aparece), depende de la actividad de un yo transcendental, del cual tampoco podemos saber nada.

Georg Wilhelm Friedrich Hegel, también filósofo alemán (1770 – 1831), partió de la filosofía idealista de Kant, y llamó a su sistema el idealismo absoluto. Él creía que la realidad es la Mente Absoluta, Razón, o Espíritu. Esta Mente es universal, mientras que cada mente individual es un aspecto de ella, porque es la consciencia y la actividad racional de cada persona. La Mente Absoluta se desarrolla a sí misma continuamente en su búsqueda de su propia unificación y actualización. Para este propósito, se manifiesta a sí misma como la consciencia subjetiva del individuo, que pasa por un proceso racional de desarrollo desde un estado completamente materialista y egocéntrico a una consciencia universal y racional. En este proceso, el individuo para a través de varias fases —la familia, la sociedad, el estado— cada una de los cuales representa un movimiento del individualismo a la unidad. La historia humana es en general el movimiento progresivo de la esclavitud a la libertad. Esta libertad solamente se consigue cuando los deseos separados del individuo son superados e integrados en el sistema unificado del estado, en donde la voluntad del individuo es reemplazada por la voluntad de todos.

Las formas de idealismo descritas anteriormente fueron todas formuladas por filósofos occidentales, que dependían casi exclusivamente del pensamiento racional para desarrollar sus filosofías. Ellos apenas tomaron en cuenta las muchas formas de la filosofía oriental, que depende mucho de la experiencia mística. Además, había muy poco reconocimiento de las teorías y conocimientos que la ciencia estaba desarrollando desde el siglo 17 en adelante.

Preguntas: Si todo es consciencia, ¿de quién es la consciencia?
¿Hay algo más que una consciencia? Si es así, ¿qué define a una consciencia?
Si hay más de una consciencia, ¿cómo se comunican las diferentes consciencias?

El Solipsismo es una forma de filosofía idealista que declara que no existe nada que usted mismo no esté observando. Por otra parte, la filosofía idealista no-solipsistica declara que no existe nada a menos que sea observado por cualquier observador consciente. Puesto que estas son filosofías idealistas, no hay realidad objetiva en ninguna de ellas. Un defecto en estos dos puntos de vista es la suposición de que el propio observador es una entidad objetiva (ver sección 1.1). Pero si no hay realidad objetiva, no puede haber tampoco ningún observador objetivo.

Para nuestro propósito en esta sección, consideraremos una versión del idealismo, llamada idealismo monístico, que establece que la Consciencia y sólo la Consciencia es fundamental y primaria. Todo, incluidas toda la materia y todas las mentes, existen dentro de la Consciencia. Desde este punto de vista, la materia es una característica emergente, o epifenómeno, de la Consciencia, en lugar de lo contrario como en el materialismo. Hay paradojas desconcertantes en la teoría cuántica que resultan de una filosofía materialista o dualista, pero que no se producen en una filosofía idealista.

En esta filosofía, la Consciencia es Conciencia (Noúmeno) junto con todos los objetos de la Conciencia (fenómeno). La declaración personalizada y resumida del idealismo monístico es,»Yo soy Consciencia». Más adelante veremos que todos los objetos de la Conciencia son realmente la Conciencia disfrazada. Por lo tanto, «Yo soy Consciencia» se traduce como «Yo soy Conciencia».

Pregunta: ¿Está de acuerdo con la anterior declaración? Si no, ¿qué es usted?

Esto sugiere que, para darnos cuenta de que nosotros somos Conciencia, debemos mirar hacia dentro, fuera de todos los objetos fenoménicos. La Conciencia no es un objeto y por lo tanto no puede describirse conceptualmente o percibirse como un objeto. Mi verdadera naturaleza como Conciencia puede ser realizada sólo mirando fuera tanto de lo conceptual como de lo perceptual.

Podemos adaptar la alegoría de la caverna de Platón para representar el idealismo monístico de la siguiente manera. El fuego es reemplazado por la luz del sol (pura Conciencia) entrando a través de la entrada a la caverna, y los títeres por los objetos arquetípicos dentro del reino trascendente. El mundo fenoménico de materia y pensamientos es simplemente la sombra de los arquetipos en la luz de la consciencia. Aquí, vemos claramente una complementariedad del fenómeno y del Noúmeno. Mirar sólo a las sombras es no ser consciente de la Conciencia. Ser directamente consciente de la Conciencia es comprender que el mundo fenoménico es simplemente una sombra. El mundo de las sombras es lo que nosotros percibimos. La Conciencia sólo puede ser apercibida, es decir, realizada mediante un conocimiento que está más allá de la percepción. La apercepción libera a uno de los grilletes de la caverna, y expone a uno a la libertad infinita. La apercepción es la prueba de que la consciencia es todo lo que hay.

1.5. La enseñanza de la no-dualidad

Hasta ahora, hemos estado hablando de las filosofías metafísicas sin definir realmente lo que queremos decir con filosofía metafísica. Una filosofía metafísica es una estructura completamente conceptual que se supone ser una descripción lógicamente auto-consistente de algún aspecto de la realidad. No incluye necesariamente técnicas para experimentar esta realidad. Una filosofía es diferente de lo que nosotros llamaremos una enseñanza. El propósito de una enseñanza es ayudar a un estudiante a conocer una realidad, ya sea fenomenal o noumenal. Puesto que el énfasis se pone en el conocimiento en lugar de en la lógica, una enseñanza puede utilizar cualesquiera conceptos y técnicas de trabajo que conduzcan al estudiante al conocimiento deseado. Una enseñanza tendrá a menudo una base filosófica, pero no hay ningún requisito particular para adherirse estrictamente a ella.

La enseñanza de la no-dualidad (en Sánscrito llamada Advaita) está estrechamente relacionada con la filosofía del idealismo monístico. La no-dualidad como enseñanza coherente fue formulada primero por Sankara (788-820, ver http://www.advaita-vedanta.org/avhp/sankara-life.html), filósofo y teólogo nacido en Kerala al sur de la India. Asceta hindú que vivió durante sólo 32 años, interpretó el Vedanta (ver nota abajo) monísticamente, y atribuyó toda la realidad a una sola fuente unitaria que él identificó como Brahman. Él declaró que toda la pluralidad y diferenciación no es nada más que una ilusión.

Nota: El Vedanta es uno de los seis sistemas ortodoxos de la filosofía de la India, y que constituye la base de la mayoría de las escuelas modernas de la filosofía hindú. El término Vedanta significa la «conclusión» de los Vedas, que constituye la más primitiva literatura sagrada de la India. Los tres textos fundamentales del Vedanta son los Upanishads; el Brahma-Sutras, que es muy breve, con interpretaciones de palabras de la doctrina de los Upanishads; y el famoso diálogo poético, el Bhagavadgita («El Canto del Señor»), que, debido a su inmensa popularidad, Sankara recurrió a él para apoyar las doctrinas encontradas en los Upanishads.

La trascripción de la no-dualidad de Sankara fue escrita en Sánscrito, y contenía muchas referencias a la cultura y religión hindú. Además de la dificultad de hacer una traducción exacta al inglés, existe el problema de separar su núcleo fundamental de la enseñanza de todo lo demás. Por consiguiente, en este curso, contaremos sólo con los maestros modernos de la no-dualidad, sobre todo aquéllos que escriben y hablan en inglés y dirigen su enseñanza al público Occidental.

La no-dualidad es una enseñanza, no una filosofía, porque utiliza muchos métodos para apartar la mente de lo conceptual hacia lo no-conceptual. La Conciencia no puede describirse —debe conocerse directamente sin el intermedio de los conceptos. La enseñanza de la no-dualidad, aunque utiliza conceptos, realmente es un indicador hacia la verdad de que nuestra verdadera naturaleza es Conciencia. Nuestra discusión sobre la teoría cuántica y la consciencia en la Parte 1 de este curso es necesariamente filosófica porque, como toda ciencia, trata estrictamente con conceptos. Sin embargo, en las Partes 2 y 3 nos apartamos de la filosofía y estudiamos en cambio la enseñanza de la no-dualidad.

A pesar de lo paradójico que podría parecer, el Advaita es más «científico» que la premisa materialista de un mundo objetivo externo, porque se basa en la experiencia inmediata y directa de nuestra consciencia, en lugar de en un concepto metafísico. El concepto de un mundo externo no es primario, sino que es una estructura mental basada en las impresiones de los sentidos y por consiguiente, como todos los conceptos, debe enseñarse y aprenderse, mientras que la experiencia evidente de la consciencia es preconceptual y no puede negarse.

1.6. La distinción entre Consciencia, Conciencia, y mente

Aquí, debemos decir cuál es la distinción que haremos entre mente y consciencia. Muchos escritores utilizan «mente» cuando otros escritores utilizan «consciencia» para describir la misma cosa. En los Capítulos 1 al 8, nosotros utilizaremos la palabra consciencia (con minúscula) un poco ambiguamente para hablar de la mente o el principio general de la consciencia. Esto refleja la ambigüedad de su uso común. Comenzando con el Capítulo 9, seremos más precisos y empezaremos refiriéndonos a la Consciencia (con mayúscula) como Todo-Lo-Que-Es. Esto incluye el Noúmeno (lo Inmanifestado) y el fenómeno (lo manifestado). Cuando hablamos de nuestra experiencia, nos referiremos a menudo al Noúmeno como Conciencia (sin ‘s’) [ver nota 1], y al fenómeno como la mente. Entonces la palabra mente significará sólo nuestra experiencia del funcionamiento mental, sensorio y perceptor del organismo individual, y no ningún tipo de objeto físico como el cerebro. A la combinación de cuerpo y mente nos referiremos como el organismo cuerpo-mente. Después del capítulo 9, no utilizaremos consciencia (con minúscula) a menos que nos refiramos al uso que le dan otros escritores.

Preguntas: Cada vez que pueda pensar en ello, pregúntese, «¿Qué es eso que no cambia, sin importar lo que estoy haciendo o lo que está sucediendo?» Entonces mire y vea. El propósito de la pregunta es centrar su atención. La respuesta llega cuando usted mira y ve.
Considere la pregunta, ¿Quién/Qué soy yo? Mire y observe si es usted un pensamiento, una imagen, un sentimiento, una emoción, una sensación o alguna combinación de ellos. Si piensa que es algo, mire y observe qué es lo que piensa que es algo.

1.7. ¿Qué no es la Realidad?

Veremos que, según la enseñanza de la no-dualidad, la Realidad no es:

  1. Lo que te han dicho que es.
  2. Lo que piensas que es.
  3. Lo que crees que debe ser.
  4. Lo que quieres que debe ser.
  5. Lo que piensas que debería ser.

¿Bien, qué es entonces?

Veremos que la única manera de averiguarlo es mirar y observar por uno mismo, no de creer. De hecho, éste es un curso de ver, no de creer.

https://www.nodualidad.info/curso/capitulo01.html

Un comentario en “La teoría cuántica y la consciencia

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