La resolución a todas las preguntas

por Jean Klein

Jean Klein

Una pregunta planteada encuentra su respuesta total cuando está plenamente disuelta en la lucidez silenciosa. Si la respuesta se limita a un pensamiento, contiene los gérmenes de un nuevo problema. Una cosa es realmente conocida cuando es usted «uno» con ella, cuando está totalmente disuelta en la conciencia unitiva; entonces, pierde su carácter distinto, deja de estar separada de usted. Nunca la podemos captar en una relación sujeto-objeto; se consume cuando hay identidad con ella y sólo subsiste su esencia con la cual usted es uno.

El conocedor último conoce al conocedor relativo, al yo empírico que reflexiona, capta, habla. Se le puede comparar con la luz que permite hacer visibles los objetos. La lucidez, la conciencia son necesarias antes de que haya conocimiento de un objeto que es continuamente cambiante y como último conocedor, estoy necesariamente fuera de este cambio. Si se deja impregnar por esta verdad, si deja que se presente a usted, se despertará a lo que realmente es, lo que siempre ha sido y lo que será eternamente: toda presencia.

La realidad trasciende la triada: conocedor, conocimiento, conocido. El absoluto está más allá del sujeto-objeto, es su origen.

El Testigo

La identificación con su cuerpo, con sus pensamientos, le encadena aparentemente. Es una constatación vivida, resulta que es usted el testigo, verdaderamente distanciado de su cuerpo. Si esto se vuelve realidad en su interior, tarde o temprano, la cosa atestiguada se disolverá igual que el testigo y sólo quedará la esencia, última felicidad, la conciencia unitiva.

Esta posición de testigo permite superar la identificación; él es quien observa la corriente de la experiencia y la memoria es quien la refleja. No haga esfuerzos para llegar a serlo, ya que lo es constantemente. Se liberará de los últimos rastros que le colocan en la posición de el que actúa.

No puede tener dos pensamiento al mismo tiempo, sólo puede dirigir su atención hacía un sólo objeto, pero más adelante, comprenderá que éste estaba delante de usted, lo que justifica el testigo. El ego no ha estado presente, aunque lo pretende. Esta posición de testigo está considerada como una muleta para salir de la noción «soy el que actúa, el que sufre» pero por el hecho de que ha podido acordarse de un acto, se deduce que es usted la conciencia-testigo. Si esto penetra en usted profundamente, la energía que fija el hábito se vacía y el traslado se hace hacia el Ser.

El Pensamiento

Si nos sentimos como una personalidad independiente cosechamos el fruto de nuestras acciones, y nuestros pensamientos vacilan entre el bien y el mal, la felicidad y la desgracia. Los actos que surgen de la lucidez siempre son espontáneos, sin resultado esperado y libres de todo apego. La «Bhagavad-Gita» declara: «No soy el autor de mis actos y sin embargo las actividades se desarrollan». La pura conciencia es absolutamente impersonal; si está proyectada se vuelve personal, objeto, y estamos aparentemente atados, unidos a un mundo. Tomar conciencia de esto trae espontáneamente consigo la disolución del ego en la lucidez, el «veedor», nuestra verdadera naturaleza, lo que somos fundamentalmente.

La dualidad es una ficción; cuando actúa, cuando piensa, usted es uno, no hay ni dualidad, ni ego; sólo después de actuar es cuando el ego se apropia el acto o el pensamiento; en el mismo momento estamos sin ego.

Los pensamientos, los sentimientos van, como las olas, en un continuo vaivén con el cual usted se identifica y dice: mis pensamientos, mis sentimientos. El cuerpo es un conjunto de sensaciones más o menos estabilizadas, sólidas. La mente es un conjunto de pensamientos, pero todo esto funciona con relación a la realidad, porque usted está en ella, usted es pura conciencia. De todas maneras, usted está en estado de alerta y consciente de lo que se le presenta, pero tiene que estarlo conscientemente, saberlo, usted es el último conocedor de todas las cosas. Por una percepción directa es como se despertará a este vivenciado; este estado no se logra con una sucesión de análisis llevados lógicamente. Su «sí mismo» verdadero es el Ser. Dejar que esto venga es una meditación en la vida de cada día, hasta la plenitud. Se pueden observar diferencias entre los hombres, pero no separación; contrastes pero no oposición.

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