Hallan anomalías en la momia de una sacerdotisa egipcia que adoraba a una misteriosa diosa serpiente

Una misión compuesta por arqueólogos egipcios y alemanes, que lleva cuatro años excavando en la zona de la necrópolis de Saqqara, ha descubierto un curioso enterramiento.

El gran Complejo de Taller de Momificación de la Dinastía 26 (664-525 a.C.) se encuentra en Saqqara, la necrópolis más importante de Menfis, al sur de El Cairo. Fue descubierto en 2018 junto a cinco cámaras funerarias y restos de aceites usados en el embalsamamiento por una misión egipcio-alemana formada por el Ministerio de Turismo y Antigüedades y Universidad Eberhard Karl de Tubinga.

Ahora, después de un año de excavaciones e investigación, esos mismos arqueólogos han hallado una sexta cámara funeraria en el fondo del cementerio comunal, a unos treinta metros de profundidad. Se encontraba escondida tras un gran muro de piedra construido hace 2.600 años y guardaba cuatro sarcófagos de madera en muy mal estado de conservación.

Momificación anómala

Ramadan Badri Hussein, al frente de la excavación, ha señalado que uno de los ataúdes pertenecía a una sacerdotisa llamada Didibastett. Fue enterrada con seis vasos canopos, lo que no se corresponde con el ritual funerario que ha llegado hasta nuestros días, que marcaba que fueran cuatro los frascos.

Cada uno de ellos alojaba los pulmones, el estómago, los intestinos y el hígado de los difuntos una vez embalsamados para que fueran protegidos por los dioses conocidos como los Cuatro Hijos de Horus. Cada uno de ellos, Kebehsenuf, Imset, Duamutef, Hapise, tenían asignado un órgano en concreto, cuya figura se reflejaba en el vaso correspondiente.

Tapa del sarcófago de piedra del sacerdote Ayput. Aunque fue uno de los hallazgos más ligeros, se necesitaron tres personas para eliminarlo cuidadosamente.

Didibastett contaba con ellos y con dos más, que han sido analizados por tomografía computarizada y el análisis preliminar de las imágenes indica que ambos contienen tejido humano. Los especialistas piensan que la mujer recibió una forma especial de momificación para conservar seis órganos de su cuerpo, por lo que realizarán más estudios para identificarlos.

«No hemos hallado ningún otro caso similar de embalsamamiento. De hecho, muchos de los individuos que aparecieron en el pozo funerario comunitario del complejo de momificación fueron enterrados con un solo vaso, realizado en arcilla y no en alabastro. Evidentemente fueron casos de clientes mucho menos adinerados que Didibastet», explica Hussein.

Diosa serpiente

Estos arqueólogos también han estudiado los textos inscritos en ataúdes y sarcófagos en las cámaras funerarias. En ellos se han identificado los cuerpos de sacerdotes y sacerdotisas de una misteriosa diosa serpiente, conocida como Niut-shaes.

El nombre de la misteriosa diosa Niut-Schies, escrito en jeroglíficos en el sarcófago de piedra del sacerdote Ayput. El jeroglífico de la serpiente en la parte inferior del nombre muestra que esta diosa tenía la forma de una serpiente.

Todo indica que todos fueron enterrados juntos y que Niut-shaes se habría convertido en una deidad relevante en la dinastía XXVI. De hecho, no descartan la existencia de un templo dedicado a ella en Menfis.

Per-Nefer

El taller de momificación o per-nefer, Casa del Rejuvenecimiento, como llamaban los antiguos egipcios a estas instituciones, donde ha aparecido la momia de Dibibastet, fue descubierto por el mismo equipo arqueológico hace dos años, en 2018. El complejo fue localizado tras la retirada de 42 toneladas de escombros.

El descubrimiento fue algo único, ya que era la primera vez que se encontraba en Egipto un per-nefer, de los que sólo se tenía noticias por fuentes antiguas.

El Dr. Ramadan Hussein y su equipo utilizan las últimas técnicas de escáner láser y fotogrametría para mapear y registrar cada centímetro del complejo de la tumba.

En el taller descubierto en Saqqara se preparaba a las momias para el enterramiento final y disponía de un pozo comunitario con seis cámaras funerarias donde se enterraron 54 momias.

La joya del descubrimiento de 2018 fue una máscara funeraria de plata bañada en oro que cubría el rostro de una sacerdotisa de la diosa serpiente Niut-shaes (1ra imagen de esta noticia), que fue enterrada allí junto con otras sacerdotisas más. Los análisis sobre este objeto han demostrado que la plata tiene una pureza de un 99,07, un valor muy elevado.

El Dr. Ramadán Badry Hussein con la momia de un sacerdote llamado Tjanimit. El color oscuro de los envoltorios es probablemente una capa de sellado de betún o resina. La red decorativa de perlas está enhebrada con papel de oro.

Ahora, tras el misterioso descubrimiento de los seis vasos canopos de Dibibastet, queda claro que este laberinto bajo tierra va a proporcionar bastantes sorpresas a los arqueólogos en el futuro.

Fuente: Universidad de Tubinga. Edición: NG/ABC.

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