Meditaciones guiadas del lamrim 12º

Bhikshuni Thubten Chodron

La meditación en los nueve puntos sobre la muerte

Tener en cuenta nuestra mortalidad y la de los demás, nos ayuda a clarificar nuestras prioridades en la vida. De esta manera podemos hacer que nuestra vida sea verdaderamente valiosa y significativa. Pensando en tu propia vida, considera:

    1. La muerte es inevitable, definitiva. No hay forma de evadirla.
        • Tarde o temprano moriremos y no hay nada que lo pueda evitar. Todos los que nacen deben morir, no importa de quien se trate. Reflexiona en que tú y todos aquellos a los que conoces y aprecias, en algún momento morirán.
        • Cuando llega el momento de la muerte, no puede extenderse la duración de la vida. Cada
          momento que transcurre nos acercamos más a la muerte. No podemos volver el tiempo atrás ni
          escapar.

      • Vamos a morir aunque no hayamos tenido tiempo para practicar el Darma.

Conclusión: Debes practicar el Darma, esto es, debes transformar tu mente.

  1. El momento de la muerte es incierto. No sabemos cuándo vamos a morir.
    • En general, en nuestro mundo no hay certeza sobre la duración de la vida. Las personas mueren de todas las edades. No hay garantía de que viviremos mucho tiempo. Piensa en las personas a las que has conocido que ya fallecieron. ¿Cuántos años tenían? ¿Qué estaban haciendo en el momento de su muerte? ¿Esperaban morir ese día?
    • Hay más oportunidades para morir, que para permanecer con vida. Se requiere de mucho esfuerzo para mantenerse vivo y de muy poco para morir. Toma mucha energía proteger al cuerpo alimentándolo, vistiéndolo y proporcionándole un techo, pero para morir, hay que esforzarse muy poco.
    • Nuestro cuerpo es extremadamente frágil. Pequeñas cosas como virus, bacterias o pedazos de metal pueden dañarlo y causarle la muerte.

    Conclusión: Debes practicar el Darma continuamente, empezando en este momento.

  2. Nada te puede ayudar en el momento de la muerte, excepto el Darma.
    • La riqueza no nos ayuda. Nuestras posesiones materiales no pueden irse con nosotros después de la muerte. Pasamos nuestras vidas trabajando duro para acumular cosas y protegerlas, sin embargo, en el momento de la muerte, el karma que creamos al hacer todo eso se va con nosotros y dejamos atrás el dinero y las posesiones.
    • Los amigos y parientes no nos ayudan. Ellos se quedan aquí, mientras nosotros seguimos adelante, hacia nuestra siguiente vida. De cualquier manera, las semillas kármicas de las acciones que hicimos en relación con estas personas, se van con nosotros a nuestra próxima vida.
    • Ni siquiera nuestro cuerpo nos es de ayuda. Es incinerado o enterrado y no le sirve a nadie. No obstante, el karma que creamos por embellecer, mimar y buscar placer para este cuerpo, influirá en nuestras experiencias futuras.

    Conclusión: Debes practicar el Darma con pureza. Tal vez pasaste toda tu vida acumulando y cuidando estas cosas, pero en el momento de la muerte tendrás que separarte de ellas sin opción. Entonces ¿de qué te sirve perseguir todo eso mientras estás vivo, creando karma negativo para conseguirlo? Dado que tu karma se va contigo y solamente tu desarrollo espiritual de puede ayudar cuando mueras, ¿no vale más la pena prestarle atención a este último? Ahora que sabes esto, ¿cuál sería una actitud saludable y balanceada que podrías tener hacia tus posesiones materiales, amigos y parientes, y hacia tu cuerpo?

La meditación en los nueve puntos sobre la muerte (download)

https://thubtenchodron.org/2001/01/meditaciones-guiadas-del-lamrim/2/

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