Meditaciones guiadas del lamrim 28º

Bhikshuni Thubten Chodron

Igualándonos con los demás

Para que puedas sentir que todos los seres sintientes —amigos, desconocidos, personas con las que te cuesta trabajo relacionarte, tú mismo y todos los demás— merecen el mismo respeto y ayuda, y son igual de valiosos, contempla los siguientes nueve puntos:

    1. Todos los seres quieren ser felices y evitar el dolor tanto como nosotros. Trata de sostener este pensamiento cuando te encuentres con cualquier persona.
    2. Diez pacientes pueden padecer enfermedades distintas, pero todos quieren que los curen. De la misma forma, los seres sintientes tienen distintos problemas, pero todos tienen el mismo deseo de librarse de ellos. No hay ninguna razón por la que debamos ser parciales, pensando que algunos seres son más importantes que otros.
    3. Diez mendigos pueden necesitar distintas cosas, pero todos quieren ser felices. Asimismo, cada ser sintiente puede querer diferentes cosas, pero todos quieren ser felices. Sería injusto que tuviéramos una actitud discriminatoria y decidiéramos ayudar a algunos e ignorar a los demás.

Conclusión: Todos los seres, incluyéndote a ti mismo, tienen el mismo deseo de ser felices y evitar el sufrimiento. Piensa que debes trabajar para eliminar el sufrimiento de todos por igual y que también tienes que ayudarlos con igualdad. Aunque no puedes hacer esto a nivel externo, si puedes sostener esta actitud en tu interior.

    1. Todos los seres nos han brindado mucha ayuda. El sólo hecho de que hemos podido mantenernos con vida desde nuestro nacimiento, se debe a los esfuerzos que otros hicieron. Reflexiona en la ayuda que has recibido a lo largo de tu vida.
    2. Aunque algunas personas nos han perjudicado, el beneficio que recibimos de ellos sobrepasa por mucho al daño.
    3. Guardar rencor hacia aquellos que te han dañado es contraproducente.

Conclusión: Deja que surja en tu corazón el deseo de ayudar a los demás, y suelta cualquier deseo de venganza o represalia por los daños que recibiste en el pasado.

  1. Las relaciones de amigo, persona desagradable y desconocido no son sólidas, cambian fácilmente.
  2. El Buda no ve a las personas como amigos, adversarios o extraños inherentes, entonces ¿existen las personas de esta forma?
  3. El “yo” y “el otro,” no es una diferencia inherente entre las personas, sólo es una distinción nominal y dependiente, igual que si dijéramos “este lado del valle o aquel lado”.

Conclusión: No hay diferencia en un nivel convencional o último entre tú y los demás. Sintiendo esto en tu corazón, abandona cualquier actitud de parcialidad que te favorezca a ti o a tus seres queridos y abre tu corazón para respetar y apreciar a todos los seres. Aunque no actúes de la misma forma con todos –aún tienes que concordar con ciertos roles sociales y tener en cuenta las capacidades de los demás–, en tu corazón si puedes desearles bienestar con igualdad.

Ahora que tenemos una actitud de igualdad hacia todos los seres y que nos hemos dado cuenta de que merecen ser amados y tener felicidad, nos enfocamos en arrancar de raíz el principal impedimento para desarrollar el altruismo: nuestra actitud egocéntrica. Adicionalmente, desarrollamos la mente que aprecia a los demás y, con base en ello, cultivamos amor y compasión.

Igualándonos con los demás (download)

https://thubtenchodron.org/2001/01/meditaciones-guiadas-del-lamrim/4/

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