Aeropuerto de almas

Una entrevista con Avi Hay

por Aurelio Álvarez Cortez Revista tú mismo, noviembre 2016

Análisis, reflexiones, poesía. Así se expresa Avi Hay Abohav, «un guía del Despertar en la conciencia humana», según su propia presentación. Su trabajo gira en torno de la identidad, realidad y significado de la vida en el proceso de la búsqueda interior. Acaba de publicar «Las caras del Ser».

Avi Hay
Quién es

Guía internacional de meditación y terapias que imparte conferencias, retiros, talleres y consultas en tres continentes, Avi Hay Abohav conjuga la ciencia y la espiritualidad sin etiquetas religiosas, de manera sencilla y moderna. Llegó a España tras iniciar un viaje a sus raíces sefardíes, que culminó en un proceso de auto-realización. Su biografía académica y artística destaca por su diversidad e incluye estudios de ciencia, música, literatura, tradiciones espirituales y terapias alternativas. Ha publicado El camino al Ser – claves para el Despertar de la conciencia humana y su reciente libro Las caras del Ser, de Ediciones B.
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En tu último libro analizas críticamente el mundo del desarrollo personal: que la meditación, si es una actividad más, no es meditación; lo que llamas idealismo espiritual, entre otras cuestiones. ¿A qué apuntas?

A dos cuestiones. Una, cuál es la identidad, y dos, en qué realidad estamos viviendo. La meditación es una manera de apagar nuestra realidad externa y conocer nuestra identidad más profunda, como entrar en sueño profundo sin sueños, pero conscientemente. Entonces descubrimos que tanto la identidad en la forma humana como la realidad que vivimos externamente son relativas y virtuales. Por eso la meditación es sumamente transformadora, no es como cualquier otra actividad, o simplemente una «práctica relajante». Te despierta y te sacude del sueño de vivir desde la separación.

Otra observación tuya es que la Nueva Era es una ensalada de ideas espirituales.

En la Nueva Era la gente no investiga en sí misma lo que son las ideas, los conceptos, y hay una abundancia de información que fluye por las redes y los medios. Puedes saborear un poco de budismo tibetano, de raja yoga, de terapia chamánica, y en realidad no sabes nada porque no has profundizado en la experiencia, sino en el mercado espiritual existente. Tomar un camino de Despertar para mí requiere una entrega verdadera, experimentar por dentro para saber cuál es la verdad, lo que se puede aplicar en la vida. Debe ser una búsqueda interna, sincera, para encontrar guías o caminos que permitan enfocarnos con claridad porque las almas que están ahora en el planeta vienen por una necesidad de liberación y para alcanzar quietud, plenitud, paz.

¿Para ti en qué consiste el idealismo espiritual?

En nombre del idealismo espiritual puedes encontrar personas que ponen a la mente por encima de la verdad interna, experimentada directamente en cada ser humano, y pretenden que su creencia sea universal. Esto se traslada a muchos campos, la alimentación, la sexualidad, la educación, etcétera, pero siempre es lo mismo.

Por esta razón afirmas que no estamos en tiempos para gurús.

Desde mi reconocimiento, tenemos que hallar guías en el camino, pero finalmente todo es para encontrar al Ser en nuestro interior. Existe una Inteligencia que fluye por este universo colmado de conciencia, debemos dar con ese hilo conductor en nosotros mismos, en la escucha, llevando la vida con autoconciencia. Para eso necesitamos una toma de conciencia desde la resonancia con alguien que experimenta eso en su interior, nada más. Entonces la fama, el glamour, los cultos, los megagurús, linajes, no nos importan más, porque reconocemos que todos somos caras singulares de la divinidad, un paradigma más adecuado para el Despertar en el siglo XXI.

¿Cómo es tu esquema de la manzana holográfica de la creación?

Imagina una esfera en cuya superficie abundan formas, aspectos, colores diversos. Tú eres una forma, yo otra, la planta, la montaña… pero cuando entras en el interior, en el punto cero de la esfera, en el centro, hay una sola realidad donde todos estamos conectados. En el espacio cuántico, la realidad que llamamos Dios, la divinidad, hay una sola existencia, una Fuente de vida que emana tiempo-espacio y que en la superficie aparece con esas infinitas formas. Tú y yo somos aparentemente personas diferentes, pero sólo porque nos miramos desde la superficie. Desde allí hasta el punto cero nos conecta eso que llamamos «alma», el camino de la separación que hemos vivido. En el punto cero somos una esencia, un Ser, y es una experiencia Universal. Depende desde dónde queremos vivir – desde la superficie, que es un eje horizontal de tiempo-espacio, del nacimiento a la tumba, o queremos cultivar una conciencia del eje vertical, profundizando en el camino del alma, donde vemos esta separación de muchas vidas que hemos tenido, y echar una raíz en el Ser. Entonces descubrimos que somos una esencia con muchas caras, vivencias, experiencias y de ahí la proyección siempre es armoniosa, autoconsciente, satisfactoria.

En tu esquema incluyes dos tipos de cuerpos que poseemos como humanos.

En la vida aquí tenemos integrados el cuerpo físico y el cuerpo de luz. Cuando morimos sucede algo similar a lo que ocurre con un ordenador inerte, del que tomas toda su memoria, los programas, y lo mandas a la Nube, que yo llamo Otro Lado virtual, un mundo mucho más ordenado, organizado, que investigadores como Michael Newton, con hipnosis clínica, han indagado. Para algunos es el paraíso o un bardo. En Este Lado de la vida has pasado por una escuela y en ese Otro Lado entiendes la lección, con tus guías, grupo de almas, donde explican por qué vivías aquí, qué has aprendido, es un mundo complementario al nuestro. Aquí el caos es aparente, en el Otro Lado existe un orden implícito, en el cual tú asumes el aprendizaje en la luz, y al regresar aquí con el siguiente cuerpo, es como el ordenador que asume un software actualizado con otros aprendizajes para realizar. Experimentamos a los dos cuerpos en estos dos lados que componen la manzana entera, con su punto No Dual en el centro, donde podemos experimentar nuestra naturaleza doble de la luz y la materia mediante la meditación.

Por lo tanto, ¿de qué modo entendemos qué es la mente, qué son las emociones…?

Nuestra mente es aquello que integra el sentido de realidad que vivimos. El cerebro es el procesador del ordenador, que crea una imagen virtual que percibimos y vivimos en nuestro portátil. La mente integra los sentidos, la información sensorial, los programas subconscientes de esta y otras vidas, y crea una imagen de realidad. Las emociones, cuya sede es el corazón, son las vivencias que vivimos desde nuestra percepción de identidad, aquello que sentimos. Las emociones que vivimos están condicionadas por la mente, hasta el momento del Despertar. Es entonces que somos capaces de ver tanto a Este Lado como al Otro Lado como realidades virtuales y paralelas proyectadas desde el mismo Ser, en nosotros, desde el «enchufe» en la luz.

¿Qué hacemos con las emociones?, ¿reprimirlas, controlarlas, gestionarlas…?

Es un punto clave en mi trabajo, el enfoque del trabajo espiritual y en la vida para mí se desplaza de la mente a la emoción. Hay que entender que primero somos Eso que se siente. Es crucial para el Despertar espiritual, más que la mente quizá. En realidad lo que tú eres es sentir, tu mente puede entender o no, pero primero tienes que sentir desde la vivencia directa. Vive las emociones plenamente, no trates de controlar o manipular. Si te duele la rodilla, con tu mano masajéala, siente las emociones que hay en ella y respira; la respiración conecta con la vida, permitiendo sentir esas emociones reprimidas en la rodilla, es la mejor curación que puedes hacerte a ti mismo. Cuando encuentras una emoción, densa o fantástica, vívela, llevando la mente al corazón, no al revés, intensamente, en todos los aspectos.

Acabas de decir que la respiración conecta con la vida.

La vida en todas partes, en este instante, está respirando en ti, en mí, en todo. Cuando llevo la atención de mi mente al corazón y soy consciente de mi respiración, esto facilita el proceso de la meditación que significa entrar en conexión con la Fuente de la vida. Todo proceso de sanación es una toma de conciencia de que somos una sola esencia que emana desde esa Fuente. Los dolores, las enfermedades, muchas veces son bolsillos de emociones atrapados en tiempo-espacio de nuestro cuerpo que no hemos ventilado apropiadamente y que mediante la respiración consciente lo podemos hacer, para liberarnos. Entonces la vida se regenera en nosotros espontánea y naturalmente.

El significado de Despertar es…

Una toma de conciencia de nuestra identidad y realidad. En vez de llamarlo iluminación, yo prefiero decir que es un Despertar. Para mí la «iluminación» es un concepto que provoca equivocación, un idealismo espiritual. El concepto de «iluminación» es mental, viene del budismo, hinduismo y otras creencias, que hace perseguir una meta, un objetivo, lo cual es una proyección mental. Quedamos atrapados en conseguir un objeto que nunca se conseguirá porque en realidad lo que estás buscando ya lo eres. Tú ya eres una manifestación divina de la Fuente, lo único que falta es reconocerlo, dejar que la mente absorba, no proyectarse en metas. Experimenta esa realidad directa, dichosa, eterna e ilimitada para que llegues a conocer cuál es la identidad y la realidad que llevas dentro. En ese momento sucede el Despertar, que es un proceso de experiencia directa, reconocimiento e integración. Todo intento de proyectar una iluminación como un objetivo mental lleva a la frustración o al egoísmo espiritual, «yo estoy iluminado y tú no».

Prefieres hablar de confianza antes que de fe.

Sí, hay una gran diferencia. Primero tengo experiencia, luego desarrollo la confianza y cuanto la tengo, llego a la fe. Pero si intento esto al revés, tener fe sin experiencia, todo colapsa y sufro mucho. No aconsejo tener fe, sino experimentar para desarrollar la confianza y desde ahí a llegar a tener una fe en la Inteligencia Universal que actúa en la vida.

¿El universo es tu propio reflejo?

Imagínate al ordenador portátil que puede navegar por Internet y ver paisajes en este planeta y en otros, pero lo que no puede hacer es salir de sí mismo. Así somos nosotros. Nuestros conflictos son «de intercomunicación entre portátiles», no podemos salir de nuestra realidad, pero sí apagar la realidad y conectarnos al enchufe en la pared, a la corriente de la vida, y entender que es una realidad virtual. Entonces todos los «programas», incluidos los «virus», empiezan a tener otro sentido, entendemos que podemos depurar programas de sufrimiento y aportar con nuestra vida al bien común, compartiendo, cooperando.

Otra metáfora que utilizas es la Sala de Espejos.

Volvamos al esquema holográfico. En el centro de la esfera hay un punto que nos conecta a todos en el eje vertical, es la Sala de Espejos donde nos encontramos con compañeros en la vida: amigos, pareja, hijos, padres, entorno, país, casa, coche, animales… y no sabemos a veces de dónde vienen todos estos espejos. Desde el eje vertical del alma hemos creado muchos encuentros y desencuentros con elementos en nuestro viaje de separación. En este momento, en nuestro eje horizontal nos encontramos con ellos para que reflejen los condicionamientos, dones y talentos que podemos trabajar y ofrecer. A partir de esa profundidad del Ser, empezamos a comprender que la vida es un camino en una Sala de Espejos, hasta ver nuestro propio reflejo en todas partes, como el mismo Ser.

¿Qué es el «ego funcional» que sugieres en tu libro? Algunas escuelas proponen destruir el ego, otras domesticarlo, ignorarlo.

El ego no se debe «matar» o tratarlo como algo inferior. Algo abstracto, ilimitado, eterno, como el Ser necesita la forma en tiempo-espacio para experimentarse. Cuando te reconoces como el Ser, despiertas en la forma, te das cuenta de que identificarse con la forma, lo que llamamos «ego», no es nada malo o negativo, sino simplemente algo que podemos cultivar como funcional. Finalmente te das cuenta que el ego es un mecanismo divino. En el Despertar trasciendes tu ego, sabiendo que no eres la forma pero has elegido vivir a través de ella. No tratas de esconderte, es la bendición de vivir a través de la forma.

¿Existe el libre albedrío?

Sí. Pero para experimentar el libre albedrío necesitamos parar, parar todo y entrar en la experiencia del Ser. La otra opción es vivir en automático, comer, trabajar, dormir, etcétera, sin pensar sobre la propia realidad e identidad. El libre albedrío surge cuando salgo de ese modo de vivir. Si estoy todavía en piloto automático no hay libre albedrío, cumplo un programa, sin poder elegir y con mucho sufrimiento. Te das cuenta de que cada pensamiento, emoción y acción que tú manifiestas son tu elección libre. Existe porque el Ser es libertad y tú eres libre por definición, por la raíz de tu identidad.

Si me pongo a pensar, si no trabajo y no puedo comer y trabajo en lo que menos me gusta, me siento explotado, obligado y… estoy en un círculo vicioso, como le pasa a mucha gente.

Es la demostración perfecta de cómo es el experimento que pocos se atreven a hacer. Yo lo he hecho, con mi mujer y dos hijos. Vivimos en el campo, en una tienda mongol durante un año y medio, y averiguamos que en realidad necesitamos muy poco para sostenernos. En la India millones de sadhus (ascetas) no trabajan, no están en el modo automático, reflexionan, sienten… Pero lo habitual es meterse en ese programa de lleno y nunca salir de él. ¿Has intentado de verdad dejar de hacer cualquier cosa, parar todo, y sentir en ti lo que es la vida, en este instante, y probar si tienes capacidad de elegir o no?

Un mal de nuestro tiempo es la depresión. Tú la llamas «una puerta donde el alma llama para avisar de su existencia y despertarte a tu potencial».

La depresión es un fenómeno tan común en cualquier edad porque no escuchamos nuestros anhelos profundos del alma. Ella avisa que está ahí, reclama nuestra atención para que empecemos a hacer cosas que no nos hemos atrevido a realizar por creencias, por complacer expectativas. En el momento en que investigamos en nuestro interior qué es lo que anhelamos y qué hemos venido a hacer en esta vida, empezamos a despertar la motivación para lograrlo. Y la depresión empieza a desvanecerse. Muchas veces la depresión es una emergencia espiritual en un sentido aún más profundo, o sea, es la llamada del alma para despertarse a la realidad del Ser, encontrar la felicidad, la paz y el amor en nuestro interior.

Terminamos por lo que dices al principio de tu libro, «la Tierra es un aeropuerto de almas», «somos viajeros en el espacio tiempo».

Al darte cuenta de que en la superficie del holograma eres una forma de vida y en el fondo el Ser, entiendes que esa forma puede manifestarse tanto en el tiempo como el espacio en muchos lugares del Universo. Lo demuestran regresiones de Aurelio Mejía Mesa que se pueden ver en Youtube. ¿Por qué actualmente estamos 7 mil millones en este planeta si hace 200 años hemos sido 800 millones? Porque hay ahora una posibilidad de despertarse en la Tierra. Hemos venido a la forma humana, porque tiene un margen tan amplio de experiencias de vivir desde la supervivencia y la lucha hasta conocer nuestra naturaleza última, y este Despertar es maravilloso. A pesar de las dificultades y el sufrimiento a nivel colectivo e individual, este «aeropuerto» es uno de los sitios más ricos y especiales en el Universo. Aquí un ser humano puede alcanzar la máxima evolución: despertarse del sueño de muchas vidas, en muchos lugares del universo, y descubrirse a sí mismo desde la felicidad del Ser.

 

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